(Minghui.org)

El Maestro ha dicho:

“Llegando a este paso, esos factores para probar a los Dafa dizi ya no son muchos, esas pavesas, ya no hay muchas más, tampoco queda tanto oro verdadero si se sigue refinando, por eso, digo, ¿acaso este fuego no se va a apagar? Sí, se va a apagar. (Aplausos calurosos de la multitud) ¿Entonces qué viene enseguida? Será el paso en que los Dafa dizi se hayan cultivado hasta la Perfección, ¿sí? (La multitud aplaude) Aunque algunos Dafa dizi van a ir junto con Shifu al Fa rectifica el mundo humano, aunque es así, nosotros también vamos a poner un punto. Esta trama del proceso de los Dafa dizi en el periodo de la rectificación del Fa, es de vital importancia” (Fahui de Nueva York 2019).

“Shifu dijo esto para contarles a todos, que hoy hemos caminado hasta el último paso. Yo puedo decirles claramente a todos, el arreglo del periodo temprano de Shifu fue que justamente la persecución se terminara este año, (aplausos calurosos de la multitud) desde el principio hasta el fin, 20 años. Aunque al final la vieja fuerza metió la mano y cambió algunas cosas, ya no hay más carbón para quemar en el horno, el fuego tampoco tiene fuerza, este asunto ya se va a terminar pronto, por eso todos lo tienen que hacer aún mejor” (Fahui de Nueva York 2019).

A partir del Fa anterior, me di cuenta de la urgencia de salvar a los seres conscientes ya que el período de la Rectificación del Fa terminará pronto. Debo seguir su progreso. Antes del Año Nuevo 2020, distribuí muchos calendarios con mensajes de Falun Dafa. También me abastecí de muchos materiales de aclaración de la verdad para poder distribuirlos cuando volviera a mi ciudad natal para que la gente conociera la verdad.

Salir por mi cuenta

Pero el virus del partido comunista chino (PCCh) estalló inesperadamente, dejando rápidamente bloqueadas las ciudades y los pueblos. Las zonas residenciales aún no estaban bloqueadas, y compartí con nuestros practicantes locales que debíamos seguir haciendo bien lo que debíamos hacer y que no debíamos dejarnos frenar por las políticas del PCCh. Pero las zonas residenciales se cerraron rápidamente. Los practicantes no podían salir de sus casas, ni asistir a los grupos de estudio del Fa, ni aclarar la verdad a la gente.

Puse poegatinas adhesivos en las puertas de todos los hogares de nuestra zona residencial. La gente les sacaba fotos y las enviaba a sus grupos de redes sociales. Mi nuera me dijo que la gente hablaba de ello. Mi hijo me pidió que tuviera cuidado. Mi hija, que vivía en la misma zona residencial que yo, me dijo que un hombre había denunciado esto a la policía. Mi corazón no se inmutó ante sus palabras.

El Maestro dijo:

“Sólo teniendo el corazón sin conmover serán ustedes capaces de manejar todas las situaciones” (Eliminen sus últimos apegos,  Escrituras esenciales para mayor avance (II)).

Me quedé en casa estudiando el Fa en las primeras dos semanas. Entonces me di cuenta de que tenía que salir para aclarar la verdad a la gente y no debía quedarme en casa. Caminé por mi zona residencial y encontré una puerta de hierro en un lugar oculto que tenía unos ocho metros de altura. Pude trepar por ella fácilmente. Me sentí como si aún fuera joven, aunque tengo 62 años. Ahora puedo salir de mi zona residencial en cualquier momento.

Salí a la calle sola, pero solo me encontré con algunas personas, pero no estaban dispuestas a aceptar los materiales porque tenían miedo del virus. Repartí materiales donde pude y me familiaricé con las zonas residenciales para poder distribuir materiales por la noche.

Salí todas las noches a colgar bolsas con materiales en los picaportes de cada casa de las zonas residenciales. Caminaba dos horas cada noche y no me sentía cansada, sino cómoda. Lo hice sola durante dos semanas. Entonces pensé en otros practicantes y me pregunté si podrían salir también.

Ayudar a otros practicantes a salir

Lo compartí con otros practicantes y sugerí que continuáramos juntos nuestro grupo de estudio Fa. En el grupo de estudio del Fa, sugerí que los practicantes salieran a salvar a los seres conscientes. Algunos practicantes no lo habían hecho porque sus familiares les impedían salir. Compartí con ellos mis conocimientos y mis experiencias recientes. Algunos practicantes lo entendieron mejor, así que cada noche pedía a un practicante que distribuyera materiales conmigo. Más tarde, muchos practicantes quisieron salir conmigo a distribuir materiales por la noche. Después de un tiempo, todos pudieron salir solos.

El Maestro dijo:

“Aquellos entre los Dafa dizi que no son diligentes, que se van a los extremos, inmediatamente rectifícate a ti mismo, estudia el Fa y cultívate verdaderamente, porque ustedes están en lo más peligroso” (Raciocinio).

Me di cuenta de que los practicantes que no dieran un paso adelante estarían en peligro. Hablé con nuestro asistente local y descubrí quiénes no habían dado un paso adelante. Debemos ayudarles a venir al grupo de estudio del Fa y dar un paso adelante para salvar a los seres conscientes. Llamé a esos practicantes y me reuní con ellos en la puerta de sus zonas residenciales y compartí con ellos.

Llevé algunos materiales cada vez que iba a verlos y les pedí que los distribuyeran en sus zonas residenciales. Poco a poco, los practicantes fueron superando su miedo y salieron a distribuir los materiales juntos. Les di docenas de copias e incluso cien copias de volantes.

Mi marido también es un practicante. El solo estudiaba el Fa, practicaba los ejercicios y enviaba pensamientos rectos en casa. Tenía miedo de salir. Cuando muchos practicantes salieron a distribuir materiales, se sintió conmovido por sus acciones, pero siguió sin salir. Le leí el artículo del Maestro "Raciocinio". Le dije: "La cultivación es como un examen universitario. Estudias el Fa, practicas los ejercicios y envías pensamientos rectos. Pero no has dado el paso más importante. ¿Puedes pasar el examen?". No dijo nada. Al día siguiente dijo que le gustaría salir conmigo a distribuir materiales. Por fin lo puso en práctica. Me sentí feliz por él. Preparé algunos materiales para él.

Salvar a los seres conscientes en mi ciudad natal

Uno de mis parientes falleció, así que aproveché la oportunidad de volver a mi ciudad natal para salvar a los seres conscientes de allí. Llevé muchos materiales y los entregué a mis parientes y amigos de allí. Los aceptaron con gusto. Incluso mi sobrino, que antes no me escuchaba y se negaba a renunciar al PCCh, aceptó los materiales y me dio las gracias. Un anciano leyó los materiales en cuanto los recibió.

Ante la terrible plaga, la gente espera que los practicantes los salven.

Un día, mientras practicaba el segundo ejercicio durante una hora, sentí que una fuerte energía sostenía mis brazos. Una vez, entré en una profunda tranquilidad y sentí como si mi cuerpo no existiera. Mantuve el pensamiento de que estaba practicando el ejercicio. No hay palabras para describir esta maravillosa sensación que no había experimentado en mis últimos 20 años de cultivación.

El Maestro debe estar animándome a cultivar con más diligencia.