(Minghui.org) ¡Saludos, estimado Maestro y compañeros practicantes!

Empecé a trabajar tiempo completo en los medios de comunicación y desde entonces me han asignado tareas muy diferentes. Ya fuera como reportero en la calle, como editor de video, como portavoz, como escritor, como asesor jurídico o como cualquier otra tarea, siempre he notado que las tareas y los retos diarios que conllevan siempre coinciden con mi cultivación. O más bien, siempre me han dado las tareas precisas para que mis apegos se reflejen, permitiéndome hacer lo que debo hacer.

En cada etapa de los trabajos han surgido oportunidades para soltar mis apegos y mi ego. Me gustaría hablar de esto utilizando el ejemplo de la presentación del programa diario de noticias.

Cuando me preguntaron si podía hablar delante de la cámara como presentador de un programa diario de noticias, al principio no me sentí cómodo. Porque eso significaría tener que estar bien delante de la cámara todos los días, es decir, realizar una actuación constante y de calidad que todo el mundo pudiera ver inmediatamente. Mi apego a la comodidad se me reveló de nuevo. Además, vi el miedo: por un lado, el miedo a perder mi reputación si no lo hacía bien ya que todo el mundo me vería. Pero un miedo aún mayor era hablar en las noticias sobre temas controvertidos que otros medios de comunicación cubrían de forma muy diferente. Tenía miedo de que, al poner mi rostro frente a la cámara, la gente se volviera hostil conmigo y me denigraran. Sabía que era una prueba para mí, y solo podía superar este miedo dejándome claro que debía tener plena confianza en Shifu y también en mis compañeros practicantes, ya que ellos también están cultivando Dafa, y por lo tanto las noticias deben ser acordes al Fa.

La cultivación es la prioridad todos los días. Además del tiempo, que me creaba más estrés debido a que tengo otro trabajo. Siempre tenía que tener en cuenta que debía causar el mejor efecto posible delante de la cámara, aunque a veces tuviera un día o una etapa en que mi estado de cultivación no fuera tan bueno. Durante ese tiempo fue un reto para mí realizar una buena intervención cada día y grabar cada programa con pensamientos sincero. Además, el tiempo era escaso. Pero descubrí que aún cuando no me encontrara en un buen estado, podía seguir haciendo mi trabajo. Solo mantenía el pensamiento sincero de que hay muchos seres vivos detrás de la cámara que me apuntaba, y de que estaba haciendo esa grabación para llegar a ellos de forma positiva.

Abandonando la queja

Una vez, mientras conversaba durante un largo rato por teléfono, me di cuenta que mi compañero de trabajo se quejaba de muchas cosas que ocurrían en nuestra empresa. Esto me molestaba y me ponía de muy mal humor. Me pregunté por qué se quejaba sin parar de todo tipo de circunstancias, y tenía una actitud tan fuerte y negativa, sin tratar de encontrar una solución.

Sentí rechazo hacia mi compañero. Al principio me molesté, me sentía tenso y pesado, y quise poner fin a la conversación. Sin embargo, en ese momento me di cuenta que permitía que la otra persona afectara a mi estado de ánimo. Me pregunté por qué otra persona podía influir en mi estado y también por qué estaba observando tantas quejas.

Enseguida me di cuenta que él era un reflejo de mí. Al principio me pregunté por qué se quejaba tanto. De repente me di cuenta que yo me quejaba mucho de que él se quejara tanto. También me di cuenta de que me estaba mostrando mi propio apego a la queja. Puedo cultivarme a mí mismo, pero no a los demás. Entonces, ¿cómo tratar con esto? Me di cuenta que las quejas no iban a llevarnos a ninguna parte, y de que no eran para nada constructivas. No quiero esta queja y no la necesito.

De repente noté como mi corazón y mi cuerpo volvían a ser ligeros. La queja desapareció y pude escucharlo con una mente más abierta y centrarme en buscar soluciones.

Cuando le conté a mi compañero de trabajo esta experiencia, me di cuenta de cómo, al pronunciar la palabra "quejarse" y la expresión "me quejo", el idioma alemán es muy preciso a la hora de abordar este tema. Cuando me quejo de algo, me vuelvo apesadumbrado, tanto de corazón como de cuerpo. Entonces, ¿por qué lo hago? ¿Por qué tomo como algo aceptable que mi corazón se apesadumbre cuando puedo elegir hacer justo lo contrario? Puedo entrar en un estado en el que me libero de estas sustancias agobiantes y negativas. Esto me permite avanzar con pensamientos rectos de manera constructiva y orientada hacia una solución.

Decidí no volver a quejarme nunca más.

Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. En la vida cotidiana noto cómo mis quejas afloran con facilidad. Pero ahora me recuerdo: "Un momento, aprendí que no necesito quejarme y no necesito hacer las cosas difíciles". Entonces es mucho más fácil tomar una dirección positiva en mi trabajo diario. También agradezco siempre las advertencias de mis compañeros practicantes cuando no me doy cuenta que me estoy quejando.

Una larga prueba

Como periodista, durante la crisis de la COVID, escuché muchas críticas a las medidas que se tomaron en la pandemia, a las opciones de tratamiento alternativas y, sobre todo, a las advertencias sobre la vacunación.

Pensé que no me preocuparía por el tema de la vacunación. Siempre pensé que podía realizar todas mis tareas sin vacunarme. Así que no tenía motivos para considerarlo. Incluso les decía a quienes no lo hacían que no estaba vacunado.

No temía infectarme, pero también pensaba que no estaba siendo obstinado al no querer vacunarme. Como simplemente no era un problema para mí, no tenía que afrontar esta situación.

Pero me asignaron una nueva tarea que implicaba un viaje a EE.UU. y hasta hoy es necesario que los ciudadanos no estadounidenses demuestren una inmunización completa a través de la vacunación, incluida la vacuna COVID. Así que, después de todo, tuve que enfrentarme a eso. De repente me di cuenta que no me había desprendido de mi terquedad como había pensado.

Como los medios de comunicación empezaron a informar cada vez más sobre los fuertes efectos secundarios, y en mi opinión la inyección no tenía ventajas, sino solo desventajas, surgió en mí el espíritu de contender. Surgieron pensamientos como "¡Qué tontería! Seguro que no lo haré" o "No veo por qué sea necesario, de todas formas el tema ya está casi superado" o "¿De verdad tengo que ir a Estados Unidos? Puedo quedarme aquí".

Por un lado, me di cuenta que me rebelé porque estaba haciendo algo en contra de mis convicciones. Empecé a investigar cómo podía eludir la vacunación y viajar a Estados Unidos. Después de unas cuantas llamadas telefónicas e incluso de reunirme con alguien que podía hacer posible encontrar otra solución, me di cuenta que no era el camino que debía seguir.

También me di cuenta que no era el espíritu de combatir que tenía en mi interior, sino que tenía miedo de tener que ponerme una inyección. El espíritu de combatir apareció porque no quería hacer nada en contra de mi voluntad, y no veía la necesidad de vacunarme. En realidad, el miedo era por la posibilidad de que la vacuna tuviera efectos secundarios. Además, se había demostrado que en muchos lotes de la vacuna había sustancias que eran definitivamente perjudiciales y que podían incluso causar la muerte. Siempre pensé que no estaría apegado a mi cuerpo, ni a la vida, pero ahora vi claramente que no era así después de todo.

En "Despierten", Shifu dijo:

“Algunas personas tienen miedo a contaminarse, algunos están determinados a no vacunarse; en este momento, ¿aún eres digno del título de Dafa dizi?”, (Despierten).

Me di cuenta que estaba mirando el asunto con pensamientos humanos, y no desde el punto de vista de un cultivador. El miedo se apoderó de mí durante un tiempo, por lo que no podía pensar con claridad y no podía soltarlo.

Me ayudó mucho hablar con otros practicantes. Un practicante me contó una historia sobre el Buda Milarepa. Alguien dudaba de Milarepa y lo odiaba. Quería matarlo dándole comida envenenada. El Buda lo sabía y de todos modos se comió la comida envenenada. Lo hizo para demostrarle algo a esa persona. Cuando la persona se asombró de que el Buda no muriera, el Buda tomó esta sustancia venenosa que había comido y la empujó hacia esa persona. Fue solo por un corto tiempo. A la persona le resultó inconcebible el hecho. Entonces, Milarepa se la retiró, para demostrarle así sus habilidades a todo el que dudaba. Lo hizo para darle a la persona una oportunidad de salvarse.

Esta historia me hizo pensar en las razones por las que debería dejar que me inyectaran este veneno. Estaba mucho más tranquilo y también pude recordar las palabras de Shifu de nuevo. Decidí vacunarme porque pensé que era lo correcto y que podría cumplir con mi tarea.

Pero, en realidad, tenía un profundo temor. Aunque decidí vacunarme, el día que ocurrió tuve una sensación de mareo y ansiedad. Esa mañana, estaba leyendo la tercera lección de Zhuan Falun, donde Shifu habla de cómo se protege a los estudiantes. Cuando leí en la lección tres, "¿Qué ha dado el Maestro a sus estudiantes?", las palabras de Shifu abrieron mi mente: "además tienes la protección de mis Fashen, así que no aparecerá ningún peligro" (Tercera lección, Zhuan Falun).

Esta vez sentí como si Shifu me hablara, y de repente el miedo desapareció. Quería hacerlo por la mañana temprano, pero lo dejé para más tarde y primero me puse a trabajar. Cuando me dirigía al centro de vacunación, hacia el mediodía, volví a sentirme nervioso e inseguro. Cuando miré por el retrovisor, vi un auto detrás mío con un cartel: "¿Mascarilla? ¿distanciamiento? ¿Vacunación? ¿Dudas?, y un link” - e inmediatamente me di cuenta que me estaban probando de nuevo, y que estaban aprovechando mis brechas humanas. Todavía no las había cerrado completamente.

No tuve ningún síntoma relevante después de la primera vacunación, pero después de la inyección sentí un calor extremo en todo el cuerpo. Cuando llegué a casa no me sentía motivado para trabajar. Estaba apático y débil. Realmente sentí que me había decepcionado a mí mismo y a mis propias creencias.

Tiempo después me acordé de la primera vacuna. Me di cuenta lo difícil que fue para mí desprenderme de mis opiniones y expectativas humanas. Se requerían varios niveles del proceso, que estaban profundamente arraigados entre sí. Pero, tan pronto comprendí la razón de la primera inyección, tuve de repente una comprensión más clara de las enseñanzas de Shifu en "Despierten".

Para mí, la respuesta era ahora obvia. Entendí que todo, empezando por lo más microscópico, está formado por Dafa. Toda sustancia y todo está contenido en su interior. Dafa está por encima de todos los virus, de todo el yeli (karma) y de todas las inyecciones. Por lo tanto, si me cultivo y me alineo con Dafa, y al mismo tiempo no tendré este yeli, ¿a qué debo temer? Como discípulo de Dafa, estoy ayudando a Shifu, así que ¿por qué no debería Dafa protegerme, o por qué se debería permitir que estas sustancias me dañaran?

En mi entendimiento, es importante que miremos la situación como cultivadores. Entiendo que si puedo mirar desde los niveles altos y comprenderlo, obtengo la protección de los niveles altos. Sin embargo, si lo miro con el punto de vista y los apegos humanos, mi xinxing está en el nivel humano. Pensando en esto desde el nivel humano, la vacunación no es algo bueno. Así que lo que importa es ir más allá del nivel humano con el propio xinxing, entonces los peligros humanos no pueden alcanzarnos.

Para poder viajar con total normalidad, también necesitaba la segunda inyección. Así que no tuve más miedo y me relajé. Sin embargo, me di cuenta que durante dos días después, mis puntos de vista humanos seguían tratando de aparecer prestando atención a mi cuerpo cuando algo no se sentía normal. Pero siempre podía volver rápidamente al hecho de que soy un practicante y los principios de los niveles altos se aplican para mí.

La mejor época de mi vida

Creamos un ambiente de cultivación muy bueno en el trabajo. Por la mañana leíamos Zhuan Falun durante una hora y luego hacíamos los ejercicios uno, tres y cuatro. Después del almuerzo hacíamos el segundo ejercicio y después del trabajo leíamos otros artículos de Shifu durante una hora e intercambiábamos ideas.

Una noche, leímos las enseñanzas de Shifu:

“Si estudian el Fa, indudablemente podrán hacer bien el trabajo. Señalo sus defectos para que Dafa se desarrolle más sanamente y ocurran menos problemas. De hecho, Dafa también está enriqueciendo sus experiencias y creando la flor y nata de Dafa”, (Conciencia lúcida, Escrituras esenciales para mayor avance).

Me preguntaba a qué se refería Shifu cuando dijo que Dafa está a punto de crear la élite de Dafa. En mi entendimiento, esto tiene que ver con la cultivación y lo bien que se cultiva. Así, leyendo y practicando con regularidad y diligencia, uno puede lograr un buen estado de cultivación. Uno es capaz de reconocer y manejar las oportunidades que nos dan en la cultivación.

Gracias al buen ambiente de cultivación en la oficina, veo muchas más oportunidades para mejorar mi cultivación. No es que estas oportunidades no existieran antes, pero creo que no estaba en un estado lo suficientemente bueno como para reconocerlas siempre y aprovecharlas al máximo. Con este buen ambiente, ahora siento que puedo cultivarme mucho más conscientemente y mejor.

Eso no quiere decir que los practicantes sean la élite de los medios, para nada. Porque depende de cada uno y siempre de mí mismo, y sobre todo de si puedo cultivarme y de qué manera lo hago. Solo con mucha disciplina y perseverancia, uno puede cultivarse.

Mientras hacía el segundo ejercicio un día, me di cuenta que este buen ambiente en el trabajo es un apoyo muy grande y compasivo, para que realmente pueda cultivarme lo mejor posible. Después de todo, ¿qué otra cosa tiene tanta importancia, en realidad, en nuestras vidas como la cultivación?

Mientras hacía el segundo ejercicio, mi corazón se llenó de alegría y buenos pensamientos: "Este es el mejor momento de mi vida".

Gracias Shifu, y compañeros practicantes.

(Experiencia presentada en el Fahui de Europa de 2022)