(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa antes del inicio de la persecución en julio de 1999. Ha sido un camino lleno de altibajos, pero en el fondo sé que no lo habría logrado sin la protección del Maestro.

Una mañana, una amiga vino a verme cuando estaba de paseo con su amiga. Se quedó sorprendida cuando me vio: "¿Qué te ha pasado en la boca?". Sentí un ligero pliegue hacia arriba en la comisura derecha de mi boca, pero no le di mayor importancia: "No es nada". Solo charlamos brevemente porque su amiga la estaba esperando fuera. La vi salir. Al ver mi cara, su amiga también se alarmó: "¿Qué te pasa en la boca? ¿Se debe a la hipertensión? Tienes que ir al hospital". Le dije: "No es nada. Pronto estará mejor".

Cuando se fueron, mi marido iba a llamar a mi hija para pedirle que me llevara al hospital. Le dije con firmeza: "No la llames. No querrás que me ponga peor, ¿verdad? Tengo al Maestro y a Dafa, pronto me pondré mejor".

Fui al dormitorio para mirarme en el espejo. Me quedé horrorizada. La parte derecha de mi boca estaba muy caída y mis labios parecían haberse encogido, dejando al descubierto mis dientes delanteros. Supe entonces que debía de haber algo mal en mi estado de cultivación. ¿Cuál de mis apegos podría haber causado esto?

Me senté y miré hacia dentro. Desenterré un montón de apegos humanos. Siempre he sido introvertida, muy reservada y no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Aunque he cambiado mucho desde que practico Falun Dafa, este rasgo tan arraigado siempre ha permanecido conmigo. Solo que ahora es más difícil de detectar.

Mi marido tiene mal carácter. Cuando esta de mal humor, tengo que aguantar sus gritos y chillidos en un lenguaje extremadamente soez e hiriente. Ha sido frustrante para mí, pero con el tiempo no me di cuenta de que lo que se escondía detrás de esta frustración eran mis muchas emociones humanas, como el resentimiento, la combatividad y la incapacidad de aceptar las críticas.

Le pedí perdón a Shifu: Maestro, me equivoqué porque no he podido desprenderme de mis muchos apegos incluso después de tantos años de práctica. A partir de ahora, haré todo lo posible para librarme de cualquier comportamiento indeseable conduciéndome verdaderamente de acuerdo a los estándares del Fa. Maestro, solo aceptaré el camino arreglado por usted y negaré todos los arreglos de las viejas fuerzas.

Continué recitando el Fa del Maestro y enviando pensamientos rectos para eliminar toda interferencia maligna.

El Maestro dijo:

“Soy dizi de Li Hongzhi, no deseo otros arreglos ni los reconozco”; entonces ellos no se atreverán a hacer eso. Por lo tanto, todo puede ser resuelto” (Exponiendo el Da durante el Festival e la Linterna, 2003)

Más tarde, por la noche, me di cuenta en el espejo de que mi boca ya no estaba caída, pero cuando hablaba la comisura de los labios seguía caída. Sabía que aún había otros apegos que no había descubierto. Volví a mirar hacia dentro, pero no encontraba nada. Entonces, de repente, el Maestro hizo surgir un pensamiento en mi mente: la envidia.

Esto me trajo a la memoria un suceso reciente. Hace unos meses, mi vecina se quedó en un pueblo con su hija para cuidar de su nieto. El apartamento de su hija está en el mismo edificio que el del hijo de mi excolega. Nunca he tenido una buena impresión de esta excompañera de trabajo porque solía hablar mal de los demás al supervisor.

Un día, esta excolega (de visita en el apartamento de su hijo) y mi vecina se encontraron por casualidad mientras disfrutaban de un poco de aire fresco fuera de los apartamentos. Él ostentó de sus logros con mi vecina. El negocio de su tienda ha ido muy bien. Ha comprado un apartamento para cada uno de sus hijos y ha contratado a una asistenta para que cuide de su nuera cuando dé a luz. Cuando mi vecina me lo contó, no dije gran cosa, pero me sentí un poco incómoda. Incluso hablé de ello por teléfono con otra colega. Pensé que ahí acababa todo, hasta que el Maestro me recordó entonces que la sensación de incomodidad que tenía era en realidad una manifestación de envidia.

Abrí Zhuan Falun y busqué el apartado sobre la envidia.

El Maestro dijo:

“… los demás no solo no se alegran por él, sino que sus corazones se desequilibran” (Zhuan Falun)

La palabra "desequilibran" me golpeó al darme cuenta de que el Maestro estaba hablando de mí. Me sentí muy mal y avergonzada. He estado estudiando el Fa todos los días, sin embargo, no me he estado midiendo realmente en base al Fa y poniéndolo en práctica. Tampoco lo he hecho muy bien en cuanto a la cultivación del habla. Me comporté como una persona común cuando pasé el tiempo charlando sobre cosas irrelevantes con una persona común. Definitivamente, esa no era la conducta adecuada de un practicante. No es de extrañar que las interferencias se hayan cruzado en mi camino.

Después de descubrir mis apegos, prometí aprender de esta lección siendo estricta en mi cultivación. Cuando me levanté a la mañana siguiente, vi en el espejo que mi cara había vuelto a la normalidad. Gracias, Maestro.

Escribo para compartir esta experiencia por dos razones. Por un lado, para validar el extraordinario poder de Dafa y, por otro, para recordarme que debo seguir siempre el Fa y cultivarme con determinación.