(Minghui.org) Un día fui a un mercado mayorista a comprar bolsas de plástico que utilizaba para guardar los materiales de aclaración de la verdad que cuelgo en las manillas de las puertas. Primero conseguí unas bolsas blancas en la tienda que frecuentaba, y luego fui a otra tienda que me recomendaron otros practicantes y que tenía bolsas de muchos colores.

Mientras la dependienta me buscaba las bolsas, me vi aparecer en el monitor conectado a la cámara de vigilancia. Enseguida salió con las bolsas. Deposité en el mostrador las bolsas blancas que había conseguido antes y me dispuse a pasar a pagar en la caja. Ella me preguntó, con cautela, si las bolsas blancas eran de su tienda. Le dije que no, pero que no tenía forma de demostrarlo porque no había pedido el recibo de la otra tienda. Entonces le sugerí que comprobara el vídeo de vigilancia para verificar que no había tomado ninguna bolsa blanca de su tienda.

Curiosamente, cuando reprodujo el vídeo, yo no aparecía en él. En la única grabación en la que aparecía mi imagen era en la caja. Estaba tan confundida que lo comprobó varias veces, aunque siempre pasaba lo mismo.

En los últimos años, se han instalado cámaras de vigilancia por todas partes en China, lo que había impedido que muchos compañeros practicantes salieran a repartir materiales. Tal vez el Maestro me estaba mostrando a través de esta experiencia que nosotros, como practicantes de Dafa, no nos pueden grabar, siempre y cuando tengamos fuertes pensamientos rectos. Debería apartar a un lado mi miedo, de una vez por todas, y salir a cumplir mi misión sagrada con dignidad.