(Minghui.org) Mi esposo a menudo me elogia frente a sus padres, familiares, amigos y compañeros de trabajo: "Hemos podido llevarnos bien en nuestro matrimonio todos estos años gracias a ella". Otros sienten que somos una pareja feliz y envidiable. Hace ocho años, nadie hubiera pensado esto, y mi esposo ciertamente no lo habría dicho. Nuestra familia estaba al borde del colapso.

Un matrimonio lamentable

Ocho años antes, mi suegra había intentado que mi esposo se divorciara, ya que fue engañada por las mentiras del partido comunista chino (PCCh), que difama a Falun Dafa. Tenía miedo de que mi práctica pusiera en peligro el futuro de su hijo, debido a la política de implicación del partido.

Como resultado, mi esposo a menudo me gritaba: "¡Te dije hace mucho que estoy cansado de vivir contigo! Realmente lamento haberme casado contigo. ¡Vete!", o decía: “¡Quiero el divorcio! La carta de acuerdo está sobre la mesa, fírmala inmediatamente. Luego haz que tu familia te lleve a casa". Si no fuera una practicante de Falun Dafa, no habría podido soportar quedarme con él ni un solo día.

Todos los días, mi esposo iba primero a su lugar de trabajo para reportarse y luego iba al parque local o a las calles para verificar si yo estaba hablando con la gente sobre Dafa. Si me veía haciendo esto, una “guerra” me esperaba en casa y esto duraba desde la mañana hasta altas horas de la noche. Rompió sillas, teléfonos móviles y me hizo ir a la corte. Incluso me amenazó con un cuchillo y utilizó todo tipo de estrategias tanto suaves como violentas. Estaba agotada física y mentalmente. Lloraba todo el tiempo.

Debido a que persistí, mi esposo finalmente accedió a dejarme salir de casa dos veces por semana y no más de tres horas cada vez. Durante estas tres horas, sus padres me ayudaban cuidando a nuestro hijo. Salía a aclarar la verdad con una practicante anciana. Al principio, no sabía cómo contarle a la gente sobre Dafa. La practicante anciana me enseñó y animó gradualmente. Pronto pude hablar sin problemas. Cuando alguien se daba cuenta de que Falun Dafa es bueno a diferencia de la propaganda del PCCh, ambas nos emocionábamos tanto que llorábamos. Fue el momento más maravilloso de mi vida.

Sin embargo, mientras me dirigía a casa, mi corazón siempre se hundía. Cuanto más me acercaba, mayor era la inquietud. Subiendo las escaleras, temía que me esperara otra tormenta. Mi suegra amenazó a mis padres y dijo que me denunciaría a la policía. Me mintió y me dijo que tenía dolor de cabeza y que no podía cuidar a mi hijo por la noche. De hecho, salía a jugar mahjong todas las noches.

Me sentí tratada injustamente. Había dejado la vida en la ciudad y un trabajo con un buen salario para seguir a mi esposo de regreso a su ciudad natal. No teníamos casa y vivíamos en un lugar alquilado. Como no tenía trabajo, mi suegra me despreciaba. No tenía dinero y tenía que cuidar a mi hijo durante el día y la noche, sola. No tenía familia a excepción de mi esposo, pero él perdía los estribos todos los días y restringía mi libertad personal. Mirando a mi bebé, me sentía tan miserable que quería morir. Me quejé con otros practicantes y con mi madre. Lloraba mientras estudiaba el Fa y leía artículos de intercambio de experiencias de otros practicantes en el sitio web de Minghui. Realmente no sabía cómo cambiar semejante entorno familiar.

Todavía hay esperanza en esta familia

A través de pasar mucho tiempo estudiando el Fa y hablando con otros practicantes, poco a poco, aprendí a cultivarme. Recordé lo que dijo el Maestro:

“Por eso, en el pasado he dicho que los Dafa dizi, siendo cultivadores, deben mirar a los problemas de manera opuesta que el humano”.

“Cuando encuentras algo que no te agrada, justamente es un momento para que tú te cultives y cultives el corazón” (Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

Mi forma de pensar pasó por una gran transformación. Al principio era terca. Me defendía y era sarcástica. Luego progresé hasta poder escuchar con calma y dejar que mi esposo terminara sus palabras. Más tarde, mi corazón no se conmovía cuando se enfurecía. Me recordé que debía ver las cosas desde su perspectiva y perdonarlo.

Le dije: "No te enojes. No estoy haciendo nada malo al practicar Dafa. Simplemente hago buenas obras. ¡Qué maravilloso es ser una persona que vive según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia! Cambiaré si he hecho algo mal. Pero no puedes evitar que practique. Estudio el Fa y hago los ejercicios en mi tiempo libre. No he molestado a nadie y mi práctica no me impide hacer las tareas del hogar y cuidar al bebé. ¿Por qué no puedo practicar? ¡La constitución incluso estipula que los ciudadanos tienen libertad de creencia! Soy libre de tener una fe y tú no puedes intervenir ".

Mi esposo cerraba la puerta de golpe y salía incontables veces cuando escuchaba estas palabras. Cuando regresaba, me acercaba a él con una sonrisa, y llamaba su atención diciéndole: "Ya hice la cena, ven y come". Me ignoraba y se alejaba.Yo insistía: “Necesitas comer. Ya he puesto la mesa". Lo arrastraba hasta la mesa y comía sin decir una palabra. Nuestro hijo era pequeño y aún no había aprendido a hablar. El ambiente callado y opresivo en casa era sofocante.

Al día siguiente, continuaba ignorándome. Me acercaba a él con una sonrisa nuevamente y lo invitaba a comer algo. Esta tensa situación se prolongó durante muchos días.

Una vez, hice que mi esposo tomara sus comidas así durante un mes entero. No me habló en absoluto. En otra ocasión, no me dijo una palabra durante tres meses. Pero seguí cocinando una variedad de alimentos para él. Era quisquilloso y aprendí varios métodos de cocina para satisfacer sus gustos. No tenía buen apetito y no podía comer nada que no fuera picante. Aprendí a cocinar la cocina de Sichuan viendo videos. Preparaba dos tipos de platos en cada comida: uno para mi hijo y otro para mi esposo.

Preparaba cuatro platos cada noche. Mis esposo tenía poco apetito, así que compré platos pequeños de 15 centímetros y cocinaba lo suficiente para llenar cada plato. De esa forma no tenía que comer sobras y cocinaba platos nuevos al día siguiente. Al final, se echó a reír y dijo: “Cocinas esa cantidad todos los días. No querré comer de otra manera". También dijo: “En realidad, todo lo que haces no es en vano. Se va enterrando en mi corazón como semillas".

Ahora, cuando me ve cocinando, dice: "No te molestes tanto. Está bien si solo cocinas cualquier cosa. Comeré lo que hagas". No solo dejó de ser quisquilloso, me dijo más de una vez: “¿Sabes qué es lo que más me conmovió? Que me insistas para comer todos los días. Esto significa que no importa cómo peleemos, tienes un límite. Eso me mostró que todavía hay esperanza para esta familia”.

Sé que esto sucedió porque actué de acuerdo con las enseñanzas del Maestro Li (el fundador de Dafa). Pude perdonar los errores de mi esposo y me mantuve bajo los estándares de Verdad, Benevolencia, Tolerancia. Esto salvó a mi familia.

Abandonar el resentimiento

A mi marido le encanta beber alcohol y a menudo bebía hasta emborracharse. A veces se desmayaba en el suelo del baño y dormía allí. A veces estaba tan borracho que se caía de la cama y dormía en el suelo hasta la mañana. Había ocasiones en las que se dejaba llevar y gritaba a los que estaban a su alrededor.

El año anterior, durante el Año Nuevo Chino, mis padres y mi hermano vinieron a visitarme. Mi marido bebió más de lo habitual en la reunión. Reveló que su madre quería comprar una casa y quería pedir un préstamo a los parientes de mi familia. Mi familia dijo: "No es nuestro dinero y no es apropiado que les pidamos dinero". Mi marido, borracho, le gritó a mi familia: "¡Fuera!".

Se me rompió el corazón y lloré desconsoladamente. Ya estaba harta de su comportamiento irracional. Recordé todo el trato injusto que había sufrido todos estos años. El día que nos casamos, le hizo la rabieta a mi madre. Mi madre me cuidaba día y noche cuando tuve el bebé, pero él daba un portazo y se marchaba cuando no estaba contento.

No tenía coche, así que mis padres le compraron uno. Llevaba a sus padres en él. Mis padres solo venían de visita una vez al año. Cada vez, tenía que tomar un taxi para recogerlos. Ni una sola vez condujo el coche para recibirlos. Durante un mes fui al hospital a cuidar de su padre y me alojé en un hotel pequeño, húmedo y sucio. Sin embargo, me regañó durante seis horas simplemente por algo que dijo mi padre.

Ese día, su comportamiento fue peor y fue durante el Año Nuevo Chino. Cuanto más pensaba en ello, más me compadecía de mí y de mi familia. Mi hermano estaba tan enfadado que se levantó para irse. Lo convencí de que no se tomara a pecho las palabras de mi marido y le pregunté: "¿Crees que deberías actuar así?".

Al darse cuenta de que se había pasado, mi marido se dio la vuelta y se arrodilló delante de mi padre: "Papá, he bebido demasiado. Me he equivocado". Pero para salvar la cara, cambió el tema y dijo que se oponía a que yo practicara Dafa. Me reprendió durante medio día cuando volvimos a la habitación. Amenazó con divorciarse cuando mis padres se fueron. Mis padres, que también son practicantes, me consolaron: "Estaba borracho, no le guardes rencor. Mira tus defectos". Mi marido se durmió cuando se cansó de amonestarme. Yo estaba disgustada y amargada. No podía dormir.

Pensaba: "¿Por qué ha pasado esto? ¿Qué he hecho mal? Cuando los discípulos de Dafa tienen conflictos con la gente común, somos nosotros los que tenemos la culpa. ¿Por qué me he enfadado? ¿Qué es lo que no puedo soltar? Sé que son las emociones y mi sentimentalismo hacia mi familia".

Me di cuenta de que pensaba que las familias debían ser armoniosas y cordiales. Los padres deben ser respetados. Nunca he discutido con mis padres. Aborrezco cualquier comportamiento que sea irrespetuoso con mis padres. Todo lo que sucedió ese día iba en contra de mis nociones. Pensé que esto no serviría. Debemos cultivarnos a nosotros mismos, no a los demás. No puedo culpar a mi marido. Debería decirle que haga lo correcto. Cuando mi familia se fue, empecé a escribir una carta a mi marido. Tenía 14 páginas.

En la carta, enumeraba los sufrimientos por los que pasé todos estos años. A una pareja normal le resultaría duro soportar estas situaciones difíciles. Yo tenía un puesto de nivel medio en el trabajo, un trabajo respetable. Le conté a mi marido los sacrificios que hice para mantener nuestra familia unida. Le confesé por primera vez: cuántas veces tuve ganas de abandonar este matrimonio asfixiante. Fue mi fe en Verdad, Benevolencia y Tolerenacia lo que me hizo seguir adelante y me ayudó a perdonar a mi marido y las constantes críticas de su madre.

Escribí: "En el pasado (antes de empezar a practicar Falun Dafa), no podía dormir. Cuando tenía un poco de hambre, me dolía tanto el estómago que no podía moverme. Me recuperé de estas dolencias después de practicar Falun Dafa. Mejoré, pero me obligaron a dejar de practicar, ¿cómo puede ser esto posible? La práctica de Dafa no solo me benefició a mí, sino también a toda nuestra familia. Te beneficiaste de mi tolerancia, pero te niegas a dar crédito a Falun Dafa. Este no es el camino de una persona noble. ¿Cómo puedo respetarte?".

"Durante todos estos años de nuestro matrimonio, me recordaba constantemente que debía ser indulgente y amable con los demás, que debía ver sus puntos fuertes y tratar de hacerlo lo mejor posible. Como practicante, debería ser capaz de sacrificarme y no tener miedo a perder. Seis años han demostrado que lo he hecho. Por eso puedo decir que no me arrepiento de este matrimonio. He renunciado a todo lo que se puede renunciar. No quiero el divorcio, pero no tengo miedo de él. Esto no significa que porque practique la cultivación, haya hecho algo malo y deba tolerar todo. Mi amabilidad y tolerancia no deben ser un motivo para que otros me intimiden".

La primera noche que mi marido leyó la carta, me regañó. Después del segundo día, se quedó más tranquilo y calmado. Más tarde me dijo: "¡Estoy conmovido! Me he dado cuenta de que no he hecho lo correcto. No volveré a actuar así".

Una noche, bebió un poco de alcohol y dijo: "Gracias, querida. Te estoy verdaderamente agradecido. No hay nadie mejor que tú. Eres la mayor motivación para esforzarme en mi trabajo. Tengo un buen hijo y una buena esposa. No te preocupes, no volveré a tratarte así. No me comportaré así con tus padres. Espero que tu hermano tenga una vida feliz. Tengo conciencia. Los trataré bien en el futuro".

Una luz al final del túnel

Mi esposo me repitió estas palabras una y otra vez. Estaba conmovida. De hecho, hizo lo que dijo.

El verano pasado, cuando mis padres vinieron de visita, mi esposo se tomó un tiempo libre del trabajo y los llevó en el auto todos los días a lugares turísticos de la zona. Incluso seguía diciéndome: "No vienen a menudo. Lo que sea que quieran comer, cómpralo para ellos, no seas tacaña. No dejes que gasten dinero".

Durante el Año Nuevo Chino, envió saludos a mis padres e incluso preguntó por mi hermano menor: “¿Tiene novia? Espero que se establezca pronto y tenga un hijo para que mi padre y mi suegra no tengan que preocuparse tanto".

Cuando fui a casa de mi tía el tercer día del Año Nuevo, me dijo: "No temas gastar dinero en regalos cuando visites a tu familia. Cómprales algo bonito". Llevamos muchos regalos.

En la casa de mi pariente, accidentalmente bebió demasiado. Lo lamentó cuando regresamos a casa, “Estuve molesto todo el día. Quería comportarme de la mejor manera, pero al final te avergoncé". Me reí: "Está bien, todos somos familia". Aprendió a controlar su consumo de alcohol y rara vez se emborrachaba.

Aunque mi esposo no practica Falun Dafa, sabe cómo reflexionar sobre sus defectos. Comenzó a ayudar con las tareas del hogar. Por ejemplo, cuando estoy lavando los platos, dobla las mantas. De vez en cuando limpia el piso, lava los platos y ayuda a nuestro hijo con la tarea. Recoge y deja a nuestro hijo todos los días. Compró un electrodoméstico para barrer el piso para que no me canse de hacer las tareas del hogar. Incluso le dijo a nuestro hijo: "¿Por qué no almuerzas en la escuela para que tu mamá no tenga que traerte el almuerzo?".

Dejó de exigirme y, en cambio, ve dónde se queda corto y cambia sus modos rápidamente. Se ha convertido en una persona diferente. Es sincero, amable y ama a su familia. Él está dispuesto a hacer sacrificios por nosotros y dejó de interferir conmigo para aclarar la verdad. Cuando los practicantes vienen a nuestra casa, los saluda con mucha naturalidad. Compré una impresora para imprimir información sobre Falun Dafa en casa. Mi entorno de cultivación ha mejorado y la atmósfera en casa se ha vuelto más armoniosa.

Mi esposo a menudo me felicita frente a sus padres, familiares y compañeros de trabajo. Somos una pareja feliz a los ojos de sus amigos y familiares. Incluso nos ven como expertos en el manejo de una crisis matrimonial. Su primo viene a menudo a pedirnos consejo: "¿Cómo se llevan tan bien el uno con el otro?". Mi esposo le dijo: "No intentes cambiar a la otra parte, cámbiate a ti mismo primero". Compartió sus experiencias personales con familiares y compañeros de trabajo, diciéndoles que fueran considerados con sus esposas y amaran a sus familias. Todos dijeron que estaban muy inspirados.

El año pasado, mi esposo incluso me ayudó a encontrar trabajo. Nuestros ingresos han aumentado y nuestras vidas son mejores. Todos dijeron: "Estas son bendiciones que se obtienen al practicar Dafa".

Mirando hacia atrás, observé que mi relación con mi esposo cambió a pasos agigantados. Verdad, Benevolencia, Tolerancia ha purificado a nuestra familia en estos ocho años de matrimonio. Mi esposo ha sido transformado por Dafa, poco a poco.

Lo que pasé en los últimos ocho años me enseñó que no importa cuán agudo sea el conflicto, en momentos en los que has perdido la esperanza, siempre que creas en los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia, encontrarás una salida y habrá un rayo de luz en cada nube.

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