(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

Empecé a practicar Falun Dafa con mi familia en 1996. Aunque leí el Fa y realicé los ejercicios durante años, no entendía realmente de qué se trataba Dafa. Después de venir al extranjero, conocer a otros practicantes, unirme al gran grupo de estudio del Fa, y participar en eventos para hablar a la gente sobre Falun Dafa, finalmente entendí lo que es la cultivación y cómo ponerme al día con el progreso de la rectificación del Fa. Comprendí la urgencia de salvar a la gente.

A través del estudio continuo del Fa, la cultivación del xinxing y la participación en proyectos, aprendí a cooperar con otros practicantes. A través de nuestros proyectos, no solo soy capaz de ayudar a salvar a la gente, sino que mis apegos también son expuestos y puedo eliminarlos. Trabajar con otros me ayuda a mejorar aún más rápido en mi cultivación y también me ayuda a tener nuevos entendimientos de los principios del Fa.

Integrándome al equipo de medios de comunicación

Cuando me uní por primera vez al proyecto de los medios, dependía de otros practicantes. Como el proyecto acababa de comenzar, nadie tenía ni idea de su dirección, desarrollo, alcance del trabajo o tareas. Teníamos poca capacitación técnica. Tras un periodo de aprendizaje, el proyecto empezó a progresar. Mi responsabilidad como miembro de este proyecto era mejorar mis habilidades técnicas.

Poco después del lanzamiento del proyecto, el practicante que lo supervisaba ya no podía dirigirlo. Aún estábamos perfeccionando nuestras habilidades y solo disponíamos de equipo básico.

Aunque los practicantes que supervisaban los proyectos de los medios no decían nada, yo sabía que estaban muy ansiosos. Si el proyecto salía bien, ayudaría a impulsar nuestros medios y sería aceptado por la sociedad en general. Sentía que tenía algunos conocimientos básicos y algunas ideas sobre desarrollo y estrategia. Me pregunté si podría asumir la responsabilidad, hacerme cargo y gestionar bien el proyecto para que no se abandonara.

Al principio no confiaba en mis capacidades técnicas, ya que nunca había trabajado en este campo. ¿Qué pasaría si el proyecto fracasaba? Además, tenía que dirigir a los practicantes para que juntos realizaran actividades. La responsabilidad era grande. También me preocupaba que, si el proyecto llegaba a su fin, podría incurrir en pérdidas en la salvación de la gente.

Todos estos pensamientos contradictorios me agobiaban. Sin embargo, tenía otro pensamiento en mi corazón: Sentía que, dado que la dirección de este proyecto era correcta, debería continuar. Nadie quería asumir la responsabilidad. Aunque no estaba seguro de cómo debíamos hacerlo, tenía algunas habilidades que aprendí en mi trabajo ordinario. Decidí asumir la responsabilidad.

Después de pensarlo durante unos días, le conté mis ideas al practicante que supervisaba los medios e inmediatamente accedió a dejarme supervisar este proyecto. Yo estaba feliz y preocupado a la vez. En aquel momento, hice lo que debía hacer basándome en mi deseo de salvar a la gente y mi comprensión en mi nivel de cultivación. Sin embargo, no me di cuenta de que tenía un apego oculto: mostrar mis capacidades a través de este proyecto.

Mis apegos quedan al descubierto

Aunque no dominaba muchas habilidades técnicas, algunos videos que hice fueron bien recibidos por otros practicantes. Me sentí orgulloso de mí mismo. Sentía que había alcanzado un cierto nivel y que también tenía una gran capacidad de aprendizaje. Después de que esto sucediera unas cuantas veces, este apego se hizo cada vez más fuerte y comencé a pensar en lo bueno que soy. Cuando acepté hacerme cargo del proyecto, utilicé la excusa de estar lleno de pensamientos rectos y la urgencia de salvar vidas para albergar este apego oculto de presumir.

Mi apego incluía pensar muy bien de mí mismo. Pensaba que tenía una gran formación y experiencia. Empecé a menospreciar a los demás. También sentía celos. Esto se manifestaba en mi agresividad al hablar. Presionaba a la gente para que hiciera las cosas a mi manera. Cuando los demás no estaban de acuerdo conmigo, me sentía inquieto aunque no dijera nada.

Algunos practicantes me dijeron directamente que mi forma de hablar era irritante y autoritaria. Al oírlo, me invadió un sentimiento muy desagradable. Decía para mí que lo que señalaba era por el bien del proyecto. Era mi responsabilidad señalar las cosas que estaban mal. De lo contrario, todos nuestros esfuerzos serían en vano. Me he sacrificado tanto por el proyecto, ¿por qué no me entienden? Me sentí muy frustrado y le dije al Maestro en mi corazón: "¿Por qué es tan difícil dirigir un proyecto? Algunos practicantes no son diligentes en su cultivación y no saben cómo cooperar". Empecé a tener pensamientos negativos y me pregunté si debía renunciar.

Un gran avance

Justo cuando más frustrado me sentía, leí un artículo de cultivación en Minghui.org. No recuerdo las palabras originales, pero el significado aproximado es que en otoño, los colores de las hojas de arce son diferentes entre sí. Aunque son diferentes, forman una hermosa escena otoñal cuando se colocan juntas. Las hojas no compiten entre sí. Forman una escena pintoresca por el mero hecho de ser lo que son.

Entonces pensé en el cielo, en que las estrellas tienen distintos tamaños y luminiscencia, pero ninguna de ellas hace alarde de su propio brillo. Simplemente conforman magníficas galaxias que, finalmente, forman el vasto universo. Mientras pensaba en esto, mi corazón se ensanchó de repente. Todos los practicantes están leyendo el mismo Fa, pero tenemos diferentes entendimientos del Fa y por eso tenemos nuestras diferentes posiciones y niveles en el universo. El Dafa del Maestro lo abarca todo y lo ha creado todo. Nuestra existencia es también una muestra del ilimitado FoFa a nuestro nivel.

El Maestro dijo:

“Por supuesto, en los proyectos de Dafa, lo que hay que hacer con mayor esfuerzo es dejar las cosas de uno mismo para completar los asuntos que tienen que hacerse en los proyectos. Esto es lo primero; por eso, hay que coordinarse. Pero durante la realización llevarán las características de vuestro propio método de resolver, que muestra que en la cultivación han transitado vuestro propio camino; esto es lo que Shifu reconoce, y también es irreprochable, cada uno también seguramente lo hace de esta manera. No es posible que ustedes sean exactamente iguales, como salidos de un molde” (Enseñanza del Fa en Gran Nueva York 2013).

Las personas son diferentes entre sí y, por tanto, pueden tener opiniones o soluciones distintas sobre el mismo problema. Aunque el asunto haya sido discutido y decidido, es muy probable que diferentes practicantes tengan diferentes métodos para ejecutar la decisión, logrando así diferentes resultados. Todos estos son también los diferentes caminos que toman los practicantes en sus niveles de cultivación. En ese caso, es imposible para mí usar mi limitado conocimiento para entender a todos. Toda mi infelicidad provenía de mi obstinada insistencia en mis limitados conocimientos. Estaba celoso de otros practicantes por tener mejores sugerencias que las mías o por ser más capaces que yo. Me formé la mentalidad de estar lleno de mí mismo porque yo era la persona a cargo de este proyecto. Olvidé lo fundamental: que soy un practicante y que solo puedo hacer que este proyecto vaya bien mejorando mi cultivación personal.

Cuando cambié de mentalidad, me di cuenta de que todos los practicantes merecen mi respeto. Me conmovió la diligencia de los otros practicantes. También les admiraba por las áreas en las que lo habían hecho bien.

Cuando cambió mi noción, el trabajo de coordinar este proyecto ya no me pareció tan difícil.

Antes, tenía que obligarme a contener el enojo y la insatisfacción en mi corazón. Pero ahora, puedo aceptar y tolerar que otros tengan opiniones diferentes.

Comprendí que, en el pasado, los pensamientos que surgían del egoísmo y el egocentrismo estaban causados por las sustancias del viejo universo que no había eliminado. Enterraban mi verdadero yo. Me resultaba difícil saber qué era lo correcto. Cuando descubrí este defecto y me esforcé por mejorar, el Maestro me ayudó a eliminar esa sustancia que enterraba mi verdadero yo. Me elevé un poco en mi cultivación y ahora puedo afrontar los conflictos con calma.

Ahora, cuando los practicantes del proyecto tienen problemas, permanezco tranquilo. Trato calmadamente los problemas con ellos. Resumimos nuestras experiencias y vemos cómo podemos hacerlo mejor la próxima vez. Cuando otros practicantes parecen perezosos, o demoran la realización de las tareas, o tienen miedo de las dificultades, por muy inquieto que me sienta, me pregunto si yo también tengo estos apegos, y por eso lo veo así.

Cuando me examino, suelo descubrir que el comportamiento de mis compañeros es como un espejo y que yo también tengo los mismos problemas. A mí también me gusta dejar las cosas para más tarde y aplazar las tareas hasta el último momento. Pero lo disimulo mejor. Esta es una oportunidad para exponer estos apegos, superarlos y deshacerme de ellos.

Más tarde, este proyecto se encontró con otra tribulación. Algunas personas cuestionaron la eficacia del proyecto, su dirección, etc. En el pasado, cuando me encontré con dificultades también me pregunté si este proyecto era eficaz. ¿Debía seguir participando en él? Cuando las dificultades aumentaban y todo parecía desesperado, estos pensamientos se hacían más fuertes.

Gracias al estudio del Fa, lo comprendí: No es casualidad que se me ofrezcan oportunidades de participar en proyectos. Son los arreglos cuidadosos y benevolentes del Maestro, y mis votos prehistóricos. Son oportunidades para eliminar mis apegos y mejorar en mi cultivación.

A través de estas experiencias, aprendí que los arreglos del Maestro son los mejores. Cuando me encuentro con dificultades y mi primer pensamiento es comparar nuestro proyecto con otros, eso es el resultado de mi apego a las ganancias y los beneficios. Trato a las personas y a los asuntos de forma diferente en función de mi opinión sobre ellos, de mi deseo de acumular poderosas virtudes, de no querer soportar dificultades y de querer tomar atajos. En apariencia, hago que suene bien cuando digo que los otros proyectos tienen grandes efectos para salvar vidas. Hago que parezca que estoy siendo responsable y salvando a la gente. En realidad, solo estoy encontrando excusas para ocultar esos apegos que no estoy dispuesto a eliminar.

He participado en muchos proyectos y he experimentado diferentes ambientes de cultivación. Finalmente comprendí que el Maestro me está dando la oportunidad para aprender lo que es la verdadera cultivación. Me está dando la oportunidad de compararme con otros practicantes y aprender de ellos, ver nuestras diferencias, exponer y eliminar mis apegos y mejorar rápidamente en mi cultivación.

Estas experiencias también me dieron la capacidad de coordinar. El proyecto es una gran olla de fundición que me está templando constantemente, ayudándome a elevarme en mi cultivación. Este proceso de cambio y elevación es lo que debo afrontar, incluyendo cada uno de mis pensamientos cuando me encuentro con situaciones buenas o malas, si trato el proyecto con una actitud egoísta o desinteresada y si utilizo nociones humanas para adelantarme a las consecuencias. ¡Finalmente comprendí cuánto esfuerzo puso el Maestro para hacer todos estos arreglos por mí!

Mirando hacia el futuro

La capacidad de mi corazón se expandió. Además de abordar los problemas del proyecto, también necesito considerar cómo encontrar personas con relación predestinada para aclararles la verdad en mi trabajo y en mi vida diaria. A mi alrededor hay algunas personas chinas a las que aún no les he aclarado la verdad ni les he ayudado a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles. Debo seguir pensando en formas de hacerlo.

Al afrontar los conflictos, mis pensamientos egoístas y egocéntricos se reducen gradualmente. La gente sigue acudiendo a mí para escuchar la verdad. No importa lo apretado que esté el tiempo o cuántas cosas tenga que resolver, cada vez que soy un poco más diligente y mis pensamientos están en el Fa, la sabiduría del Fa se muestra ante mí. Puedo hacer fácilmente lo que necesito hacer. Por el contrario, cuando relajo mi cultivación, me siento cansado y las cosas se acumulan hasta que siento que no puedo manejarlas.

Durante los tres años de la pandemia de covid, el mundo cambió drásticamente. Lo que no cambió es que debo cultivarme bien cada día y usar la sabiduría que obtuve del Fa para seguir salvando a la gente y hacer bien las tres cosas. Siento que el tiempo se acorta cada día más. Cuando me distraigo, pasan rápidamente algunas horas y el tiempo se pierde.

A veces, mi apego a la fama, la ostentación, la búsqueda de la felicidad, los deseos, la lujuria, la comodidad y otros apegos siguen aflorando, y mi estado de cultivación no siempre es estable. Los ejemplos del estudio diligente del Fa de los compañeros practicantes y la salvación de las personas me animan y rápidamente ajusto mi estado. Los artículos escritos por los compañeros practicantes en Minghui.org me alientan. Veo que mis apegos son realmente muy pequeños, y esto fortalece mi confianza.

A medida que se acerque el nuevo año, continuaré esforzándome por hacer bien las tres cosas, mantenerme al día con la rectificación del Fa del Maestro y no obsesionarme con el pasado. Debo mirar hacia adentro y enfocarme en eliminar proactivamente mis apegos, hacer bien mi trabajo y también hablar de Falun Dafa a todos los que conozca. Debo estar a la altura del título "practicante de Falun Dafa del período de la rectificación del Fa".

Gracias, Maestro. ¡Gracias compañeros practicantes!

(Presentado en el Fahui de Singapur 2022)