(Minghui.org) Sabía que hay tribulaciones en el camino de la cultivación, pero no las manejé bien hasta que una serie de eventos recientes expuso mis apegos.

Mi resentimiento y mi envidia quedan al descubierto

Sabía que me ponía envidioso con facilidad, así que me lo recordaba a menudo cada vez que me sentía molesto. Pero el mes pasado ocurrió algo que me molestó mucho. Me faltaba la energía para enviar pensamientos rectos para eliminarlo. Mi mente estaba llena de pensamientos negativos y no podía suprimir el flujo continuo de emociones negativas.

Le dije a otro practicante que estaba en desacuerdo con el coordinador que me había cambiado de asignación. El practicante me recordó que mis pensamientos negativos procedían de mi envidia y que no debía seguirles la corriente. Añadió: "Estamos validando el Fa. No nos validamos a nosotros mismos ni buscamos la fama o el beneficio personal".

Repetí la enseñanza del Maestro para calmarme. El Maestro dijo:

"Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente..." (Grado de conciencia, Escrituras Esenciales para mayor avance).

Aun así, me sentía molesto. Como no profundicé para exponerlo, creció a lo largo de la semana siguiente hasta que se hizo tan fuerte que sentí que estaba a punto de explotar.

Me uní al grupo de estudio del Fa online de los fines de semana, pero la emoción negativa me impedía concentrarme en el Fa. Vi un mensaje de texto de otro practicante después del estudio del Fa. Decía: "Algunos pueden sentir que pueden hacer esto o aquello, pero la persona no se da cuenta de que todo es dado por el Maestro después de que uno comienza a cultivarse para deshacerse de sus apegos. La capacidad de uno está determinada por su estado de cultivación. Si uno se cultiva bien, el Maestro nos dará todo. La habilidad no es algo que uno pueda obtener persiguiendo con pensamientos y nociones humanas". No reflexioné ni me apliqué esto, sino que inmediatamente desafié al practicante: "¿Quieres decir que me quitaron la asignación porque mi estado de cultivación es muy pobre?".

No pude contener mis quejas y fui a ver a otro practicante. Él escuchó pacientemente y luego me leyó un párrafo del Fa del Maestro.

El Maestro dijo:

"Estos apegos son precisamente como una cerradura grande y sólida, encerrándote dentro. En tu camino de progreso, tienes que abrir cada una de las cerraduras, si no, éstas te encerrarán y te engañarán, y serás incapaz de ver la Verdad. Además, si fracasas en abrir estas cerraduras mientras estás en el camino que guía hacia el retorno a tu ser original y verdadero, no podrás continuar hacia adelante, esto es lo que es una prueba. Todo a lo que estés apegado son tus obstáculos, estas pruebas con las que te cruzarás en la cultivación en realidad son asimismo tus propias tribulaciones. El propósito que yo las utilice es para abrir las cerraduras de tus apegos, permitirte ver la verdad, y permitir que tu mente se eleve". (Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza).

También me preguntó si tenía resentimiento. En cuanto dijo la palabra resentimiento me sacó de mi confusión. Inmediatamente vi que todas mis emociones negativas provenían del resentimiento. Tenía un profundo resentimiento porque me habían quitado la asignación. Estaba resentido porque el coordinador nunca reconocía mis logros, nunca me elogiaba y siempre reconocía más a otras personas que a mí. Hice comentarios negativos sobre él, diciendo lo insoportable que era como persona. Si me dieran la oportunidad, me vengaría de él y lo haría cambiar.

Cuando me di cuenta de lo malos que eran mis pensamientos, y de lo lejos que estaban de un practicante, me aterroricé. Si una persona común tuviera estos horribles pensamientos no sería considerada una buena persona. Soy un cultivador, ¿cómo puedo tener pensamientos tan malos? Debo deshacerme de ellos rápidamente.

Después de volver a casa, me tranquilicé y seguí buscando en mi interior. Encontré el adoctrinamiento de la cultura del Partido Comunista Chino. Me iba a los extremos y me gustaba hacer cosas grandiosas para impresionar a la gente. Quería que me elogiaran. Normalmente asumía que los demás tenían intenciones negativas. Era competitivo, celoso, resentido y quería fama y fortuna. Me gustaba presumir. Me validaba. Me llenaba de emociones, lujuria, etc.

Anoté en un papel cada apego que identificaba y la lista creció hasta los veintinueve elementos. Eran la razón por la que me sentía tan molesto.

Rápidamente me decidí a eliminarlos y envié pensamientos rectos durante una hora.

Mirando hacia adentro aún más profundamente

Al día siguiente fui a trabajar y sentí que mi estado era completamente diferente al del día anterior. Ya no tenía esos pensamientos negativos y malos. Podía enfrentarme al coordinador y al hecho de que me quitara la tarea con tranquilidad. Sin embargo, llegó un nuevo reto.

La red de la empresa tenía una brecha de seguridad y me asignaron la tarea de arreglarla porque fui yo quien configuró el sistema en primer lugar. Pero no soy un experto en seguridad de redes y no sabía qué hacer. Pensaba mucho en mis capacidades y a menudo me jactaba ante los demás de que era hábil. Ahora tenía que admitir que mis conocimientos eran limitados y que necesitaba la ayuda de mis compañeros de trabajo y del fabricante.

Busqué en Internet y vi que otras empresas solían contratar a un consultor para solucionar problemas como este. Pero esa no era una opción para nosotros. Envié pensamientos rectos y pedí al Maestro que me fortaleciera. También me puse en contacto con el fabricante.

Una de las causas del problema era que el sistema no se había actualizado a tiempo. Me di cuenta de que yo también tenía que actualizar mi cultivación. Envié más pensamientos rectos, me uní al estudio del Fa online y busqué más en mi interior en los días siguientes. Me di cuenta de que todavía tenía el apego de envidia. No quería cooperar con los demás, y no estaba dispuesto a apoyar o ayudar a los demás a lograr sus objetivos.

El fabricante intentó conectarse al sistema varias veces, pero no lo consiguió. En los días siguientes, me puse en contacto con ellos en repetidas ocasiones para pedirles nuevas soluciones. Una noche, recibí un correo electrónico del fabricante pidiéndome que probara una contraseña. Me quedé muy tranquilo, sabía que iba a funcionar porque me la había dado el Maestro. ¡Gracias Maestro!

Fui a la oficina e introduje la contraseña a la mañana siguiente y funcionó.

Aprendí algo de este asunto. Cuando las cosas suceden, tengo que tomar la iniciativa de cooperar, mirar hacia adentro y cultivarme, en lugar de esperar que el Maestro lo resuelva por mí.

Conclusión

Las cosas que he experimentado en las últimas semanas me han hecho más consciente de que, independientemente de que algo parezca bueno o malo en la superficie, para un cultivador siempre es algo bueno. Cada vez que ocurre algo, debo mirar en mi interior para ver cuáles de mis apegos están siendo expuestos. No lo encontraré si no tengo nada que ver con ello.

Un día, meditamos juntos. Una hora pasó rápidamente, pero no me dolían las piernas. Decidí seguir meditando. Siempre siento que me cuesta soltar mi envidia, y parece que no puedo sentirme feliz por los demás cuando tienen cosas buenas. Durante la meditación de ese día, comprendí que puedo alegrarme por ellos si hay personas capaces en un proyecto o en un equipo, o si hay compañeros que han sido reconocidos por el coordinador por sus logros. Porque esto es bueno para el proyecto y el equipo. Solo así el equipo mejorará, el proyecto lo hará mejor y desempeñará un mejor papel en el esclarecimiento de la verdad y la validación del Fa. Cuando entendí esto, sentí que mi corazón se abría y la energía fluía.

¡Gracias Maestro! Gracias, compañeros practicantes.