(Minghui.org) Gracias a mi práctica de Falun Dafa, parezco mucho más joven que mi edad actual de 88 años. A diferencia de la gente de mi edad, todavía tengo buena visión y oído. Siempre tengo buen apetito y duermo profundamente. En mi tiempo libre, monto en un triciclo eléctrico con mi mujer, recorriendo la ciudad para distribuir materiales informativos sobre Falun Dafa y hablar con la gente sobre él. Nunca dejamos de hacerlo, ni siquiera durante la pandemia.

La enfermedad golpea

Mi historia comenzó hace 15 años. Un mañana de invierno de 2006, después de levantarme de repente me dolía la pantorrilla de mi pierna izquierda. Me costaba agacharme, sentarme y caminar. Fui al hospital y el médico me dijo que la causa era el anquilosamiento. Me recetó medicamentos. También hice masajes y fisioterapia. Probé todo lo que había. Pero los tratamientos no aliviaron ningún síntoma. Al contrario, empeoraron. Me dolía tanto que apenas podía estar de pie.

Más tarde, mi familia me llevó a un gran hospital de una ciudad más grande. Después de una serie de exámenes, se descubrió que tenía una hernia discal. El médico sugirió que me operaran. Pero yo tenía miedo y volví a casa. En ese momento apenas podía sentarme. Quedé postrado en casa y necesité una atención total.

Llegan las bendiciones

Mi esposa comenzó a practicar Falun Dafa en 1997 y se ha beneficiado enormemente de ello. Su hipertensión, dolores de cabeza y hemorroides se curaron sin ningún tratamiento.

Me quejé a ella de que me sentía muy mal por mi dolor. Me preguntó si estaba de acuerdo en que me leyera las enseñanzas de Falun Dafa. Sin más opciones, acepté.

Después de un rato, me preguntó cómo me sentía. Le dije que me encontraba un poco mejor, ella continuó, y me quedé dormido.

También me pidió que hiciera los ejercicios de Falun Dafa con ella. Como la veía ejercitarse a diario, en general sabía cómo hacerlo. Soporté el dolor y terminé la primera serie de ejercicios.

El segundo día, a pesar de que me dolía tanto que me temblaba todo el cuerpo, volví a hacer la primera serie de ejercicios. También empecé a ver los vídeos de las conferencias del Fa del Maestro.

Al tercer día fui al grupo de estudio del Fa con mi mujer. El dolor disminuyó considerablemente. Al principio del ejercicio, todavía tenía algo de dolor y temblores, pero después de terminar el ejercicio, el dolor desapareció. Me sentía bien.

El Maestro lo dejó muy claro en sus enseñanzas del Fa:

“...para la medicina occidental, ese lugar presenta úlcera, tumor, protuberancia en los huesos, inflamación u otras manifestaciones; cuando se refleja en este espacio presenta justamente estas formas. Después de quitar esa cosa, descubrirás que en el cuerpo de este lado no hay nada. Sea una protuberancia del disco vertebral lumbar o una proliferación en los huesos, después de quitar esa cosa y expulsar el campo, descubres que el enfermo inmediatamente se pone bien. Al tomar otra radiografía, tal protuberancia del hueso no está más, pues la causa fundamental era precisamente que esa cosa estaba generando un efecto” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Después de que el Maestro eliminó mi yeli (karma) y el ser que había detrás de él, el dolor desapareció y mi cuerpo se sintió cómodo.

Mi cuerpo fue purificado de nuevo

Estaba muy contento de estar libre de enfermedades. Pero como cultivador, aprendí que la purificación del cuerpo iría y vendría durante mi cultivación.

Mi tribulación comenzó con la hinchazón de mis extremidades, que rápidamente se extendió al resto del cuerpo. La cara se me hinchó tanto que perdí todas mis arrugas, los ojos se me cerraron casi por completo y los brazos y las piernas tenían un tamaño varias veces superior al normal. También me salieron ampollas por todo el cuerpo. Cuando se rompían, rezumaban un líquido amarillento y apestoso, que me producía un picor insoportable. La piel de mis brazos estaba tan dura como el cuero. Pero aún podía leer el Fa y hacer los ejercicios a diario. Me cambiaba de ropa dos veces al día y cuando la lavaba, ¡el agua se volvía negra!

Perdí la confianza después de un tiempo y dudé si me recuperaría. Mi mujer me consoló y me dijo que podía ir a ver a un médico si me sentía más cómodo así. Le dije que no serviría de nada. Mis brazos estaban tan hinchados que los médicos de la medicina china no podrían encontrar mi pulso y los de la medicina occidental no podrían encontrar mis venas. Mi mujer me sugirió que pidiera ayuda a otros practicantes.

Esa noche vinieron varios practicantes y compartieron sus experiencias de eliminación del yeli de enfermedad. Me animaron a decir que era algo bueno, ya que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo y que estaría bien siempre que continuara con mi estudio del Fa y los ejercicios. Reforzaron mis pensamientos rectos. Dije: "Confiaré en los arreglos del Maestro. Mientras tenga al Maestro y el Fa, no habrá ningún yeli de enfermedad que no pueda superar".

Desde ese momento, además de hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos, estudié el Fa una y otra vez todos los días. La hinchazón fue desapareciendo poco a poco. Mi cuerpo volvió a la normalidad en unas dos semanas.

Muchos de mis parientes y amigos se sorprendieron de mi recuperación después de estudiar las enseñanzas de Falun Dafa. Mi sobrino dijo: "Falun Dafa es increíble. En el pasado, cuando la gente decía que era bueno, yo era un poco escéptico. Pero esta vez, después de presenciarlo a través de mi tío con mis propios ojos, lo creo". Se fue a casa a estudiar el Fa.

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