(Minghui.org) Salí a enviar pensamientos rectos con una compañera practicante. En el camino de regreso, nos encontramos con fuertes vientos. Fuimos en bicicleta contra el viento con gran dificultad.

No muy lejos de un cruce, vi a una mujer de unos 50 años que empujaba un carrito de venta de verduras. Desafiando los fuertes vientos, llamaba a la gente para que le comprara las verduras mientras caminaba. Los transeúntes se ocupaban de evitar el mal tiempo, y aun así seguían comprándole verduras.

Me acerqué a ella con simpatía para comprar sus verduras. Pero, sobre todo, quería hablarle de Falun Dafa. Le dije: "Hermana, si no fuera por buscar el sustento de uno, ¿quién desafiaría vientos tan fuertes para salir a vender verduras?". Mis palabras le tocaron las fibras sensibles. Ella respondió: "¿Qué opción tengo? Si no vendo, no tendré nada que comer. Gracias por su simpatía". Le dije: "Nosotras practicamos Falun Dafa, naturalmente tratamos a todos con amabilidad". Ella dijo encantada: "Mi hermana mayor también practica Falun Dafa. Escuché las Conferencias del Maestro hace tiempo, pero ahora no practico".

Al escuchar sus palabras, pensé que tal vez ella era un ser de altos niveles que firmó un voto con Shifu para venir a la Tierra para ayudar al Maestro en la rectificación del Fa. Sin embargo, ahora estaba perdida en la tina de tintura de la gente común. ¡Debo despertarla!

Como los vientos eran muy fuertes, tuve que gritar para que me escuchara. Le pregunté: "Hermana, te pregunto si todavía quieres vender verduras en tu próxima vida". Mi pregunta la hizo reír. Me contestó en voz alta: "¡Ya no quiero vender verduras, esto es demasiado duro!". Las tres nos reímos ante el ingenioso intercambio de palabras.

Continué: "Ya que no quieres hacer esto de nuevo en tu próxima vida, entonces regresa rápidamente a Falun Dafa y practica la cultivación. No pierdas una oportunidad que es difícil de conseguir. Practica la cultivación diligentemente y regresa a tu verdadero origen, vuelve a tu verdadero hogar y no permanezcas en este mundo humano para sufrir dificultades".

Ambas le explicamos los hechos de la persecución con la esperanza de que se diera cuenta de lo valiosa que es la cultivación. Parecía conmovida. Con la voz entrecortada, dijo: "Debo volver a cultivarme". Yo también me sentí conmovida. Antes de separarnos, dije: "Es el destino que nos encontraramos, espero tus buenas noticias". Nos despedimos con la mano.

Volví a mirar hacia atrás y la vi empujando el carro con gran esfuerzo alejándose. Un sentimiento indescriptible surgió en mi mente. Somos huéspedes del Cielo perdidos en el mundo humano, atravesando el ciclo de nacimiento, vida, muerte y reencarnación, siendo miserables, vida tras vida. Un año tras otro, ¿no estamos también luchando por vivir? La idea de recibir la salvación compasiva del Maestro hace que mi corazón se llene de gratitud.

Gracias, Shifu, por haber organizado nuestro encuentro con esta mujer. No solo hemos despertado a este ser y la hemos devuelto a la cultivación, sino que los seres conscientes de su mundo también se salvarán gracias a su despertar. Mis ojos se llenaron de lágrimas de gratitud en ese momento y me cubrieron la cara.

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