(Minghui.org) Recibí un mensaje de texto a las 3 de la tarde, hora de Beijing, el 13 de mayo, de la hija de un practicante de Falun Dafa, diciendo que su padre practicante había sido arrestado y su paradero era desconocido.

A su padre le habían extorsionado y habían saqueado su casa muchas veces. También había sido detenido, enviado a un campo de trabajos forzados y encarcelado. El día que salió de la cárcel, los agentes de las fuerzas del orden locales, la comisaría y el centro comunitario exigieron verlo y le dijeron que, según la nueva normativa del gobierno, cualquier persona que saliera de la cárcel debía someterse a "reeducación" durante cinco años y que los practicantes de Falun Dafa debían escribir una declaración garantizando que abandonarían la práctica. Tuvo que huir de su casa para evitar más acoso.

Los agentes dijeron que sus superiores les habían ordenado detenerlo.

El partido comunista chino (PCCh) y el exlíder Jiang Zemin escenificaron el incidente de la autoinmolación de la Plaza de Tiananmen para calumniar a Falun Dafa con el fin de engañar a los chinos y al resto del mundo. Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, una vía de cultivación de la Escuela de Buda, se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Enseña a las personas a elevar su nivel moral y mejorar la salud.

Su hija me dio el número de teléfono de la comisaría local a las cuatro de la tarde, y llamé inmediatamente. Les pregunté si habían detenido a ese practicante. La persona que contestó al teléfono era un joven agente. Me pidió que me reuniera con el oficial a cargo en persona. Colgó cuando se enteró de que yo era un pariente del extranjero, además de practicante de Falun Dafa.

Lo llamé de nuevo y le dije: "¿Por qué lo has detenido? Estás cometiendo un delito al perseguir a los practicantes de Falun Dafa. El PCCh no respeta los derechos humanos. El mundo entero está sancionando al PCCh. ¿Se lo pueden permitir?". Exigí que liberaran al practicante. Se asustó y dijo: "No sé nada. No me hables de estas cosas".

Le pregunté si estaba de servicio. Cuando dijo que lo estaba, respondí: "Entonces eres responsable de transmitir mi mensaje. Ese es tu deber. Graba mi mensaje".

"De acuerdo, lo transmitiré", dijo.

"Dile a tu jefe que libere a ese practicante inmediatamente", le dije. "Los ciudadanos en China tienen libertad de creencia. Ese practicante no ha violado la constitución ni ninguna ley en China. Más de cien países y regiones apoyan a Falun Dafa. La Organización Mundial para Investigar la Persecución de Falun Dafa investigará a tu comisaría, las organizaciones relacionadas y los individuos implicados. Llevarán la investigación hasta el final, no importa cuánto tiempo les lleve ni lo lejos y profundo que tengan que buscar".

"Por favor, no me asuste", dijo.

"No estoy tratando de asustarte, joven. Ya habrá otros que lo harán. Por favor, transmite todo este mensaje a tu jefe. Gracias".

"De acuerdo, lo transmitiré".

"Serás recompensado", le dije. "Y gracias de nuevo".

Nuestra conversación duró unos cinco minutos.

El practicante regresó a su casa alrededor de las 6 de la tarde. La policía había aprendido los hechos sobre Falun Dafa y había elegido un futuro brillante para sí mismo.

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