(Minghui.org) Una vida salvada por Falun Dafa es extremadamente afortunada. Sin embargo, como practicantes, no solo somos salvados, sino que pasamos por un proceso de purificación y elevación para que podamos volver a nuestro ser original y verdadero. Dafa nos da la oportunidad, de alcanzar el reino más magnífico. Así, la cultivación en Dafa se trata de eliminar continuamente las sustancias malas, purificarnos, para que alcancemos los estándares de Dafa en varios niveles. Durante el proceso, uno tiene que soportar sufrimientos y superar toda clase de pruebas y tribulaciones.

Las tribulaciones que encontré durante los últimos 20 años, abarcaban principalmente tres áreas. Una era bastante difícil y abarcaba los conflictos de xinxing. Con frecuencia, cuando tenía conflictos con mis colegas, familiares o compañeros practicantes, solo empezaba a mirar hacia dentro cuando fallaba en pasar una prueba. En apariencia, entendía que como practicante debía seguir los principios Verdad-Benevolencia-Tolerancia en todo momento. Sin embargo, cuando la sustancia que hería mi corazón surgía, no podía preservar mi xinxing. Cuando no podía superar los conflictos, sentía que cultivar mi xinxing era demasiado difícil. Esto ocurría especialmente cuando los miembros de mi familia me culpaban diciendo: "Nuestra maravillosa vida familiar está arruinada porque la gente sigue viniendo a acosarnos, y todo es por tu culpa".

Práctico Dafa y trato de ser una buena persona, una mejor persona. Los miembros de mi familia son testigos y se han beneficiado de ello, pero, a pesar de eso, seguían culpándome. Me sentí muy ofendida y no podía callarme. Les dije: "Saben que el malvado Partido Comunista Chino (PCCh) persigue a la gente buena. No fueron a razonar las cosas con ellos; en vez de eso, al ustedes sentirse perjudicados me echaron a mí la culpa y a mi práctica en Falun Dafa".

Ahora que lo recuerdo, comprendo que no les aclaré bien los hechos. También di demasiada importancia a lo que decía una persona común. No tenía claros los principios del Fa, y utilicé los estándares de un practicante para medir a un familiar que es una persona común. Sabía que sentirme agraviada y molesta se reducía a sentimentalismo. Cuando no podía desprenderme de mi sentimentalismo, no podía salir de lo humano. Cuando conseguía la claridad, la sustancia que me reprimía se disipaba.

Lidiar con la presión mental

Una segunda área de dificultad era la presión mental de estar sometida a la persecución. En la primera etapa de mi cultivación, al enfrentarme a la malvada persecución, no sabía cómo aclarar los hechos. Cuando iba a Beijing para apelar ante el gobierno, en las comisarías y centros de detención, solo hablaba pasivamente de lo grandioso que es Falun Dafa y de cómo me beneficiaba de ello. Lo abordaba desde el punto de vista de ser perseguida. No lo trataba como una prueba de cultivación. Con frecuencia me asustaba ante la mera mención de oficiales o comisarías de policía. Cuando leía los artículos que compartían los practicantes, intentaba evitar las partes en las que se describía algún tipo de persecución. De esto se podía deducir lo terriblemente asustada que estaba de la malvada persecución.

Del estudio del Fa aprendí: qué hacer cuando se es perseguido. Sin embargo, después de pensar en ello, aun me asustaba. No fue hasta hace cinco años, cuando me detuvieron mientras repartía materiales de esclarecimiento de la verdad, que el miedo desapareció. Aquella experiencia me hizo darme cuenta de lo que significa desempeñar el papel principal en la rectificación del Fa. Aprovechaba cualquier oportunidad para aclarar los hechos a los policías allí presentes. Algunas veces, los agentes me escuchaban al aclararles los hechos, un grupo tras otro. Cuanto más hablaba, más surgían mis pensamientos rectos y mi pensamiento se volvía más lógico. Podía sentir verdaderamente el gran poder de ser fortalecida por el Maestro. Esa vez, mi miedo se eliminó en gran medida. Después, me liberaron y regresé a casa al cabo de unas horas.

Desde entonces, de vez en cuando, la gente de esos departamentos perseguidores siguió viniendo a mi casa para acosarme. Al enfrentarme a ellos, seguí aclarándoles los hechos. Hubo un par de veces en las que no aclaré los hechos; en su lugar surgió mi miedo. Me estaba dejando llevar por el mal. Ese tipo de sentimiento era como ser perseguida. Después sentí un profundo arrepentimiento. Desde que aprendí esta lección, tomé la iniciativa de aclararles los hechos cada vez. Ya no dejé escapar ninguna oportunidad.

Tribulaciones físicas

La tercera área de dificultad eran las tribulaciones en mi cuerpo. Al principio de mi cultivación, no tenía una comprensión profunda del Fa. Cuando me topaba con estas tribulaciones, no tenía claro de qué se trataba. Sin embargo, tenía un pensamiento: yo tenía al Maestro cuidando de mí, así que debía estar bien. Por ejemplo, un mes después de que empecé a cultivar Dafa, en el trabajo caí desde el segundo piso al suelo, aterrizando primero sobre mis talones, y no podía levantarme. Cuando mis colegas quisieron llevarme al hospital, lo primero que pensé fue: Estoy bien. Pero sentía mucho dolor. Me costó mucho esfuerzo llevar la bicicleta de vuelta a casa. Por la noche, también tuve que soportar mucho dolor cuando hice las cinco series de ejercicios. El dolor cesó justo después de terminar de hacer los ejercicios, a pesar de que todo mi tobillo seguía negro y contusionado.

En aquel momento pensé: practicar Dafa es realmente increíble. A mi familia también le pareció increíble. Ahora al ver hacia atrás, cuando era una nueva practicante, que esa situación diera un giro, realmente se debió a que tuve pensamientos rectos. Si me hubiera tratado como una persona común, el resultado no habría sido bueno.

Durante mi proceso de cultivación de más de 20 años, esto fue solo una pequeña prueba de xinxing en el período inicial. Después, me enfrenté a constantes tribulaciones. En los últimos años, escupí masas sanguinolentas en grandes cantidades. También tuve diarrea. Mi piel tenía ampollas pruriginosas. Tuve fiebre, tos, falta de fuerza en las cuatro extremidades y dolores lumbares. A veces estas tribulaciones me molestaban y luego desaparecían. A veces aparecían de repente, y otras de forma intermitente. Como resultado, experimenté estas tribulaciones, bien fuera continuamente o de forma intermitente durante mucho tiempo. Pero, gracias a la protección del Maestro, ninguna de las tribulaciones me afectó a la hora de hacer las tres cosas, de trabajar o de seguir con mi vida cotidiana.

Por ejemplo: Cuando tenía ampollas por todas partes, la piel que podía verse estaba bien, y nadie podía notarlas. Cuando al eliminar ye, parecía tener una enfermedad seria, siempre ocurría en fin de semana. En cuanto volvía al trabajo, me encontraba bien. Cuando perdía la voz, podía seguir hablando con normalidad durante las juntas. Una vez me caí mientras conducía mi bicicleta eléctrica y se me desgarró un gran trozo de piel bajo la rodilla, pero no sangraba. Solo salía agua. Por muy mal que me sintiera, en cuanto empezaba a pensar en hacer las tres cosas, se me subía el ánimo.

Estas manifestaciones extraordinarias me hicieron darme cuenta de que se trataba de la eliminación de ye, a diferencia de padecer enfermedades ordinarias. Por lo tanto, tenía una gran fe en que el Maestro me estaba protegiendo. Por supuesto, esto era todavía una comprensión bastante superficial. Cuando progresé en mi estudio del Fa, gradualmente me di cuenta de que debía mejorar mi xinxing manteniéndome en el estándar de una practicante, en oposición a permanecer en el nivel en el que estaba cuando empecé a cultivar. Entonces solo me preocupaba por la curación y la forma física. La cultivación en Dafa es tan sagrada y seria; si siempre quiero estar cómoda y pasar por alto la cultivación del xinxing, ¿cómo podría protegerme el Maestro? ¿Cómo puedo pensar solo en vivir cómodamente? Esto va en contra de los principios de Dafa.

Algo más que complicaba mi entendimiento de estas tribulaciones, o poder mirar hacia dentro, era que sentía que no podía ver la verdad. Podía ser una interferencia de las viejas fuerzas, algo relacionado con una deuda que tenía, algo que no había hecho bien, o cualquier otra cosa. La razón podía ser muy complicada. Lo que es más, durante estos años, cuando aparecía una tribulación, intentaba mirar hacia dentro, pero lo hacía con la intención de eliminar la tribulación. Por lo tanto, decidí manejarlo de otra manera. En lugar de fijarme solo en lo que había hecho mal, lo que desencadenaba la tribulación, yo me exigía el estándar de una practicante cultivando cada uno de mis pensamientos en mi vida diaria.

Probablemente, se debía a que siempre me quedaba estancada en un asunto determinado, y a que formé el hábito de buscar mis apegos para resolver los problemas. Cuando me di cuenta de ello, ya no me apegaba a la búsqueda de mis apegos. Mi ye se eliminaba sin que me diera cuenta. Cuando me sentía incómoda, no me preocupaba en absoluto. A veces me olvidaba por completo. Por ejemplo, durante mucho tiempo me dolió un brazo y me costaba levantarlo. Después, el problema desapareció. Ahora ni siquiera recuerdo de qué brazo se trataba.

Para una persona normal, la felicidad se reduce a perseguir fama, interés personal y el sentimentalismo. Para un practicante, soportar las dificultades es algo bueno. Cuando nos encontramos con una tribulación, si podemos tratarla según los principios rectos del Fa en nuestra cultivación y verla como algo bueno, entonces ya no es una tribulación, sino algo que nos ayuda a mejorar.