(Minghui.org) La crisis del coronavirus (neumonía de Wuhan) aún no ha terminado, y la gente en China ya está sufriendo una crisis aún más grave: la económica. Los precios de la vivienda y los ingresos por alquiler han caído, pero los pagos mensuales al banco siguen siendo los mismos; los salarios y las bonificaciones han disminuido, pero las tasas de matrícula escolar y los gastos médicos para los ancianos siguen siendo los mismos. A pesar de que la gente en China está luchando para llegar a fin de mes, el partido comunista chino (PCCh) generosamente perdonó pagos de préstamos a 77 países. ¿Qué está pasando?
La vida en el encierro
En China, cuando la infección por coronavirus estalló en una ciudad, se encerró inmediatamente y se trató como una zona de guerra. Los residentes de Wuhan (provincia de Hubei), Jilin y Shulan (provincia de Jilin) saben muy bien cuán terrible puede ser la vida bajo ese tipo de encierro.
Beijing también fue víctima a mediados de junio cuando estalló un grupo de infecciones en el mercado mayorista de Xinfadi en el distrito de Fengtai.
El 17 de junio un cibernauta llamado "grano de arroz" publicó un pedido de ayuda en las redes sociales. Dijo que vive en un vecindario de "alto riesgo" cerca del mercado mayorista de Xinfadi y que fue cerrado a partir de las 3:00 a. m. del 13 de junio. "Muchas familias se han quedado sin comida. Puede ser soportable para adultos fuertes, pero ¿qué pasa con los niños pequeños y los ancianos? Al principio, aún podíamos pedir comida para llevar, pero ahora es imposible porque las carreteras están bloqueadas. Los familiares y amigos tampoco pueden ayudar, porque a nadie se le permite ningún movimiento".
"Hoy es el quinto día de la cuarentena, y también nos hemos quedado sin gas en casa", dijo. "¡Estamos realmente desesperados y necesitamos ayuda con urgencia!".
Otro internauta dijo en una publicación: "Estamos luchando para llegar a fin de mes. ¿Qué podemos hacer? Los precios se han disparado, mientras que el nivel de vida está empeorando. Es como vivir en la cárcel. Realmente espero que la gente deje de seguir al partido comunista chino. Creímos lo que nos dijeron y no nos abastecimos de alimentos para la crisis, y ahora ni siquiera se nos permite retirar nuestro propio dinero del banco más allá del límite que han establecido. ¡Nunca se han preocupado por el sustento de las personas!".
Aumento del desempleo
De acuerdo con Free Radio Asia, un video compartido en las redes sociales el 4 de junio mostró a un académico advirtiendo a las personas en China: "Muchos chinos se sintieron felices por los recientes disturbios en los Estados Unidos, sin darse cuenta de la gravedad del problema del desempleo en China. Sin la demanda estadounidense de bienes de China, al menos el 10% de la fuerza laboral en China perderá sus empleos. El cierre de empresas es solo el comienzo".
Wu Hao, un empresario de la provincia de Jiangsu, le dijo a Free Radio Asia que la vida cotidiana en China sería mucho peor de lo que una persona común podría imaginar. "No es tan simple como ‘apretarse el cinturón’. En China hoy todos están endeudados, especialmente los jóvenes nacidos en las décadas de los ochenta y noventa. Muchos viven con tarjetas de crédito sobre giradas, con una deuda promedio de 30.000 a 50.000 yuanes. Algunos tienen deudas de más de 100.000 yuanes. Ahora, cuando pierden sus empleos, ni siquiera pueden pagar los intereses de sus tarjetas de crédito".
Si bien el PCCh reabrió la economía el 1 de marzo, no brindó asistencia a las empresas medianas y pequeñas, lo que provocó el cierre en grandes cantidades de empresas. Estas medianas y pequeñas empresas empleaban al 70% de la fuerza laboral urbana. Cuando estas empresas cerraron, el número de desempleados se disparó y no hay una solución a la vista.
Según un informe de Bloomberg News el 21 de mayo, el Delta del río Pearl, un motor importante para el crecimiento económico de China desde sus reformas de apertura, actualmente está experimentando una ola de desempleo. Algunos fabricantes en Dongguan dijeron que nueve de cada diez fábricas en la región han cerrado y que las que todavía están abiertas solo pueden ofrecer salarios a un nivel de hace diez años.
Si bien las empresas privadas están sufriendo, las empresas estatales y las instituciones financieras del PCCh han recibido fondos generosos de la cartera pública. Muchos gobiernos locales comenzaron a vender tierras públicas nuevamente a precios altísimos, lo que, a su vez, ha llevado los precios de la vivienda a nuevos máximos. De hecho, lo que están haciendo no es otro cosa que usar dinero de los bancos estatales para acuerdos especulativos de tierras para impulsar las cifras del PBI del PCCh.
Para la gente común, los billetes impresos precipitadamente solo disminuirán el valor de su dinero en el banco. Al mismo tiempo, el PCCh inició una política piloto para restringir el retiro de grandes cantidades de efectivo, lo que ha causado un poco de pánico. Se han producido nerviosas corridas bancarias en varias ciudades.
Liu Chenjie, economista jefe de Shenzhen Wangzheng Asset Management Co. Ltd., dijo que el brote de coronavirus podría provocar que 205 millones de personas en China pierdan sus empleos. Eso es aproximadamente una cuarta parte de la población activa (775 millones) sin trabajo, una tasa muy superior al 6,2% anunciada por el gobierno del PCCh.
Se reconoce que los datos oficiales de China solo incluyen la fuerza laboral urbana de 442 millones, excluyendo a los 290 millones de trabajadores migrantes de las áreas rurales, que son más vulnerables a las fluctuaciones económicas. Además, el PCCh solo utiliza alrededor de 120,000 hogares en su encuesta mensual, que solo representa el 0.03% de la fuerza laboral urbana. No es sorprendente que la tasa oficial de desempleo del PCCh no pueda considerarse como verdadera.
"Tirando mucho dinero"
El PCCh ha estado arrojando grandes cantidades de dinero en los últimos años, apuntando a países e instituciones que se consideran útiles para mejorar su posición e imagen global en el escenario internacional.
Durante la crisis de la pandemia, a diferencia de los países occidentales o Japón y Taiwán, que implementaron programas de ayuda a gran escala, ofreciendo ayuda en efectivo a empresas e individuos, el PCCh nuevamente está arrojando dinero mientras que su propia gente está pasando un mal momento.
El 7 de junio, el régimen del PCCh anunció que suspendería el pago de la deuda de 77 países y regiones en desarrollo, diciendo que, a través de la pandemia, sus "amigos están más cerca y su círculo de amigos es más grande". Los expertos creen que la conducta del PCCh es nada menos que un directo soborno.
Según los datos del portavoz de Global Times de China, en los últimos cuatro años, la ayuda exterior de China ha alcanzado 6.0365 billones de yuanes.
Alguien calculó que, si ese dinero se distribuyera uniformemente a 3.000 empresas que cotizan en bolsa en China, cada una recibiría 2.000 millones de yuanes. Si se prestara a pequeñas y micro empresas nacionales, podría resolver prácticamente todos los problemas financieros de 10 millones de empresas, cada una de las cuales recibe 600.000 yuanes. Si se canalizara a la agricultura, las áreas rurales y los agricultores, 100 millones de personas que viven en áreas rurales podrían mantener un nivel de vida razonable, con un promedio de 60.000 yuanes por hogar.
Sin embargo, ninguno de los anteriores parece interesarle a quienes toman las decisiones del PCCh. Su principal prioridad es claramente expandir el control y el dominio del partido en todo el mundo, y "tirar grandes sumas de dinero" parece ser una de sus estrategias para ganar una "relación de amigos" y apoyo.
A decir verdad, el PCCh nunca ha estado más aislado que ahora como resultado de su conducta sin escrúpulos al ocultar información crítica sobre la fuente y la propagación del coronavirus, al eludir la responsabilidad, difundir la desinformación, hacer acusaciones sin fundamento, y su promulgación de la muy controvertida "Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong".
La exclusión de los africanos de los restaurantes, supermercados y otros lugares públicos en Guangzhou provocó una ola inusual de ira contra el régimen del PCCh en sus países "amigos" como Ghana, Kenia y Nigeria.
Algunos políticos en países europeos que han estado muy cerca del régimen del PCCh también han arremetido.
Por ejemplo, el político nacionalista italiano Matteo Salvini dijo que si China ocultó deliberadamente la propagación inicial del coronavirus, equivaldría a cometer un crimen contra la humanidad: "Los que han infectado al mundo no pueden ser salvadores".
Los parlamentarios de ocho países y miembros del Parlamento Europeo han formado recientemente la "Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC por su siglas en inglés)" para contrarrestar conjuntamente las amenazas del PCCh al comercio mundial, la seguridad y los derechos humanos. La alianza también se conoce como la "Nueva Alianza de las Ocho Naciones".
De la crisis del coronavirus a la crisis económica
En la mayoría de los países, la legitimidad de un gobierno se basa en la aprobación de sus ciudadanos. Ante una pandemia, mientras el gobierno haga lo que debería, la gente lo entenderá -incluso si hay desastres- y trabajará con el gobierno para enfrentarlos.
En el régimen totalitario del PCCh, las decisiones son tomadas por un puñado de individuos, seleccionados por autoridades previas. No se consulta a la población general, ni se solicita ni requiere su aprobación. Además del lavado de cerebro sistemático, el desarrollo económico se ha convertido en otra "base legal" para la gobernanza del PCCh.
Sin embargo, este "respaldo económico" ha comenzado a desmoronarse a medida que las empresas extranjeras están moviendo sus líneas de producción fuera de China, una tras otra, debido a las preocupaciones sobre el aumento de los costos laborales, las regulaciones ambientales más estrictas y la incertidumbre de una guerra comercial entre China y Estados Unidos. La crisis del coronavirus solo ha acelerado el ritmo de tal reubicación.
Según un informe de Nikkei Asian News el 22 de junio, Samsung Electronics, Hyundai Motors, Kia Motors y LG Electronics están trasladando la producción fuera de China en un esfuerzo por reducir la dependencia excesiva que los ha dejado vulnerables a una combinación de competencia local, fricción geopolítica y vientos económicos en contra. Hyundai Motors ha suspendido temporalmente las operaciones en una planta en Beijing que es capaz de producir 300.000 vehículos al año. La filial Kia finalizará la producción de automóviles con la marca Kia en una fábrica de la provincia de Jiangsu a finales de este mes. El fabricante de electrodomésticos LG Electronics recientemente trasladó toda la producción de refrigeradores con destino a EE. UU. de una instalación en la provincia de Zhejiang a Corea del Sur.
En mayo, al menos 180 empresas taiwanesas han recuperado la fabricación de China, invirtiendo NT$ 751 mil millones (US$ 39.01 mil millones de dólares estadounidenses) en su propio suelo.
Las encuestas realizadas por el banco suizo UBS, mostraron que entre sus más de 1.000 encuestados de altos ejecutivos de grandes empresas de América, China y el norte de Asia (por ejemplo, Japón y Corea del Sur), el 76% de las empresas estadounidenses, el 85% de las del norte de Asia e incluso el 60% de las empresas chinas dijeron que ya se habían mudado o estaban planeando trasladar parte de la producción fuera de China.
Los gobiernos occidentales también se han dado cuenta de la fragilidad subyacente de la economía de China y la falta de confianza del régimen del PCCh, en particular su ocultación sobre los orígenes de la pandemia, y expresaron gran preocupación por el peligro y la vulnerabilidad de tener sus cadenas de suministro de productos clave anclados en un país como China, que no sigue los mismos principios y valores éticos a la hora de hacer negocios.
Todo esto es un indicio de que la era de China como "Fábrica del Mundo" está llegando a su fin, y su economía, que depende en gran medida de la inversión extranjera y la exportación, está en camino a la ruina.
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Categoría: Opinión y análisis