(Minghui.org) El nuevo coronavirus estalló a fines de 2019 y después de un ligero receso en el verano de 2020, regresó a fines del año pasado con nuevas cepas mutadas que aumentan significativamente las tasas de infección y muerte. Incluso con una mascarilla, se puede respirar en el aire el miedo a lo desconocido.

Desde la antigüedad hasta la actualidad, varias profecías apuntan a una plaga catastrófica y mortal en esta época. Ahora la pregunta urgente que tenemos ante nosotros es: ¿Qué tan grande será la actual plaga de coronavirus? Si el futuro es tan trágico como lo describen las profecías, ¿cómo se puede sobrevivir?

Para encontrar la respuesta, podemos buscar algunas pistas de las grandes plagas de la antigua Roma hace unos dos mil años.

Persecución de cristianos y plagas en la antigua Roma

En el año 33 d.C., luego de que fuera ejecutado en la provincia de Judea, algunos de sus seguidores presenciaron el milagro de la resurrección de Jesús. Después de eso el número de cristianos siguió aumentando.

El 17 de julio de 64 d.C. se produjo un incendio en la antigua ciudad de Roma, que se extendió a toda la ciudad. Entre las llamas, algunas personas vieron a Nerón, el quinto emperador de la antigua Roma, de pie en lo alto de una torre, tocando la lira y cantando canciones populares sobre la caída de Troya. El fuego ardió durante seis días y siete noches.

Después del incendio, Nerón insistió en que los pirómanos fueron los cristianos y comenzó a arrestarlos, llamándolos "cultistas". Aunque mucha gente creía que Nerón había ordenado al ejército que iniciara el fuego, tenían miedo y no querían ver la verdad frente a la tiranía de Nerón.

Inmediatamente después comenzaron a circular varios rumores sobre el “asesinato de bebés”, el “consumo excesivo de alcohol” y el “comportamiento incestuoso” de los cristianos y la gente comenzó a despreciar y a odiar a los cristianos. Sobre la base de esta "opinión pública", la persecución de los cristianos por Nerón se volvió aún más inescrupulosa.

El antiguo historiador romano Tácito describió lo siguiente en sus Anales: “En sus mismas muertes fueron usados para la diversión: porque estaban cubiertos con pieles de bestias salvajes y aterrorizados de morir por los perros, clavados en cruces o quemados en hogueras que, cuando el día menguaba, ardían para alumbrar en la penumbra. Nerón ofreció a los luchadores de su jardín para el espectáculo, y exhibió un juego circense, mezclándose entre la gente común con la vestimenta de un auriga, o de pie en su carruaje".

La mayoría de la gente de la antigua Roma aplaudió la horrible persecución de los cristianos en ese momento.

En el año 65 d.C. una plaga estalló en la ciudad, cobrando más de 30,000 vidas. Esta plaga fue, de hecho, el preludio de una serie de plagas que azotaron a la antigua Roma. En el 68 d.C. estalló un motín en Roma y Nerón acabó con su brutal vida cortándose su garganta con una daga. Sin embargo, el estallido de la peste y la trágica muerte de Nerón no generaron mucha reflexión entre los antiguos romanos.

En el año 79 d.C. una plaga aún mayor se extendió rápidamente por Roma. Según Tácito, en su apogeo cada día morían más de 10,000 personas. Las casas se llenaron de cadáveres y las calles de filas para los funerales. La plaga también se cobró la vida del emperador Tito. Esta plaga, aunque feroz, no se clasificó entre las cuatro grandes plagas de la antigua Roma.

Después de la muerte de Tito, su sucesor, Domiciano, no se contuvo y, en cambio, obligó a la gente a adorarlo como "Señor y Dios". Persiguió a los cristianos que se reusaban a hacerlo. El emperador Trajano, que sucedió a Domiciano, intensificó la persecución de los cristianos y mató a Ignacio, el segundo obispo de Antioquía, haciendo que lo despedazara una bestia feroz.

En el año 125 d.C. estalló la plaga de Orosius, acompañada de enjambres de langostas.

Las plagas atacan una tras otra

La plaga de Orosius, que se cobró la vida de casi un millón de personas, fue registrada por generaciones posteriores como la primera de las cuatro grandes plagas en la antigua Roma.

En el año 161 d.C. Marco Aurelio se convirtió en el emperador de la Antigua Roma y, al asumir el poder, fue el primer emperador que ordenó la erradicación de los cristianos en todo el país. Marco Aurelio recompensaba a los que denunciaban a los cristianos, incluso entregando directamente las propiedades de los cristianos denunciados a los informantes. También ordenó la ejecución de los cristianos que no renunciaban a su fe, o los arrojaba al Coliseo para que fueran destrozados por feroces bestias.

En 166 d.C. una segunda gran plaga azotó la antigua Roma durante 15 años, matando a más de 5 millones de personas y también quitando la vida a Marco Aurelio. Quedó registrado en la historia que “A medida que se disuelve la fuerza del cuerpo, los intestinos se disipan en un flujo; un fuego que comienza en lo más profundo quema y daña la garganta... los intestinos se sacuden con vómitos continuos... los ojos arden por la fuerza de la sangre... mientras la debilidad prevalece a través de las fallas y pérdidas de los cuerpos, el andar se dificulta o la audición está bloqueada o la visión está cegada...".

El emperador Decio llegó al poder en el año 249 d.C., cuando el antiguo Imperio Romano ya estaba en crisis. En lugar de reflexionar sobre la corta vida de sus predecesores, Decio creía que el control laxo sobre los cristianos y permitirles tener fe llevó al imperio a su declive. Por lo tanto, Decio hizo de la persecución de los cristianos su primera prioridad.

En el 250 d.C. Decio emitió un decreto que obligaba a todo ciudadano romano a renunciar a su fe en Cristo en un día elegido para el arrepentimiento. Aquellos que se negaron fueron encarcelados, asesinados, esclavizados o se les confiscaron sus propiedades.

Ese mismo año, una tercera plaga azotó la antigua Roma, esta vez a una escala mucho mayor. Conocida como la "plaga de Cipriano", duró unos 20 años y mató a 25 millones de personas, convirtiéndola en una de las plagas más graves de la historia de la humanidad.

En el año 303 d.C., el entonces emperador Diocleciano inició otra brutal persecución de los cristianos. Las iglesias fueron destruidas, las biblias fueron confiscadas y destruidas, y los misioneros y cristianos fueron masacrados. En el 312 d.C. la plaga estalló nuevamente en el oeste de Roma y la continua catástrofe golpeó duramente al Imperio Romano.

Para el año 395 d.C. el Imperio se dividió en dos, este y oeste, y los desastres continuaron. En el año 476 el Imperio Romano de Occidente fue destruido por los bárbaros. Los romanos orientales supervivientes, debido a los años alejados de los dioses, sufrieron un deterioro moral generalizado, con desprecio por la vida e indulgencia en el sexo, promiscuidad, incesto y adulterio.

En el 541 al 542 d.C. llegó la cuarta y mayor plaga de la antigua Roma, conocida como "La plaga de Justiniano", que en su apogeo mató a 16,000 personas cada día y le quitó la vida al emperador Justiniano. Esta gran plaga se repitió cuatro veces más, matando a 30-50 millones de personas en total, convirtiéndola en la plaga más grave en la historia de la antigua Roma.

La continua persecución de los cristianos estuvo acompañada de repetidas plagas. El otrora magnífico Imperio Romano, con sus 120 millones de habitantes, fue aniquilado.

En el año 680 d.C., los sobrevivientes finalmente recobraron el sentido y comenzaron a condenar la persecución de los cristianos por parte de los que estaban en el poder y a denunciar el declive moral de la sociedad. Los ciudadanos de Roma salieron a las calles uno tras otro, llevando en procesión los huesos sagrados del cristiano San Sebastián e hicieron una devota confesión a Dios. El despertar del hombre fue finalmente perdonado por Dios y desde entonces la gran plaga en la ciudad de Roma desapareció por completo.

Una nueva persecución 2,000 años después

El 23 de enero de 2001, en la víspera del Año Nuevo chino, la mayoría de la gente en el país estaba en casa reunida con sus familiares y la audiencia de televisión estaba en su punto máximo. De repente, la escena de cinco personas en llamas en la Plaza de Tiananmen apareció en pantalla. Había hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Las furiosas llamas conmocionaron al país. Aún más desgarradora fue la escena de una niña y su madre captadas por la cámara.

Esta "autoinmolación" tuvo lugar aproximadamente un año y medio después de que Jiang Zemin, exlíder del partido comunista chino (PCCh), lanzara la persecución a Falun Gong. Después del incidente, el grupo de Jiang Zemin insistió en que los "autoinmoladores" eran practicantes de Falun Gong y enviaron la versión en inglés de las "noticias de última hora" al mundo solo dos horas después del incidente.

Danny Schechter, un cineasta estadounidense independiente, dijo que esto era bastante inusual porque a menudo los medios oficiales del PCCh tienen una tendencia a ocultar eventos delicados, e incluso cuando los informan, tienen que pasar por capas de escrutinio.

Engañando al público y cometiendo una perversidad imperdonable

Aunque la "autoinmolación" fue tan defectuosa que luego fue identificada por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Educativo como una noticia falsa dirigida por el PCCh, su intenso impacto visual en la televisión y la abrumadora cobertura de los medios oficiales del PCCh, dejaron al público chino sin tiempo para pensar en lo que había detrás de la farsa. Además, la mayoría de la gente no esperaba que un gobierno organizara un evento tan cruel para incriminar a los cultivadores que practican “Verdad-Benevolencia-Tolerancia”, los principios fundamentales de Falun Gong, también conocido como Falun Dafa.

La “autoinmolación” encendió la ira de la gente y muchas personas que habían apoyado a Falun Gong comenzaron a alejarse de sus practicantes y los trataron con desprecio y odio. Con este cambio en la opinión pública, Jiang Zemin intensificó su persecución a Falun Gong aún más descaradamente, tal como lo hizo Nerón con los cristianos.

Para obligar a los practicantes de Falun Gong a renunciar a sus creencias, el PCCh los ha sometido a secuestros, saqueos domiciliarios, despidos del trabajo, fuertes multas, encarcelamiento, torturas, lavado de cerebro, trabajos forzados, violación, violación en grupo e incluso sustracción forzada de órganos. El grado de maldad simplemente no tiene precedentes.

Plagas en los tiempos modernos

En noviembre de 2002 el virus del SARS estalló en la provincia de Guangdong y pronto se dirigió al norte de Beijing, donde Jiang Zemin dijo que "la estabilidad es necesaria para la prosperidad" e "incluso con dos millones de muertos, el costo todavía vale la pena". En abril de 2003 la plaga azotó el recinto del gobierno central de Zhongnanhai y derribó a dos miembros del Comité Permanente del Politburó, Luo Gan y Wu Guanzheng, dos de los poderosos cuadros de Jiang en la persecución de Falun Gong.

Después de que Jiang huyera a Shanghái para evitar la plaga, el virus lo siguió hasta allí. En poco tiempo, muchas personas en Shanghái se infectaron con el SARS. Con la insistencia de Jiang en que "la estabilidad anula todo", el número oficial positivo de casos se mantuvo en cuatro. Los habitantes de Shanghái dijeron: “¡Qué broma! Vivo en un edificio donde cinco personas tienen SARS". Se estima que en ese momento muchas personas en China murieron de SARS. Sin embargo, dadas las órdenes internas de Jiang de que los funcionarios locales serían despedidos en el acto si se producían brotes de SARS en su jurisdicción, las cifras oficiales fueron mucho más bajas que el número real de muertos.

Cuando la epidemia disminuyó, el grupo de Jiang no reflexionó sobre la situación e intensificó su persecución a Falun Gong, impulsando vigorosamente la sustracción de órganos vivos a practicantes de Falun Gong. Temiendo que algún día Falun Gong fuera reivindicado, Jiang atrajo a un número significativo de funcionarios gubernamentales y del sistema legal para participar en la campaña.

En los diez años después de que dimitiera Jiang Zemin, el principal perpetrador de la persecución, la persecución a Falun Gong ha continuado durante el reinado de dos líderes del PPCh. Preocupados por sus propios intereses, la mayoría de los gobiernos del mundo ha permanecido en silencio ante esta persecución. Aunque algunos gobiernos han condenado abiertamente la persecución, no tomaron acciones concretas para detenerla.

La plaga del siglo

El 23 de enero de 2020 Wuhan anunció el cierre de la ciudad y el mundo fue informado del brote del nuevo coronavirus. Este día resultó ser el 19.º aniversario del engaño de la autoinmolación. El virus se extendió rápidamente por todo el mundo y, en pocos meses, se convirtió en la plaga del siglo.

A pesar de los esfuerzos del PCCh para ocultar el número de muertos, es fácil para los externos vislumbrar la trágica naturaleza de la plaga desde las sobrecargadas funerarias de Wuhan, la avalancha de incineradores móviles afuera de la ciudad para ayudar a Wuhan y la distribución de enormes cantidades de urnas en la ciudad.

A pesar de esto, el PCCh no retrocede en su persecución a Falun Gong y en la primera mitad de 2020 lanzó una campaña masiva de acoso “reducción a cero” que continuó durante todo el año, mientras la plaga se extendía.

Según las estadísticas de Minghui.org, en el año 2020, 622 practicantes de Falun Gong de 149 ciudades en 27 provincias, regiones autónomas y municipios de China fueron condenados por su fe. Entre ellos, 114 tenían 65 años o más y 11 tenían 80 años. Las multas judiciales de 265 practicantes ascendieron en total a casi 2,8 millones de yuanes. Más de 7 millones de yuanes fueron extorsionados o confiscados a 401 practicantes durante sus arrestos.

Además, el comité de asuntos legales y políticos del PCCh y la oficina 610 han incitado abiertamente a "todos a participar" en la persecución de los practicantes de Falun Gong en muchas provincias y ciudades, ofreciendo hasta 100,000 yuanes en "bonificaciones por informar".

Conclusión

Fue solo después de las cuatro grandes plagas en la antigua Roma, en las que murió más de la mitad de la población, que las personas que sobrevivieron comenzaron a recobrar la razón, dejaron de perseguir a los cristianos y aprendieron a arrepentirse devotamente ante Dios. Finalmente, las grandes plagas desaparecieron por completo.

Un filósofo alemán dijo una vez: "Lo único que aprendemos de la historia es que no aprendemos nada de la historia". Parece que esta afirmación está a punto de ser verificada nuevamente. El coronavirus está arrasando en China, pero la persecución del PCCh a Falun Gong continúa, y aquellos que valoran las ganancias por encima de la conciencia todavía están bailando con el diablo.

Una nueva variante del coronavirus se ha vuelto más infecciosa y se está propagando rápidamente por todo el mundo. Tanto la comunidad científica como la espiritual advierten que pronto se avecina una plaga a mayor escala.

Si la gran plaga es realmente inevitable, ¿cómo deberían los individuos escapar del desastre? De hecho, cuando las grandes plagas en la antigua Roma estaban arrasando, mucha gente vio que los cristianos no estaban infectados. Después de reflexionar, algunas personas comenzaron a escuchar las enseñanzas cristianas y oraron a Dios durante las plagas, lo que resultó en curas milagrosas para muchas personas.

Si hoy alguien le ofreciera un remedio para evitar la pandemia, bajo la presión de ser incomprendido, ridiculizado o perseguido, ¿qué elegiría?