(Minghui.org) Cuando el partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999, no todo el mundo creyó la propaganda calumniosa sobre la disciplina espiritual basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

La señora Yang Jun, una agricultora que vivía en los suburbios de Beijing, decidió que tenía que conocer las enseñanzas de Falun Dafa por su cuenta para decidir si creer o no las mentiras del PCCh. Resultó ser su oportunidad para empezar a practicarlo.

Queriendo defender a Falun Dafa y aclarar los malentendidos del público, la señora Yang llevó una copia de Zhuan Falun, el texto principal de Falun Dafa, a los funcionarios de su pueblo para que lo vieran. La denunciaron y detuvieron. Después, la policía iba con frecuencia a acosarla y exigirle que renunciara a su fe.

El 25 de diciembre de 2006, la señora Yang fue detenida en su trabajo. Primero fue recluida en un centro de lavado de cerebro antes de ser condenada a un campo de trabajo. Cuando su familia la visitó en el campo de trabajo el 5 de febrero de 2007, dos guardias tuvieron que sacarla en brazos. Contó a su familia que los guardias no la dejaban dormir y les pidió que la ayudaran a denunciar la persecución. Los guardias la escucharon, la arrastraron de nuevo y pusieron fin a la visita.

Tras ser liberada, relató las salvajes palizas que le propinaron los guardias. Una vez perdió el conocimiento y la dejaron tirada en el suelo del baño durante horas. Perdió el control de sus intestinos a causa de la golpiza y se ensució sus pantalones. Los abusos prolongados también le provocaron diabetes.

Durante los juegos olímpicos de Beijing de 2008, la policía detuvo a la mayoría de los practicantes que figuraban en su lista negra, incluida la señora Yang. Posteriormente fue condenada a dos años y sometida a constantes palizas. Los guardias la abofetearon, le dieron descargas eléctricas, la privaron del sueño, la hicieron pasar hambre y la obligaron a sentarse en un pequeño taburete sin moverse durante largas horas.

Cuando regresó a casa, la policía y los funcionarios del pueblo siguieron acosándola. Poco a poco dejó de practicar Falun Dafa y su salud siguió empeorando a causa de las torturas sufridas durante la detención. En otoño de 2014, quedó postrada en la cama y falleció en septiembre de 2015. Tenía más de 50 años.

Mientras la señora Yang estaba encarcelada, sus dos hijas pequeñas se vieron privadas del cuidado de su madre y no terminaron la escuela. Su hija menor desarrolló lupus eritematoso. Y debido a un accidente médico, acabó con necrosis de la cabeza del fémur y quedó lisiada.