(Minghui.org) Me siento tan afortunada de tener esta oportunidad sin precedentes, única en la vida, de practicar Falun Dafa. Debo haber acumulado mucho de, o virtud, en mis vidas pasadas para ser tan afortunada. Estoy eternamente agradecida al compasivo Maestro (Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa).
Empecé a practicar Falun Dafa en 1995. Durante los últimos 26 años, el Maestro ha puesto tanto cuidado y esfuerzo en protegerme y ayudarme. tomándome de la mano, el Maestro me lleva hacia adelante en el camino de la cultivación, un paso a la vez. Pasé de ser una persona que no sabía nada sobre la cultivación a estar inmersa en este extraordinario Fa del universo.
Me gustaría compartir algunas cosas asombrosas que he experimentado y presenciado en mi camino de cultivación. Mi agradecimiento al Maestro por salvarme y a otros practicantes por su amabilidad y toda su ayuda.
Todas mis enfermedades han desaparecido
Antes de empezar a practicar Falun Dafa, sufría de muchas enfermedades. Tenía reumatismo, un trastorno inflamatorio crónico que me causaba un dolor intermitente en el cráneo y un zumbido en los oídos que sonaba como un remolino de viento. Tenía espondilosis cervical, una artritis en el cuello que me causaba dolor en todo el cuerpo. También padecía una bronquitis grave, problemas estomacales, asperezas en el interior de los párpados y problemas de piel.
Estaba tan débil que no podía trabajar ni hacer las tareas domésticas básicas. Los médicos no pudieron hacer nada por mí y ninguno de los medicamentos que probé funcionó. Cuando vi a gente practicando qigong en el parque, me uní a ellos con la esperanza de que me ayudara. Compré algunos libros de qigong y lo practiqué durante unos años.
Un amigo me habló de Falun Dafa en 1995 y me dijo que era muy bueno. Me prestó su copia de Falun Gong (una introducción a Falun Dafa, también llamada Falun Gong). Después de leer todo el libro me sentí muy feliz y dije: "Por fin he encontrado una buena práctica". Rápidamente me deshice de los otros libros de qigong.
Encontré un grupo de práctica local y me uní a ellos cada mañana para hacer los ejercicios. Pronto, todas mis enfermedades desaparecieron. Mi cuerpo se sentía ligero y saludable y mi respiración era uniforme y suave. Me sentía fuerte y ya no me cansaba al caminar largas distancias o al trabajar durante mucho tiempo. Me sentí muy feliz y conté a todo el mundo cómo había recuperado la salud gracias a la práctica de Falun Dafa. Muchos amigos y familiares también empezaron a aprender la práctica y a todos les gustó mucho.
Cuando empecé a practicar, le pedí prestado a mi amigo un ejemplar de Zhuan Falun. Después de leerlo me convencí de que era un libro extraordinario. Como había aprendido muchos tipos diferentes de qigong y leído muchos libros de qigong antes, pude decir inmediatamente que lo que el Maestro dice en Zhuan Falun es el verdadero Fa recto. Los principios que el Maestro imparte en el libro son inmensamente profundos. Le dije a mi esposo que deseaba tener mi propia copia.
El libro costaba unos siete yuanes en aquel momento, pero no creí que mi marido aceptara comprarlo. Éramos muy pobres y nunca gastábamos dinero en nada. Sin embargo, mi marido vio lo mucho que me gustaba el libro y que no podría leerlo después de devolverlo. Al día siguiente me dijo: "Vamos a comprarte tu propio libro". Estaba muy contenta. Cuando se publicaron los siguientes libros de Dafa, no pedí que me los compraran, sabiendo el esfuerzo económico que suponía gastar los siete yuanes. No podía pedirle más a mi marido.
El Maestro lo sabe todo. Cerca del lugar de práctica donde hacíamos los ejercicios matutinos, una mujer alquiló una habitación para montar un pequeño negocio. Compró dos máquinas de coser y vino a nuestro grupo para preguntar si alguien sabía utilizarlas. Le dije que sí, ya que eso es lo que había hecho en mi anterior trabajo.
El Maestro me consiguió un trabajo con esta mujer y así pude ganar algo de dinero. No tenía mucha experiencia, así que la ayudé a montar la operación. Ella estaba muy agradecida. Me pagaba un sueldo base por cumplir la cuota diaria, y un extra por cada artículo adicional que hacía.
Le di el sueldo base a mi marido y me quedé con el extra que ganaba para comprar libros de Falun Dafa y otras cosas que necesitaba para practicar. Al cabo de unos meses, reuní los siete libros de Dafa e incluso tenía algunos ahorros. Entonces la mujer decidió cerrar la tienda. Me di cuenta de que todo había sido arreglado por el Maestro para que pudiera pagar los libros. Agradecí al Maestro por haber resuelto mi problema.
Cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó la persecución contra Falun Dafa, mucha gente se asustó y dejó de practicar. Compré sus libros para que no los tiraran o los entregaran a la policía. Les dije que si alguna vez querían volver a practicar, les devolvería sus libros. No vacilé y me mantuve firme en mi fe en Dafa. Estaba decidida a practicar a pesar de todo, y el Maestro me ayudó en todo momento.
Recitar las palabras especiales salvó la vida de una campesina
Este suceso ocurrió hace más de una década. Cuando mi marido estaba hospitalizado en la capital, una mujer de otro condado fue ingresada en la misma sala. Uno de sus nervios se había dañado mientras la operaban en el hospital del condado y la trasladaron a la capital.
La pobre mujer tenía mucho dolor y no podía quedarse quieta. Ni siquiera su marido podía sujetarla. Después de revolcarse en la cama durante un rato, estaba agotada y dejó de moverse. El médico declaró que se estaba muriendo y aconsejó al marido y a sus dos hijos que se prepararan. El marido gritó: "Doctor, no quiero perderla. No quiero perderla. Por favor, salve a mi mujer". El médico dijo: "No podemos hacer nada. No podemos salvarla".
Pensé: "¿Por qué estoy presenciando esto? Tengo que ayudarla". En un trozo de papel escribí: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Le dije a su hijo mayor: "Recita estas frases al oído de tu madre". Era el punto álgido de la persecución, pero no tenía miedo. Solo quería salvar a esta mujer. El hijo tomó la nota y recitó en silencio las frases a su madre.
Cuando visité su habitación dos días después, la mujer parecía estar completamente bien. Estaba sentada en la cama y su marido la alimentaba. Se había recuperado en solo dos días y estaba completamente normal. A los médicos les pareció increíble.
Al día siguiente se acercó a mí en el pasillo, me abrazó y me dijo: "¡Hermana! ¿Qué ha pasado?". Le conté lo de las dos frases y le dije que el Maestro la había salvado. Ella dijo: "Soy cristiana, pero Jesús no me salvó. ¿Cómo es que estas nueve palabras funcionan tan bien?". Le dije que buscara practicantes en su zona y que aprendiera Falun Dafa. Ella asintió.
Le dije a ella y a su familia que tomaran el volante o el folleto la próxima vez que se encontraran con un practicante que los repartiera, porque eso era lo que podía salvarlos. Ella dijo que lo harían y que hablarían a la gente de su pueblo de estas dos frases mágicas. La mujer fue dada de alta más tarde ese mismo día y la feliz familia de cuatro se fue a casa.
Hablé de Dafa a todas las personas que conocí en el hospital. También se lo conté a mis amigos y a mi familia, pues no quería dejar a nadie fuera. Me alegré de ayudar a la gente a renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles. Al aceptar la verdad sobre la Dafa, todos recibieron bendiciones.
El Maestro salva a un recién nacido
Otro milagro ocurrió en 1998. Yo acababa de empezar a practicar y no tenía muy claros los principios del Fa. Todo lo que sabía era que haciendo los ejercicios podría fortalecer la energía en mi cuerpo y que el Maestro está aquí para salvar a la gente.
La mujer de mi sobrino dio a luz a un niño del que se dijo que tenía un defecto de nacimiento. El médico dijo que tendría un desarrollo cerebral anormal. El bebé tampoco tenía ombligo. La piel de su barriguita era translúcida, por lo que sus intestinos eran visibles.
El médico nos dijo que dejáramos morir al bebé, pero mi cuñado, el abuelo del bebé, no podía dejar que muriera: era su primer nieto. Mi cuñada, sin embargo, no quería el bebé. Le pidió a mi hijo que se llevara al bebé al campo y lo dejara allí. Mi hijo no quiso hacerlo porque el bebé seguía vivo.
Así que el médico le quitó un trozo de piel de la pierna del bebé y se lo puso en el vientre. Para ayudar al desarrollo del cerebro, el médico le recetó una medicación y dijo que el bebé debía tomarla hasta la adolescencia.
Cuando la madre y el bebé recibieron el alta del hospital, fui a visitarlos. La joven madre no paraba de llorar: "Tía, ¿qué debo hacer? He dado a luz a un bebé discapacitado". La consolé y le dije que no se preocupara demasiado porque el estrés reduciría su producción de leche.
El niño estaba tumbado en la cama. Tenía un aspecto diferente al de otros recién nacidos. Tenía la lengua fuera, signo de un desarrollo intelectual deficiente. Pensé que, como practicante de Falun Dafa, debía tener energía que pudiera beneficiar al bebé, así que pedí sostenerlo. Con el bebé en mis brazos, pedí al Maestro que salvara a este pequeño ser -es difícil que una vida venga a este mundo como un ser humano-. Le pedí al Maestro que por favor dejara que este bebé fuera un niño normal. Lo sostuve durante mucho tiempo.
No pensé mucho en ello después de volver a casa ese día. Cuando el bebé tenía siete meses, mi cuñada lo trajo a visitarme. El niño era completamente normal: era curioso y estaba muy alerta. Cuando le llamaba por su nombre, enseguida establecía contacto visual conmigo y sonreía. También era muy bueno con las manos y jugaba con pequeños juguetes.
Le pregunté a mi cuñada: "¿Le has dado la medicación?". Me dijo que no porque el niño era normal sin la medicación. El niño creció sin ningún problema. Es un gran estudiante y juega al baloncesto. Llegó a medir más de dos metros y ahora estudia en el extranjero.
Les digo a todos mis amigos y familiares que el Maestro salvó a este bebé y a toda la familia. Una persona practica Falun Dafa y toda la familia se beneficia; mis amigos y mi familia se benefician de mi práctica de Falun Dafa. Agradecí al Maestro por salvar a este niño.
El Maestro resolvió el asma de mi nieto
Cuando empecé a practicar Falun Dafa, mi nuera trabajaba en otra ciudad, así que mi nieto vivía con nosotros. Él tenía solo cinco años y a menudo iba al estudio del Fa conmigo. Cuando yo escuchaba las conferencias del Fa del Maestro, él también escuchaba. El Maestro empezó a cuidar de este pequeño discípulo.
Mi nieto tenía asma. Cuando tenía dificultad para respirar, mi esposo y yo lo llevamos al hospital de niños. Después de estar hospitalizado varios días, mejoró y volvió a casa, solo para tener otro episodio. Una vez fue hospitalizado cuatro veces en un mes, pero su estado no mejoró.
Consultamos a un médico experimentado en medicina tradicional china que nos recetó hierbas medicinales, pero no fueron muy eficaces. Entonces buscamos recetas especiales. Durante ocho meses, probamos todo tipo de medicamentos y tratamientos y gastamos mucho dinero. Mi nieto perdió mucho peso y su piel se volvió amarilla. Las hierbas medicinales chinas le debilitaron mucho y pronto no pudo comer ni caminar.
No me iluminé al Fa en ese momento. Sabía que cuando tenía el yeli de enfermedad, podía soportarlo y no tomar ningún medicamento, pero no pensé en hacer que mi nieto también siguiera los requisitos del Fa. Cuando se publicaron las Enseñanzas del Fa del Maestro en los Estados Unidos, este pasaje llamó mi atención:
"Pero les estoy enseñando los principios del Fa. Ustedes quieren despojarse del yeli, pero toman medicamentos y lo empujan de nuevo hacia dentro. ¿Cómo se supone que les purifiquemos el cuerpo? Por supuesto, nosotros podríamos expulsarlo todo fuera para ustedes en otras dimensiones. Pero el Fa de este cosmos tiene un principio: tienes que soportar sufrimientos en este aspecto cuando el yeli es eliminado para ti" (Exponiendo el Fa en Nueva York, Exponiendo el Fa en los Estados Unidos).
Entendí este principio del Fa, así que le dije a mi nieto: "Sigamos las enseñanzas del Fa del Maestro y hagamos lo que el Maestro nos pide: estudiar el Fa y hacer los ejercicios". El estuvo de acuerdo: "Claro, Abuela. ¿Qué tal si tiramos esta medicina?". Después de que yo dijera que sí, tiró una gran bolsa de hierbas medicinales a la basura y no volvió a tomar ningún medicamento.
Escuchamos el Fa del Maestro, hicimos los ejercicios y asistimos juntos al estudio del Fa en grupo. Cuando volvieron los síntomas del asma, supe que mi fe estaba siendo puesta a prueba. Esa noche no pude dormir. Me arrodillé frente a la foto del Maestro y le pedí que ayudara a mi nieto.
Toqué a mi nieto de vez en cuando y le pregunté cómo se sentía. Me dijo que se sentía bien, aunque podía oírle resoplar. Le pregunté de nuevo un poco más tarde y me aseguró que estaba bien. Sabía que el Maestro estaba limpiando su yeli y la respuesta de mi nieto fue la pista del Maestro para que dejara de preocuparme.
Mi nieto se despertó a la mañana siguiente, con energía y fuerza. Jugaba con un pequeño juguete y saltaba de un lado a otro de la cama.
Este milagro le ocurrió a mi nieto. Habíamos pasado ocho meses buscando médicos y tratamientos, pero nada ayudaba a su asma. Cuando seguimos los principios del Fa, todo cambió de la noche a la mañana. Empezó a comer bien y estaba lleno de energía.
Una noche, mi nieto se acostó después de cenar y tosió una vez. Inmediatamente se incorporó y escupió dos masas de sangre con rayas negras oscuras. Al escupir la sangre se sintió mejor, después se acostó y se durmió. Sabía que la sangre oscura que escupió bloqueaba las vías respiratorias de los pulmones y la tráquea y le causaba dificultades para respirar. El Maestro lo limpió todo esta vez y eliminó la causa principal. Desde entonces, mi nieto no ha vuelto a experimentar los síntomas del asma.
Mi nieto tiene ahora 26 años y trabaja en un restaurante. Todos nuestros familiares y amigos sabían que estaba enfermo y fueron testigos del extraordinario poder curativo de Dafa. Después, muchos quisieron aprender la práctica. Mi hijo apoya mucho mi fe y ha hecho mucho para ayudar a difundir la verdad sobre Dafa. Utiliza su coche personal para llevar a los practicantes locales a condados lejanos para colgar pancartas de Dafa y me ayuda a distribuir volantes y folletos de Dafa. A menudo compra fruta y la coloca delante de la imagen del Maestro. Siempre se alegra de ver a otros practicantes cuando vienen de visita.
Siempre hay que tener en cuenta a los demás
Una vez compré unos huevos en el mercado agrícola y el vendedor me dio cinco yuanes más de cambio. No me di cuenta hasta que llegué a casa y conté mi dinero. Pensé: "No puedo quedarme con este dinero". Volví al mercado al día siguiente, pero el vendedor no estaba allí. Volví de nuevo al tercer día y seguía sin aparecer. Cuando por fin volvió el cuarto día, le dije que me había dado cinco yuanes de más por error. Me dijo que sabía que le faltaban cinco yuanes.
Mientras le entregaba el dinero, le dije que había ido tres días seguidos tratando de encontrarlo. Otro vendedor de huevos que estaba cerca me dijo: "¿Aún hay gente honesta como tú hoy en día?". Les conté que practico Falun Dafa y que el Maestro nos enseñó a ser buenas personas y a ser considerados con los demás. Comenté que debía ser difícil vender huevos en un frío día de invierno. El vendedor sonrió mientras tomaba el dinero.
Una vez compré arroz y me dieron más de 50 yuanes de cambio, que devolví. En otra ocasión me dieron más de 10 yuanes de cambio. Cuando devolví el dinero, el vendedor me dio las gracias repetidamente. Aprovecho las oportunidades para ayudar a estas personas a renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles. Hay muchos incidentes como este y siempre aprovecho la oportunidad para hablar a la gente sobre Dafa y la persecución injusta. Una vez que se enteran de la verdad, la gente se alegra de renunciar al Partido.
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Categoría: Cultivación