(Minghui.org) Han pasado más de dos años desde la muerte de mi pariente Jun, un compañero practicante. He querido escribir sobre él para recordarnos que, como practicantes, debemos valorar tanto nuestros cuerpos humanos como la oportunidad de cultivarnos.

La llegada a Dafa

Jun comenzó a practicar Falun Dafa en enero de 1995. Rápidamente aprendió los cinco ejercicios y comenzó a hacerlos, diligentemente, todos los días. En ese momento yo, que estaba en casa recuperándome de una enfermedad, lo veía practicar todos los días.

Me gustaba leer el libro Falun Gong cuando no encontraba otra cosa que hacer. El Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) me abrió el tianmu. Vi como una flor dorada florecía en un instante, como si se tratara de algún efecto especial de una película. También podía ver cosas en otras dimensiones como los Falun, luces de varios colores, los pilares de gong sobre las cabezas de los practicantes, etc.

Mientras observaba a Jun practicar todos los días, veía que los colores de la luz que emitía su cuerpo cambiaban cada dos o tres días: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y morado.

En enero de 1996, el libro central de Falun Dafa, Zhuan Falun, salió a la venta en nuestra zona. Jun compró rápidamente un ejemplar. Pronto descubrió que había gente que practicaba Falun Dafa en el parque del centro, así que se unió a ellos. Participaba activamente en las actividades para promocionar Dafa.

A principios de 1999, Jun se casó de nuevo y formó una familia. Su mujer apoyaba mucho a Dafa. Aunque no lo practicaba, también se benefició de Falun Dafa. Su hepatitis B desapareció. Su hijo nació ese mismo año.

En la lista negra al comienzo de la persecución

En julio de 1999, el Partido Comunista Chino (PCCh) inició la persecución a Falun Dafa. Jun se vio incluido en la lista negra porque participaba en actividades para promocionar Dafa. Lo enviaron a un conocido centro de rehabilitación de drogas para que lo reeducaran a la fuerza, mediante trabajos forzados.

Dijo que la persona que le interrogó era un policía de la Oficina de Seguridad del Estado, a quien le había enseñado los ejercicios de Falun Dafa. Se dio cuenta de que el policía se había hecho pasar por un practicante para recabar información sobre ellos, mucho antes de que comenzara la persecución.

Pocos años, Jun había pasado por todos los centros de detención y prisiones de nuestra ciudad. Sin embargo, su fe en el Maestro y en Dafa nunca se vio afectada.

Los practicantes dejan de denunciarse unos a otros

Muchos practicantes de mi ciudad fueron arrestados después de que otros practicantes se vieran obligados a denunciarlos por su nombre, a la policía.

Un coordinador al que detuvieron, no pudo mantener sus pensamientos rectos después de que lo torturaran, así que le dio a la policía mucha información sobre los practicantes y los lugares de producción de materiales de aclaración de la verdad de la ciudad. Incluso les dijo cuántos ejemplares del Semanario Minghui y de los materiales de aclaración de la verdad sacaba cada sitio semanalmente, y cuánto les costaba a los practicantes hacerlos.

De repente, pareció como si una nube oscura cubriera todo el cielo, y detuvieron a cinco o seis practicantes, incluido Jun. Los que escapaban se veían obligados a desplazarse con frecuencia, para evitar ser capturados por la policía.

Interrogaron a Jun y le exigieron saber de dónde procedían unos 30.000 o 40.000 yuanes. Alguien había dicho que tales fondos habían pasado por sus manos. En realidad, ese dinero se lo dieron algunos compañeros, que lo habían ahorrado de sus gastos cotidianos. Jun se quedó consternado por el hecho de que la policía dispusiera de tanta información. Tomó la firme decisión de dejar de hablar de cualquier otro practicante y cargar con todo la culpa.

Le dijo a las autoridades que el dinero era suyo. Como era un hombre de negocios y tenía unos ingresos bastante decentes, la policía le creyó y dejó de investigar. A partir de ese momento, los practicantes de nuestra zona dejaron de denunciarse entre sí.

Más tarde, condenaron a Jun a tres años, mientras que a otros dos practicantes le impusieron siete años a cada uno. Cuando visité a Jun, me dijo que cuando comparecieron ante el Tribunal, los otros dos practicantes trataron de culparse mutuamente, lo que hizo que el juez los despreciara y les impusiera penas más largas.

Ayudar a resolver las tensiones entre los practicantes en prisión

Cuatro meses antes de que terminara su condena, Jun fue puesto en libertad. Salió con una lista de presos que acordaron renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. También me contó algunas cosas que ocurrieron entre los compañeros practicantes mientras estaba en prisión.

Cuando ingresó en la cárcel, las relaciones entre los compañeros no eran buenas. Se peleaban, se confabulaban y estaban en desacuerdo unos con otros. Entonces recitó las palabras del Maestro a los practicantes en su celda:

"Discípulos de Dafa, deben guardar sólidamente en la memoria que en el futuro, cualquier conducta semejante a dividir Dafa en partes, escuelas, sectas o denominaciones por cualquier persona, en cualquier tiempo, en cualquier lugar y bajo cualquier pretexto, está dañando el Fa" ('Conclusión definitiva', de Escrituras esenciales para mayor avance).

Aunque estos practicantes habían sido los puntales en sus áreas locales y tenían algunas habilidades técnicas, se miraban con desprecio. Jun dijo abierta y honestamente que cada uno de ellos, ya que había acabado en prisión debía tener problemas, omisiones y apegos en su propia cultivación de los que se aprovecharon las viejas fuerzas. Aconsejó a todos que miraran hacia dentro en lugar de hacia fuera, a los demás. Jun empezó a analizar lo que él mismo había hecho mal, y el resto empezó a buscar en su interior sus propios problemas. Las tensiones entre los practicantes desaparecerían más tarde.

También me habló de un practicante anciano que había enseñado a la gente de todas las zonas a instalar antenas parabólicas, y tenía buenos conocimientos de informática. Una vez, cuando lo detuvieron, el sistema de encriptación de su computadora portátil impidió que la policía obtuviera información alguna.

Me quedé muy impresionado. Me di cuenta de que, aunque las medidas de seguridad son necesarias, lo que realmente nos mantiene a salvo es Dafa. Una persona que cumple los requisitos de un discípulo de Dafa será la más segura. Cuando no tenemos apegos ni omisiones, el mal no se atreverá a tocarnos.

Irse por las ramas

Jun reinició su propio negocio después de salir de la cárcel. Trabajó durante nueve años antes de fallecer a los 50 años. Durante esos años, no hizo muchas de las tres cosas que se supone que deben hacer los discípulos de Dafa. Trabajaba de 8:00 a 18:00 diariamente. A veces tenía que visitar las casas de los clientes por la noche. Le sugerí que dejara de trabajar a las 17:30 para no dejar de enviar pensamientos rectos a las 18:00, pero no aceptó mi sugerencia. La calidad de sus pensamientos rectos a medianoche tampoco era buena.

Jun tenía una cara agradable y era muy simpático, por lo que sus clientes confiaban en él. Le sugerí que aclarara los hechos sobre Dafa a sus clientes y les animara a renunciar al PCCh. Pensé que aprovecharía una buena oportunidad y podría salvar a los seres conscientes mientras se ganaba la vida. Tal vez por el miedo a que lo persiguieran otra vez, Jun no lo hizo por sistema. Sólo le habló a algunos.

También enfaticé la importancia del estudio del Fa y le dije que no pasara todo su tiempo ganándose la vida. Pero en ese momento insistió en que ganaría todo lo que pudiera para comprarle una casa a su hijo. Debido a que trabajaba muchas horas, apenas encontraba tiempo para leer los libros de Dafa.

Más tarde, cuando pudo conectarse a Internet, pasaba más tiempo leyendo las noticias de Dynaweb, que leyendo los artículos de los practicantes en Minghui. Durante algún tiempo se volvió adicto a ver un programa de comentarios de NTDTV. Le recordé que los programas de NTDTV son para los no practicantes y que los discípulos de Dafa deben dedicar su tiempo a estudiar el Fa. Tal como los compañeros practicantes compartieron en sus artículos sobre Minghui, no importa cuán ocupados estén cada día, deben asegurarse de terminar de estudiar una conferencia antes de hacer cualquier otra cosa.

Lamentablemente, Jun y yo vivíamos lejos, así que sólo podíamos intercambiar algunas palabras de vez en cuando.

Seis meses antes de que Jun falleciera, uno de sus familiares tuvo un sueño en el que oía una voz masculina que decía en voz alta: "Jun, no te queda mucho tiempo. Ve a aclarar los hechos y salva rápidamente a la gente". El pariente le contó, inmediatamente, a Jun su sueño. A partir de entonces, empezó a aclarar los hechos a todas las personas que encontraba y les aconsejaba que renunciaran al PCCh.

Un día, Jun cayó repentinamente en coma alrededor de las 9:30 de la mañana, debido a una hemorragia cerebral. A causa de la COVID, la ambulancia tardó en llegar. Llegó al hospital pasadas las 16:30 horas. Cuando los médicos fueron a operarle, tuvo otra hemorragia cerebral masiva. Falleció a las 22:45 horas.

Han pasado dos años desde que ocurrió. Siempre he querido escribir sobre ello. Desde mi punto de vista, Jun podría haber desempeñado un gran papel en la salvación de los seres conscientes en este período crítico de la rectificación del Fa. Desafortunadamente, debido al apego al sentimentalismo, se centró en ganar dinero. No valoró el tiempo limitado de la cultivación. No sintió la urgencia ni hizo bien las tres cosas. En consecuencia, las viejas fuerzas se impusieron.

He escrito este artículo con la esperanza de que arroje algo de luz a los compañeros practicantes. Esta es sólo mi limitada comprensión. Por favor, señalen cualquier cosa que no esté de acuerdo al Fa.

Nota del editor: Este artículo sólo representa la comprensión del autor en su estado actual de cultivación, destinado a compartir entre los practicantes para que podamos "…comparte en el aprendizaje y comparte en la cultivación" (Cultivación sólida, Hong Yin).

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