(Minghui.org) A la Sra. Sun Qing, maestra jubilada de jardín de infancia de 59 años de la ciudad de Helong, provincia de Jilin, se le suspendió la pensión desde noviembre de 2021, y también se le ordenó devolver los 150.000 yuanes (22.650 dólares) de beneficios de pensión que recibió mientras cumplía condena por su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

En los últimos años, muchos practicantes de Falun Dafa en China se han enfrentado a una persecución financiera similar, ya que las autoridades alegaron que no tenían derecho a ninguna prestación de jubilación mientras cumplían condena, a pesar de que ninguna ley china lo estipula.

A los que han sido condenados recientemente, se les ha suspendido la pensión. A los que fueron condenados antes o ya habían cumplido sus condenas, como la Sra. Sun, las autoridades les ordenan que devuelvan los fondos que habían recibido durante sus condenas, a veces además de suspender sus prestaciones actuales.

A continuación, el relato de la Sra. Sun:

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Antes de empezar a practicar Falun Dafa, sufría muchas dolencias, como insomnio grave, diabetes y una afección cardíaca. Perdí la mayor parte de mi audición debido a una otitis media (infección del oído medio). Incapaz de soportar el sufrimiento, hice dos intentos de quitarme la vida, pero no lo conseguí.

Después de aprender Falun Dafa, excepto mi problema de audición, todos los demás problemas desaparecieron. Estoy agradecida a Falun Dafa por haberme salvado la vida.

Lamentablemente, el régimen comunista chino ordenó la persecución en 1999, provocando un dolor indecible a innumerables familias, incluida la mía. Me arrestaron cuatro veces y me condenaron a prisión. También estuve en un centro de detención, en un centro de lavado de cerebro y en un hospital psiquiátrico, donde me torturaron, me maltrataron verbalmente y me ordenaron renunciar a Falun Dafa.

La policía me cortó los dedos con lápices, haciéndolos sangrar y magullar. También me golpearon la cara con botellas de agua y tablas de madera, haciendo que se me hinchara y me sangraran los oídos. En otras sesiones de tortura, me dieron patadas con botas de cuero y me agarraron del pelo para golpearme la cabeza contra la pared. También me obligaron una vez a permanecer de pie durante diez días sin dormir.

Mientras estuve detenida, mi familia también vivió con miedo. Sus vidas también se vieron afectadas de muchas maneras.

Mis cuatro detenciones se produjeron cuando mi hijo era todavía un niño pequeño. Cuando la policía me interrogó antes de que me condenaran en 2013, mantuvieron a mi hijo, de tercer grado, como rehén en un intento de obligarme a ceder.

Cuando mi hija, que ya era adulta, viajó desde una ciudad del sur para visitarme, los guardias la maltrataron verbalmente y la humillaron, sin permitirle verme. Más tarde me contó que la angustia mental le hizo desarrollar varias afecciones médicas, de las que no se ha recuperado once años después.

La presión mental que soportó mi marido fue la más grave. Después de tantas veces de acoso, empezaba a temblar involuntariamente cada vez que alguien llamaba a la puerta. Además, padecía una grave afección cardíaca.

En un momento dado, la policía también lo arrestó y lo retuvo durante tres días. Lo golpearon y maltrataron verbalmente. Este incidente le hizo desarrollar más resentimiento hacia mí y hacia Falun Dafa.

Mi marido y yo nos conocíamos desde que estábamos en primer grado. Siempre habíamos estado en la misma clase, desde la escuela primaria hasta la secundaria. Después de graduarnos, encontramos trabajo en el mismo lugar. Tuvimos un hijo y una hija después de casarnos. Era una familia muy feliz. Pero debido a la persecución, nos divorciamos, dos veces.

Seis años después de nuestro primer divorcio, nos volvimos a casar. Pero solo unos meses después, me condenaron de nuevo. Mi marido acudió al centro de detención dos veces, exigiendo divorciarse por segunda vez y no tuve más remedio que aceptar. Más tarde se casó con otra mujer y formó otra familia.

Después de ser liberada, seguí enfrentándome a la presión tanto de mi familia como de la sociedad, lo que causó enormes dificultades en mi vida diaria.

En noviembre de 2021, recibí una llamada de mi lugar de trabajo y me pidieron que fuera a la oficina de la seguridad social a buscar a la directora Zhang. Fui allí por la tarde. Le entregué mi documento de identidad a Zhang, tal como se me había pedido, y le pregunté de qué se trataba la reunión.

Ella me preguntó: "¿Has traído el veredicto?".

Me quedé atónita y le dije que no lo tenía.

"¿Cuánto duró tu condena? ¿Cuándo te condenaron?".

"La condena fue de cuatro años. No recuerdo la fecha exacta de la sentencia".

Ella también me preguntó cuándo me había jubilado, antes de sacar un papel y ordenarme que les pagara 150.000 yuanes (un poco más de 23,000 dólares).

"¿Por qué?" pregunté.

Me indicó que era para que devolviera la pensión que había recibido durante los cuatro años de condena. También dijo que me habían descubierto a través de un análisis de big data.

Le dije que no había cometido ningún delito al practicar Falun Dafa y que me habían perjudicado. Falun Dafa es una disciplina de la escuela de Buda y enseña Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Se ha extendido por todo el mundo y solo se persigue en China. También dije que no es bueno que me persigan.

Mientras hablaba, el familiar que me acompañaba se asustó y me tapó la boca para que dejara de hablar.

Unos días después, fui a la oficina de la seguridad social y les pedí que no me suspendieran la pensión. Esta vez, la actitud de Zhang fue muy mala e insistió en que pagara los 150.000 yuanes.

Le dije que no podía pagarlo y que tenían que permitirme sobrevivir.

Ella me indicó que solo cumplía la ley.

Le dije que no existe tal estipulación en la ley laboral china y le repetí que no había violado la ley al practicar Falun Dafa.

Me amenazó con denunciarme a la policía y dejar que me arrestaran si seguía hablando.

Como había reservado un billete de avión para un viaje, me fui unos días después. Cuando pedí a mi familia que retirara mi pensión con mi tarjeta bancaria mientras estaba fuera de la ciudad, descubrieron que mi pensión ya había sido suspendida.

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