(Minghui.org) Una practicante anciana vino a mi casa hace unos días y le entregó silenciosamente a mi madre una Declaración Solemne (para reanudar la práctica de Falun Dafa). Dijo que había sido condenada a libertad condicional, y que solo salió de la cárcel después de aceptar ser transformada por los guardias de la prisión. Ahora tiene mala salud y necesita un cuidador. Después de contarnos todo esto, se marchó rápidamente.
Esto me hizo pensar en nuestra situación local. Hemos perdido muchos practicantes. Algunos eran bastante diligentes y nunca faltaban al estudio del Fa ni se saltaban la práctica de los ejercicios. Algunos no temían distribuir materiales de esclarecimiento de la verdad, mientras que otros ayudaban a decenas de personas al día a renunciar al Partido Comunista Chino y a sus organizaciones afiliadas. Sin embargo, fueron condenados a prisión u obligados a "transformarse". Algunos practicantes han muerto.
Hay pocos practicantes en nuestra zona, y ahora algunos han desaparecido. Todos somos practicantes firmes de Falun Dafa y no tememos las dificultades. Entonces, ¿qué salió mal?
Después de la reflexión constante y el estudio intensivo del Fa, descubrí que no estamos practicando la cultivación real según los estándares del Fa. Hemos estado dando vueltas en círculos, experimentando muchos problemas y sufriendo persecución en diferentes grados.
Tomemos mi ejemplo: hace más de un año que me duelen los dientes y me han tenido que quitar cuatro; se me cae el pelo y he engordado mucho. He mirado hacia dentro muchas veces y he encontrado algunos apegos, pero ninguno de ellos apuntaba a la raíz del problema.
A mi entender, el Maestro instaló miles de mecanismos en nosotros, y debe haber alguno que pueda reparar nuestros cuerpos. Me he aferrado a la idea de que el Maestro Li (fundador de Dafa) me ayudaría a que me salieran dientes nuevos. Desde la infancia me aterrorizaba ir al dentista y prefería no comer por falta de dientes que ir a ver a uno.
No fue hasta que renuncié a mi trabajo este año y pasé dos meses en casa leyendo intensamente las enseñanzas cuando por fin vi algunos de mis problemas.
Cultivar el habla
Pongamos por ejemplo mis dientes. Encontré mi apego cuando leí en Zhuan Falun lo que dijo el Maestro sobre la cultivación del habla. También soy apegada a la comida, pero ¿he soltado realmente este apego? La respuesta es no, ni siquiera un poco.
Otro ejemplo es que no me gustaba alguien. No decía que fuera malo y tampoco me unía a los demás cuando hablaban de él, pero me sentía bien cuando la gente lo criticaba. Cada vez que recordaba a esa persona, inmediatamente pensaba: "No es bueno". Mi resentimiento y mi envidia seguían existiendo, así como mi noción sobre él. Esto es lo que entiendo por no practicar la cultivación real.
Otro ejemplo es que creí que estaba justificada cuando perdí los estribos porque el Maestro dijo que había que educar estrictamente a los niños. Sin embargo, en realidad quería desahogarme en lugar de guiar a mis hijos.
Además, a veces me gustaba decir algo inteligente, pensando que podía mejorar las relaciones interpersonales con la gente. Creía que tenía buen sentido del humor y muchos conocimientos y talento. En realidad, no hacía más que presumir.
Cada vez que identificaba uno de mis apegos relacionados con la cultivación de la palabra, podía ver a través de mi ojo celestial que se me quitaba una sustancia mala de los dientes. A veces era un nido de hormigas rojas o serpientes venenosas.
La importancia de practicar los ejercicios
Otro problema importante que tenía era que no quería hacer los ejercicios. No les prestaba mucha atención porque empecé a practicar a los veinte años. Tenía buena salud y no es que había empezado la práctica porque tenía enfermedades. Así que cuando tenía tiempo, solo me concentraba en estudiar el Fa.
Cuando me pregunté si estaba ignorando los ejercicios, ¿estaba realmente cultivando? La respuesta era no. ¿Cómo podía afirmar que me cultivaba cuando este problema había durado más de diez años? No habría sido tan reticente a hacer los ejercicios si hubiera practicado la cultivación real. Era evidente que tenía apego a la pereza, pero lo encubría con una u otra excusa.
Estaba decidida a eliminar ese apego. Me levantaba a tiempo para hacerlos, pero me sentía soñolienta y cansada y quería volver a acostarme. Recordé lo que había aprendido sobre la práctica de la cultivación real, así que me levanté con gran dificultad e hice los ejercicios.
No dejaba de bostezar mientras hacía el segundo ejercicio. Me temblaban los brazos y se me caían las lágrimas. Tenía muchas ganas de bajar las manos. Una voz en mi cabeza me dijo: "Me acaban de sacar una muela y no he comido nada. Todavía estoy débil. Puedo hacer los ejercicios más tarde".
Esta voz me tentó muchas veces. Cada vez que le seguía la corriente, volvía a dormirme. Con un trabajo a jornada completa y dos hijos que cuidar, no tenía tiempo durante el día para hacer los ejercicios.
Cuando el pensamiento de la cultivación real me animó a continuar, sentí que una red que había envuelto mi cuerpo se rompía y, en ese momento, algo salió de lo más profundo de mi ser. Sentí que la energía fluía por todo mi cuerpo y terminé los ejercicios sin problemas.
Los conflictos exponen mis apegos
Después de descubrir la cuestión de si hacía cultivación real, me di cuenta de que el Maestro arregló que nuestros apegos se reflejaran claramente en las personas que nos rodean. Por ejemplo, mi hija es muy rebelde, de carácter fuerte y envidiosa, por lo que a menudo me sentía angustiada cuando intentaba ayudarla.
El Maestro dijo que el estado de cultivación de los niños suele ser un reflejo del estado de cultivación de sus padres. Yo no me sentía rebelde hasta que una noche soñé que me peleaba con mi exjefe. Comprendí que todavía tenía un fuerte apego a la competitividad. Me di cuenta de que era tan egocéntrica como mi hija.
A menudo tenía problemas para llevarme bien con ese jefe y me sentía indignada: pensaba que era demasiado autoritario. Mis compañeros también lo odiaban y casi todos habían sido intimidados hasta las lágrimas por él. Estaba convencida de que yo no había hecho nada malo y de que todo lo que ocurría era culpa suya. Olvidé mirar hacia dentro y practicar la cultivación real.
Intenté mejorar mi relación con mi jefe y estaba decidida a hacerlo, pero en cuanto me sentía intimidada por él, me defendía. Cuando recordé la forma en que manejé la situación, me di cuenta de que sin la determinación y la base de la práctica de la cultivación real, por supuesto, no se puede pasar la prueba.
Mi hijo se comporta bien y es obediente, pero es malcriado y teme las dificultades. Me di cuenta de que esto también es un reflejo de mi deseo de comodidad. Noté que prefiere estudiar las asignaturas que se le dan bien y evita las que le resultan difíciles. Yo hago lo mismo en mi práctica de cultivación: tiendo a hacer aquello en lo que soy buena y evito lo que me parece demasiado difícil.
¿Cuántos de nosotros nos aferraremos a nuestros defectos hasta el día en que el Fa rectifique el mundo humano? ¿Queremos que el Maestro nos resuelva todo en ese momento? En el ínterin, elegimos lo que queremos cultivar y evitamos tener que sufrir y mejorarnos a nosotros mismos.
Me di cuenta de que lo hacía inconscientemente. Hace poco que descubrí mi evidente equivocación sobre la práctica de cultivación del período de la rectificación del Fa.
Mi madre y yo discutíamos a menudo por cosas pequeñas, pero siempre parábamos rápidamente porque sabíamos que no debíamos pelear. Sin embargo, ¿evitar el conflicto es suficiente para la cultivación? La verdad es que no. Cada vez que discutíamos, pensaba: "No volveré a sacar el tema". En nuestras ocupadas vidas, es fácil olvidar mirar hacia adentro.
A menudo muestra su descontento con las cosas que le compro. Entonces pensaba: "Después de gastar dinero y no recibir el aprecio que merezco, no le compraré nada".
Después de resolverme a practicar la cultivación real, me di cuenta de que nuestras peleas anteriores eran en realidad muy triviales porque ambas mirábamos el asunto desde nuestros respectivos puntos de vista. Cuando me puse en su lugar, aprecié de verdad toda la ayuda que me había prestado. Para ella era difícil cuidar de mis hijos y comprarles cosas.
Después de cambiar de perspectiva, le compré un pequeño regalo y me dio las gracias por primera vez.
Mi marido es una buena persona. Tiene un trabajo decente y es bueno con su familia y sus hijos. También sabe que Falun Dafa es bueno. Sin embargo, siempre he tenido un sentimiento de superioridad sobre él porque procede de una familia rural, y mi entorno familiar es mucho mejor que el suyo.
Cuando me pregunté si practicaba la cultivación real en mi relación con mi marido, la respuesta fue de nuevo no. Además de tratarlo con la misma dominación y dureza, también me mostraba un poco indiferente hacia él.
Mi suegra me trató mal mientras me recuperaba del parto, así que estaba resentida con ella y despreciaba a su familia aunque no lo dijera. Solo de vez en cuando llevaba a los niños a verlos. Normalmente comía y me iba. Esta situación se prolongó durante varios años.
¿Practiqué la cultivación real sobre el asunto con mi suegra y familia? No. Mi actitud era: no me ayudaron, así que no me importan.
Cuando me decidí a cultivar de verdad, vi a un hombre que rebuscaba en la basura cajas de cartón. Cuando encontró unas cuantas, las dobló alegremente. Sentí lástima por él: ¡Pobre hombre! Puede que una vez fuera un gran dios. Ahora se alegra de encontrar en la basura cajas que puede vender por un yuan.
Pensé en mis suegros, en mi marido y en sus hermanas, todos los cuales tienen una gran relación predestinada con Dafa. Pero han experimentado tanta desgracia y egoísmo en esta vida. ¡Qué lástima!
Después de soltar completamente mi resentimiento, me encontré pensando mucho en ellos: "¿Qué hay que cambiar en casa de mi suegra? Debería ayudarlos. Se acerca el Festival del Medio Otoño, debería hacer algo por ellos".
La relación con mi marido también ha mejorado y he empezado a respetarlo. En una cena familiar sirvieron cangrejos y él tomó el más grande. Si esto hubiera ocurrido antes, habría dicho algo sarcástico, pero esta vez me llené de compasión y sentí que se merecía comerse el más grande.
El Maestro Li dijo:
“Descansen un momento para la autorreflexión, sumen pensamientos rectos
Examinen las deficiencias explícitamente, avancen con diligencia de nuevo”
(Sean racionales, despierten, Hong Yin (II))
Creo que este poema, incluido el título, nos muestra los requisitos del Maestro para el estado de cultivación de los practicantes. El tiempo vuela, la vida es ajetreada y abundan las tentaciones. Sin embargo, no debemos olvidar mirar hacia dentro.
Recientemente, mientras hacía los ejercicios, comprendí de repente un pasaje del Fa sobre el budismo Zen que escarba en un cuerno de buey como se menciona en Zhuan Falun. Si no practicamos la cultivación real basada en el Fa y no nos atenemos a los estándares del Fa, solamente estamos practicando dentro de un límite trazado por nosotros mismos y cultivando dentro de un cuerno de buey.
¿Por qué no tenemos la alegría que teníamos antes cuando empezamos a practicar la cultivación? Porque hemos llegado a la punta del cuerno de buey. Las pruebas se intensifican y cada vez es más difícil cultivarse porque nuestros apegos quedan al descubierto. Decidí que debía escribir este artículo para animar a otros a practicar la cultivación real.
Con esto concluyo mi limitada comprensión. Por favor, señalen cualquier cosa inapropiada.
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Categoría: Mejorándose uno mismo