(Minghui.org) Hola, Venerado Maestro. Hola, compañeros practicantes.

Soy practicante de Falun Dafa en Danang, Vietnam. Hoy me gustaría contar la historia de cómo Dafa cambió la vida de una mujer que se ganaba la vida recogiendo botellas de plástico.

Una tarde, vi a una señora mayor que deambulaba por una obra para recoger botellas de plástico, papel o restos de metal. Le di algunos artículos de plástico desechados. Me dio las gracias y me ayudó a limpiar la basura de mi casa. Me paré a interesarme sobre ella.

Me dijo que este año cumplía 87 años, pero que, debido a su pobreza, tenía que recoger botellas para ganarse la vida.

Le pregunté por qué a su edad no la cuidaban sus hijos, sino que tenía que salir a recoger botellas. Me dijo que, en los últimos 11 años, su familia había sufrido muchas desgracias: su marido ya era muy mayor y estaba postrado en la cama; su hijo, de 51 años, llevaba décadas enfermo, por lo que no podía trabajar; su nuera se marchó después de ver a su bebé recién nacido con síndrome de Down, y le dejó el niño a su cargo.

Así que la principal fuente de ingresos de la familia de cuatro miembros proviene de esta mujer de 87 años que monta en una vieja bicicleta recogiendo botellas y otros materiales reciclables todos los días. En promedio, puede ganar entre 40.000 y 60.000 VND al día (equivalentes a entre 1,6 y 2,5 USD). Su único deseo es ganar lo suficiente para alimentar a su familia.

Le presenté Falun Dafa y le di una flor de loto. También le dije que recitara las nueve palabras: "Falun Dafa es bueno, Zhen-Shan-Ren (Verdad-Benevolencia-Tolerancia) es bueno".

Al recibir la flor de loto, se quedó callada un rato y luego le brillaron los ojos. Dijo: "Hace unas semanas, alguien me dijo que antes de agosto recibiría algún tipo de fortuna. La flor de loto que me das puede ser esa fortuna. Gracias".

Me dijo que se llevaría la flor de loto a casa, esperaría a darse un buen baño y luego recitaría las frases.

Una semana después volví a la obra y me la encontré de nuevo. Cuando la saludé con la mano, se apresuró a pararme y me dio las gracias efusivamente. Me dijo que había llevado la flor de loto a casa y se la había dado a su hijo. Le dijo que recitara las nueve palabras día y noche. Su hijo lo hizo y ahora está bien de nuevo. Ha vuelto a trabajar tras décadas de tormentosos dolores abdominales. Estaba tan contenta que me dio las gracias muchas veces.

Al oír sus magníficos resultados, me sentí conmovido y muy feliz. Una vida desafortunada ha sido iluminada por la luz misericordiosa de Dafa.

Gracias, Maestro, por ayudarnos a conocer a las personas predestinadas, para que podamos difundir Dafa y llevar las bendiciones de Dafa al mundo.