(Minghui.org) Solía ser conserje en una empresa y cuando terminaba de limpiar las oficinas de administración, no había mucho trabajo. Entonces leía o recitaba el Fa.

Tomaba un taxi a casa después del trabajo y le clarificaba la verdad sobre Dafa al chofer. Mi mente recta era bastante fuerte y no me preocupaba por mi seguridad. Les hablaba a los choferes sobre Falun Dafa y les explicaba lo precioso que es Dafa y su asombroso poder. También les decía que Falun Dafa enseña a la gente cómo ser buena y cómo el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado persiguiendo a los practicantes de Dafa que son buenas personas. Entonces, los convencía de que renunciaran al PCCh y sus organizaciones juveniles. La mayoría de los choferes estaban de acuerdo en que Dafa es bueno.

Más tarde, otra practicante y yo, unimos fuerzas para aclarar la verdad. Ayudamos a muchas personas a renunciar al PCCh.

No estar cultivando verdaderamente

En ese tiempo, equiparaba el esclarecimiento de la verdad con la cultivación. Yo era egocéntrica y presuntuosa. Desarrollé muchos apegos y discutía con compañeros practicantes. No miraba hacia adentro y, por supuesto, no me deshacía de mis apegos.

De hecho, el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) me lo recordaba muchas veces, pero yo no le prestaba atención. Por lo tanto, el mal se aprovechó de mis brechas y un día, fui arrestada ilegalmente cuando validaba Dafa en público. Fui sentenciada a un año en un campo de trabajo forzado. Esta fue una gran lección para mí.

Cuando fui liberada, tuve una fuerte hemorragia desde mi vientre, mis ovarios estaban infectados y me dolía el estómago tremendamente. Yo trataba de estudiar el Fa y de practicar los ejercicios, pero mi esposo estaba en contra de mi práctica.

Aclarando la verdad a pesar de las tribulaciones y las molestias

En ese tiempo perdí mi trabajo y mi esposo solo me daba poco dinero para los gastos de vida. Solo podía ser ama de casa. Si él estaba en casa y me veía cerrar los ojos, pensaba que estaba enviando pensamientos rectos. Entonces me golpeaba.

Sin embargo, no me rendí. Cuando mi esposo se iba, yo salía a aclarar la verdad en público. Hubo varias ocasiones en las que vi a mi esposo al otro lado de la calle. Enviaba pensamientos rectos para evitar que me viera. Mis pensamientos rectos eran poderosos, por lo que no podía verme. Él volvía a casa, después de que yo había regresado.

En ese tiempo, el estómago me dolía todos los días. Pero para mi sorpresa, no sentía dolor al estar aclarando la verdad en las calles. Sin embargo, el dolor volvía cuando regresaba a casa. No tenía claridad acerca de que el dolor no era real, pues había sufrido tal dolor durante cinco años.

Cuando veía a alguien empujando un carro o cargando cosas pesadas, los ayudaba y luego les aclaraba la verdad. Primero consideraba sus necesidades y me comportaba de acuerdo a Dafa. La gente decía que los practicantes de Dafa son diferentes a los demás y todos vieron que Dafa es bueno.

Cuando iba a comprar víveres, solo escogía artículos pequeños o sobrantes. Cuando los empleados me preguntaban por qué era tan amable, les contaba sobre Dafa. La mayoría de las veces renunciaron a las organizaciones del PCCh. Todos estaban agradecidos.

Cuando intentaban darme mi vuelta, con frecuencia les pedía que se la quedaran, diciéndoles que yo sabía que no era fácil administrar un negocio. Aceptaban la vuelta y quedaban muy agradecidos.

Un día fui a comprar unas verduras y quería aclararle la verdad al vendedor. Había una clienta frente a mí, y cuando escogió sus verduras, dejó algunas a un lado, pues pensó que no estaban buenas. El vendedor estaba enojado. Cuando fue mi turno, escogió algunas malas y me las dio. Le dije que me diera todas esas verduras que se veían en mal estado, pues no me importaba. Se avergonzó y no me dio las malas.

Le dije que en realidad no me importaba. También le dije que soy una practicante de Dafa y que primero debía considerar las necesidades de los demás. Luego, hablé con él sobre Dafa y lo convencí de que renunciara al PCCh. Hubo muchos ejemplos como este, y todas estas personas aceptaron la verdad.

La mayoría de la gente agradecía mi ayuda. Les dije que no me agradecieran, sino que agradecieran a mi Maestro.

Un día, alguien estaba vendiendo papas y yo quería salvar a ese vendedor, así que le compré una bolsa de sus papas. Entonces le aclaré la verdad. Dijo que sabía que Dafa es bueno y que había renunciado al PCCh hace mucho tiempo. Le dije que repitiera "¡Falun Dafa es bueno!" para que tuviera un futuro brillante. Dijo que le gustaría devolver mi amabilidad con su mayor cortesía, entonces juntó ambas manos frente a su pecho como un gesto de profundo respeto.

A veces, la gente mayor me pedía dinero. Les daba un poco y quedaban muy satisfechos. Una vez, una anciana me pidió dinero para comprar un medicamento. Luego, dijo que necesitaba más para comer. Le di doce yuanes y cinco yuanes por separado. Le dije que repitiera “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!". Estaba muy agradecida de tener dinero para comida.

Un día encontré a un anciano. Estaba lloviendo. Me acerqué a él y sostuve mi paraguas sobre él. Él se conmovió y dijo: "Todavía hay una persona tan buena en este mundo". Le dije que soy una practicante de Falun Dafa y le aclaré la verdad. Él entendió. Luego me preguntó si le iba a dar mi paraguas, y así lo hice.

Oportunidades para mejorar

Durante esos años conocí a todo tipo de personas. Algunos me gritaban, algunos intentaban denunciarme a la policía, algunos decían que estaba loca y algunos me empujaban y me decían que me fuera. Pero sin importar la situación, no me enojaba y solo sonreía.

Tomaba esos intercambios negativos como oportunidades para mejorar. Si yo estaba apegada a mi propio interés, alguien me decía: "Si me das dinero, creeré lo que dices". Yo le respondía: “Falun Dafa no te dará dinero, pero te ofrecerá vida. Si no tienes vida, ¿de qué sirve tener dinero?".

Alguien me dijo: "El PCCh te paga, sin embargo dices cosas malas de él". Yo respondí que nosotros ganamos nuestro dinero porque trabajamos. "Si solo estuviéramos acostados en la cama, ¿quién nos pagaría?". Pregunté.

Luego dije: "El PCCh usa nuestros impuestos para mantener a esos oficiales corruptos que nos cuestan miles de millones". Él entendió y escuchó mi explicación sobre los hechos de Dafa.

Si tenía el apego a la lujuria, alguien decía algunas malas palabras. Una vez, vi a un hombre mayor en mi pueblo y le aclaré la verdad.

Él sabía que yo soy una practicante de Dafa y soy amigable. Entonces tocó mi ropa de manera inapropiada. Ignoré su comportamiento y continué hablando con él sobre la verdad de Dafa, y él entendió. Luego renunció al PCCh.

Entonces le dije con compasión: “Eres un hombre mayor, pero tienes esa conducta de coqueteo que no es buena para ti. Tu comportamiento dañará tu futuro, ya que los dioses menosprecian a los seres conscientes que no tienen altos estándares morales”. Estaba avergonzado porque sabía que no debería comportarse así. Ahora, muy poca gente me grita o me dice malas palabras.

La ayuda de una compañera practicante

Recordé el tiempo en el que trabajé con otra practicante para aclarar la verdad, poco después de que me liberaran del campo de trabajo. Mis pensamientos rectos no eran tan fuertes.

Si yo hablaba demasiado rápido, la practicante me recordaba que bajara la velocidad. Si tenía un apego al miedo, la practicante me decía que mirara a la persona que tenía intenciones de hacernos daño y enviara pensamientos rectos. Mis pensamientos rectos se hicieron fuertes y nuestra aclaración de la verdad mejoró enormemente.

Todavía tengo muchas debilidades. No hay suficientes personas que hayan renunciado al PCCh y, a veces, selecciono y elijo a las personas con las que quiero hablar, ya que soy parcial.

Todavía no mantengo pensamientos rectos en todo momento. Seguiré mejorando y eliminaré mi apego al miedo.

Mantendré fuertes pensamientos rectos y permaneceré firme en mi camino de cultivación arreglado por Shifu.

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