(Minghui.org) Soy una mujer de 60 años que comenzó a practicar Falun Dafa en julio de 1997.

Antes de cultivar Dafa, mi vida estaba llena de desdicha. Falun Dafa iluminó mi vida y me dio nuevas esperanzas.

Una vida de desdicha

Me casé con un marido excéntrico y malhumorado, que me pegaba sin motivo. Mi suegra, que por tradición prefería a los niños antes que a las niñas, no veía con buenos ojos que tuviera una hija. Vivíamos con mis suegros, y el mal trato que recibía me deprimía y me hacía odiar a esa familia. Estuve tentada de suicidarme muchas veces, pero los pensamientos sobre mi hija pequeña y mis padres ancianos me detuvieron.

Con el tiempo, desarrollé un cáncer de mama. Después de operarme, se me hincharon los pechos, supuraban pus amarillo todos los días y las incisiones quirúrgicas no cicatrizaban. Esto duró un año. Un día mi suegra se enfrentó directamente a mí: "¡Estás destinada a morir, tarde o temprano!". Exigió con decisión que nos mudáramos los tres y alquiláramos nuestra propia casa, diciendo que no quería verme más. Quizá ella estaba convencida de que yo no tenía ninguna esperanza de recuperarme, porque la mujer de su sobrino había fallecido de la misma enfermedad, a pesar de tener síntomas más leves que los míos.

Mi hija sólo tenía entonces seis años, y mi angustia era indescriptible. Antes, la familia de mi suegra siempre nos había pedido dinero. Pagamos el tratamiento y la medicación de la apoplejía de mi suegro. También nos hicimos cargo de él cuando estuvo hospitalizado, sin ayuda de los tres hermanos de mi marido. Ahora que yo estaba gravemente enferma, no sólo se negaban a ayudarnos, sino que incluso querían echarnos de su casa. Me dirigí al director de nuestra comunidad de vecinos y él intentó razonar con mi suegra. Sin embargo, ella se negó a dar marcha atrás. Más tarde, el director se gastó su propio dinero en contratar a un abogado, con la esperanza de mediar para encontrar una solución. Cuando esto fracasó, no nos quedó más remedio que mudarnos.

Todo sufrimiento tiene su recompensa

Tal vez fuera cosa del destino, pero durante una visita al hospital para recibir tratamiento médico, una doctora me presentó Falun Dafa. Me dijo que Falun Dafa tenía poderes milagrosos para curar enfermedades y mantener la salud. Me animó a probarlo y me prestó un ejemplar de Zhuan Falun. Habiendo recibido poca educación formal y con incapacidad para reconocer muchas palabras, mi velocidad de lectura era muy lenta. Sólo podía leer 100 páginas al mes, pero el libro me resultaba irresistible.

Una mañana, hacia las diez, estaba leyendo Zhuan Falun cuando algo del tamaño de una canica cayó de mi axila con un chorro frío. Al día siguiente, otro objeto del tamaño de un grano de maíz fue expulsado. Esta vez, miré más de cerca el exudado, que parecía amarillento, pegajoso y frío al tacto, lo que me provocó una sensación de asco.

Me crió mi abuela, que vivía según valores morales rectos. Influenciada por su forma de vida, me encontré relacionándome de forma natural con muchos principios de cultivación descritos en Zhuan Falun, como la relación entre pérdida y ganancia, y la acumulación y pérdida de virtud. Me di cuenta de que Falun Dafa podía guiar a la gente en la práctica de la cultivación al tiempo que les enseñaba a ser buenos. Shifu enseñó a los practicantes a seguir las normas de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, a no tomar represalias cuando nos pegan o regañan, y a buscar en nuestro interior nuestros propios defectos cuando nos encontramos con conflictos para cultivarnos a nosotros mismos. Comprender los principios del Fa y el verdadero significado de la vida humana elevó mi visión de la vida.

Un mes después de empezar a practicar Falun Dafa, mi incisión quirúrgica cicatrizó completamente sin más tratamiento. Sabía que Zhuan Falun no era un libro cualquiera. A pesar de atesorarlo, sabía que tendría que devolvérselo a su dueña. En aquella época, mi familia tenía problemas económicos. Los gastos de la mudanza y el alquiler de la vivienda los cubríamos con el dinero que nos prestaba mi hermano menor. Mi marido había sufrido una lesión en el trabajo y se estaba recuperando en casa. No tenía dinero para comprar el libro. Justo cuando estaba desasosegada, se me ocurrió una idea. ¿Por qué no ganar el dinero para pagar el libro yo misma? Mi familia tenía un viejo bicitaxi. Decidí llevar pasajeros con él para ganar dinero.

Como no había practicado el manejo de este vehículo, lo llevé a una carretera desierta para familiarizarme con él. Al poco de salir, una anciana me hizo señas e insistió en montarse en mi bicitaxi. Le advertí: "Acabo de aprender a montar, así que no me atrevo a llevar pasajeros". Para mi sorpresa, me contestó: "Está bien". Incapaz de negarme, me subí rápidamente a la bici y la llevé pedaleando a su destino. Quizá sintió simpatía por mí, una mujer delgada y de aspecto débil, que pedaleaba en un bicitaxi, normalmente manejada por hombres. Así gané suficiente dinero para comprar el libro aquel día. Mi felicidad era indescriptible. Aunque aún no había terminado de leer Zhuan Falun, mi salud se había restablecido y me había dado confianza para llevar pasajeros y ganar dinero. Todo esto reforzó mi confianza en la práctica de cultivación.

A medida que mi salud mejoraba, mi corazón se volvía más ligero. Un día, tomé la iniciativa y le dije a mi marido: "El Shifu de Falun Dafa nos instruye a ser filiales. Vamos a visitar a tu padre y a tu madre". Dolido por el trato anterior de sus padres, mi marido tenía lágrimas en los ojos y rechazó mi sugerencia. Le aconsejé: "Al fin y al cabo, ellos te criaron. No seas como ellos y trátalos bien mientras vivan. Si no, luego te arrepentirás".

Con el dinero que ganaba llevando pasajeros en mi bicitaxi, compré algo de comida y visité a mis suegros. Mi suegra se sorprendió al verme. "¡Creía que no volvería a verte!", me dijo. Le respondí: "¡Ahora practico Falun Dafa!". Sólo Dafa tenía la capacidad de disolver mi arraigado resentimiento, sustituyéndolo por amabilidad hacia mis suegros. A partir de entonces, fui con frecuencia a ayudar a la pareja de ancianos.

Nubarrones abrumadores

Dos años después, el 20 de julio de 1999, celoso de la popularidad de Falun Gong en China, Jiang Zemin, exjefe del Partido Comunista Chino (PCCh), inició la persecución a Falun Dafa. Como miles de practicantes de Dafa con ideas afines, fui a Beijing para hacer una apelación a favor de Falun Dafa. Habiéndonos beneficiado personalmente de Dafa, esperábamos que el gobierno restaurara nuestro entorno de cultivación pacífica. Sin embargo, nuestros reclamos fueron ignorados. El gobierno insistió en reprimir Falun Dafa, a pesar de comprender cómo beneficia a la sociedad.

Un día, un compañero me invitó a distribuir material para aclarar la verdad. Inesperadamente, fuimos detenidos por la policía y enviados a un campo de trabajo forzado. Por aquel entonces, mi hija estaba en tercero de bachillerato y mi detención ilegal dificultaba el pago de la matrícula. Las autoridades del campo de trabajo me impidieron por la fuerza estudiar el Fa y practicar los ejercicios. Ante estos malos tratos, empezaron a aflorar en mi cuerpo síntomas anormales. Me aparecieron grandes bultos a ambos lados de los pechos. Se me inflamaron las axilas y los ganglios linfáticos, se me disparó la tensión arterial y el pecho se me hinchó tanto que era incapaz de bajar los brazos. Temeroso de las consecuencias, el personal del campo de trabajo me envió a hacerme múltiples exámenes médicos. Los resultados del diagnóstico confirmaron que tenía tumores malignos. Por miedo a que los responsabilizaran de mi muerte, el campo de trabajo me dio el alta.

El día que mi hermana pequeña me llevó a casa, tenía la cabeza tan hinchada que me sentía desequilibrada, y sufrí fuertes náuseas mientras viajaba en tren. Sin embargo, un pensamiento se repetía en mi mente: "No puedo morir. Mientras estudie el Fa y haga los ejercicios, Shifu cuidará de mí".

Después de llegar a casa, estudié el Fa y practiqué los ejercicios durante los 11 días siguientes. El día 12 visité a mi padre y le ayudé a lavar la ropa. El día 13, empecé a trabajar en una fábrica textil cercana y reanudé mi tarea habitual de cocinar para mi familia al salir del trabajo. Una vez más, Shifu había salvado mi vida y demostrado los poderes sobrenaturales de Dafa. Desde que empecé a practicar Dafa, no he tomado ningún medicamento. Estoy sana, con el cutis claro y radiante.

Aclarar la verdad y validar el Fa

Sea cual sea el trabajo que acepto, trabajo diligentemente y me adhiero a los principios de Dafa. Todos mis colegas saben que practico Falun Dafa y la mayoría de ellos confían en mí, convencidos de la bondad de Falun Dafa.

Por supuesto, hay quienes se niegan a entender. A esas personas les digo: "Falun Dafa es una práctica que ayuda a la gente a mejorar la salud y la moralidad. Dafa ha salvado a mucha gente como yo de situaciones desesperadas y ha reunido a familias. Los practicantes de Dafa de todas las profesiones y condiciones sociales trabajan a conciencia. Los médicos y maestros que practican Falun Dafa se niegan a aceptar sobornos [Nota: aceptar sobornos por un servicio preferencial es una práctica común en China]. Los recaudadores de impuestos no se apropian de una parte para su propio beneficio, y así sucesivamente. ¿Por qué Jiang Zemin y el Partido Comunista perseguían a Falun Gong? Únicamente porque él pensó que había demasiada gente practicando Dafa. Los practicantes de Dafa somos seres humanos comunes y corrientes, con nuestras propias familias, carreras y estudios. La única diferencia es nuestra adhesión a las enseñanzas del Fa y a los principios enseñados para guiarnos a ser mejores personas".

Entonces les digo: "Practicamos los ejercicios para tener un cuerpo sano. Si cientos de millones de personas pueden mantener su salud de esta forma, ¿cuánto dinero ahorraría nuestro país en gastos médicos?". Algunas personas dicen: "Limítate a practicar en casa, ¿por qué te empeñas en aclarar la verdad a los demás?". Yo respondo: "Falun Dafa puede salvar el decaído nivel moral de la humanidad. Los que difaman a Dafa recibirán su castigo. Los practicantes de Dafa tienen la responsabilidad de aclarar la verdad y ofrecer la salvación a estas personas inocentes". Con esta explicación, mis colegas me comprendían esencialmente.

El trabajo de esclarecimiento de la Verdad no ha sido un camino de rosas. Me he enfrentado a abusos, desprecios, amenazas y chantajes. Sin embargo, me animo constantemente y me recuerdo que debo perdonar a estas personas, porque han sido engañadas. En este mundo apocalíptico, Falun Dafa es la esperanza de salvación de la humanidad. Los practicantes de Falun Dafa son mensajeros de Shifu, con el deber de ofrecer la salvación a la gente.

Espero que la gente de todo el mundo reconozca las mentiras del PCCh, venga a aprender sobre Dafa y reciba su protección. En este mundo caótico, recomiendo a todos que lean el libro Zhuan Falun. Puede resolver todas las confusiones de la vida y eliminar los obstáculos. Finalmente, espero que todos reciten sinceramente: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" y renuncien al PCCh para garantizar su seguridad.