(Minghui.org) Era de nuevo la fecha del “20 de julio”. Me paré frente a la ventana mirando las nubes negras y blancas que corrían por el cielo. No pude evitar tener emociones encontradas cuando las nubes se movieron hacia el sur y detrás de ellas quedó un cielo azul y claro. Tal y como recordaba, hoy hace 22 años, esa escena eterna apareció de nuevo ante mí.
El inicio de la persecución
Recuerdo aquella mañana: fui al sito de práctica y vi a varios practicantes con una expresión facial bastante seria. Parecía haber un sentimiento de tristeza en su semblante. Les pregunté, “¿Qué sucede?, entre ellos una persona dijo que personas de la Asociación de Investigación de Falun Dafa habían sido arrestadas y también algunos practicantes del Centro Asistencial General y de los Centros Asistenciales Locales, los detalles estaban por confirmar. A decir verdad había mucha gente detenida. Muchos practicantes fueron a la ciudad. Me sentí extremadamente conmocionada y les dije: “Por favor sigan con la práctica”. Y luego me di la vuelta. Después de andar unos pasos un par de personas me alcanzaron y dijeron: “Iremos contigo”. Les dije que sí.
Rápidamente fuimos a la esquina junto a la Calle Fuyou, vi a gente que se mantenía de pie en filas junto a la pared. Se oía un sonido que provenía de la multitud mientras recitaban Lunyu. Las calles estaban rodeadas con cuerdas y por la policía militar. No permitían a las personas entrar a dentro, ni avanzar, solo se les permitía retroceder. No obstante llegaron más personas y nadie se fue. Así, cada vez había más gente.
Algunas veces traté de ir hacia esas personas, pero cada vez me lo impedía la policía militar. Cuando estaba muy ansiosa, vi a alguien levantar su brazo para llamar mi atención. Cuando lo miré pensé: “¡Que coincidencia! resultó ser el Sr. Hu (alias), que era uno de los asistentes del Centro Asistencial, con otro practicante a su lado. Probablemente su movimiento llamó la atención de los policías militares que había a su lado. Luego aproveché la oportunidad para levantar la cuerda, entrar en la fila y atravesarla rápidamente. Unos pocos me siguieron, la policía militar trató de detenerme, pero no pudo. Entonces se dio la vuelta rápidamente para detener a las personas que me seguían. Fui lo más rápido posible para lanzarme entre la multitud. Luego el Sr. Hu me hizo un hueco y encontré mi sitio. Recité Lunyu con los otros practicantes. Después de acabar, recitamos:
"Vivir sin expectativas,
morir sin arrepentimientos;
extinguiendo todo pensamiento excesivo,
cultivar el fo no es difícil".
(Sin existencia, Hong Yin)
Entonces llegó otro autobús lleno de policías militares. Tan pronto como se detuvo, bajaron rápidamente y formaron en fila frente a nosotros. Otros policías llevaron a la gente que estaban fuera de la fila para que fueran detrás de ellos. Luego llegó el autobús número 45. Después de que se abrieran las puertas, los policías militares de la parte delantera comenzaron a arrastrar a los practicantes de la primera fila hacia el interior del autobús. Los practicantes se resistían a entrar en el autobús, algunos fueron arrastrados dentro del autobús y algunos se escapaban de la policía y volvían corriendo. Entonces los policías militares comenzaron a golpear a la gente. Algunos de ellos tiraron y empujaron a un practicante. Algunos acabaron siendo golpeados y pateados, antes de ser arrojados al autobús.
Viendo esa escena, comenzamos a agarrarnos de los brazos formando un solo cuerpo. Entonces gritamos: “Cumplan con la Constitución, no nos golpeen!”. “Cumplan con la Constitución, no nos golpeen”. ¿Pero cómo podían oírnos? Las barbaridades fueron a peor, no importaba si era un hombre o una mujer, joven o anciano, los golpeaban y los arrastraban por el suelo. Muchos practicantes fueron heridos, algunos tenían el pelo revuelto y otros tenían la ropa destrozada. Cuando un autobús estaba lleno, se alejaba y entonces llegaron uno tras otro. No contamos el número de autobuses que llegaron.
En el autobús los practicantes recitaban Lunyu y Hong Yin. Algunos policías vigilaban el autobús. Todas las ventanas estaban cerradas herméticamente. Los policías permanecían en los accesos traseros y delanteros, el autobús iba a gran velocidad. Los practicantes no preguntaron a dónde se dirigía y los policías no dijeron nada.
Cuando el autobús se detuvo, bajamos y miramos: “Vaya era un estadio enorme…”, luego descubrimos que estábamos en el Fengtai Stadium. Estaba lleno de gente, la gente estaba sentada en el suelo. La policía y los militares tardaron en hacernos un hueco para que también pudiéramos sentamos en el suelo.
En poco tiempo, vinieron tres personas que llevaban papel y bolígrafo para registrar nuestros nombres, direcciones, trabajos y demás. Los practicantes les facilitaron la información. Pero curiosamente, ellos pasaron frente a mí varias veces y preguntaron a todos los de mi alrededor, menos a mí.
Después de que se marcharon, el Sr. Hu me dijo: “Antes de que vinieras hemos discutido en el sitio de práctica si podrías ser la persona que enseñara los ejercicios. Es por eso que no te lo dijimos, pero aun así viniste”. Solo entonces supe la razón por lo que no me lo dijeron. Llegaron más practicantes en otros autobuses. Dijeron que había gente incluso en los baños.
A pesar de no haber comido ni bebido nada durante todo el día, no nos sentimos ni sedientos ni hambrientos. Todo el estadio estaba dividido en bastantes secciones. En cada parte había varios militares, agentes de policía y policías vestidos de civil. Todos allí estábamos muy callados, nadie hablaba. Pasadas las cinco de la tarde necesité ir al baño. Un practicante me indicó que fuera a la izquierda, miré en esa dirección. Era la única entrada y salida del estadio, y había muchos policías militares vigilando la zona.
Saliendo del lugar vigilado
No les dije nada a los policías que había junto a mí, por qué no lo creí necesario. Me levanté del suelo y caminé hacia la entrada. Fue como si no me vieran, la entrada estaba muy llena, miré a mi alrededor, el baño estaba justo al lado de la entrada. Parecía un baño móvil y estaba lleno de gente. Me colé por el lado entre el hueco de la multitud y esperé fuera contra la pared.
Me di cuenta que fuera del estadio había campo abierto. A excepción de los servicios no había nada más. Había militares y policías allí y estaban alrededor de los tres lados de los servicios, pero las paredes no estaban vigiladas ya que había muy poca distancia. De repente, tuve una idea: Déjenme salir, ya volveré después de instalarme. Así pues, comencé a avanzar junto a la pared, no sabía en qué dirección iba y donde estaba, había soldados vigilando por todas partes y no había peatones. Fue como si estuviera en otro mundo y en otra dimensión.
Me alejé de los soldados y anduve cerca de 1,6 km (1 milla). Entonces vi la calle principal, la tomé y seguí andando durante un buen rato. De repente, vi a una anciana en la acera que se inclinaba sobre un puesto de venta de bebidas frías. Estaba muy emocionada, me precipité hacia ella y le pregunté: “¿Anciana, donde hay una parada de autobús? Me miró sorprendida: Se ha instaurado la Ley Marcial, ¿Cómo puede haber autobuses?”. Repetí inconscientemente la frase: ¿Ley Marcial? No me extraña que no viera a ninguna persona.
Ella dijo: “Comenzó ayer por la noche”. Le pregunté: “¿Por qué aún está usted aquí? Dijo: “No sabía nada de esto, mi puesto de venta está en este estadio, los soldados no querían que me fuera, querían tener bebidas frías cuando tuvieran sed. Mire, se llevaron casi todas las bebidas”. Mientras hablábamos, dos soldados caminaban en nuestra dirección. Tuve que dejarla e irme rápidamente de allí. Llegué a casa andando pasadas las ocho de la noche.
Regreso a casa
Después de estos años, aún no puedo entender cómo pude salir del estadio. Hoy, no obstante, cuando estaba escribiendo este artículo, me ha venido a la mente una frase: ¡Fue el Maestro quién te envió de vuelta! Solo entonces me iluminé. ¡Realmente aprecio la benevolencia del Maestro! ¡Esta gratitud llegó veintidós años tarde! Beijing es un distrito muy grande, crucé dos distritos incluido uno en el que nunca estuve.
Tan pronto como abrí la puerta, vi a mi esposo, que también es un practicante, sentado en el borde de la cama con cara triste. Cuando levantó la mirada y me vio, inmediatamente se animó y dijo: “¡Has vuelto!”. Luego comenzó a quejarse: “¿Dónde demonios has estado todo el día? Estaba muy preocupado. ¿No has comido aun? Déjame que hierva unos fideos”. Dije: “Espera, déjame hablar con los otros practicantes, para que sepan que es lo que está sucediendo”. Dijo: “Hay mucha tensión afuera, ¿aún quieres volver a salir? Respondí: No te preocupes, estaré de vuelta pronto”.
Llegué a casa a las once de la noche. No tenía hambre, solo bebí dos sorbos de agua. Le expliqué brevemente a mi esposo lo sucedido durante el día. No quería dormir, no estaba preocupada por lo que me podía ocurrir si salía al día siguiente, solo pensaba en los practicantes del estadio, no sabía cómo habían pasado la tarde. Mi esposo también daba vueltas en la cama. Sabía que él estaba bajo una gran presión mental.
Memoria Eterna: La persecución comienza a toda prisa
Más tarde supe que cuando oscureció, llegaron al Fengtai Stadium muchos autobuses llenos de soldados. Obligaron a los practicantes a subir a los autobuses. Si se negaban, eran fuertemente golpeados. Nadie había visto algo igual antes. Algunos practicantes fueron tirados al suelo y otros fueron llevados a los autobuses. Fueron llevados a distintas comisarías. Después de estar detenidos durante varios días, se avisó a sus empresas para que los reclamaran. Los practicantes que no tenían trabajo fueron recogidos o bien por personas del Comité de Gestión de la Comunidad Local o por miembros de su familia. A continuación se produjo una persecución interminable.
Esto sucedió el 20 de julio de 1999, cuando muchos practicantes mayoritariamente de Beijing dejaron de lado la vida y la muerte y dieron un paso adelante para ¡proteger a Dafa, restaurar la reputación del Maestro y de Dafa! Esto mostró la moralidad de los valores de Verdad-Benevolencia-Tolerancia”, demostró y atestiguó el comportamiento de los discípulos de Dafa que tenían fe en el Maestro y en Dafa y que ¡nunca renunciaron a cultivarse! Esto también marcó el principio de la salvaguarda de Dafa por parte de los practicantes y una manifestación pacífica contra la persecución. Ese día, con los entendimientos internos y su importancia se han convertido en mi memoria eterna.
Informando sobre la verdad de la persecución
La situación fue informada por el sitio web Minghui. Desde julio de 1999 hasta junio del 2021, los practicantes que de manera comprobada han sido perseguidos hasta la muerte ascienden a más des 4.660, sus nombres han sido identificados y verificados. Debido al bloqueo de información del PCCh, muchos hechos de la persecución han sido encubiertos. El número real de practicantes perseguidos hasta la muerte sobrepasa por mucho este número, que es más trágico de lo que una persona media puede imaginar. Sin mencionar que también hay un número desconocido de practicantes a los cuales se les ha sustraído los órganos mientras aún vivían. Recientemente el PCCh, ha iniciado la campaña “reducción a cero” a nivel nacional, dirigida a los practicantes.
Han pasado veintidós años, y el malvado PCCh está a punto de colapsar, pero esta cruel persecución contra los practicantes de Dafa de momento no se ha detenido. No obstante, los practicantes no se han dejado intimidar ante los arrestos ilegales, los secuestros, las detenciones, las condenas, las torturas y los asesinatos. Por el contrario, ellos mantienen su creencia y continuamente esclarecen la verdad a la gente. Su carácter pacífico, su racionalidad y su persistencia han ganado las alabanzas y el apoyo alrededor del mundo.
Hasta la fecha han renunciado al PCCh 380 millones de personas. Más y más personas han aceptado y recitado de forma sincera: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. La caída del PCCh tiene los días contados. Una nueva era sin el PCCh llegará pronto.
Aquellos que aún apoyan al PCCh y que participan en la persecución a los practicantes, junto con los procuradores, funcionarios judiciales y todos aquellos que trabajan en la gestión de las comunidades locales, les aconsejo sinceramente que no caigan de nuevo en las mentiras del PCCh, ya que Falun Dafa es la cultivación de la ley divina.
En el pasado y en el presente, todos aquellos que persiguieron a los creyentes rectos nunca acabaron bien. No hagan cosas malas en contra de su conciencia para obtener pequeños beneficios. Piensen en su futuro y en el de su familia. Renuncien el malvado PCCh ya, para que puedan mantenerse a salvo. Traten bien y protejan a los practicantes y ¡serán bendecidos por el Cielo!
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