(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1996. Entonces era joven y no tenía una comprensión profunda de la cultivación. Rara vez miraba hacia adentro y mi cultivación no mejoraba mucho. Después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzara a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999, mi familia sufrió mucha persecución. Sin embargo, mi fe en el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) y en Dafa nunca ha flaqueado, independientemente de las dificultades por las que he pasado.

Me gustaría compartir mi experiencia de cultivación desde tres aspectos, que atestiguan cómo maduré bajo el cuidado compasivo de Shifu.

La pérdida de mi madre

Mi madre murió repentinamente en el verano de 2019. Ella había estado practicando Dafa durante más de 20 años y siempre había tenido buena salud. Para mí, su muerte fue como un rayo surgido de la nada.

Desde pequeña, siempre fui dependiente de mi madre. Tenía poca confianza en mí y hablaba de todo con mi madre. Compartía con ella todo lo que ocurría en mi vida. Su compañía hacía que mi vida tuviera más sentido.

Perder a mi madre fue como una pesadilla para mí. Me costó mucho aceptarlo. No podía dejar de llorar y no podía cerrar los ojos por la noche. Ella ocupaba mi mente todo el tiempo y recordaba todos nuestros momentos juntas. Me era demasiado difícil de soportar. Sabía que los sentimientos se estaban apoderando de mí, pero no podía salir de ahí. Me atormentaba hasta el punto de no saber cómo seguir viviendo.

Una compañera practicante me recordó que mis sentimientos por mi madre eran demasiado fuertes. Me dijo que no me preocupara por mi madre y que creía que todos los practicantes de Dafa que dejaban el mundo humano antes de tiempo, aun tendrán un buen futuro.

Recité repetidamente la enseñanza de Shifu:

“En el curso del ciclo de las seis vías de reencarnación, tus madres, humanas o no humanas, son incontables. Vida tras vida, cuántos hijos has tenido tampoco se puede contar claramente. ¿Cuál es tu madre? ¿Cuáles son tus hijos? Ni bien se cierran ambos ojos, nadie reconoce a nadie, pero igualmente tienes que pagar tus deudas de ye” (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Pero no pude reprimir mi tristeza y dejé que mis sentimientos se apoderaran de mí. Un día, repentinamente perdí la visión y casi me desmayé. Inmediatamente pedí ayuda a Shifu: "¡Shifu, no puedo caerme! ¡Shifu, no puedo caerme! Por favor, Shifu, ayúdame a quitar la sustancia del sentimentalismo. Quiero pasar esta tribulación".

En ese mismo momento, sentí claramente el apoyo de Shifu y conseguí mantenerme de pie. Mi cuerpo volvió gradualmente a la normalidad.

Todavía derramaba lágrimas de vez en cuando, pero podía controlarme y llorar sólo cuando no había nadie cerca. Una practicante me sugirió que memorizara Hong Yin para ayudarme a deshacerme del apego a mi madre. Decidí memorizar Hong Yin V, ya que había sido publicado hacía poco tiempo. Tardé unos seis meses en memorizarlo, más de 30 veces. Con frecuencia no podía evitar llorar mientras lo recitaba, porque el Fa me despertaba: he venido del cielo con la misión de salvar a la gente, y todo en el mundo humano es como un sueño.

En el proceso de memorizar el Fa, mi apego a mi madre se desvaneció gradualmente y sin que yo me diera cuenta. Ahora soy racional en este asunto, como si ese sentimiento estuviera separado de mí en el tiempo y el espacio, muy lejos de mí. Ya no tengo la necesidad de hablar con nadie de las cosas de mi vida, como antes lo necesité con mi madre. Solía llorar cada vez que me sentía agraviada en la vida, pero ya no lloro tanto. Gracias, Shifu, por ayudarme a ser más fuerte.

Alegría por salvar a la gente

A finales de 2019, tuve el deseo de salir y decir a la gente la verdad sobre Dafa. Sin experiencia y con apego al miedo, me fue difícil llevarlo a la acción. Pero quería abrir un camino por mí misma, así que seguí animándome a superar todas las dificultades.

Cuando salí la primera vez, llevé cinco folletos de materiales de Dafa. Envié pensamientos rectos durante mucho tiempo antes de salir de casa. Estaba nerviosa como un soldado que va a la batalla por primera vez. Recorrí cierta distancia en mi bicicleta eléctrica, buscando gente con quien hablar. Esta persona no parecía adecuada; aquella persona no parecía accesible. Seguía mirando a la multitud que pasaba, para encontrar a la persona adecuada, pero no me atrevía a abrir la boca.

Finalmente me armé de valor y me acerqué a una señora de unos 50 años dándole un folleto. Ella se emocionó: "Tengo mucha suerte. Hacía tiempo que no venía a pasear por aquí. Hoy estoy aquí y he conocido a una practicante de Falun Dafa".

Me dijo que creía mucho en Falun Dafa y que su enfermedad se había curado recitando "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Habló más de las bondades de Dafa y me pidió un ejemplar extra del folleto para un familiar. Sé que Shifu me animó enviando a una persona con relación predestinada con Dafa, para fortalecer mi confianza.

Después, repartí con éxito los tres folletos restantes. Aunque sólo hablé con un número limitado de personas, sí que había dado mi primer paso. Me sentí llena de alegría en el camino a casa y mi cuerpo se sintió especialmente relajado. Podía sentir que Shifu me había quitado alguna sustancia del nivel humano después de completar la tarea sagrada.

Después de haber tenido la experiencia de gozo por primera vez, cuando tenía tiempo, salía con persistencia, con algunas copias de materiales de aclaración de la verdad. Lo hacía sin dificultades, ya que Shifu había hecho todos los arreglos para mí. Sabía que Shifu lo hacía todo por mí en otras dimensiones. Cada vez, experimentaba cambios físicos y sabía que Shifu me estaba limpiando. Mi cuerpo era especialmente ligero y estaba de buen humor, algo que nunca había experimentado antes con sólo estudiar el Fa o enviar pensamientos rectos.

Salvando a la gente durante la pandemia

Tras el estallido de la pandemia a principios de 2020, todas las comunidades fueron cerradas. Me impactó y temí que las personas que no habían renunciado al PCCh y sus afiliados se enfrentarían a la eliminación. Había oído en la profecía, que la mayoría de la gente sería eliminada y me imaginé lo terrible que sería si ocurriera en China.

Me recordé que no debía dejarme detener por las medidas de contingencia, ya que tenía que salir a salvar a la gente, aunque sólo pudiera salvar a una. Diariamente enviaba pensamientos rectos: la contingencia no tenía nada que ver conmigo; las viejas fuerzas no tenían ningún control sobre mí; sólo seguía los arreglos de Shifu; debía salir a salvar a la gente; entonces desintegraba todas las interferencias de las viejas fuerzas.

Una practicante de edad en nuestra zona, también tenía un fuerte deseo de salvar a la gente. Ella tenía más experiencia en la aclaración de la verdad y lo había estado haciendo de manera recta y sin miedo. Las dos salimos a distribuir los folletos titulados Secretos Para Sobrevivir a la Catástrofe y otro acerca de las profecías, los cuales fueron bien recibidos por la gente, pues estaban preocupados por su seguridad y buscaban formas de salvar sus vidas.

Mis pensamientos rectos se fortalecieron durante el proceso. Llevaba más materiales: de cinco ejemplares al principio, a diez, quince y más. A veces también íbamos al campo para llegar a más gente. El número total de personas a las que persuadimos para que se retiraran del PCCh y sus afiliadas fue de más de 10.000 en el año 2020. Luego dejé de seguir el número porque me di cuenta de que estaba apegada a la cantidad y que, en cambio, debía hacerlo sin perseguir nada.

He mantenido el ritmo de la aclaración de la verdad y he avanzado. La mayoría de las personas con las que nos encontrábamos, quedaban agradecidas por las bendiciones que llevábamos y los materiales que les dábamos.

Una vez, conocí a una mujer de mediana edad vestida a la moda. Cuando le di amablemente un folleto, se sorprendió y me preguntó: "¿Eres practicante de Falun Gong?". Le contesté que sí. Me dijo: "¿Eres tan joven y eres practicante de Falun Gong? Llevo muchos años tratando de encontrar Falun Gong. ¡Por fin te he encontrado! Tengo que verlo con mucho cuidado".

Le dije más sobre Falun Gong: que muchos jóvenes intelectuales de alto nivel educativo en países extranjeros, practican Falun Gong; que se ha extendido a más de 100 países y regiones de todo el mundo; que personas de todas las clases sociales practican Falun Gong sin importar la nacionalidad o la edad; y que la propaganda del PCCh es todo mentira. Aceptó felizmente renunciar al PCCh y a sus afiliados.

En un momento de la pandemia, el ambiente era tenso, con la policía patrullando las calles y los altavoces gritando que la gente se quedara en casa. La gente se enfrentaba a la posibilidad de ser detenida por salir a la calle. Difícilmente había alguien en las calles. De todas maneras yo salía, a pesar de la situación. Opté por caminar por calles pequeñas o callejones para evitar las patrullas policiales.

Me encontré con una comunidad cerrada y pude hablar con la gente a través de la reja. Una mujer de unos 50 años me expresó su gran agradecimiento después de hablar con ella. Se mostró curiosa y me preguntó: "¿Cómo has salido? ¿No tienes miedo del virus?". Le dije que de verdad quería decirles a más personas cómo mantenerse a salvo en esta época tan especial, así que no me preocupaba por mí. Me dijo: "¡Qué valiente eres!".

Supe que esto era un estímulo de Shifu y que lo que hacemos los practicantes es desinteresado y precioso. Bajo esta atmósfera tensa, me sentía diferente, me sentía orgullosa y sagrada, y percibía el apoyo y la bendición de Shifu. Las cosas pasaron especialmente bien ese día.

En otra ocasión, me encontré con un hombre de mediana edad que estaba dando de comer a un caballo. Me acerqué a él y le conté la verdad de Dafa. Fue educado y civilizado, pero no aceptó el folleto, como si le diera vergüenza aceptar cosas de otros.

Me puse ansiosa y le dije: "La pandemia está tan severa y además es una rara oportunidad habernos encontrado. Por favor, valora el encuentro con una practicante de Dafa". En ese momento, mi sinceridad lo hizo cambiar. Aceptó el material y accedió a renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Me alegré mucho por él.

Tuve varios encuentros peligrosos, que se disolvieron bajo la protección de Shifu.

Memorizando el Fa

Mientras estaba en la escuela o fuera de casa, casi nunca hacía los ejercicios de Dafa, ni enviaba pensamientos rectos, ni aclaraba la verdad. Sólo estudiaba el Fa de vez en cuando. Vivía como una persona común y corriente. Empecé a tener pequeños dolores de cabeza constantemente y mi cabeza se sentía pesada y mareada. Quería ser más diligente en mi cultivación, pero no podía hacerlo. Siempre había tenido el deseo, desde 1996, de memorizar Zhuan Falun, pero no había podido hacerlo.

Más tarde, cuando la oportunidad de tener tiempo para hacerlo se presentó, me propuse memorizar Zhuan Falun hasta lograrlo. Necesité determinación, paciencia, perseverancia y capacidad de soportar las dificultades para memorizar el Fa. Empecé a memorizar un párrafo a la vez. Cuando pude recitar un párrafo cinco veces seguidas, pasé al siguiente. Tardé cerca de un año en memorizar todo el libro una vez.

La segunda vez, memoricé una sección cada vez, lo cual progresaba lentamente. Me animé: no te apresures, tómate el tiempo necesario para hacerlo. Ya no estaba ansiosa.

En los tiempos en que me encontraba en un mal estado de cultivación, tenía que dedicar algunas horas a un pequeño párrafo. Pero me dije que no me preocupara ni me diera por vencida, ya que había estudiado el Fa durante unas horas. En retrospectiva, era mi ye de pensamiento y mis nociones humanas, las que me impedían memorizar el Fa. Eliminé mi impaciencia en el proceso. Tardé unos ocho meses en memorizar todo el libro por segunda vez.

Entonces me fijé un objetivo a largo plazo: dedicar siete meses a mi tercer intento de memorizar el Fa, seis meses a mi cuarto intento, etc. Esperaba seguir acelerando mi memorización hasta que fuera capaz de recitar una lección al día, más o menos a la misma velocidad que si leyera el Fa. No sabía cuántos años me llevaría este proceso, pero mientras aumentaba mi velocidad, yo hacía progresos. Me animé a perseverar en este proceso a pesar de las dificultades que hubiera por delante.

Aunque había fijado mi objetivo, era difícil ponerlo en práctica. Había todo tipo de distracciones que me dejaban sin tiempo para memorizar el Fa. Así que tuve que dormir menos. A veces me iluminé a muchos principios del Fa mientras memorizaba el Fa con una concentración profunda para resistir las distracciones. A causa de tanta concentración, incluso memorizaba el Fa mientras dormía. A veces, después de pasar un número de horas en un párrafo sin rendirme, mi cabeza se aclaraba mucho. Sabía que Shifu eliminaba mucho karma de pensamiento para mí.

Cuando memoricé el Fa por decimotercera vez, me encontré con que seguía olvidando lo que acababa de memorizar hacía poco tiempo. Me sentía frustrada y no sabía cuándo podría alcanzar mi meta.

Entonces me acordé de lo que dijo Shifu en Zhuan Falun:

“Tanto sacrificas, tanto obtienes” (Novena Lección, Zhuan Falun).

No pude contener las lágrimas. A partir de entonces, mi afán por obtener resultados fue desapareciendo. Cada vez que perseguía resultados, las palabras de Shifu resonaban en mi mente. Debo persistir en memorizar el Fa.

Mientras memorizaba el Fa, mis dolores de cabeza desaparecieron sin que me diera cuenta. Mi cabeza se aclaró sin pensamientos al azar. Antes era una persona sentimental a la que le gustaba recordar. Memorizar el Fa ha cambiado mi personalidad. Me he vuelto más fuerte y más madura. Mis pensamientos rectos se han fortalecido también. Cuando la memorización del Fa va bien, mi trabajo de clarificación de la verdad, fluye suavemente; cuando no, se hace más difícil. Sugiero a todos los practicantes que persistan en memorizar el Fa: se beneficiarán mucho.

Muchas personas están esperando ansiosamente ser salvadas. Después de haber hecho avances y de que salí a salvar a la gente cara a cara, experimenté la sensación de sacralidad y la misión de salvar a la gente. Tal belleza sólo puede sentirse a través de la propia experiencia personal.