(Minghui.org) ¡Saludos Venerable Shifu! Saludos compañeros practicantes.

Vivo en una ciudad a unos 20 km de Buenos Aires. Soy psicóloga. A través de mi trabajo trato de ayudar a disminuir los sufrimientos de las personas. Ejerciendo la profesión noté que la raíz de muchos sufrimientos es el miedo. Al cultivarme en base a los principios de Falun Dafa, Verdad-Benevolencia-Tolerancia, fui aprendiendo que tener un cuerpo humano nos hace sufrir y que el corazón humano se ocupa de que eso suceda así.

Shifu nos dice:

“La gente común, al llegar cierto día se tendrá que enfermar, al llegar cierto día tendrá que encontrar dificultades y al llegar cierto día quizás se enferme mentalmente o se muera; la vida entera de la gente común es simplemente así” (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Una practicante me hizo ver que el origen del sufrimiento de las personas es que ya no tienen fe, y sin fe no puede tener valores rectos ni recibir ayuda. Las personas están perdidas, porque aun cuando tienen fe religiosa, no saben que las religiones actuales en sumayoría no son rectas. Si no tienen dinero, amor, fama, sienten vacío y desdicha; no pueden estar felices con lo que tienen.

Sus palabras trajeron a mi memoria lo que Shifu dijo:

“Período final del Fa no se refiere solo al fin del Fa de la religión budista, sino a que la sociedad humana ya no tiene la restricción del Fa del corazón que mantiene la moral”. (Tercera Lección, Zhuan Falun).

Cuando doy consulta a un paciente, siempre trato de hablarle desde el Fa. Cuando puedo hablar desde las enseñanzas del Fa, las palabras salen solas.

Al hablar desde el Fa, las personas enmudecen y prestan mucha atención, lo dicho destraba inmediatamente el sufrimiento y les permite ver claramente, qué deben mejorar para obrar como buenas personas. Siempre agradecen y hasta parece que nunca olvidan esas palabras, porque de vez en cuando las recuerdan en las conversaciones que tenemos tiempo después.

 Mi forma de trabajar cambió radicalmente desde que me cultivo en Falun Dafa. Quisiera compartir una de las muchas experiencias que me tocó vivir al trabajar.

Tratar con el miedo indescriptible

Una persona vino a consulta por estar aterrorizada por distintos tipos de miedo. Estaba asustada porque tenía presentimientos o veía cosas en sueños que luego muchas veces se hacían realidad. Al principio trabajamos su sufrimiento desde una perspectiva racional: aunque podía razonar muy bien, algo impedía a esta persona destrabar su sufrimiento y dejar de tener miedo.

Parecía evidente que tenía su tianmu abierto y lo que veía la aterrorizaba y le causaba grandes dificultades. También decía estar infeliz por sentirse una “pobrecita”, no animarse a conseguir beneficios materiales como los demás y ser una persona común. Lo que iba diciendo me sonaba familiar, y cuando dijo “persona común”, claramente entendí que la manera en que había tratado de ayudarla hasta ahora no servía y que tenía que hablar desde el Fa.

Pasado cierto tiempo, me contó que había tenido un sueño muy vívido y muy hermoso, que a la vez tenía un lado oscuro, como si fuera un “lado B”, como suele llamarse al reverso de los discos de vinilo; contó que en ese sueño había agua con forma de montañas de colores, que era todo maravilloso, indescriptiblemente hermoso; ella iba caminando en medio de esas aguas como lo hizo Noé; iba recorriendo con una amiga algo parecido a la montaña de los 7 colores, donde se entraba por un lado y se salía por otro. Vieron un espectáculo maravilloso, era un ballet de danza oriental, y los bailarines tenían trajes como celestes y amarillos o naranja, veía eso maravilloso y a la vez lograba ir tras bambalinas, y detrás de escena veía que había gente oscura que los maltrataba y obligaba a los bailarines a hacer trabajos que no querían.

Al final de todo eso que había visto, se sentía muy compungida porque no podía comprar el libro donde se relataba la historia de ese lugar que habían recorrido, donde explicaba lo que sucedía allí y cómo se había formado todo eso; su amiga había podido comprarlo pero ella no tenía ese dinero y no lo podía comprar; sin embargo quería el libro, quería el libro y sentía mucha angustia por no poder comprarlo; entonces pensó en buscar a su mamá para pedirle prestado ese dinero, y pensaba quién podría prestarle ese dinero, porque quería comprar ese libro.

En ese momento –aunque yo sabía cuál era la respuesta- le pregunté de qué color era el libro. Ella respondió: “azul o celeste”. Le dije “entonces tenés que leer Zhuan Falun. La compañía de danza que viste es Shen Yun. Y el comunismo los persigue en China por sus creencias. En ese libro está esa historia, ese recorrido y todas las respuestas que estuviste buscando hasta ahora. Está disponible en la web de manera gratuita, y si querés tenerlo en papel puedo ponerte en contacto con personas de la Asociación de Falun Dafa local que lo editan al costo”.

La angustia con la que había relatado no poder conseguir el libro se transformó en cara de asombro; estalló en llanto, dijo con emoción y alivio “no puedo creer que me estés diciendo esto...” y luego no pude entender sus palabras de gratitud porque se entrecortaban por la intensidad de sus sollozos. “¡Quiero conseguir ese libro, quiero leerlo!” dijo.

Le envié la foto del libro, el link al sitio oficial de Falun Dafa, el libro en versión PDF, el link de la compañía oficial Shen Yun y foto de la tarjeta con el QR de Ganjing World.

Quedé conmovida por la manera en que Dafa se manifiesta y cuanta misericordia tiene Shifu con cada ser consciente. Nunca imaginé ser parte de una experiencia sobrenatural y menos aún en mi trabajo, que en apariencia parece muy distante de eso.

Mirando la psicología desde la perspectiva del Fa

Algunos intercambios me hicieron pensar que la psicología es contraria a lo que aprendemos en el camino de cultivación. Por eso me pregunté más de una vez si tenía que seguir trabajando como psicóloga, e inclusive busqué otro tipo de trabajos.

Intercambiando con practicantes del cuerpo local acerca de esto, uno de ellos me hizo reflexionar preguntando si otro trabajo me permitiría tener el tiempo que hoy tengo para hacer bien las cosas de Dafa.

Consideré que tenía razón, y dejé de buscar otros trabajos que no tuvieran que ver con la psicología y, de paso en el camino pude ver y disponerme a dejar algunos apegos de qing hacia querer o no querer hacer cierto tipo de trabajo que había hecho en el pasado.

También miré hacia adentro y me pregunté si es correcto que les diga estas cosas a personas comunes. Creo que siempre que hable desde el Fa y con racionalidad, no hay problema.

Shifu nos dijo:

“La sociedad humana es como un ambiente de cultivación" y “las cosas no son accidentales” (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York 2004).

“Con tal que el Shifu diga que algo está bien, tú puedes simplemente proseguir y seguir actuando a la manera de la gente común, porque se supone que debes transitar tu camino de ese modo, y los seres humanos deben ser salvados así”. (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York 2004).

“Muchos estudiantes entienden que sólo hacer los ejercicios y estudiar el Fa son cultivación. Sí, con esos directamente entras en contacto con un aspecto del Fa. Pero mientras te cultivas verdaderamente en tu vida diaria, la sociedad con la que entras en contacto es tu ambiente de cultivación. El ambiente familiar y laboral en el que pasas tiempo son dos ambientes en los que debes cultivarte, son parte del camino que debes transitar, son lo que debes manejar, y manejar correctamente” (Exponiendo el Fa en Canadá 2006).

El Fa que Shifu enseña me mostró que no importa en qué trabaje uno, lo que importa es posicionar el corazón rectamente al hacer lo que uno hace. Eso nos permite pensar, hablar y trabajar desde la perspectiva de un cultivador.

Asistir a cursos de posgrado me permite aclarar la verdad a los seres conscientes que están en ámbitos académicos y de investigación. Hay colegas que se interesan y agradecen que les haya contado sobre Falun Dafa y les haya acercado material informativo y de aclaración de la verdad.

Los ámbitos donde estoy por mi profesión a veces son hostiles: muchos colegas rechazan la espiritualidad y a Dafa objetando que “es contrario a la formación como psicólogos” y sutilmente menosprecian lo que digo.

Esto tiene, al menos dos aspectos que debo observar: uno es que esa situación es para elevar mi xinxing. El otro aspecto es mejorar para decir palabras que lleguen a la naturaleza fo de cada ser. Como enseña Shifu:

“Si lo que dices sale realmente de tu corazón sin ningún interés personal, tus palabras realmente tocarán a los demás” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur, 1998).

Muchos otros profesionales de la psicología creen en la espiritualidad, van buscando respuestas que no encuentran en las teorías que estudian y están esperando conocer el camino recto. Visto a la inversa, en ese ámbito tan bajo también hay seres conscientes que esperan ser salvados.

Mis tropiezos en el camino sin forma: cultivar el habla

Así como experimenté lo que sucede al hablar desde el Fa, experimenté situaciones donde no lo hice y también viví sus consecuencias.

La espantosa sensación de no haber cultivado el habla y de no ver a tiempo la dimensión e importancia de hacer incorrectamente la tarea de salvar a los seres conscientes, fueron enseñanzas muy duras.

Una persona que consultaba había cancelado su entrevista la semana anterior, sin motivo. En el siguiente encuentro, dijo que no iba a continuar las consultas porque no se había sentido cómoda con cosas que dije, le había resultado hiriente mi modo de decir y eso la había atormentado a través de los días. Pensé “qué vergüenza, soy practicante ¿cómo pude haber dicho algo así?”; a la vez, otro pensamiento decía “seguramente es su interpretación, producto del sufrimiento mental que tiene”: a ese no le hice caso, porque ya no soy una persona común que trabaja con métodos de persona común. No hablé desde el estándar del Fa que enseña Shifu:

“Cuando abrimos nuestras bocas para hablar, siempre hablamos de acuerdo con el xinxing de una persona que refina gong, no decimos palabras que siembran discordia ni cosas que no son buenas” (Octava Lección, Zhuan Falun).

Sentí el amargo arrepentimiento de no haber hecho lo que debía y de que ya no hubiera una próxima vez para enmendarlo. El tiempo no espera a nadie y algunas cosas que no hacemos bien no tienen retorno. Me di cuenta además que aún seguía perjudicando a varias personas de mi entorno, e inclusive afecté a algún compañero practicante. Pude ver en cada caso qué había hecho mal, pero no en todos los casos pude repararlo.

Si creía que la otra persona estaba errada, mi modo de decir podía llegar a ser hiriente e irónica; a veces, se tornaba una burla cruel. Lo peor es que lo hacía sin siquiera notarlo: creía que mis intervenciones eran agudas, pero jamás pensaba qué efecto tendrían en los demás, solo miraba si algo era racional y veraz. Me creía muy competente, superior y me caracterizaba la impaciencia hacia las personas que no eran racionales.

Debo esforzarme y antes de abrir la boca, evaluar usando los principios invertidos que enseña Shifu; dar vuelta lo que voy a decir a otras personas y decírmelo a mí en primer lugar, y luego ver si debo decirlo y cómo. Aquello que señalo como deficiencias ajenas, debo voltearlo y ver qué problema hay en mí misma con eso. Debo ser considerada con los demás en cada acto, hasta en las pequeñas cosas.

Hoy puedo ver que no importa qué pase porque, en verdad, toda mi vida fue arreglada detalladamente por Shifu. Aun cuando no conocía a Dafa, Él estuvo a mi lado y protegió mi vida. Fue todo para este día en que puedo considerarme parte de este cuerpo de practicantes de Dafa.

Es mi responsabilidad transitarlo bien, cada día, hasta el último día. Mi camino sin forma sólo tiene importancia como partícula de algo inmenso.

¡Gracias Venerable Shifu! ¡Gracias compañeros practicantes!

Si hay entendimientos incorrectos, les agradezco me lo señalen.

(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Cultivación de Falun Dafa de Argentina 2022)