(Minghui.org) Un día, después de estudiar el Fa, mi hermano menor, también practicante de Falun Dafa, me preguntó: "¿Cómo estudias el Fa? ¿Simplemente lo lees sin pensar mucho, o tratas de entender las enseñanzas de Shifu mientras lo repasas?".

Respondí: "Hay momentos en que capto el significado mientras leo". Luego él me preguntó si alguna vez prestaba atención a los subtítulos. Hice una pausa, dándome cuenta de que, a pesar de haber estudiado el Fa desde mi niñez, nunca me había concentrado en los subtítulos de Zhuan Falun.

Concentrarse en el estudio del Fa había sido un reto para él. Durante el estudio del Fa en grupo, a menudo se daba cuenta que estaba distraído y somnoliento cuando no era su turno de leer. Pensó: ¿Y si fuera su primera vez estudiando el Fa? Abriría el libro y leería primero el índice. Así que abrió el libro y leyó el índice. Le llamó la atención el subtítulo "¿Qué ha dado el Maestro a sus estudiantes? Esto despertó en él un repentino afán por descubrir qué nos ha dado el Maestro. Con nuevo entusiasmo, se adentró en las enseñanzas de Shifu como si hubiera encontrado un preciado tesoro.

Después de contarme esto, me sentí despierta y empecé a evaluar el estado de mi estudio diario del Fa. Mi hermano continuó diciendo: "Esta noche, mientras estudiaba el Fa, empecé leyendo los subtítulos y luego leí con concentración. Me di cuenta de que no havía tomado en serio las enseñanzas de Shifu. Nunca había pensado en lo que era mejorar el xinxing. Solía pensar que cultivar el carácter de uno significaba simplemente tener un buen temperamento. Sin embargo, cuando leí el subtítulo "Elevar el xinxing", y leí sobre una practicante que no pidió indemnización tras ser atropellada por un auto, me di cuenta que cultivar el carácter de uno va mucho más allá del temperamento de la gente común. Abarca un significado mucho más amplio y profundo".

Shifu dijo:

“El Fa puede guiarte a que mejores en diferentes niveles. Este libro, «Zhuan Falun», es un libro que capacita a todos a practicar sistemáticamente, y por eso, el libro es de suma importancia” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia).

Shifu también dijo:

“Lo que le di al hombre para practicar la cultivación es «Zhuan Falun», y este libro enseña el Fa sistemáticamente. Lo demás son sólo interpretaciones de «Zhuan Falun» y son todas enseñanzas complementarias” (Exponiendo el Fa en Sidney).

Muchos practicantes estudiaron el Fa con entusiasmo cuando empezaron a practicar, incluso se quedaban despiertos toda la noche sin dormir. ¿Por qué aflojamos ahora? También descubrí que muchos practicantes encuentran obstáculos al estudiar el Fa. Algunos se quedan dormidos, otros están distraídos, mientras que otros leen como si estuvieran terminando una tarea. Cuando afrontan dificultades, les cuesta recordar las enseñanzas de Shifu y cometen errores repetidamente. Esto es algo que Shifu no desea ver.

Algunos practicantes pueden recordar su papel como practicantes cuando interactúan con la gente común, pero en casa, a menudo lo olvidan. Los practicantes mayores se quejan de la falta de respeto de los más jóvenes, mientras que los practicantes jóvenes se sienten incomprendidos por los mayores.

Cuando nos encontramos con problemas, todos debemos mirar hacia dentro y medirlo todo con el Fa, posibilitando que uno mejore genuinamente.

Cada frase del Fa de Shifu tiene infinitas connotaciones, y debemos prestar atención a cada una de ellas. Lo mismo ocurre con los subtítulos. Por eso, también debemos prestarles atención.

Protección compasiva de Shifu

Cuando era niña, siempre disfrutaba leyendo los artículos de los practicantes acerca de los días en que seguían a Shifu mientras daba a conocer Dafa al público. Uno de los artículos mencionaba que cuando Dafa ayudó a dos hermanas a eliminar su yeli (karma), Shifu le preguntó a cada una de ellas: "¿Está bien?".

Resultó en que la que afirmó con seguridad que se encontraba bien pudo, efectivamente, volver a caminar con facilidad. Sin embargo, la otra hermana, que al principio no creía que Shifu pudiera curarla, tardó más tiempo en sanar.

Este ejemplo me dejó una profunda impresión a una edad temprana. Comprendí que cuando nos encontramos con problemas, nuestros primeros pensamientos son fundamentales.

El otro día salí con mis hermanos para hablarle a la gente sobre la verdad de Dafa, y nos encontramos muchos policías en un cruce. Teníamos miedo. Entonces mi hermana, también practicante de Dafa, susurró detrás de mí: "Está bien, solo envía pensamientos rectos".

La policía se acercó a nosotros, recordándonos que prestáramos atención a la seguridad, y se marchó. Cuando volvimos a casa y le contamos a otros familiares, recordamos que nuestras mentes estaban despejadas y que simplemente estábamos concentrados en enviar pensamientos rectos.

En los últimos años se han formado muchas multitudes para quejarse del deterioro de la economía y de las diversas medidas represivas del gobierno. Algunos practicantes se unieron a ellos, expresando su descontento por diversas cosas. Mi familia tiene un negocio, y mi madre a menudo expresaba su preocupación por el descenso del negocio.

Shifu dijo:

“Todos saben que entre los discípulos de Dafa, hay gente de negocios e incluso algunos que están metidos en grandes negocios. Ellos son cultivadores, y son gente buena en sus ambientes de trabajo. No mienten ni engañan a las personas, y sus negocios aún marchan muy bien. Ellos tampoco son devotos a ellos mismos como la gente común, al punto de no ser capaces de comer o dormir bien, pero todos ellos se manejan muy bien dentro de sus negocios. Este período actual de recesión económica destaca especialmente aquello que distingue a los cultivadores. Al alcanzar el estándar de cultivación, este fenómeno extraordinario se manifestará” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia).

No deberíamos preocuparnos por los altibajos diarios como la gente común. Cuando afrontamos tales desafíos, el pensamiento inmediato de un practicante debe ser examinar el estado de nuestra propia cultivación —si ha llegado el momento de mejorar y si hay apegos que eliminar.

Compartí este entendimiento con mi familia y señalé que mi madre no debería quejarse continuamente. Al mirar colectivamente hacia dentro y dedicarnos a la cultivación, nuestro negocio mejoró. Estamos inmensamente agradecidos por la protección de Shifu.

Es cierto lo que Shifu dijo:

“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta LecciónZhuan Falun).

Cultivando como al principio

Los padres de una nueva practicante no le permitían practicar Dafa, así que ella aprovechaba cada oportunidad para visitar a su tía, que también era practicante. Cuando iba a casa de su tía, dedicaba todo el tiempo que podía al estudio del Fa. Tenía un fuerte deseo de conocer a otros practicantes en la escuela, así que su tía le aconsejó que pidiera ayuda a Shifu.

Nos pusimos en contacto a través de un practicante que nos conocía tanto a mí como a esta nueva practicante, y asistíamos a la misma escuela. Conocernos nos produjo una inmensa alegría. Compartimos nuestras experiencias en la cultivación. No hay palabras para expresar la profunda conexión que sentimos, solo una profunda gratitud a Shifu.

Me conmovió ser testigo de la profunda devoción de esta practicante a Dafa. Reflexionando sobre mi cultivación, sentí que era muy afortunada. Toda mi familia ha practicado Dafa, y mis padres me enseñaron a leer las conferencias de Shifu desde la infancia. Mi abuela, también practicante, solía llevarme a visitar a los practicantes para compartir nuestras experiencias. Aquellos días eran sagrados y significativos. Sin embargo, a medida que fuimos creciendo y nos vimos más influenciados por la sociedad, fuimos aflojando el ritmo. A veces dudábamos en estudiar Dafa, incluso cuando nuestros padres nos animaban.

Cuando miré a la nueva practicante que tenía enfrente, cuyos ojos brillaban ante la mención de Dafa, sentí como si viera un reflejo de mi yo más joven, bañado en las enseñanzas desde la infancia. Junto con mis hermanos pequeños, memorizábamos diligentemente el Fa. Enfrentada al acoso escolar cuando estaba en preescolar, contaba los incidentes a mis padres en casa, afirmando con seguridad: "Perderán su virtud si maldicen, y yo no seré tan tonta como para defenderme".

Reflexionando sobre ello, me di cuenta que ese sentimiento era a la vez distante y familiar, y que sería maravilloso que todo el mundo pudiera cultivarse como si acabara de empezar.