(Minghui.org) Saludos, estimado Maestro y compañeros practicantes.

Me enfrasqué en un desacuerdo durante un largo periodo con algunos practicantes con respecto a la reescritura de artículos de los practicantes y por su uso de prácticas modernas de la escritura. Me enfrenté a este problema cuando ciertos practicantes criticaron a los practicantes chinos y sus artículos de una manera que yo lo consideré arrogante.

Siempre he pensado que los practicantes de China están en primera línea y hacen el trabajo más pesado. Los respeto mucho y creo que soy un cuerpo con ellos. Cuando era el único practicante en mi ciudad, abrí el sitio web de Minghui en inglés; leí artículos publicados por practicantes en China y aprendí mucho. Creo tener una conexión con ellos, también creo que tenemos un parentesco. Supongo que por eso, me lo tomé tan personal cuando creí oír a un compañero practicante menospreciándolos. Sentí que al restarles importancia a los practicantes de China se estaban validando así mismos. Es decir, los artículos de los practicantes en China son tan deficientes, y el inglés, la gramática y la escritura de estos practicantes son tan buenos.

Luego, en dos diferentes Fahui de Minghui de un día de duración, los practicantes europeos de Minghui dijeron que los artículos reescritos en inglés eran pobres representaciones de las versiones chinas originales. Los europeos tienen que utilizar los artículos de Minghui inglés para traducirlos a sus idiomas para sus sitios web. En lugar de cualquier respuesta o intento de entender y mirar hacia dentro o cooperar, hubo en cambio un silencio.

Al referirme un par de veces al epílogo del libro Zhuan Falun del Maestro, encontré la misma respuesta arrogante. En lugar de una genuina intención de entender, un practicante preguntó al Maestro si necesitábamos leer el epílogo de Zhuan Falun. No podía creerlo. Me hizo sentir muy mal que importunaran al Maestro por esto.

Sin embargo, seguí señalando lo que yo veía como sus errores, su reescritura de los artículos de los practicantes, y su uso de enfoques modernos degradantes para la escritura y la gramática. Como no estaban de acuerdo con mis observaciones, salieron a relucir mis apegos. Y me volví arrogante hacia ellos.

Mientras tanto, seguía escuchando en mi mente el poema del Maestro:

“Cultivador practicante
Busca tú mismo los errores
Elimina todo tipo de corazones humanos
No te quedes atrás en grandes pruebas, pequeñas pruebas, no pienses en caer
El que tiene la razón es él
El que está equivocado soy yo
¿Por qué contienden?”.

(Quién tiene razón, quién no, Hong Yin III)

Mientras seguía escuchando el poema del Maestro en mi mente, se me hizo más fácil decir: "El que tiene la razón es él. El que está equivocado soy yo". Sabía que eso era exactamente lo que tenía que hacer: buscar en mi interior mis propias faltas. Encontré apegos a querer tener la razón, ser competitivo, corregir a los demás, resentimiento, etc. Estaba progresando con respecto a estos apegos, pero sentía que había algo más que me faltaba. Entonces le pregunté al Maestro: "¿Qué me falta?". Una respuesta vino a mi mente: "No siempre tienes que ser el experto".

Reconocí que en el trabajo la gente se me acercaba creyendo que era un experto y, por lo tanto, buscaban mi ayuda, orientación, opinión, etc. Me di cuenta de que quería que las cosas permanecieran de ese modo y continuar corrigiendo lo que yo pensaba que estaba mal. Me sentía frustrado con aquellos practicantes que no podían ver sus errores, ni corregían lo que yo creía que estaba mal. También descubrí que estaba resentido por tener que seguir corrigiendo a esos practicantes. Con el tiempo, descubrí que había algo aún más engañoso escondido dentro de mí: el apego a mostrarme y a validarme. Yo también estaba siendo arrogante. Esto es lo que originalmente había visto como un problema en los practicantes que quería corregir.

En el transcurso de todo esto, un practicante me dijo que soy como la persona que caminaba por la calle agitando el libro del Maestro, afirmando que no le tenía miedo al tráfico. Me pregunté si era así. En la superficie, no podía ver que lo era. Pero, ¿no estaba esa persona presumiendo y validándose? He sido como esa persona. Mis apegos humanos me hicieron querer validar mi lado humano, mi falso yo.

Entonces ¿no es bueno que tenga que mirar dentro, encontrar estos apegos, y trabajar para eliminarlos, en lugar de ser dirigido por ellos? Ahora puedo agradecer desde lo más profundo de mi corazón a los compañeros practicantes con los que tuve algún problema. Puedo decir que lo siento si los he ofendido.

Memorizo el Fa cuando conduzco al trabajo. Cuando me encuentro con dificultades en un pasaje, suele haber una razón para ello.

Cuando me tropecé con un par de pasajes me di cuenta de que había una razón que tenía que encontrar. Uno de ellos se refería a seguir los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en lugar de los estándares de la gente común. Esto me indicaba que tenía que mirar hacia dentro en lugar de utilizar los medios ordinarios de competir y disputar. Una vez que miré hacia dentro y vi que seguía actuando como persona común, dejé de tener problemas con este pasaje.

El segundo pasaje en el que experimenté problemas fue sobre asimilarme al Fa. En vez de decir: "Siendo un cultivador, al asimilarte a esta característica eres entonces una persona que ha obtenido el Dao; es un principio así de simple" (Primera Lección, Zhuan Falun).

Estaba añadiendo la palabra "puedes", es decir, si puedes asimilarte a esta característica". Pues bien, no es si puedo asimilarme, es “al asimilarte a esta característica” así que me asimilaré. Encontrar mis apegos, por pequeños o grandes que sean, que me impiden asimilarme al Fa, y corregirlos, es un proceso de asimilación real a Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

A veces leo las correcciones que se hacen a los artículos que reviso para ver “cómo me va” justo ahora quise escribir "para ver cómo puedo mejorar", pero escribí "para ver cómo me va". Esto significa que todavía me estoy validando. Parece un camino interminable. Hace poco miré algunos artículos y reaccioné negativamente con un cambio que realizaron a un artículo que revisé. Entonces, inmediatamente rectifiqué mi pensamiento para decir, diferentes practicantes tienen diferentes entendimientos. Tal vez ellos tengan razón y yo esté equivocado. Podemos estar en desacuerdo. Si hay algún problema, que otro lo descubra. Ahora estoy trabajando para rectificarme. Y me siento muy ligero y tranquilo al respecto.

No me gusta admitir estas deficiencias cuando estoy con los practicantes. Ese es otro apego llamado "guardar las apariencias", y una forma de autovalidación. Sin embargo, me siento muy ligero y feliz haciendo esto. En el futuro, espero señalar cualquier cosa con compasión (lo que significa que los demás pueden aceptarlo o no), y ser una mejor partícula de nuestro cuerpo. Tal vez pueda corregir algo sin tener que corregir a la otra persona o sin tratar de utilizarlo para validarme.

Sé que todavía no estoy ahí. Justo a finales de agosto se presentó una situación en la que debí cultivar el habla y no lo hice. El habla inadecuada proviene de pensamientos inadecuados. Cuando veo un artículo que creo ha sido muy simplificado, pienso que debe ser producto del equipo de reescritura. Sabía que esto se trataba de resentimiento y de mi necesidad de validarme. ¿No estoy menospreciando a los demás? ¿No estoy haciendo lo que digo que corrijo en otros? Es desde mi lado humano o falso yo, no desde mi verdadero yo.

No quiero tener ningún pensamiento negativo sobre los compañeros practicantes, ni sobre los artículos de Minghui en inglés, ni sobre nada. Seguiré buscando cualquier signo de esto y lo corregiré.

De hecho, después de escribir esto, a la mañana siguiente al despertar, me vino a la cabeza un pensamiento negativo sobre algo que me dijo un compañero practicante en la reunión del proyecto del día anterior. Como el pensamiento negativo se había desarrollado a medias, lo detuve, diciendo: si sigues, me lo voy a aplicar. Lo utilizaré para mirarme dentro. El pensamiento se detuvo. Al salir de la cama, me sentí tan ligero como el aire. Como si no hubiera nada a lo que pudiera adherirse lo negativo. Fui a la cocina y pude ver la foto del Maestro en la otra habitación. Le dije al Maestro: "Estoy mejorando". Me sentí muy feliz, y el Maestro pareció sonreír.

Gracias, Maestro, por su inmensa compasión. Gracias, compañeros practicantes, por su ayuda.

(Presentado en el Fahui del Equipo Minghui 2022)