(Minghui.org) La señora Wang Xiufang, residente en la ciudad de Chifeng, en la Región Autónoma de Mongolia Interior, fue sometida a una tortura física y mental inhumana mientras cumplía una condena de cuatro años por su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

Cuando salió de prisión, su marido se había divorciado y se casó con otra persona.

Tortura inhumana

La señora Wang fue arrestada el 6 de julio de 2016, tras ser denunciada por difundir información sobre Falun Dafa. Más tarde fue sentenciada a cuatro años y enviada a la prisión de mujeres Hohhot el 10 de enero de 2017.

Fue asignada a un pabellón para reclusas recién admitidas. Los guardias le ordenaron que memorizara las reglas de la prisión y que viera videos calumniando a Falun Dafa. Como se negó a cumplir, diez días después fue puesta bajo un férreo equipo de supervisores, creado específicamente para perseguir a los practicantes de Falun Dafa que se mantenían firmes en su fe.

La señora Wang se negó a llevar la tarjeta de identificación con su nombre y la pena de prisión, ya que sostenía que no era una criminal y que no violaba ninguna ley al practicar Falun Dafa. Un guardia la insultó y le dio una descarga eléctrica en la boca, los oídos, el cuello y las manos con una picana eléctrica.

Después de la descarga eléctrica, el guardia no le dio un respiro y le ordenó que se quedara en su celda. La golpeó de nuevo cuando se negó a cooperar. Fue torturada por el duro equipo de supervisión durante nueve meses.

Después de ser transferida al pabellón 2, fue cruelmente golpeada con sandalias por las reclusas en mayo de 2018 por estar sentada en su cama con los ojos cerrados.

Al notar que estaba sentada en la cama con los ojos cerrados el 20 de septiembre de 2019, los guardias ordenaron a las reclusas que la amordazaran con calcetines y le azotaran la cara con una cuerda. Luego la esposaron y encadenaron, antes de atarla a una estantería. El guardia asignó a las reclusas para que la vigilaran y la mantuvieran despierta toda la noche. Estuvo atada a la estantería durante dos días y las esposas y los grilletes se los quitaron una semana después.

Cuando la señora Wang se negó a llevar la etiqueta con su nombre de nuevo el 29 de octubre de 2019, le quitaron la ropa y le cosieron la placa. Luego la empujaron al suelo para ponerle la ropa y le ataron las manos a la espalda.

Otras practicantes también fueron perseguidas

Además de la señora Wang, muchas practicantes detenidas en la prisión también fueron torturadas por defender su fe.

En mayo de 2019, las señoras Zheng Jinling y Li Caizhi fueron arrojadas al suelo porque se negaron a presionar a otras practicantes para que renunciaran a su fe. La señora Zheng fue arrastrada por el suelo por más de 10 metros. Se informó que a la señora Li se le rompieron los brazos.

El 20 de febrero de 2020, la señora Zheng fue tirada al suelo y arrastrada hasta su celda por el cuello. Sus manos y brazos sangraron profusamente.