(Minghui.org) Hace unos días, mi hija me dijo que la familia de su tía haría una fortuna este año porque su tía había arrendado más de 1 km² (250 acres) de tierra de labor y había plantado maíz y soja. Como la cantidad de lluvia de este año había sido ideal, las perspectivas para ambas cosechas eran realmente favorables.

A medida que se acercaba la temporada de cosecha de otoño, las posibilidades de una cosecha abundante eran realmente altas. Además, este año había una retribución para la siembra de soja. Si el precio de los productos alimentarios no fuera un problema, si calcularan sus ingresos basándose en el precio anual normal, la cosecha valdría mucho dinero. Su familia sería realmente rica. Mi hija se llenó de alegría cuando me lo contó, porque se sentía feliz por su tía.

Después de oírlo, le dije: "Es estupendo. Quien hace fortuna, es bueno". Sin embargo, en el fondo no me sentía feliz por su tía. Por el contrario, me sentía un poco amargada. Incluso pensaba que si yo trabajara otros 10 años, aún no sería capaz de ganar la cantidad de dinero que ellos iban a ganar en un año. Cuando me vino este pensamiento, me pregunté: "¿Por qué eres infeliz? ¿Qué apego está causando esta infelicidad?". Miré en mi interior y descubrí que tenía el apego de compararme con los demás y competir con ellos. Cuanto más miraba en mi interior, más descubría que el origen era la envidia.

El Maestro dijo antes:

"Cuando enseño el Fa, frecuentemente hablo sobre el problema del corazón de envidia. ¿Por qué? Porque el corazón de envidia se manifiesta extremadamente fuerte en China, es tan fuerte que ya se ha vuelto natural y uno por sí mismo ni siquiera lo percibe" (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Realmente no me había dado cuenta de que mi corazón de envidia era tan fuerte. La tía de mi hija es mi hermana, y en realidad envidiaba a mi propia hermana de que viviera mejor que yo, con mayores ingresos. Ni siquiera me había dado cuenta. Esto da mucho miedo.

Cuando me enteré de que la familia de mi hermana iba a tener una cosecha abundante este año, en lugar de alegrarme por ellos, me sentí incómoda. Mi corazón hipócrita quedó al descubierto. Cuando oía que a otros les iba bien, no me alegraba por ellos, sino que decía algo que no coincidía con mis verdaderos sentimientos. No quería que los demás estuvieran mejor que yo. Como cultivadora, no solo no soy compasiva, ¿acaso no soy malvada? Mi envidia se manifestaba con tanta fuerza. Ahora que me he dado cuenta, voy a desenmascararla y deshacerme de ella a fondo. Ya no puedo dejar que tenga ningún pequeño espacio donde esconderse para causarme perturbaciones.

Durante este periodo de tiempo, recordé un asunto de hace muchos años, cuando vivía en la antigua casa de pueblo de mis padres. Teníamos una vecina cerca de nuestro patio. Era una anciana que tenía dificultades para andar, por lo que su vida diaria era bastante dura. Teníamos un manzano en el patio trasero que daba manzanas que sabían muy bien cuando eran muy pequeñas. Cada vez que iba al patio y veía a aquella anciana, le arrancaba unas cuantas manzanas. En aquel momento, me parecía lamentable. Ahora comprendo que no sentía lástima por ella, sino que la miraba con desprecio. Pensaba que no podía permitirse comprar manzanas. Me ponía por encima de ella y le "regalaba" manzanas.

Me había cultivado en Dafa por poco tiempo, así que no sabía cómo cultivarme. No sabía cómo cultivar mi corazón y no sabía cómo mirar en mi interior. Así que no tenía ni idea de que tenía un corazón sucio de despreciar a los demás tan profundamente escondido dentro de mí. Esto sucedió hace tanto tiempo, ¿por qué se me ha revelado ahora? Porque he estado menospreciando a la mujer del anciano al que cuido. El anciano adoraba a su mujer y no soportaba que ella se ocupara de las tareas domésticas. Como resultado, su mujer no sabía hacer las cosas y se había vuelto bastante descuidada.

El anciano ha cumplido 81 años este año. Cuando eran más jóvenes, era él quien lavaba los pañales de sus hijos. En aquella época, este tipo de tareas solían hacerlas las mujeres. Esto demuestra lo mucho que quería a su esposa. Incluso antes de caer enfermo, el anciano lavaba toda la ropa. El anciano era ingeniero y diseñaba puentes, por lo que gozaba de gran reputación en su campo. Debido a la influencia de su esposo, esta anciana pensaba que podía ordenar a cualquiera que hiciera cualquier cosa por ella, como si fuera la presidenta.

Ahora que el anciano está postrado en cama por una enfermedad, no puede cuidar de sí mismo y mucho menos de su esposa. Su mente también está bastante confusa. Su esposa ha caído del cielo al abismo, pero no quiere enfrentarse a la realidad y llora cuando recuerda su vida pasada. Habían disfrutado de la vida al máximo, y ella estaba por encima de los demás, antes de que su esposo enfermara. No sabía cómo cuidar del anciano. Ni siquiera sabía decirle una palabra de consuelo. Solo se quejaba. Se quejaba de que su esposo había caído enfermo y ahora ya nadie se ocupaba de ella ni la cuidaba.

Yo estaba harta de todas esas quejas de la anciana, así que no quise vivir con ella. La menospreciaba y la miraba con desprecio. Sabía que eso no estaba bien y que no debía tener ese apego, pero no miré hacia dentro.

Después de escribir hasta aquí, por fin me he aclarado al respecto. Aunque este segmento de escritura trata sobre su historia, en realidad me he estado analizando. Siempre me he situado por encima de los demás. Le estaba dando unas manzanas a la anciana y me comportaba como si se las estuviera regalando. Ahora que lo pienso, me odio. Por suerte, me estoy cultivando en Dafa, de lo contrario nunca me habría dado cuenta de que en realidad tengo una envidia tan profunda y habría sido totalmente inconsciente de ello.

Siempre había sentido que me había cultivado bastante bien, porque era muy humilde. Si no me hubiera ocupado del anciano y no hubiera visto mis defectos en su esposa, ¿cómo podría darme cuenta de que todavía tengo tantas cosas de las que tengo que deshacerme? Estoy muy agradecida a la esposa del anciano por mostrarme tantas cosas para ayudarme a mejorar en mi cultivación. Durante este proceso, ella pasó por tantas dificultades. Pero como yo todavía no lo entendía, ella siguió mostrando este comportamiento para que yo lo viera. El Maestro vio que realmente no lo entendía, así que envió a mi cabeza una imagen de mí dándole manzanas a la anciana en mi patio trasero para que finalmente lo entendiera. Gracias, Shifu, por tu benevolente salvación y por no abandonar a esta discípula decepcionada.

Debo deshacerme de esta envidia. Ya que se impregna en muchos aspectos de mi vida y ha sacado a la luz muchos apegos. Cuando a otros no les iba bien, no me preocupaba por ellos e incluso los despreciaba y miraba por encima de ellos; cuando a otros les iba bien, no podía dejar de sentir envidia. Pido la fortaleza del Maestro para librarme hoy de esto completamente.

Gracias, Shifu, por tu benevolente salvación. Quiero cultivarme bien de una manera firme, cultivarme basándome en el Fa por cada minuto y segundo, corregirme, basándome en el Fa y hacer las tres cosas bien para que Shifu pueda sentirse más gratificado en vez de más preocupado.