(Minghui.org) El Maestro dijo:

“Lo que haces bien es todo lo que has validado y a lo que te has iluminado. Pon esa parte en orden y elimina todos los residuos no deseados, y la esencia que queda es el sendero de tu éxito” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

Sé que tengo muchas carencias, pero quiero compartir mis experiencias de cultivación, únicas y preciosas, para que podamos mejorar juntos.

Rectificándome después de obtener el Fa

A mi hijo le diagnosticaron una enfermedad desconocida cuando tenía tres años. Recibió varios tratamientos en Beijing durante dos años. En ese momento, mi suegra, que vivía cerca, hizo oídos sordos a nuestras dificultades y no ofreció ninguna ayuda. Tuvimos que llevar a nuestro hijo a mi ciudad natal y pedirle a mi madre que se hiciera cargo de él, porque ambos teníamos que trabajar. Me sentí muy dolida y decidí no volver a contactar con ella. Mi marido también se sintió herido y no quería visitar a sus padres.

Yo era una mujer de carácter fuerte, pero lloré amargamente varias veces porque mi suegra no me trataba bien. Mi hermano menor se compadeció de mí y quiso ayudarme. Él no practicaba Falun Dafa, pero creía que Falun Dafa podía ayudarme, ya que fue testigo de los cambios que experimentaron sus colegas después de practicar Falun Dafa. Se recuperaron de sus dolencias y se volvieron de mente abierta. Así que pidió prestado el libro Zhuan Falun y me pidió que lo leyera.

Uno de mis compañeros de clase había practicado otros tipos qigong y no me interesaba. Pensé que todas las prácticas de qigong eran engañosas y no quise leer el libro. Mi hermano no se dio por vencido. Me leía Zhuan Falun todas las noches mientras yo tejía.

Me pareció interesante. Lo extraño fue que los caracteres de este libro me parecieron muy grandes. No le di importancia y le devolví Zhuan Falun a mi hermano.

A finales de 1997, quise releer Zhuan Falun, así que lo tomé prestado por segunda vez y me di cuenta de que la forma de los caracteres era realmente de tamaño estándar. Lo noté extraño, pero no pensé más en ello. Tardé tres días y dos noches en leerlo. Pensé que los requisitos en Zhuan Falun eran demasiado difíciles de cumplir para mí, así que no quise practicar.

Esa noche tuve un sueño. Una voz me preguntaba: "¿Para quién te cultivas?". La voz me hizo la misma pregunta una y otra vez durante toda la noche. Antes de despertarme al amanecer, respondí en mi sueño: "Me cultivo para mí. Cultivo mi corazón".

Comencé a cultivarme. Después de leer Zhuan Falun, comprendí el asunto de las relaciones predestinadas entre las personas. Comprendí que tal vez traté mal a mi suegra en mi vida anterior, por lo que ahora no era amable conmigo. Llevé a mi hijo a visitarla para reconciliarme con ella. Mi suegra se sintió muy conmovida y dijo a sus vecinos que me había vuelto más amable después de practicar Falun Dafa

Mi suegra desarrolló pensamientos positivos hacia Dafa debido a mi comportamiento. Cuando fui perseguida por mi fe y detenida en la comisaría, me llevó comida y sandía en el mes de julio, de un caluroso verano. Tiene sobrepeso, por lo que no le resultó fácil recorrer el largo camino para visitarme. No tuvo miedo y le dijo a la policía que me liberara inmediatamente, porque soy una buena persona y no he hecho nada malo.

Acciones rectas durante las tribulaciones

Sin embargo, en 2003 me descuidé y no lo hice bien en mi cultivación. Fue justo como dijo el Maestro: "...cuando alguien promedio oye el Dao, lo practica de vez en cuando" (Novena Lección, Zhuan Falun).

Comencé a perseguir la fama y el interés personal, y mi holgazanería se tradujo en grandes tribulaciones. A finales de mayo de 2003, la policía acudió a mi lugar de trabajo y me arrestó delante de todos mis compañeros. Me arrastraron por el pelo, me metieron en un coche de policía y me llevaron a mi ciudad natal.

Lo primero que pensé en ese momento fue lo que dijo el Maestro:

“...quien pueda tocarte a ti, entonces puede tocarme a mí; hablando claramente, él ya puede tocar a este universo” (Primera Lección, Zhuan Falun).

La policía obligó a mi madre a rogarme que renunciara a mi creencia. La consolé, pero no cedí.

Al día siguiente, la policía de mi ciudad me llevó al departamento de policía del condado y me esposó a un gran árbol. Solo tenía un pensamiento: enviar pensamientos rectos y negar la persecución. Al cabo de un rato, su actitud cambió y me quitaron las esposas.

No cooperé con ellos. Por la tarde, trajeron a la practicante que me había expuesto a la policía. Cuando la vi, no me resentí hacia ella. Esperaba que pudiera seguir su camino con rectitud. Había estado enviando pensamientos rectos durante toda la mañana. Por la tarde nadie me vigilaba.

Ese día me di cuenta de que el Maestro me estaba insinuando que me fuera. Al principio, no quería seguir la indicación del Maestro porque quería que la policía me liberara oficialmente y me pidiera disculpas. Pero el Maestro me insinuó repetidamente que me fuera, así que decidí intentarlo. Salí al patio. Cuando lo hice, todos los agentes estaban mirando en otras direcciones, así que nadie se fijó en mí. Y, efectivamente, había un pequeño montículo junto a un muro de dos metros de altura, así que me subí rápidamente a él y salté afuera.

Cuando salté, un anciano que estaba junto al muro me preguntó cómo había salido. Lo ignoré y me alejé. En ese momento, un policía de uniforme se acercó y el anciano le dijo: " Ella saltó el muro". Pensé: "¡No me persigas! Si me persigues, te congelaré".

No corrí ni miré atrás. Pregunté a alguien cómo llegar a la estación de autobuses de larga distancia. Como de todos modos esta persona estaba de camino allí, me llevó en su moto. Perdí el último autobús para volver a casa, así que tomé un taxi hasta la casa de una practicante local. Ella organizó mi estancia en casa de un pariente y me sugirió que no volviera a casa.

Pensé en no volver a casa, pero luego me di cuenta de que ese era el camino arreglado por las viejas fuerzas, así que volví a mi ciudad una semana después.

Fui a la casa de una practicante mayor en lugar de a la mía. Ella era muy diligente. Estudia tres lecciones de Zhuan Falun y hace los ejercicios todos los días. Envía pensamientos rectos cada hora. Aprovecha muy bien su tiempo.

Cuando estudié el Fa con ella, al principio no pude concentrarme mientras leía. Sin embargo, cuanto más estudiaba el Fa, mejor me concentraba. Más tarde, cuando tomé Zhuan Falun, sentí que era un libro divino.

Experimentando el poder de Dafa

El Maestro me permitió comprender muchos principios del Fa durante ese tiempo. Por ejemplo, dormí muy poco. Un día sentí que había dormido durante mucho tiempo, pero cuando desperté, solo habían pasado cinco minutos. Tenía miedo de distraerme al enviar pensamientos rectos, así que mantuve los ojos abiertos. Un día, vi al "demonio del sueño". Desapareció después de que dijera: "mie" (Eliminado).

El Maestro dijo:

“...cuando el disco taiji se quiebra y se abre con un ¡pah!, ven imágenes. Pero eso no quiere decir que tengas taiji en tu cerebro, es el shifu quien justo al comienzo te planta un juego de cosas, una de las cuales es el taiji. Él sella tu tianmu, y cuando llega el tiempo de la abertura de tu tianmu, el disco taiji se quiebra y se abre. Él lo arregla específicamente para ti, no es que tu cerebro lo tenía originalmente” (Segunda Lección, Zhuan Falun).

Vi que el Maestro instaló en nuestros cuerpos las fórmulas rítmicas que decimos antes de enviar pensamientos rectos.

Al practicar verdaderamente la cultivación, mi piel se volvió delicada, y podía sentir y ver los cambios en mí cada día. Cuando volví a casa un mes después, parecía que tenía unos 18 años. Sentí realmente la magia y la grandeza de Dafa.

Decidí validar el Fa en el trabajo porque me habían arrestado allí. Así que fui y le dije a todo el mundo que había vuelto sana y salva. Más tarde me enteré de que la policía de mi ciudad natal había ido a mi ciudad y le había dicho a la policía de allí que me arrestara. Sin embargo, la policía local hizo caso omiso. Este era el poder de los pensamientos rectos.

Pero aún no había terminado. Al día siguiente de mi regreso al trabajo en 2004, el director general de la empresa vino a mi oficina y me dijo: "Solo quería avisarte para que estés preparada. Estamos planeando llevarte a un centro de lavado de cerebro". Dijo que era una decisión de la sede central y que él no podía hacer nada al respecto.

Pensé en lo que dijo el Maestro: “Dondequiera que haya un problema, allí es donde necesitan esclarecer la verdad y salvar a la gente. No tomen un desvío cuando se encuentren con dificultades” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Washington D.C., 2002, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. II).

Así que decidí aclararle la verdad a la sede central. El Maestro organizó muy bien las cosas para mí: Tuve dos días de vacaciones, así que envié pensamientos rectos con frecuencia. También comprendí un principio del Fa que, si se ajusta a los designios del universo, un practicante puede tener un trabajo y una familia en la sociedad ordinaria, y quien se atreva a perseguir a un discípulo de Dafa será eliminado.

Es como dijo el Maestro:

“Los despreciables demonios merecen ser matados, y esto también es algo inevitable en el período final del Fa y en el tiempo del último estrago” (Exponiendo el Fa para los asistentes de Falun Dafa en Changchun. Explicando el contenido de Falun Dafa).

Tan pronto como me iluminé a este principio, mi ojo celestial vio un edificio derrumbarse en otra dimensión.

Escribí una carta al jefe de la central y se la entregué cuando me encontré con él. Unas horas más tarde, llamó a mi encargado y le dijo que no me llevara al centro de lavado de cerebro. Pero luego me pidió que escribiera una declaración de garantía para prometer que no iría a Beijing en defensa de Falun Dafa y que no distribuiría materiales de aclaración de la verdad.

Escribí una carta expresando mi agradecimiento a la empresa y les dije que sería responsable de mis actos.

En ese momento, no estaba tan segura y me preguntaba si mi empresa aceptaría mi declaración. De repente, oí al Maestro decir: "Estás cualificada si el Maestro dice que estás cualificada". Los ojos se me llenaron de lágrimas cuando escuché la voz del Maestro, y mis pensamientos rectos volvieron inmediatamente: "¡Sí, soy discípula del Maestro!". Me calmé, sabiendo que este incidente acabaría bien.

Más tarde, me enteré de que mi empresa no había sido calificada tan bien como antes porque yo practicaba Falun Dafa. La central se enfadó y presionó mucho a la sucursal donde trabajaba. Pero el asunto se resolvió.

A partir de esta tribulación, me di cuenta de lo seria que es la cultivación. Desde entonces, me he tratado como una practicante y he caminado por un camino recto. Mi encargado también tenía pensamientos rectos. Se negó a ayudar al departamento de seguridad de la ciudad varias veces cuando intentaron perseguirme. A lo largo de los años, se enteró cada vez más de la verdad a través de mí.

Despertando a la gente

Un conductor que trabajaba en mi oficina tenía la costumbre de robar. Como me había robado dinero. En una ocasión, nuestro supervisor nos pidió a todos que estuviéramos atentos a los ladrones que había, delante de este conductor. Yo sabía que el supervisor lo hacía a propósito, así que dije: "Todo el mundo comete equivocaciones. Estará bien si uno puede darse cuenta de sus errores y hacerlo mejor". Fui amable con todos, incluido con el conductor, que me había robado el dinero. Poco a poco comprendió que los practicantes son buenas personas y renunció al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles. Una vez, una vendedora no dijo nada cuando le aclaré la verdad. De repente, el conductor le dijo: "¡Renuncia cuanto antes para que puedas estar a salvo!".

Al principio, mi supervisora no aceptaba la verdad. Una vez incluso me denunció cuando di material informativo a mis compañeros. No albergaba ningún resentimiento y a menudo la ayudaba. Siempre le pedía a mi marido que la llevara después del trabajo, incluso con mal tiempo. Finalmente comprendió la verdad y una vez me dio el material de Dafa que encontró en su edificio. Me dijo: "He encontrado esto en el suelo. No puedo tolerar que la gente lo pise, ya que sé que todos ustedes son buenas personas, así que se lo he traído".

Distribuyendo materiales de aclaración de la verdad

El Maestro dijo:

“Reencarnando vida tras vida, esperando amargamente, se quiebra el interior

El mundo secular, mar de deseos – no tiene fin

Solamente por esto que parece una hoja de papel común”.

(Estar atento, Hong Yin III)

Lloro cada vez que leo este poema. Sé que hice un voto prehistórico para salvar a la gente, por lo que he estado distribuyendo materiales de aclaración de la verdad desde que comenzó la persecución.

En 2005, monté un centro de producción de material. Compré ordenadores portátiles, de sobremesa, impresoras y otros equipos. En aquella época, estas cosas eran caras. Aun así, siempre que necesitaba dinero para comprar el equipo, recibía una bonificación o un regalo de algún familiar para poder comprar lo que necesitaba.

Todos los días llevaba conmigo materiales de aclaración de la verdad y, siempre que era posible, los distribuía. Mis compañeros sabían que no perdería la oportunidad de distribuirlos. Me pedían que los acompañara cuando salían y me cubrían para que pudiera distribuir el material.

Nuestra oficina estaba en el centro de la ciudad, donde había muchas cámaras de vigilancia. Cuando distribuía materiales durante mi descanso para comer, no solía tener tiempo para cambiarme de ropa, así que salía con el uniforme. Una vez sentí un poco de miedo, así que me quedé pensando: "Los pensamientos humanos son todos incorrectos. Todos estos sentimientos son irreales". Seguí reflexionando en esto hasta que me calmé y dejé de pensar en que me atraparían. Después del trabajo, solía cenar algo ligero para tener más tiempo de distribuir materiales en la comunidad cercana.

Hay una zona residencial para el personal de un canal de televisión por cable. Quería distribuir material en esos edificios, pero, debido a las cámaras de vigilancia, no encontré una buena oportunidad durante mucho tiempo. Un día estaba lloviendo, así que fui allí con un paraguas. Resulta que una de las puertas de seguridad estaba abierta. Esto me dio la oportunidad de distribuir algunos folletos. Al llegar a casa, me pregunté si habría algún resultado. Ante este pensamiento, vi una pantalla con mi ojo celestial. Un hombre de unos 40 años tomó un folleto y lo leyó. Dijo: "¡Ah, eso es lo que pasó!". ¡El entendió! Sabía que el Maestro me estaba animando. Simplemente voy a hacerlo, para que los seres conscientes tengan la oportunidad de conocer la verdad.

Distribuyo materiales en todo tipo de condiciones meteorológicas y durante las vacaciones, incluida la Nochevieja. Una vez tuve que subir las escaleras para distribuir materiales en un edificio de 18 plantas. De repente pensé: "El Maestro siempre está a nuestro lado". Mis pensamientos rectos se fortalecieron con este pensamiento. Distribuí más de 50 folletos de gran tamaño, casi en un instante. Cuando bajé las escaleras, me pareció como si solo hubiera unos pocos pisos.

Después de jubilarme, pasé más tiempo distribuyendo materiales. Mi marido también me ayudó mucho. Una vez imprimí 100 folletos y me pregunté dónde distribuirlos. Mi marido me dijo de repente: "Hoy vamos al centro comercial a comprar electrodomésticos". Y añadió: "Haz primero tus cosas y luego vamos a la tienda cuando termines".

En otra ocasión, cuando no sabía dónde repartirlos, me dijo: "¡Te voy a enseñar un sitio!". Me llevó a la comunidad donde vivían los padres de su amigo. Me dijo: "A veces conduzco por los alrededores y busco lugares donde puedas distribuir materiales".

El Maestro dijo:

“Mantengan fuertes pensamientos rectos, y dense cuenta de que están haciendo ese trabajo para salvar a la gente” (Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Gran Nueva York 2009, Colección de enseñanzas del Fa, Vol. IX).

Una vez, al salir de un edificio, me topé con el guardia de seguridad. Me gritó que ahora sabía quién estaba distribuyendo los materiales. Me di la vuelta y dije mientras mantenía un fuerte pensamiento recto: "Estoy distribuyendo información veraz sobre Falun Dafa para salvar a la gente". Sorprendentemente, suavizó su tono de inmediato y me rogó que me llevara los materiales porque su jefe vivía en ese edificio.

Quería aclararle la verdad a este guardia, así que volví y me llevé un par de folletos que coloqué en lugares visibles. Quedó muy satisfecho y me pidió para él.

Una vez intenté entrar en el edificio de una zona residencial de militares, pero el guardia de seguridad me lo impidió. Más tarde seguí el consejo de un practicante y fui allí con un chubasquero cuando llovía. Me fui justo después de terminar de distribuir a una unidad. Fui varias veces, pero nunca conseguí terminar, porque siempre había gente en los pasillos. Un día, me pregunté a qué tenía miedo y pedí ayuda al Maestro. Volví a ir allí y dejé materiales en todas las puertas.

También presté atención a cultivarme cuando distribuía materiales. Hace un tiempo, Minghui cambió el tamaño del folleto de mediano a grande. Algunos compañeros practicantes seguían queriendo los de tamaño pequeño. Yo tenía una opinión negativa sobre ellos y pensaba que tenían el apego al miedo. Más tarde vi que Minghui también proporcionaba folletos más pequeños. Me conmovió la consideración de Minghui por las diferentes situaciones en China. Me di cuenta de que no debía tener pensamientos negativos ni prejuicios.

Aclarar la verdad en persona para salvar a la gente

Desde 2011, junto con un compañero practicante, salimos todos los días para aclarar la verdad cara a cara. Estudio el Fa por la mañana, recito Zhuan Falun al mediodía y salgo por la tarde. He eliminado muchos apegos humanos, como la envidia, la ostentación y el apego al yo.

A menudo tenemos la sensación de que el Maestro está a nuestro lado. Cuando una vez pregunté a un hombre si era miembro del PCCh o de sus otras organizaciones, se limitó a leer el folleto y no respondió. Pedí la ayuda del Maestro para salvarlo. Con ese pensamiento, el hombre accedió inmediatamente a renunciar a las organizaciones juveniles del PCCh. Más de 40 personas decidieron renunciar al PCCh en tres horas ese día. Fue asombroso. De nuevo me di cuenta de que se debía a las bendiciones del Maestro.

Cuando comencé a aclarar la verdad en persona en los primeros años, siempre les decía a los compañeros del grupo de estudio del Fa cuántas personas habían renunciado al PCCh, qué problemas habíamos encontrado y cómo los habíamos resuelto. Con el tiempo me di cuenta de que esta era la mentalidad de ostentación, y eliminé este apego.

Me he vuelto más y más consciente de la importancia de la cultivación. Si no podemos concentrarnos cuando estudiamos el Fa o enviamos pensamientos rectos, solo estamos haciendo cosas sin tener ninguna virtud poderosa.

A veces llevo un teléfono celular que puede reproducir automáticamente las grabaciones de aclaración de la verdad. Después de que lo entiendan, la persona puede renunciar al PCCh pulsando las teclas del teléfono. Este método ha resultado ser muy eficaz.

Mirando hacia dentro

Mi hijo practicaba Falun Dafa cuando era niño, pero cuando creció lo dejó y a menudo jugaba a los videojuegos. Una vez, me enfadé mucho al verle jugar de nuevo e incluso pensé que tal vez se despertaría si se encontrara con una tribulación. Me di cuenta de que mi pensamiento no era correcto. En ese momento, mi tercer ojo vio capas de galaxias que se renovaban. De repente comprendí que cuando reconocía mi apego, me deshacía de sus efectos nocivos. Al mismo tiempo, las dimensiones correspondientes se asimilaban al Fa.

En los últimos años, también me he dado cuenta de que ningún apego existe por sí solo. Todos están interconectados.

Un día, mientras le contábamos a la gente los hechos sobre Dafa, un joven nos amenazó con denunciarnos. La otra practicante se puso nerviosa y comenzó a pedalear. Nuestra bicicleta se cayó y mi cabeza golpeó contra un poste. Me dije que estaba bien y me levanté inmediatamente. Le dije al joven: "¿Sabes que Falun Dafa es bueno? ¿Cómo puedes denunciarnos y ayudar a la gente mala a perseguir a los practicantes de Falun Dafa?". El joven se limitó a decir mecánicamente: "Quiero denunciar...", pero no hizo nada.

La otra practicante se fue sin mí. Ni siquiera recogió la bolsa con nuestros materiales. La recogí y fui tras ella. No la culpé después de que se detuviera, y continuamos ayudando a más de 20 personas a renunciar al PCCh.

De vuelta a casa, vi que mi rodilla izquierda estaba morada y que me dolía la oreja izquierda. No se lo mencioné a la practicante porque no quería que se sintiera culpable. Me quité la sensación de resentimiento y de menosprecio hacia ella. Sin embargo, sentí que todavía tenía un apego oculto que no había encontrado. ¿Cuál era?

Cuando estaba estudiando el Fa en nuestro grupo de estudio, un practicante dijo que me había saltado una palabra cuando no lo había hecho. Cuando terminamos, otra practicante dijo que las otras dos practicantes la habían visitado recientemente. Estaba molesta porque pensaba que las dos practicantes deberían haberme visitado a mí primero. Me di cuenta enseguida de que tenía un apego a la envidia y lo eliminé inmediatamente.

En casa, mi hijo estaba jugando de nuevo. Le pedí que hiciera las tareas domésticas, pero me gritó y se negó a hacerlo. Lo regañé por ser tan engreído, egoísta, etc.

Mientras enumeraba sus defectos, recordé lo que había ocurrido ese día en el grupo de estudio del Fa. De repente me di cuenta de que estaba señalando mis propios defectos. Respondía y me molestaba cuando otros practicantes decían algo que no me gustaba escuchar. Me di cuenta de que tenía un apego al yo.

El Maestro dijo:

“Ya que han descubierto la causa que le impide avanzar, ¿por qué no se la señalan? No será un problema si se lo dicen con una intención bondadosa. ¿Será que ustedes tienen un poco de temor a ser ofendidos? Sin embargo, ¿no es la mala actitud de esa persona una oportunidad perfecta para que se cultiven ustedes? Tampoco importa que él no entienda lo que ustedes le digan. ¿No debería este qing de la gente común ser abandonado? Cuando le vean un problema, ustedes deben decírselo” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Canadá).

Me di cuenta de que no me gustaba que me criticaran y que tenía el apego de defender mi corazón egoísta. Ahora comprendo que fue el Maestro quien me indicó que eliminara este apego y mejorara en mi cultivación.

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