(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1997, cuando tenía 10 años. Desde niño, no era muy inteligente ni atractivo, pero sí algo torpe. A pesar de ser algo torpe, a menudo me pasaban por la cabeza pensamientos extraños: "¿Por qué estoy en este mundo? ¿Por qué soy yo? ¿Por qué estoy en este cuerpo?". Estas preguntas me dejaban la mente en blanco, y me quedaba ahí, mirándome sin saber por qué.
Cuando tenía cuatro o cinco años, tuve un incidente muy extraño. Estaba solo en casa y tenía muchas ganas de comer gelatina. Estaba sentado delante de una caja de madera sin tapa, de la que colgaba una pequeña cortina. Murmuré: "¡Quiero comer gelatina! ¡Quiero comer gelatina!". Justo después de decir eso, una gelatina amarilla salió rodando del interior de la caja de madera. Me sorprendí y me alegré. La abrí, la probé y estaba deliciosa. Quería comer más, así que lo repetí varias veces, pero la gelatina no volvió a aparecer. Cuando se lo contaba a la gente, nadie me creía. Pero nunca lo olvidé.
Cuando veía historias sobre inmortales y demonios en la televisión, nunca pensaba que fueran falsas. Por eso, cuando conocí Falun Dafa, supe que quería cultivarme, y este deseo surgió de lo más profundo de mi corazón. Durante los primeros años después de obtener el Fa, fui feliz. Iba al sitio de la práctica, aclaraba la verdad, escuchaba las grabaciones de las enseñanzas del Fa, asistía a las sesiones grupales de estudio del Fa y de intercambio de experiencias donde todos se sentaban juntos para compartir entendimientos y experiencias.
Después de que inició la persecución, el 20 de julio de 1999, me volví menos diligente. Poco a poco perdí el interés por los ejercicios y, después de un tiempo, dejé de hacerlos. Sin embargo, de vez en cuando estudiaba el Fa para no perderme en el torbellino de la sociedad. Mi madre, también practicante, nunca me abandonó, me decía que estudiara el Fa, asegurándose de que no me desviara de los principios de Dafa.
A medida que fui creciendo, me sumergí en los juegos del teléfono móvil y en las novelas en Internet. Aunque sabía que no eran buenos para mí, no podía liberarme de ellos. Más tarde, me casé con una persona que no era practicante, y mis pensamientos maduraron de repente. Me di cuenta que no podía seguir siendo negligente. Luché por volver al estado diligente que tenía cuando empecé a cultivarme. No fue hasta principios de este año, cuando Shifu publicó "Por qué existen los seres humanos", que comencé a cultivarme con diligencia de nuevo.
La razón por la que no podía ser diligente era porque no estudiaba el Fa lo suficiente, así que decidí aumentar la cantidad de tiempo de estudio del Fa. Mi trabajo no era muy ocupado, así que aproveché el día para estudiar más el Fa. Encontré un teléfono viejo, lo formateé, lo puse en modo de avión y no introduje una tarjeta SIM. Lo utilicé principalmente para estudiar el Fa. Sin embargo, no tenía versiones electrónicas de los libros de Dafa. Busqué en el sitio web de Minghui, pero no las encontré. Usé la cámara del teléfono para tomar fotos de algunas conferencias breves y descargué algunas de las últimas enseñanzas.
Después de leerlas, supe que debía estudiar Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa. Sin embargo, aún no encontraba la versión electrónica en el sitio web de Minghui, así que tomé fotos de la primera conferencia y seguí buscando la versión electrónica. Pensé que si no podía encontrarla, tomaría fotos de cada página de Zhuan Falun. Estaba decidido a estudiar el Fa. Shifu vio mi sinceridad, y encontré la versión electrónica en el sitio web de Minghui. No solo conseguí Zhuan Falun, también muchos otros libros de Dafa. Estaba muy emocionado y agradecía a Shifu desde el fondo de mi corazón.
Cada vez que tenía tiempo en el trabajo, leía los libros de Dafa. Cuando terminaba de leerlos todos, me invadía la pereza. Leer cada día se sentía como completar una tarea, y una vez terminada la tarea, pensaba: "Por fin puedo relajarme y mirar mi teléfono".
Era muy consciente de que no debería haber estado tanto tiempo mirando el teléfono. Llevaba años intentando dejar ese hábito, pero con poco éxito. Cada vez que miraba el teléfono, me angustiaba y me decía: "¿Por qué soy tan débil? ¿No puedo dejar el teléfono?". Sin embargo, sentía que mi mano gravitaba hacia el teléfono y no podía soltarlo. A pesar de la ansiedad, no lograba cambiar. Pedí en silencio ayuda a Shifu para acabar con mi adicción al teléfono.
Un día, mientras estudiaba el Fa, un fragmento me llamó la atención. Shifu dijo:
“Pero si este maestro falso no puede contestar las preguntas de otros, ¿no descubrirán los demás que él es falso? Por eso se atreve a decir tonterías, como que la abertura del paso prodigioso está en la punta del pene. Esto es para reírse. Pero no te rías, porque este libro incluso ya ha aparecido en la sociedad. Es decir que nuestros libros de qigong de hoy han llegado hasta este grado de ridiculez; dime, ¿tiene algún sentido que leas esa cosa? No sirve para nada, solo puede dañar a la gente” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Este párrafo del Fa fue como una llamada de atención, que me hizo resistirme a tomar de nuevo el teléfono. Shifu utilizó los principios del Fa para iluminarme, ayudándome a eliminar las sustancias negativas que me controlaban. Esta vez, no se me ocurrió volver a utilizar el teléfono. Sin embargo, todavía había una brecha entre el entendimiento y la puesta en práctica cuando se trataba del tema. Shifu me ayudó a eliminar la mayoría de las sustancias negativas, pero el resto dependía de mi fuerza de voluntad y de mis pensamientos rectos.
Logré usar mucho menos el teléfono, lo que me hizo sentir bastante bien. Pensé que me había librado por completo del mal hábito, pero al poco tiempo, resurgió el aburrimiento de la vida y el deseo de relajarme. Cuando tomaba el Fa para leerlo, no quería leer, y no podía quedarme quieto cuando estudiaba el Fa. Todo mi cuerpo estaba incómodo. En realidad era la lucha de esa sustancia negativa en su última etapa. A veces, tomaba el teléfono y lo dejaba enseguida. Otras veces, había un pensamiento en mi mente que me decía que estaba bien mirar el teléfono un rato, lo cual me engañó varias veces. Una vez que tomé el teléfono, no pude dejarlo durante una o dos horas.
Hice un esfuerzo consciente para contenerme. El tiempo que pasaba con el teléfono durante mi jornada laboral fue disminuyendo, y no podía usar el teléfono durante la pausa para comer. Sin embargo, antes de acostarme por la noche, tenía la costumbre de usar los dispositivos electrónicos para ver vídeos cortos. Como el tiempo que empleaba era corto, al principio no me di cuenta del impacto que tenía en mí, pensando que como había persistido durante todo el día, no debería pasar nada por ver vídeos un rato por la noche. Sin embargo, descubrí que no podía levantarme para hacer los ejercicios de la mañana. Todo se debía a mi mentalidad relajada. El pensamiento de pereza de querer relajarme y tomarlo con calma es en realidad una noción adquirida. Cuando me di cuenta del problema, dejé de ver vídeos en el teléfono o en cualquier otro dispositivo electrónico por la noche. En cambio, aprovechaba las noches para memorizar el Fa o enviar pensamientos rectos. Después de un tiempo, me deshice por completo del apego a mi teléfono.
Durante el proceso de abandonar el apego, descubrí más apegos, como la impaciencia, el miedo y la preocupación. A menudo pensaba en eliminar por completo un apego tan pronto lo detectaba. Sin embargo, cuando volvía a surgir el mismo problema, el apego interfería repetidamente conmigo, carecía de pensamientos rectos y me apresuraba a eliminar otros apegos. Pero esta impaciencia me desviaba del Fa, ya que la mente inquebrantable debe permanecer inmutable. Me di cuenta que debía lograr lo que Shifu dice sobre “... practicar sin prisa, lenta y armoniosamente” (Capítulo Segundo de Da Yuanman Fa, Vía de la Gran Perfección) que era lo contrario de mi forma extrema de hacer las cosas.
Me había estado restringiendo para ajustarme al Fa, pero no me había asimilado verdaderamente al Fa. Al restringir mis apegos para cultivarme, me sentía amargado, y el progreso en la cultivación era lento. Es como una persona que cultiva en las montañas y bosques profundos, donde los apegos se desgastaron gradualmente. Después de asimilarse al Fa, los apegos se eliminaron instantáneamente, como si nunca hubieran aparecido, y me sentí pacífico y tranquilo.
La lección en mi mente fue estudiar más el Fa. Estudiar más el Fa me permitió despertar a tiempo para hacer los ejercicios matutinos, enviar pensamientos rectos con una mente más enfocada, y mejoró el estado de aclarar la verdad sobre Dafa.
Aunque a veces encuentro dificultades en el estudio del Fa, como la sensación de somnolencia y la mente inquieta, persisto. A través de perseverar, me he vuelto más diligente, y comprendo profundamente lo precioso que es el Fa. Durante estos años, estoy agradecido por la compasión de Shifu. Estoy decidido a alcanzar el proceso de la Fa-rectificación y regresar a casa con Shifu.
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