(Minghui.org) Practico Falun Dafa desde 2002 y, desde 2010, he informado y generado conciencia sobre Falun Dafa y la persecución en China dando conferencias y proyectando películas relevantes para grupos y organizaciones.
En 2018, supe que se celebraría en Israel la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Bioética, Ética Médica y Derecho de la Salud. Comprendí que era hora de dar otro paso más. Propuse dar un discurso sobre la sustracción forzada de órganos en China y recibí una respuesta positiva.
Comencé a recolectar materiales y a preparar mi presentación. Era un trabajo difícil. Necesitaba ser profesional, sin mencionar que tenía que hacerlo todo en inglés, que no es mi lengua materna.
Entre tanto, me informaron que David Matas también vendría a Israel para hablar en la misma conferencia. Pensé para mí: "Genial. Si viene el señor Matas, entonces no me necesitan. ¿Para qué necesito hacer todo este arduo trabajo?". Planeé informar a los organizadores que ya no participaría.
Pero en el fondo sabía que era una buena oportunidad para realizar un gran avance, así que finalmente decidí no retirar mi presentación. Pensé que si había dos personas hablando de lo que estaba sucediendo en China se lograría un mayor impacto.
Antes de la conferencia, los organizadores me pidieron que les enviara un resumen de mi conferencia en inglés. Escribí algo y lo envié por correo electrónico a otros practicantes para su revisión. Recibí comentarios y correcciones, que cambiaron toda mi percepción de lo que pensaba hablar. Esto incluyó nuevos hechos sobre la situación en China de los que no estaba al tanto y de los que no podía encontrar referencias. Me dije: "No tienes el conocimiento suficiente. No es posible que puedas hacer una buena presentación en este tipo de conferencia internacional".
Otra vez decidí abandonar la idea. ¿Para qué necesitaba realizar todo este esfuerzo? Ya había aclarado la verdad suficientemente, pensé.
Sin embargo, el entendimiento de que debía presentar esa conferencia no dejaba de aflorar. La ocasión se prestaba al tema de la sustracción forzada de órganos, el asunto sobre el que yo ofrecía conferencias a menudo, ¡y ahora esta convención llegaba a mi país!
De repente pensé: "¿Por qué no una película?". Proyectaba películas continuamente como un medio para aclarar la verdad. Todos saben que una imagen vale más que mil palabras, no digamos una película completa. Si mi objetivo es aclarar la verdad, proyectar una película sería mucho más valioso que dar una conferencia.
Le pregunté a los organizadores si podía proyectar la película Medical Genocide (Genocidio Médico), que dura 22 minutos. Su respuesta fue positiva. ¡Todo marchaba muy bien! Todo rodaba según los planes del Maestro.
Luego recibí una llamada telefónica de los organizadores, diciéndome que tenía 15 minutos como máximo. Pensé: "Está bien, entonces, tendré que detener la película en el medio". Luego, como por casualidad, me enteré de que había una versión más corta de la película, de tan solo 13 minutos de duración. Pero al verla, observé que no incluía el testimonio del profesor Jacob Lavee. También faltaba una frase que me parecía muy importante.
Le pedí a un compañero practicante especializado en edición de video que agregara las dos cosas que faltaban. ¡Quedó perfecta! La película podía cumplir un trabajo minucioso aclarando la verdad en tan solo 15 minutos. Envié a los organizadores un breve resumen en inglés para que lo publicaran en el folleto de la conferencia.
Entonces comencé a planear como hacer la presentación previa de la película. Escribí algo en inglés de gran calidad, basándome principalmente en la descripción oficial de la película. Todo parecía marchar bien. Sin embargo, cuando intenté recitar la introducción en voz alta días antes de la conferencia, encontré que no fluía. Algunas de las palabras resultaban difíciles de pronunciar. Se lo leí en voz alta a una practicante de habla inglesa, la cual me corrigió algunas oraciones. Pero no acababa de gustarme.
Mi conferencia se programó para el primer día del evento, así que fui a Jerusalén la noche anterior y me quedé en el hotel donde tenía lugar la conferencia para familiarizarme con las instalaciones.
Esa noche, le leí a una compañera practicante lo que estaba planeando presentar al día siguiente. Me corrigió algunas palabras que pronunciaba mal. Me aconsejó que volviera a escribir la introducción usando oraciones más cortas. Después de nuestra conversación, comencé a reescribir mi conferencia en un inglés simple, el inglés que conocía y entendía. Reescribí todo en oraciones más cortas.
Lo trabajé y ensayé hasta cerca de las 4:00 a. m. Por la mañana, fui al vestíbulo con una memoria USB y le pedí a la recepcionista que me imprimiera el archivo. Me dijo que las reglas del hotel prohíben conectar USB a sus computadoras y que debía enviárselo por correo electrónico.
Regresé a mi habitación y encontré que mi computadora portátil estaba rota. Envié pensamientos rectos y mantuve la palma de mi mano erguida. La computadora portátil seguía sin funcionar. Llamé a la otra practicante y le conté la interferencia. Por suerte había guardado los archivos la noche anterior en esa memoria USB.
Me tranquilicé. Lo que tenga que ser será, pensé. Tenía todo dispuesto. Entonces, mi computadora portátil de repente volvió a la vida. Le envié el archivo por correo electrónico a la recepcionista.
Durante la primera mañana, asistí al evento y escuché algunas conferencias. Al mediodía, volví a mi habitación para ponerme ropa más formal. Entonces, de repente, comencé a sentirme mal. Me recosté en la cama y un dolor muy fuerte golpeó mi corazón. Mi primer pensamiento fue: "Voy a morir". Mi segundo pensamiento, que apareció mientras todavía estaba teniendo el primero, fue: "Si están tratando de matarme, es una señal de que estoy haciendo algo bien, algo que quieren evitar que haga. Soy un discípulo del Maestro Li y todo saldrá de acuerdo con los planes del Maestro".
Me senté en la cama y envié pensamientos rectos, luego comencé a meditar.
Regresé a la sala y di la presentación. Hablé despacio y con claridad, y proyecté la película.
Después, varias personas se acercaron a mí y me dijeron: "¡Después de todas esas charlas tan largas, finalmente vimos algo interesante!". Cuando alguno se me acercaba y me hacía preguntas, le clarificaba la verdad más en profundidad.
El primer día tocó a su fin. Además de dar la conferencia, también me dieron permiso para colocar folletos de aclaración de la verdad en varios lugares, que mucha gente tomaba. Además entregué personalmente unos 50-60 folletos, solo el primer día.
Escribí este artículo de intercambio tan pronto como terminó la conferencia y lo envié a la lista de correo electrónico de los practicantes israelíes. Me gustaría alentar a los compañeros practicantes de otros países a asistir a las prestigiosas conferencias internacionales y proyectar una película de aclaración de la verdad. No necesariamente tienen que preparar una conferencia o una presentación. Además, pueden instalar un módulo con folletos y flores de loto. También existe la opción de colocar un banner desplegable, que en mi opinión es la mejor alternativa, siempre que usemos mensajes precisos e incluyamos una imagen llamativa.
¡Gracias, venerado Maestro! Y gracias, compañeros practicantes, por apoyarme con pensamientos rectos y consejos prácticos.
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Categoría: Aclarando la verdad