(Minghui.org) Soy una estudiante universitaria y tengo 20 años. Cuando mi madre estaba embarazada de mí, comenzó a cultivar Falun Dafa (Falun Gong). Desde que nací, he tenido una relación predestinada con Dafa. He estado inmersa en Dafa durante 20 años. Me gustaría compartir algunas historias de cultivación.

Atropellada por un triciclo

Cuando tenía unos tres o cuatro años, mi madre me llevaba a casa en su triciclo. Era pequeña y traviesa y no podía quedarme quieta, así que me movía constantemente en el triciclo. De repente, me caí y el triciclo pasó por encima de mi cabeza. Me lesioné la cabeza. Había mucha sangre. En ese momento, mi madre no se dio cuenta de que me había caído; solo escuchó un fuerte "bang" y cuando se dio la vuelta, vio que ya estaba herida. Me subió y se apresuró en volver a casa. Me limpió la herida, empezó a leer el Fa y le pidió al Maestro que me protegiera.

Mi madre creía en el Maestro y en Dafa. Así que a diario me sumergía en Dafa. Mi cabeza se curó completamente.

Cree en Shifu y en el Fa: no te unas a las organizaciones del perverso partido

Durante mi segundo año en la escuela secundaria, todos debían postularse para unirse a la liga juvenil del partido comunista chino (PCCh). Como yo era delegada de la clase, era responsable de recoger las solicitudes de todos. Al día siguiente, mi director me llamó a su oficina y me preguntó dónde estaba mi solicitud. También me dijo que si no me unía a la liga juvenil, aquello afectaría a mi futuro.

Recordé lo que mi madre dijo: "Los discípulos de Dafa no pueden unirse a las organizaciones del perverso partido; mientras creamos en el Maestro y en Dafa podemos enviar pensamientos rectos en nuestros corazones". Le dije a mi maestra: "¿No es voluntario unirse a la liga juvenil? Voluntario significa que lo hace por voluntad propia. No tengo la voluntad de unirme". Cuando mi maestra escuchó lo que dije, me ordenó que volviera a mi clase.

Quemarse con agua hirviendo y no ceder al miedo

Durante mis tres años en el instituto, solo podía ir a casa una vez al mes. Tenía muchas tareas escolares, así que usaba los descansos del almuerzo para estudiar Dafa. Una tarde, llené mi termo con agua caliente en la sala de calderas para poder lavarme la cabeza. Tan pronto como volví al baño, el asa del termo se rompió y el agua hirviendo me quemó las piernas. ¡Fue muy doloroso! Usé agua fría para enjuagarme; sin embargo, el agua arrastró la capa superior de mi piel, y la herida se quedó en carne viva.

Pensé que como discípulos de Dafa, no debemos ser iguales a los demás y debemos comportarnos mejor. Soporté el dolor y limpié los restos del termo roto. Me metí en la cama y encendí el ventilador para enfriarme la herida. Me apoyé en la pared y estudié el Fa. Cuando terminó mi descanso de la tarde, me limpié la herida, me puse un nuevo par de pantalones y volví a la clase.

Habitualmente, necesitábamos correr en la pista de la escuela. No quería hacerlo porque me había quemado con agua caliente. Sin embargo, lo pensé nuevamente: "¿No soy una discípula de Dafa?". Así que corría en la pista todos los días. A veces, después de correr, mis pantalones se pegaban a la herida. Cuando volvía a mi dormitorio y me levantaba los pantalones, la herida se veía bastante aterradora porque la carne y la sangre estaban mezcladas. Sin embargo, mis compañeros de cuarto no notaron nada.

Un día mientras me limpiaba la lesión, mi compañera de cuarto me preguntó: "¿Qué estás haciendo?". Me di la vuelta y vi que estaba mirando mi herida. Me preguntó qué había pasado y le conté lo que me había sucedido. Me dijo que sin dudarlo necesitaba ir al hospital. Llamó a su madre, que era doctora, y me dijo: "Si la herida no se trata adecuadamente, se infectará y posiblemente dejará una cicatriz".

Al final, todas mis compañeras de cuarto se enteraron y me convencieron para que fuera al hospital. Pensé: "Soy una discípula de Dafa y creo en el Maestro. No me rendiré a las viejas fuerzas". Es como lo que dijo el Maestro:

“Enviando pensamientos rectos, fantasmas podridos han de explotar” (Por qué temer, Hong Yin II).

Así que le dije: "Sé que todas están preocupadas por mí, pero mis heridas en ambas piernas están sanando. Miren, sigo corriendo con ustedes todos los días, ¿verdad? ¡Ya no me duele!". No volvieron a decirme nada más al respecto después de aquello.

No fui al hospital ni tampoco tomé ningún medicamento. En dos semanas, la herida se curó y un año después, la cicatriz desapareció.

Eliminando mi apego a la fama y la ganancia

Mis calificaciones eran a menudo muy buenas porque cultivaba Falun Dafa. Durante un examen de inglés, se suponía que debía completar una palabra de acuerdo al significado de la oración, pero no importaba cuánto lo intentara, no podía recordar cuál era la palabra. Así que pensé en terminar el resto de las preguntas y volver a la difícil más tarde. Cuando acabé todo, disponía de cinco minutos, pero no lograba recordar la palabra. Pensé en echar un vistazo al examen de mi compañera de clase, pero ¿no era esto hacer trampa? Soy discípula de Dafa y debo cumplir con los principios de la Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No sería honesto hacer trampas y mirar el examen de mi compañera.

El Maestro dijo:

“... todo el proceso del xiulian del hombre es precisamente un proceso para eliminar continuamente los corazones de apego del hombre” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Decidí eliminar el apego a la fama y a la ganancia. En ese momento, recordé la palabra que buscaba; la campana sonó poco después de que terminara de escribirla.

Sabía que era una prueba para eliminar mi apego a la fama y la ganancia, mi ego y la deshonestidad. Después de aquella experiencia, siempre he encarado cada examen con una mente tranquila. Incluso durante el examen nacional de ingreso a la universidad, mientras que el resto de compañeros se mostraban ansiosos y nerviosos, me las arreglaba para tener tiempo para estudiar Dafa. Así, el proceso de preparación para el examen era muy relajado. Cuando llegaron los resultados, me habían aceptado en la mejor institución de formación de profesores de mi provincia.