(Minghui.org) Cuando salimos a aclarar la verdad a la gente, lo cual hacíamos diariamente, vimos palabras y poemas que calumniaban a Falun Dafa y al Maestro Li (fundador de Falun Dafa) en ventanas, bajo puentes y en las aceras. Los carteles adhesivos que habían colocado los practicantes fueron arrancados, quedando solo el reverso blanco. En este residuo se escribieron eslóganes calumniosos que nos perjudicaban. No sabíamos quién lo había hecho y aquello llevaba allí más de seis meses.

Un día, cuando volvíamos de repartir material, vimos a un hombre escribiendo en la calle. Tenía unos cuarenta años. Le preguntamos qué hacía. Él se mostró sorprendido, aunque luego se comportó de forma arrogante y con frialdad. Un practicante le preguntó dónde había comprado el bolígrafo y si funcionaba. Él se extrañó que le preguntáramos eso y nos preguntó si practicábamos Falun Dafa. Luego, se marchó. Nuestra primera impresión fue que era un enfermo mental.

En otra ocasión, cuando salimos a pegar carteles adhesivos, volvimos a cruzarnos con él. En esta oportunidad, él tomó una caja de comida de la basura y empezó a comer.

Un practicante de mi pueblo vio que arrancaba los carteles que acabábamos de poner. El practicante intentó aclararle la verdad, pero no le escuchó e incluso actuó como si quisiera pegar al practicante.

Otro día le volvimos a ver escribiendo calumnias. Estábamos a un metro de él y empezamos a enviar pensamientos rectos: "Que se le rompa el bolígrafo". Efectivamente, su bolígrafo dejo de funcionar. Tiró el bolígrafo y se marchó.

Los practicantes llevábamos bolígrafos negros, cuchillos y pintura siempre que salíamos a esclarecer la verdad. Cuando veíamos palabras difamatorias, las eliminábamos. Un practicante cortó dos pancartas de seis metros de largo que tenían escritas palabras difamatorias contra Dafa y las tiró a la basura.

En el grupo de estudio del Fa, un practicante sugirió que todos los practicantes locales salieran juntos un día determinado. Quien viera a este hombre le aclararía la verdad y otros practicantes enviarían pensamientos rectos. Si conocía la verdad, cambiaría. Pero las cosas no se desarrollaron como pensábamos.

Lo vimos a primera hora de la tarde. Un practicante intentó hablar con él. No fue amistoso y dijo muchas palabras desagradables. Cuando después compartimos con los demás, algunos practicantes sugirieron que enviáramos pensamientos rectos para que no pudiera caminar o para que recibiera un castigo, pero nos dimos cuenta de que esas sugerencias no eran amables y podían ser la razón de que no cambiara.

Los practicantes se dieron cuenta entonces de que debíamos usar la compasión para revolver el asunto porque cultivamos Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Debemos usar el poder de la compasión que obtenemos del Fa y conmoverlo con nuestras palabras y acciones amables para que se vuelva bueno. Tres de nosotros decidimos hablar con él y responder a sus preguntas.

Salimos y lo encontramos a la entrada de un supermercado. Durante dos horas le aclaramos la verdad. Pareció entender que éramos buenas personas y sonrió un poco. Le compramos algo de comida. Finalmente le dijimos que no escribiera nada malo sobre Falun Dafa porque no era bueno para él. Dijo que dejaría de hacerlo. Cuando volvimos a encontrarnos con él, no se mostró hostil hacia nosotros.

Pensamos que había cambiado, pero algunos practicantes dijeron que seguía escribiendo calumnias. Un día le vimos rompiendo un folleto de Falun Dafa que había encontrado. Fuimos a detenerlo. Uno de nosotros le dijo: "Por favor, no lo rompas. No estás haciendo una buena obra. Practicamos Falun Dafa y nos convertimos en buenas personas según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Te hemos estado tratando amablemente y esperamos sinceramente que te conviertas en buena persona. Falun Dafa es la Ley de Buda. No es bueno para ti si continúas haciendo tales malas acciones. El bien será recompensado y el mal será castigado. Por favor, no escribas nada malo sobre Falun Dafa. Todavía eres joven y estás buscando un trabajo para mantenerte. No dependas más de tus padres".

Dijo que cambiaría, pero ¿por qué no lo hizo? ¿Fue una coincidencia? ¿Era que los practicantes seguíamos teniendo problemas? Solo hacíamos cosas y no nos cultivábamos. Mirábamos hacia fuera en vez de hacia dentro. Nos quejábamos de que era malvado y no tenía remedio; deseábamos que recibiera su castigo. Eso no era amable. ¿Cómo podríamos ayudarlo a cambiar? Shifu nos dio otra oportunidad para mejorar como un todo. Compartimos y mejoramos nuestros entendimientos. Dejamos de menospreciarlo y quisimos realmente tratarlo con compasión.

Volvimos a verlo y hablamos con él. Intentamos ayudarlo a entender que debía llevar una vida normal y le dijimos: "Tus padres te han criado. Será mejor que encuentres un trabajo y no dejes que se preocupen por ti. Les gustaría que tuvieras una vida normal. Puedes recoger botellas y latas vacías de la calle y venderlas por dinero. Ganas trabajando. Nadie te despreciará". Le compramos una caja de fideos para comer antes de irnos. Nos dio las gracias.

Cuando volvimos a verlo de nuevo, llevaba una bolsa medio llena de botellas y latas. Estaba cambiando poco a poco. Cada vez que hablábamos con él, Shifu le ayudaba a eliminar los demonios podridos y los espíritus malignos que tenía detrás. Nos pareció que con el tiempo se iba normalizando.

Un practicante habló con él durante más de una hora. Este practicante le tomó de las manos y le trató como a un amigo aunque estaba sucio. Este gesto me conmovió.

Otro practicante anciano de unos setenta años se sentó en un banco con el hombre y le habló amablemente; también envió pensamientos rectos para limpiar los factores malignos que había detrás de él.

Gracias a los esfuerzos conjuntos de los practicantes, finalmente cambió. Ya no escribe malas palabras contra Dafa. Un practicante tuvo un sueño en el que este hombre se vestía impecablemente y parecía una persona nueva. Estaba completamente rectificado.