(Minghui.org) Después de jubilarme como maestro en 1998, conocí Falun Gong. Bajo la protección continua del Maestro, logré superar muchas tribulaciones de ye de enfermedad.
Antes de cultivarme en Falun Dafa (también llamado Falun Gong), tenía un cálculo de 2.3 cm alojado en la vesícula biliar. Podía sentir su presencia cada vez que me levantaba o me acostaba. Cuando los síntomas de la colecistitis se agudizaban, el insoportable dolor abdominal solo se aliviaba tras consumir cápsulas de hierbas Danshu. También sufría una fuerte tos crónica cada mañana y cada noche. Era normal que tosiera tanto que vomitara, incluso con el estómago vacío.
Poco después de empezar a practicar Falun Gong, sentí de repente que una mano invisible me agarraba la vesícula biliar mientras estudiaba el Fa. El fuerte dolor hizo que mi cuerpo sufriera un espasmo involuntario durante un segundo. El dolor se calmó inmediatamente y supe que el Maestro había eliminado mi cálculo biliar. Durante mi siguiente revisión en el hospital, el médico comprobó mi escáner y confirmó que el cálculo había empezado a deshacerse. Ya no tenía nada de qué preocuparme y mi estómago dejó de dolerme. El Maestro también limpió mi tracto digestivo y mis pulmones, dejando mi cuerpo más ligero y cómodo.
La parte central de mi pecho solía sentirse anormalmente fría. Solía cubrirme el pecho con capas de toallas aislantes, aunque esto no era efectivo. Como resultado, a menudo sufría de congestión nasal que ningún medicamento parecía poder aliviar. Después de un mes de practicar Falun Dafa, estaba durmiendo cuando vi al Fashen del Maestro de pie junto a mí, sosteniendo un Falun mientras supervisaba a tres personas a mi alrededor ajustando mi cuerpo. Cuando el Fashen del Maestro dirigió al resto para hacer el Falun más grande, una ola de calor se precipitó desde la base de mi columna vertebral hasta mi cuello, haciéndome despertar. Continué sintiendo este calor mientras fluía por mi cuerpo unas cuantas veces más. Después, dejé de sentir frío en el pecho.
Yo era alérgico a la penicilina. Una vez, la prueba cutánea de alergia a la penicilina de otro paciente se dejó en la mesa junto a mí. En cuanto la inhalé, mi cara se inflamó al instante con una erupción. Me di cuenta de que mis alergias habían desaparecido después de practicar Dafa. Un día, llevaba a mi nieta en brazos mientras la enfermera le administraba una inyección de penicilina. Mi hija se sorprendió: "¿Ha desaparecido tu alergia a la penicilina?". Respondí felizmente: "Sí, mi cuerpo no reaccionó en absoluto".
A principios de 2015, mi vista empezó a volverse borrosa. También me ardían los pies hasta que se formaron ampollas y pus, aunque no sentía ningún dolor. Cuando mis hijos vieron mis síntomas, me ingresaron a la fuerza en el hospital. Me diagnosticaron un alto nivel de azúcar en la sangre, y los médicos me recetaron medicamentos hipoglucemiantes e inyecciones de insulina. A pesar de 10 días de tratamiento continuo, mis síntomas no mejoraban. Al final, el hospital se vio obligado a darme el alta.
Al volver a casa, mi segunda hija me impuso una dieta para diabéticos, me obligó a tomar medicamentos e inyecciones de insulina y me prohibió hacer los ejercicios de Falun Dafa. Mi peso siguió bajando hasta que incluso mis muslos eran casi solo piel y huesos. Mi hija llegó a temer seriamente por mi vida. Yo también me sentía angustiado por el deterioro de mi estado. A pesar de tomar medicamentos, insulina y ajustar mi dieta, mi salud seguía deteriorándose. Como mi situación era tan mala y no mejoraba, pensé que podría seguir cultivándome en Falun Dafa en el tiempo que me quedaba.
Dejé de tomar todos los medicamentos y me fui a vivir con unos compañeros practicantes en su casa. Estudiamos el Fa, practicamos los ejercicios juntos y nos ayudamos mutuamente. Una noche, mientras me lavaba los pies, me rocé accidentalmente un gran trozo de piel de la parte inferior del talón izquierdo, lo que provocó la salida de grandes cantidades de pus. Acolché la herida con un trozo de papel más grueso y la dejé en paz. La herida se curó en un mes.
Una noche, cuando tuve que ir al baño, me caí. Tenía los pies tan entumecidos y paralizados que apenas podía moverlos o sentirlos. Además, me dolían tanto que no podía dormir acostado. Solo pude pasar la noche sentado en una silla de ratán. Con la ayuda de otros practicantes, me sentaba por las mañanas y las noches en el sofá para practicar los ejercicios, mientras estudiaba el Fa durante el resto del día. Otros practicantes también me apoyaban cuando practicaba de pie y caminando. Sabía que me enfrentaba a una tribulación y no a una enfermedad humana. En menos de un mes, era capaz de caminar por la casa sin ayuda, utilizando una silla de ratán para apoyarme. Podía ducharme, lavar la ropa e ir al baño por mi cuenta. Si no fuera por Dafa, la recuperación habría sido imposible en tan poco tiempo.
En 2016, una zona cerca de mi tobillo izquierdo se volvió negra de repente. Sabía que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo y no me preocupé por ello. El color comenzó a desvanecerse en uno o dos meses hasta que todo mi pie volvió a la normalidad, excepto la piel del hueso del tobillo que permaneció de color marrón claro.
Mis hijos vieron que mi salud mejoraba y dejaron de objetar mi cultivación de Falun Dafa. Mi hermano es un médico que ha tratado a muchos pacientes diabéticos. Al enterarse de mi estado, quiso tratarme. Sin embargo, al ver que mi recuperación progresaba bien, decidió no intervenir.
Mi sobrino trabaja en la oficina de tráfico. Al conocer la noticia de mi rápida recuperación, se deshizo en elogios hacia los increíbles poderes curativos de Dafa. Le aconsejé que no calumniara a Falun Gong y que renunciara al Partido Comunista Chino (PCCh). Mi sobrino estuvo de acuerdo. Mis hijos y otros parientes también se convencieron de la bondad de Dafa y aceptaron renunciar al PCCh.
Desde que salí del hospital en 2015, no he vuelto ni una sola vez, ni he tomado ningún medicamento o suplemento nutricional. A pesar de tener casi 80 años, mi salud ha ido mejorando gracias a mi cultivación. A pesar de haber acumulado mucho yeli de mis vidas pasadas, el Maestro y Dafa protegieron y salvaron mi vida. Para recompensar al Maestro, me cultivaré bien según el camino que Él dispuso para mi.
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Categoría: Caminos de cultivación