(Minghui.org) China se ha visto afectada por una nueva ola de infecciones por COVID-19 desde que un miembro del personal de asistencia en tierra del aeropuerto internacional de Nanjing, en la provincia de Jiangsu, contrajo el virus mientras limpiaba un avión procedente de Rusia y con destino a Nanjing el 10 de julio. El Partido Comunista Chino (PCCh) recurrió inmediatamente al test de amplificación de ácido nucleico a todos los habitantes de las regiones afectadas e incluso cerró algunas zonas residenciales como hizo en Wuhan en 2020 cuando el virus se declaró por primera vez allí.

Durante la lucha del PCCh contra esta nueva ola de infecciones, volvió a demostrar que nunca le ha importado la vida de las personas, ni siquiera en la época del COVID.

Es bien sabido que el PCCh ocultó al público información sobre la infección por COVID desde el principio. Sin embargo, la información dispersa podría permitirnos darnos una idea del impacto generalizado de esta ola de la variante delta en China.

Según los informes de Beijing, el mencionado miembro de la tripulación fue el primer caso confirmado de infección por la variante delta. El virus se propagó primero en Nanjing, provincia de Jiangsu, antes de golpear Zhangjiajie, un popular destino turístico en la provincia de Hunan. Los turistas llevaron después al virus a sus propias ciudades, e inmediatamente más de la mitad de las provincias de China informaron de casos de COVID. Yangzhou, otra ciudad de Jiangsu, también se vio muy afectada.

A tres horas de distancia de Yangzhou, Shanghái también notificó casos y cerró su puerto de Ningbo-Zhoushan, el tercero más activo del mundo, durante dos semanas, provocando caos en el transporte marítimo internacional.

Aglomeraciones masivas por los testeos por COVID

La ciudad de Nanjing, con una población de 8.5 millones de habitantes, anunció oficialmente los nuevos contagios de COVID en la ciudad el 20 de julio. A partir del día siguiente, llevó a cabo tres rondas de testeos por COVID en toda la ciudad (con cada residente sometido a tres pruebas) y otras tres rondas de pruebas con grupos más pequeños (con residentes seleccionados sometidos a los testeos). Las seis rondas de testeos supusieron un total de 40 millones de pruebas realizadas. Si cada test costara 20 yuanes, el costo total de los test en Nanjing habría sido de 800 millones de yuanes aproximadamente, que podrían haberse utilizado mejor para prevenir la propagación del virus.

El PCCh pudo llevar a cabo este esfuerzo masivo de pruebas gracias a su estrecha vigilancia de los ciudadanos. Estableció un "sistema de administración de áreas" en sus ciudades, dividiendo cada ciudad en muchas áreas y asignando "administradores de áreas" ─personal de los comités de los vecindarios residenciales, junto a agentes de la comisaría local─para administrar cada zona.

Los "administradores de zonas" debían movilizar a todos los residentes de su área para que se sometieran a la prueba COVID. Durante todo el día, los residentes fueron bombardeados con altavoces que repetían el anuncio por el cual todos debían ir a realizar la prueba COVID. El anuncio se repitió tantas veces que incluso cuando los niños jugaban afuera, imitaban el anuncio como parte de sus juegos.

Realizar testeos por COVID para toda una ciudad puede no estar mal, pero el método del PCCh para llevar a cabo la prueba era cuestionable. La gente se vio obligada a hacer filas en los lugares de prueba cercanos, muchos de los cuales eran cabinas de testeos móviles temporales o simplemente mesas y sillas. Debido a la gran población, la gente podía permanecer allí durante horas para esperar su turno. Y lo que es peor, no existía el distanciamiento social, que hubiera sido poco práctico con tanta gente. Así que en toda la ciudad, cientos o miles de personas se aglomeraron durante horas para hacerse el examen.

"Me preocupó mucho ver a tanta gente amontonada para hacer la prueba", escribió un ciudadano de Nanjing. "En caso de haber una persona altamente infectada entre ellos, ¿quién sabe cuántos se infectarían?".

Desgraciadamente, esta preocupación se hizo realidad en Yangzhou, una ciudad a 100 kilómetros de Nanjing. Una persona portadora del virus que trabajaba en un centro de pruebas infectó al menos a 61 testeadores y residentes durante el proceso de testeos. Esas personas, a su vez, contagiaron el virus a otras.

Sin embargo, este tipo de pruebas masivas y repletas continúa. Las personas que comparten sus preocupaciones son ignoradas o silenciadas.

Desprecio por las personas que sufren efectos secundarios

Muchas personas publicaron en Internet cómo sufrieron los efectos secundarios a la vacuna. Entre ellos se encuentran médicos que sufrieron convulsiones después de recibir las vacunas, así como jóvenes que fueron trasladados a hospitales y mantenidos en la UCI.

Una familia protestó frente al hospital que les administró la vacuna. Sin embargo, todos estos enfermos no pudieron conseguir una notificación del hospital diciendo que la vacuna había provocado efectos secundarios. Sin una constancia del médico, estos pacientes no tienen forma de recibir una indemnización del gobierno.

Con el avance de cada vez más casos, el PCCh está considerando la posibilidad de aplicar vacunas de refuerzo, ya que las dos primeras vacunas fueron ineficaces para evitar que la gente se contagiara de la variante delta. Por ejemplo, en esta nueva oleada, muchas personas infectadas habían sido vacunadas en su totalidad. El 90% de los miembros de la tripulación del aeropuerto internacional de Nanjing había recibido dos vacunas, pero muchos continuaron infectados.

Además, las poblaciones de alto riesgo que recibieron las vacunas el año pasado vieron expirar el periodo de protección de medio año de la vacuna. Sin embargo, el desarrollo de las vacunas van detrás de las mutaciones de un virus. Incluso con una vacuna de refuerzo, la gente puede no estar tan bien protegida. ¿Necesitarían una cuarta o una quinta vacuna?

La incertidumbre sobre la eficacia de las vacunas preocupó a muchas personas, incluidos los padres cuyos hijos mayores de 12 años están siendo presionados por el gobierno para vacunarse. Las autoridades afirman que los adolescentes también son propensos a infectarse y, por tanto, deben vacunarse. Pero los padres se muestran preocupados por los posibles efectos secundarios para los niños. En una encuesta realizada por la Comisión de Salud de Shanghái entre los padres, muchos expresaron fuertes objeciones a la vacunación de los niños. Las autoridades no tardaron en desactivar la encuesta.

Pero la opinión pública no puede impedir que el PCCh imponga la obligación de vacunar a los niños. Algunos padres dijeron que sus escuelas locales exigían la vacuna como condición previa para la inscripción.

Aunque muchos otros países también vacunan a sus niños, al menos permiten a los padres cuestionar la eficacia de la vacuna por diferentes vías. También ofrecen exenciones médicas y religiosas a los que cumplen los requisitos. Aunque el PCCh también afirmó que permitía la exención médica, hubo casos de personas que eran alérgicas a otros tipos de vacunas o que tenían otras condiciones médicas que eran obligadas a recibir la inyección en la campaña para vacunar a todo el mundo.

Dejando a la gente sin ayuda

La forma que tiene el PCCh de luchar contra el COVID es "aislar" completamente a las personas infectadas. Una vez que se detecta una persona infectada, las autoridades cierran todo el edificio o incluso toda la comunidad de vecinos; muchas comunidades en China están cerradas para que sea más fácil aplicar el aislamiento. En algunos lugares, las autoridades incluso utilizan tablas para fijar las puertas de los residentes a sus marcos, de modo que las personas que se encuentran adentro no puedan abrir la puerta en absoluto.

Aunque el gobierno prometió proporcionar alimentos y servicios a las personas encerradas, ha habido muchas quejas sobre la insuficiencia de los alimentos, incluidas las verduras. Las autoridades "resolvieron" los problemas borrando las publicaciones en Internet y en las redes sociales.

El PCCh presiona a todo el mundo para que se vacune, y las autoridades locales proponen diversos castigos si la gente no lo hace. Al mismo tiempo, silencia las voces que denuncian problemas después de recibir la vacuna.

Una persona describió al PCCh de la siguiente manera:
"Cuando no tienes un lugar donde vivir, te ignora;
cuando los niños no tienen una escuela a la que ir, te ignora
cuando no puedes ir al médico, te ignora
cuando la comida está adulterada y no es saludable para comer, te ignora.
Pero, cuando no tomas la vacuna, te obliga [a hacerlo].
Cuando tienes algún efecto secundario después de tomar la vacuna, te ignora, diciendo: tener efectos secundarios es un problema de tu propio cuerpo; ¿por qué a mi, el PCCh, me importaría?".

Además, el PCCh se negó a permitir que marineros infectados atracaran o se les ofreciera ayuda. Los marineros del barco "Hong Jin", propiedad de una empresa panameña, tenían personas con fiebre el 31 de julio. El barco estaba cerca del puerto de Zhoushan, en Shanghái, y pidió ayuda médica de emergencia a Zhoushan. Pero ninguna empresa de China quiso ayudarles, aunque los 20 miembros de la tripulación eran chinos. La autoridad portuaria incluso ordenó a todas las compañías navieras que no se acercaran ni ofrecieran ayuda a este barco en apuros.

Otro barco de propiedad extranjera se encontró en la misma situación unos días después. La tripulación del barco, trabajadores chinos, sacó un cartel que decía: "Queremos volver a casa" (en chino) en señal de protesta.

No se permite cuestionar la política del PCCh

El PCCh tampoco permite que la gente discuta su política de COVID, especialmente los comentarios que se desvían de la propaganda del Partido.

Un profesor sugirió utilizar la ciudad de Yangzhou, donde se propagaba el COVID, como lugar experimental para ver si la gente podía convivir con el virus. Fue detenido y encarcelado durante 15 días, bajo el delito de difusión de discursos inapropiados. La política del PCCh sobre el COVID consistía en eliminar por completo el virus en China.

No se permite discutir las políticas del PCCh sobre el coronavirus.

Zhang Wenhong, el principal médico que lucha contra el COVID en Shanghái, también mencionó la idea de "convivir con el virus". Los medios de comunicación oficiales también lo criticaron.

Colofón

Desde su creación, el PCCh siempre se autodenominó "dios supremo" y declaró que puede vencer a los cielos y a la naturaleza. Cuando se trata del COVID, cree que puede eliminar el virus.

Sin embargo, la estrategia COVID del PCCh consiste en "sacrificar" a un grupo menor por uno mayor. Aísla a las personas infectadas y a las que podrían estarlo para mantener al resto a salvo. En cuanto a cómo se encuentran las personas aisladas, no le importa.

Esta receta es como cortar un gran trozo de carne cuando te pica un mosquito. El trozo tiene que ser lo suficientemente grande como para incluir a todos los infectados, pero también contiene muchos más inocentes. Todos los que están en el trozo se convierten en víctimas y serán descartados, ya que el PCCh nunca trata a un ser humano como tal.

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