(Minghui.org) Nací en un pequeño pueblo de montaña en los años sesenta, la época de la Revolución Cultural (1966-1976). Aunque era joven, me gustaba el concepto de "restringirse para restablecer el decoro" que en esa época se criticaba. Me disgustaban los fenómenos sociales como la lucha contra los ricos, los derechistas y los cuatro tipos de personas. En los últimos años de aquella época, los que entregaban trabajos en blanco eran admitidos en la universidad y alabados por los dirigentes. Sin embargo, yo desaprobaba esas cosas. Además, vivía en la pobreza. Siempre quise escapar de mi situación, pero la realidad me atrapaba sin remedio.

Cuando me hice adulto, se arraigó en mi corazón la ética familiar de que los hombres debían ser rectos y masculinos y las mujeres amables y virtuosas. Sin embargo, la situación en mi matrimonio estaba muy lejos del concepto de "la mujer sigue al esposo" que yo esperaba que ocurriera. Mi esposa tiene la misma edad que yo, pero sigue las filosofías de "igualdad entre hombres y mujeres" y "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Es muy capaz y asertiva, y continuamente se queja mucho.

Mi trabajo era difícil y agotador. En casa, mi esposa y yo no podíamos decirnos tres frases sin discutir. Me sentía agotado física y mentalmente todo el tiempo. Una vez, cuando no pude soportar más sus quejas e insultos, la golpeé. Después de eso, ya no discutía tanto.

Afortunadamente, leí Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, en 1998. Me iluminé y se resolvieron todos los enigmas de mi vida. Me emocioné y pensé: "Falun Dafa es lo que verdaderamente seguiré". Después de eso, todos mis problemas de salud desaparecieron. Mi cuerpo estaba ligero y me sentía estupendamente. Estudiaba el Fa y hacía los cinco ejercicios en mi tiempo libre después del trabajo. Como resultado, ya no discutía con mi esposa.

Al ver cambios significativos en mí y con el estímulo de otros practicantes, mi esposa también empezó a practicar Falun Dafa y a leer el libro. Aunque ambos nos cultivamos, no pudimos eliminar todos nuestros apegos inmediatamente.

La ética familiar tradicional y los conceptos morales tuvieron una fuerte influencia en mí y, en apariencia, seguía el principio de Shifu: “Volver a la tradición, este camino conduce al Cielo”, (Creando nuevamente, Hong Yin V)

Sin embargo, no me di cuenta que era muy egoísta al exigir a mi esposa que actuara de acuerdo con mi forma de entender los principios.

Como resultado, pasaron décadas y seguíamos sin poder comunicarnos. Teníamos opiniones diferentes sobre casi todo. Rara vez coincidíamos el uno con el otro cuando hablábamos de la cultivación o tratábamos asuntos triviales de la vida. Para evitar los conflictos, dejé de preocuparme por todo excepto por cuestiones de principios y rara vez hablaba con ella. Pensaba que mi comportamiento era correcto.

Cuando otros practicantes dijeron que sentían envidia de cómo cultivábamos mi esposa y yo, les conté nuestra situación. Me dijeron: "Estás demasiado apegado al sentimentalismo".

Que me dijeran que estaba demasiado apegado al sentimentalismo fue una gran advertencia. Eso me despertó y me hizo reflexionar. El sentimentalismo es egoísta y los humanos viven para eso. Los cultivadores deben deshacerse de este sentimentalismo. Shifu requiere que nos cultivemos a nosotros mismos. Me di cuenta que no podía cambiar la forma de pensar de los demás. La rebeldía de mi mujer me sirvió para comprender que debía cultivarme a mí mismo y no buscar fuera las causas de nuestros conflictos. Los conflictos familiares de aquellos años se debían a que yo no seguía los requisitos de Shifu. El camino correcto era cultivarme según los requisitos del Fa.

Presté atención a si mis pensamientos y nociones se alineaban con los requisitos de Shifu y si cumplían con el estándar de actuar completamente para los demás. Los conflictos entre mi esposa y yo fueron disminuyendo gradualmente.

Debí haber comprendido el problema hace mucho tiempo. Aunque me tomó mucho tiempo, estoy contento de haber mejorado. Después de cambiar mi comportamiento, me sentí mucho más relajado.

Estoy agradecido con mi esposa por ayudarme a mejorar, y con otros practicantes por sus amables señalamientos. Me ayudaron a eliminar mis conceptos familiares egoístas. Al mismo tiempo, me deshice de un corazón lujurioso y de mis profundas emociones por mi esposa, mis hijos y mis nietos. No me aferro a nada del mundo; tengo la mente abierta y sin ataduras, y mi corazón está en Dafa. Me siento sagrado cuando hago las tres cosas.