(Minghui.org) Solía ser intolerante y me irritaba fácilmente. Aunque estos aspectos de mi temperamento eran menos obvios cuando me convertí en practicante de Falun Dafa, no habían desaparecido por completo y aparecían de vez en cuando.

No podía tolerar los errores de los demás y me ponía irritable cuando me provocaban. A menudo discutía con otros practicantes de Dafa hasta que me ponía rojo, lo que lamentaba después. Me sentía afligido por no ser capaz de cultivar la compasión y la tolerancia.

Un practicante utilizó su teléfono móvil para aclarar la verdad. Le hablé varias veces sobre la seguridad, pero no me escuchó. Me impacienté y discutí con él. Me mostré obstinado, prepotente y combativo. Después me sentí mal y me pregunté por qué no podía compartir tranquilamente mis pensamientos basados en el Fa? Aunque después pude reconocer mis defectos, seguía cometiendo los mismos errores una y otra vez.

Un día un practicante me dio una sugerencia para ayudar en un proyecto de clarificación de la verdad en el que trabajé el año pasado. En mi opinión, su sugerencia era descabellada. Me peleé con él y me arrepentí después.

Cuando miré realmente hacia dentro, tratando de encontrar mis apegos, descubrí que estaba lleno de mi mismo, era impaciente, conflictivo y celoso. No podía tolerar los defectos de los demás y tendía a criticarlos.

Me fue mejor después de encontrar estos apegos, pero después de un período de tiempo me descuidé y volví a cometer los mismos errores. Esto me preocupaba mucho. Más tarde me di cuenta de que era porque pasé muy poco tiempo estudiando el Fa, y por eso muy poco de mí ser estaba asimilado al Fa. Por lo tanto, no fui capaz de cultivar la compasión y la tolerancia. También reconocí que las viejas fuerzas hicieron arreglos para obstaculizar mi mejoramiento.

Aprendiendo a tomar un respiro

Después de comprender por fin lo que me frenaba, pasé más tiempo estudiando los libros de Dafa y medí mis pensamientos con el estándar del Fa.

El Maestro dijo:

“Durante el proceso de transformación del yeli, para poder contenerse uno mismo y para que no aparezcan situaciones iguales a las de la gente común cuando efectúa mal un asunto, debemos mantener a toda hora un corazón de misericordia y un estado mental sereno. Entonces, si te encuentras de repente con algunos problemas, podrás resolverlos bien. Frecuentemente, si tu corazón siempre es así de sereno y misericordioso, cuando de repente aparece un problema, te da margen para amortiguarlo y reflexionar. Si dentro del corazón siempre quieres competir con los demás y reñir por aquí y por allá, digo que tan pronto como te encuentres ante un problema terminarás luchando contra otros; está garantizado que es así” (Cuarta Lección, Zhuna Falun).

Para cultivar la compasión tuve que llenar mi corazón con el Fa. ¿Pero qué debía hacer cuando mi nivel de compasión no podía frenar a mi corazón humano?

Recordé las enseñanzas del Maestro sobre estar "tranquilo":

“De las palabras que usaste para describir hay una que realmente está bien usada, y es “serenidad”. (La gente ríe) Las personas son excesivamente apasionadas o intensamente combativas, y estos no son los estados normales del ser humano. Es de hecho algo que surge bajo los efectos de la naturaleza demoníaca. El bien y el mal coexisten en una persona, así que cuando una persona está especialmente estimulada, o cuando actúa fuera de los límites racionales, eso mayormente viene de las cosas de la música moderna. Cuando una persona es irracional y está agonizando por algo, cuando se pone salvaje y pierde la razón, eso de hecho tiene que ver con las cosas de su parte negativa que están siendo estimuladas. Por contraste, el estado de la serenidad es benevolente, y de hecho es el verdadero estado de un ser humano. Dentro de la serenidad hay altibajos, pero es completamente racional, dentro de la serenidad también existe representación de gloria, aunque esa gloria está basada en la serenidad” (Exponiendo el Fa en la reunión sobre la creación de música, 2003)

Así que me repetía en mi corazón: "Calma, calma. Debo mantener la calma".

Cuando recordé las discusiones que tuve con otras personas, me di cuenta de que les contestaba en cuanto las escuchaba hablar. No consideré si debía decir esas palabras o cómo debía decirlas. ¿Mis pensamientos y mi tono de voz se basaban en el Fa?

Cuando pensé en las palabras del Maestro, "…te da margen para amortiguarlo y reflexionar…” (Cuarta Lección, Zhuna Falun) me dije que debía detenerme antes de abrir la boca si las opiniones de los demás son diferentes a las mías. No debo apresurarme a expresar mis opiniones, sino esperar un rato, pensar un poco y ver si mi estado mental está alineado con el Fa. ¿Llevarán mis palabras la energía de benevolencia y la tolerancia?

Cuando hice esto, tuve más espacio para pensar y capacidad para tolerar. Pude superar el dilema que tenía, y mi corazón comenzó a abrirse.

Pronto me encontré con una prueba después de nuestro estudio del Fa. Expresé mi opinión sobre algo. Un practicante probablemente pensó que me refería a él. Se molestó y dijo algo descortés. Yo estaba a punto de responder de la misma manera, pero entonces me acordé de tomar un respiro.

Recordé el Fa del Maestro:

“Los cultivadores deben tener pensamientos humanos para cultivarse, después de todo. Los puntos débiles de tal persona van a ser sensibles cuando son tocados, y a veces la persona incluso se defenderá a sí misma con cierto tipo de excusa, temiendo ser desdeñada” (Enseñando el Fa en el Fahui internaciobal de Gran Nueva York 2009)

No Contender
"Si te encuentras con fuertes discusiones, no contiendas con palabras de pelea
Buscar la causa hacia adentro es xiulian
Mientras más se piensa en explicar, más pesa el corazón
Magnánimamente, sin apegos, aparece la visión clara”
(Hong Yin III)

Me calmé y surgió mi benevolencia y tolerancia. Hablé con los practicantes con una mente tranquila, y él también se calmó.

Cuando suprimí mis emociones y me contuve utilizando el estandar del Fa, se disolvió un acalorado conflicto que estaba a punto de producirse. Me sentí tranquilo y alegre, mientras la tan esperada benevolencia y tolerancia llenaban mi dimensión.

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