(Minghui.org) Estimado Shifu y compañeros practicantes:
Cuando se celebró la Conferencia de intercambio Europea 2022 en Varsovia, me sentí muy feliz. Fue una excelente oportunidad para descubrir cuánto necesitaba mejorar, para poder alcanzar a mis compañeros practicantes, y para reflexionar más profundamente sobre mis puntos de vista e idiosincrasia.
Al escuchar una serie de artículos de intercambio de experiencias me di cuenta, entre otras cosas, que no tenía el valor de compartir mis conclusiones por escrito a los compañeros practicantes. Mis dudas eran demasiado grandes y creía que mis experiencias eran demasiado superficiales.
Sin embargo, para mi sorpresa, el intercambio de experiencias de este año fueron bastante realista. Por lo tanto, me pregunté qué otras pistas quería darme Shifu, además de las que me había dado a través de otros practicantes. Me di cuenta que, independientemente de lo que ocurriera, mi nivel de cultivación había mejorado, y que siempre tenía que regresar a los principios y asimilarme a Dafa para poder avanzar. Esto me motivó a reflexionar y escribir sobre los últimos dos años de experiencias en mi cultivación a pesar de la resistencia que sentí.
Cuando se anunciaron los cierres en muchos países hace dos años, fue la última actuación de Shen Yun en Suiza. Muchos de nosotros pensábamos qué pasaría cierto tiempo antes de volver a reunirnos y participar en el proyecto. Estamos agradecidos que Shifu nos permitiera vivir esta experiencia, y al mismo tiempo nos preguntamos qué significaba todo esto para Shen Yun y los seres conscientes.
En los meses siguientes, me enfrenté a muchas pruebas. Algunas eran más superficiales, mientras que otras eran más profundas. Algunas se manifestaron en el plano físico y otras en el psicológico. Hoy estoy aquí para compartir este proceso y expresar mi agradecimiento a Shifu y a Dafa.
Cultivándome durante mis labores diarias
Trabajo como enfermera en una unidad de cuidados temporales. Esto significa que los pacientes son remitidos directamente después de su estancia en el hospital, por lo cual permanecen unas semanas, y luego se les busca otra alternativa para internarse.
Cuando se declaró la pandemia, el miedo y la incertidumbre eran grandes y se sentían en toda nuestra zona. Rápidamente, nuestra sala normal se convirtió en una sala COVID.
Luego, a medida que la pandemia avanzaba, nuestro pabellón se dividió en dos. Uno continuó funcionando como antes -servicios normales- y el otro se convirtió en la estación COVID a la que fui asignada. Ahora estábamos completamente separados de todos los pabellones durante un tiempo indefinido. Era como si estuviéramos en un mundo aparte.
Solo teníamos asignada una pequeña y oscura sala de descanso, y no se nos permitía salir de la sección durante las horas de trabajo. Nos daban trajes protectores de plástico y llevábamos una mascarilla adicional además de la habitual FFP2. Además, nos proporcionaron gafas de protección, lo que dificultaba mucho la respiración. Debido a la falta de personal, al constante absentismo provocado por el aislamiento del personal y al gran miedo a trabajar en nuestra sala, no teníamos descansos y a veces trabajamos entre siete y ocho horas, entonces recién podíamos ir al baño o comer y beber por primera vez.
Durante varios meses no se permitió que nadie más que el personal de enfermería trabajara en nuestro pabellón. Además de nuestras tareas habituales, tuvimos que añadir otro tipo de trabajos regulares, como la limpieza de las duchas, los pabellones y la cocina, así como los teléfonos internos y externos y el ir a buscar y traer comida. En resumen, nos planteaba grandes retos físicos y mentales. La única conexión con el mundo exterior era el teléfono. La lista de turnos cambiaba casi a diario, y a veces incluso a cada hora.
Rápidamente, me di cuenta cómo afectaba ese entorno a mis compañeros de trabajo, y cómo yo podía soportarlo como cultivadora. Era un entorno excelente para mejorar mi xinxing, y encontrar mis apegos y puntos de vista sobre lo que ocurría.
Al principio, seguía motivada, probablemente por el apego a querer probarme. Pero, al cabo de unos meses, me sentía más desmoralizada que motivada.
En muchos momentos, tuve que admitir que mi deseo de dónde debería estar mi xinxing en ese momento no coincidía con la realidad. Aunque comprendía los principios de Dafa y estaba clara a nivel humano, a menudo no podía aplicarlos y seguir los principios más simples en la vida cotidiana. Sin embargo, a pesar del cansancio, seguí esforzándome en estudiar diariamente el Fa. Además, continué siguiendo los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
También, seguí aclarando la verdad sobre Falun Dafa a los pacientes o a sus familiares, si estaban receptivos. Sin embargo, me resultaba difícil de soportar y aguantar cuando trataba que comprendieran el trasfondo de esto. Surgió en mí mucha frustración y desesperanza.
Cómo afrontar los conflictos
Una de mis compañeros, con la que tuve repetidos conflictos antes de la pandemia, se quejó sobre mí a otros colegas, diciendo que no trabajaba lo suficientemente rápido y que mi carga de trabajo era demasiado pequeña en esta sala. También me criticó por mi falta de disciplina. En ese momento, solo llevaba tres días trabajando allí. No estaba clara sobre los procedimientos y no había podido adquirir tanta experiencia en el trabajo diario en años anteriores. Después de la crítica, pude percibir en mi interior apegos como la ira, la decepción y el resentimiento. Estaba decepcionada porque me había esforzado mucho en el trabajo. Mi parte humana reaccionó muy fuertemente a la crítica, aunque comprendí que era una prueba.
Cosas similares sucedieron una y otra vez. También me exponía y criticaba delante de los demás. Intenté soportarlo lo mejor que pude. Pero, a nivel humano, me desgastó, y en ese momento se me llenaron los ojos de lágrimas. Otra compañera me habló de ello, pero me negué a abordar el tema. Con demasiada frecuencia descubrí que mis emociones eran demasiado fuertes. Decidí hablar con ella cuando hubiera un momento de tranquilidad. Me di cuenta, al mirar dentro, lo difícil que era para mí decepcionar a los demás, no cumplir las expectativas, y valorar a los demás y a mí misma.
Otra compañera se dio cuenta de la situación y un día me preguntó si quería pasar a la sala normal. Como ella cree en la retribución de yeli (kármica), entendió que quisiera quedarme y comprendió mi forma de no querer reaccionar. Ella se sorprendió de que intentara ver esta situación como un acto de crecimiento, y me agradeció. Tenía claro que este agradecimiento era una prueba.
Fue un proceso largo, y una y otra vez intenté eliminar las sustancias negativas. A veces era más fácil, mientras que otras veces era difícil.
Recordé que esta situación me ayudaría a elevarme. Pero era doloroso porque no podíamos evitar encontrarnos en la sala.
Shifu seguía ayudándome con los principios del Fa a corregir mi estado mental. Aprendí a adoptar una actitud benevolente a pesar del dolor, y también traté de eliminar mis apegos.
Mi compañera se dio cuenta de ello y su comportamiento cambió. Durante una reunión con los directivos, me expresó su agradecimiento. Desde ese momento, mejoró nuestra coordinación.
Durante mucho tiempo, como equipo, trabajamos sin liderazgo y por nuestra cuenta. Un día, la jefa de nuestro equipo acudió a nosotros debido a la escasez de personal. Al principio, algunos intentaron complacerla hasta que todos nos dimos cuenta de que estábamos solos.
Experimentamos que, a pesar de las promesas de más personal, no podíamos contar con nadie. Durante estos meses, con la ayuda de Shifu, pude darme cuenta de que al final solo importa la actitud de cada uno.
La responsabilidad de cada uno es importante, pero lo que constituye el verdadero crecimiento y el éxito de un equipo es el corazón, aunque se trate de personas comunes.
Observando la vida cotidiana, y tomando las pistas de Shifu
Aprendí a mirar adentro ante las diferentes situaciones, para soportar mejor las circunstancias de tensión y para superarme más allá de mis límites.
También aprendí a ser humilde. Cuando mi jefa vino al área COVID, pude ver que se sentía muy insegura a pesar de su rango. Todos la ayudamos a aceptar su nueva responsabilidad, sin olvidar que tenía una posición de liderazgo. Ella colaboraba en todo y teníamos un objetivo en común.
Durante esta época difícil, con frecuencia veía el vídeo "¿What Does It Take To Be a Shen Yun Dancer?". Luego, intenté seguir el ejemplo de lo que aprendí de las presentaciones de Shen Yun y de la actitud de los bailarines.
Me di cuenta que cuanto más y más profundamente miraba en mi interior, más dispuesta estaba a aprender de los conflictos, y más se armonizaba mi entorno. Poco a poco pude ver que las sustancias negativas que me rodeaban no provenían de mi verdadero ser, sino que eran de mi campo dimensional. No se ajustaban a la forma en la que Shifu me ve, y a lo que debería reconocer como mi verdadero yo. Así que traté de eliminarlas en cuanto las noté.
Además, pude ver cada proceso que atravesaba nuestro equipo, y fue un estímulo de Shifu para que me diera cuenta de mis nociones y apegos. No debía esconderlos, sino superarlos con los principios del Fa y aceptar mis limitaciones, sabiendo que las limitaciones también pueden ser eliminadas al elevar mi nivel. Shifu me dio este tiempo para reconocer los principios del Fa, mis apegos y para madurar. Sin embargo, me alegré de que ese periodo acabara cuando se cerró el área COVID.
Shifu dijo:
“Siempre decía que esta sociedad entera, en realidad, es el ambiente de xiulian creado para nuestros Dafa dizi. Tú no estás en una religión, tú estás cultivándote en la sociedad, entonces ¿acaso no se vuelven todos los ámbitos de la vida tu lugar del xiulian?” (Explicando el Fa en Washington D. C. 2018).
Aprendiendo a cultivar la bondad y la benevolencia con los pacientes más difíciles
Después de unos meses, noté que la actitud de mis compañeros hacia mí había cambiado. Había aumentado el nivel de confianza.
Desde entonces, me enviaban con frecuencia a ver a pacientes que presentaban un comportamiento especialmente difícil. No era inusual que estos pacientes fueran agresivos, difíciles de manejar o poco cooperativos.
Un compañero de trabajo me dijo un día: "¿Cómo es que tienes tanta paciencia? Yo me habría marchado o habría renunciado hace mucho tiempo". Me di cuenta cómo Dafa había cambiado mi forma de ver las cosas y de reaccionar, lenta pero constantemente. Aunque, a menudo, era indignante para mí a nivel humano atender a estos pacientes, comprendí que Shifu había elegido esta forma para mí, entre otras, para poder exponer mi apego al miedo, a los conflictos y las injurias, el miedo a perder la cara y la búsqueda de reconocimiento.
Justo antes de la presentación de Shen Yun, recordé sinceramente la actitud de un paciente. Este paciente era médico y estaba bastante resentido y frustrado. Cada vez que intentábamos motivarlo para que se levantara o se ocupara de su higiene personal, nos gritaba. Nos miraba por encima del hombro y se comunicaba de forma irrespetuosa, enojado, despectivo y tajante. Durante nuestras labores de enfermería, a veces nos insultaba. Casi ninguna enfermera quería entrar en su habitación.
El primer día que lo atendí, recordé una historia en la que una mujer con mucho yeli le lavaba los pies a una deidad. Esta deidad estaba llena de bondad y amabilidad, a pesar de su humilde condición. Me pregunté por qué me venía esto a la mente. Entonces me di cuenta: "¿No era un ser consciente al que debía salvar? Si esta deidad estaba tan llena de bondad y de amabilidad, ¿por qué no podía ser así, independientemente de cómo me tratara?". Y así empecé a cuidar de él con esa actitud. Todo lo que tuve que hacer fue abrir mi corazón y dejar de lado mi ego. Al principio, mi corazón todavía se movía con fuerza cuando él me insultaba, aunque no lo demostrara. Él era arrogante y despectivo delante de los médicos, me decía estúpida.
Esto generó que ya nadie quisiera cuidar de él, porque lo rechazaba todo. Una y otra vez me lo asignaron o hice que me lo asignaran, ya que a nadie le gustaba cuidar de él. Como era una persona a la que no le gustaba hablar ni escuchar, yo solo tenía que expresar los tres principios -Verdad, Benevolencia y Tolerancia- a través de mi actitud y comportamiento.
Algunos de mis compañeros de trabajo se asombraban de que él permitiera que me ocupara de él en todo momento y que, a menudo, incluso pudiera cambiarle la ropa. En el proceso, me di cuenta de lo mucho que había eliminado mi ego, y de lo mucho que aún me desafiaba al actuar basándome en los tres principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Un día, después de varias semanas cuidándolo, decidí sacarlo de la cama. Me regañó y me dijo que no se levantaría de la cama. Me di cuenta de su ansiedad. Había un buen clima afuera y lo llevé al bosque en su silla de ruedas. Era la primera vez que salía de la cama en meses. Casi no hablé, pero intenté tener una actitud sincera y comprender su resentimiento y su miedo. Me sentía plenamente asimilada a los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Después, lo llevé a la sala. Hice que mi colega recogiera dos flores y las pusiera en su mesa. Cuando salí de la habitación, me dio las gracias.
Retomando las actividades de Shen Yun
Durante los dos últimos años pude cambiar mucho, lo que fue beneficioso para mis deberes al estar involucrada con Shen Yun.
Shifu me había guiado en medio de muchas circunstancias, y me había mostrado muchos de mis apegos a través de los seres conscientes. Fui capaz de reconocer dónde y qué sustancias negativas había en mi dimensión, y las eliminé. Mi tolerancia se incrementó, y me animó a hacer lo que tenía que hacer y a seguir validando Dafa en el nivel en el que me encontraba en ese momento, aunque en retrospectiva no todo saliera bien.
Puedo ver cómo me apresuro a juzgar los conflictos basándome en mis antiguos puntos de vista o nociones del pasado, que a menudo engañan mi percepción cuando no estoy asimilada al Fa. Como consecuencia, con frecuencia parezco alejarme del Fa, especialmente cuando me enfrento a conflictos, de modo que estos se intensifican. Cuando este es el caso, me siento disgustada y frustrada, lo que refuerza todo aún más. En los últimos meses, después de las actuaciones de Shen Yun, he descubierto que tengo apego a la comodidad y que preferiría no experimentar ningún sufrimiento.
Pero, lo que pude aprender durante este tiempo difícil fue recorrer mi camino como una verdadera practicante de Falun Dafa. Aunque, no niego que veces me sentí sola, aprendí a abrir mi corazón y a levantarme.
Cuando Shen Yun vino a Suiza este año, me puse muy feliz. A diferencia de otros años, consideré cada paso como un camino de cultivación.
Aunque todavía tengo dudas sobre mí, estoy recorriendo mi camino con más determinación que en los años anteriores, a pesar de que mi mentalidad humana de búsqueda de fama y beneficio personal todavía forman parte de mí. He aprendido a ser más humilde, y pude reconocer que mi nivel, aún es limitado. He aprendido a no ocultar constantemente mis errores y a tener el valor de afrontarlos. Además, pude enfrentar y soportar situaciones que antes me daban miedo.
Le doy las gracias a Shifu por abrir mi corazón cada día más y por permitirme cultivarme. Y agradezco a mis compañeros practicantes por ayudarme en mi camino de cultivación.
(Presentado en la Conferencia de intercambio de experiencias de Suiza de 2022)
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