(Minghui.org) Soy una maestra de escuela que practica Falun Dafa. Un día, me encontré con una pregunta de examen en la que mi respuesta era diferente a la que presentaba como correcta el examen. Pregunté a una colega y busqué en Internet, y lo que encontré parecía coincidir con mi respuesta.
Al llegar a casa, comenté la pregunta con mi esposo y mi hijo, y las respuestas de ambos coincidían con la respuesta correcta que figuraba en el examen. Como yo seguía pensando que mi respuesta era correcta, tuvimos un buen debate. Incluso mi suegra, que estaba viendo la televisión en la habitación de al lado, vino a escuchar. Mi esposo me dijo que era demasiado testaruda. Le dije: "Sé que tu respuesta es correcta, pero no veo nada malo en mi forma de resolver el problema. Por eso, no voy a decir que mi respuesta es incorrecta".
Mi hijo sacó un trozo de papel y un bolígrafo. Dibujamos juntos diagramas para resolver el problema paso a paso, y comprobamos que, efectivamente, mi respuesta era incorrecta.
Me levanté y quise marcharme. Mi hijo preguntó: "¿Eso es todo?". Me sorprendí: "¿Qué más hay?". Parecía disgustado y serio: "¿No quieres admitir que te has equivocado?". No me lo tomé en serio y le dije despreocupadamente: "Vale, me equivoqué".
No esperaba que rompiera a llorar. Mientras se secaba las lágrimas, se quejó: "Siempre eres así. Siempre crees que tienes razón, aunque te equivoques. Exiges a los demás que te demuestren que estás equivocada, pero después de que pasemos todo este tiempo demostrándotelo, te limitas a desentenderte. La cultivación es asunto tuyo. No es nuestra responsabilidad. Te estamos ayudando, pero parece como si hubieras sido maltratada. Ni siquiera me has dado las gracias".
Me quedé de piedra al oír esto. Sus sencillas palabras dieron en el clavo. Me di cuenta de cómo mi actitud había herido los sentimientos de mi hijo. Me apresuré a pedirle disculpas sinceras. Le dije desde el fondo de mi corazón: "Recientemente me he dado cuenta de que había algo mal en mi cultivación, y realmente quería hacer correcciones basadas en el Fa. Te agradezco mucho que me hayas señalado mis defectos. Agradezco a mi Maestro por sus arreglos".
Aceptó mi sincera disculpa y siguió asintiendo al oír que agradecía al Maestro su arreglo en lugar de atribuirme el mérito. Sonrió entre lágrimas.
El incidente me conmocionó y fui más consciente de cómo el Maestro cuida la mentalidad y el comportamiento de sus discípulos. También me impresionó la admiración pura y sincera de mi hijo por el Maestro y Falun Dafa. El Maestro me ha dado un golpe para despertar con las palabras de mi hijo, que expusieron las evidencias de mi falta de respeto.
Miré en mi interior y encontré esa manera del Partido Comunista de no admitir ninguna mala acción. Me justifiqué buscando excusas. Dada la persecución, había cometido pecados contra el Maestro y Dafa. Aunque he publicado un anuncio en el sitio web de Minghui, anulando mis malas acciones, los malos pensamientos todavía se colaban en mi mente de la nada de vez en cuando. Estoy decidida a negarlos completamente y eliminarlos.
Me vinieron a la mente las palabras del Maestro sobre concentrarse mientras se estudia el Fa y buscar en el interior las deficiencias. Citando las palabras del Maestro, nos advirtió que no defendiéramos nuestros apegos con excusas. Apreté mis manos delante de mi pecho y dije sinceramente: "Maestro, realmente quiero encontrar mis defectos y hacer mejoras. Por favor, ilumíname". Abrí el libro mientras me sentaba erguida y empecé a leer. Me di cuenta de que bajo mis pensamientos aparentemente insignificantes se ocultaba un apego monstruoso.
Antes de empezar a cultivarme, había aceptado la teoría de la evolución y el ateísmo que el Partido Comunista Chino (PCCh) había inculcado en nuestras mentes. En otras palabras, pensaba que nada existiría después de la muerte. Mis padres solían decirme: "Una persona deja su nombre allá donde se queda, igual que un ganso lanza su grito allá donde vuela". Yo estaba perpleja: "Puesto que nada existe después de la muerte de uno, ¿qué sentido tiene dejar una buena reputación?".
Al crecer en el campo, fui testigo del duro trabajo de los campesinos día tras día y de su pobreza. ¿Por qué era así? Un dolor indescriptible llenaba mi corazón cada vez que pensaba en esta confusión. Como estudiante sobresaliente en mi escuela secundaria, recibía reconocimiento en las reuniones de padres y profesores. Los padres de otros niños animaban a sus hijos a seguir mi ejemplo. Sin embargo, el reconocimiento no me hizo feliz, sino que me produjo más confusión. No conocía el sentido de la vida. Me sentía como un muñeco en manos de la gente para presumir.
Después de estudiar Falun Dafa, encontré grandes respuestas a todas mis preguntas. Me di cuenta de que había venido a este mundo para esperar a Falun Dafa, vida tras vida. Mi meta es cultivar Verdad-Benevolencia-Tolerancia y seguir al Maestro para regresar a mi verdadero hogar.
Todavía me deleito hablando de la emoción que experimenté cuando obtuve el Fa. Nunca se me ha pasado por la mente que haya algo malo en ello, aunque me he cultivado durante más de 20 años. Hoy, de repente, he descubierto mi apego a "dejar mi nombre a las generaciones futuras". No es de extrañar que mis palabras siempre sonaran raras, aunque yo afirmara que no me importaba la reputación.
Mi esposo a veces se reía de mí por mi forma extraña de hablar. Yo no lo culpaba, y me sentía avergonzada por no hacerlo bien en mi camino de cultivación. Quería mejorar, pero siempre iba de un extremo a otro, porque mis esfuerzos no se dirigían a mi apego. Finalmente he identificado este problema como la raíz de mi apego, que es presumir. En otras palabras, mi falso yo ha engañado a mi verdadero yo afirmando que no me importa mi reputación. Sin embargo, yo quería dejar mi nombre para la historia.
Cuando estudié el Fa después de eliminar este apego, muchas de mis nociones humanas bloqueadas se disiparon en el viento.
He experimentado lo que el Maestro describió,
"La característica del universo se refleja entonces en tu cuerpo y se comunica directamente con este" (Novena Lección, Zhuan Falun).
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