(Minghui.org) Soy médico en un hospital de la ciudad. Comencé a practicar Falun Dafa en 1996. Tan pronto como el coronavius comenzó a propagarse durante el Año Nuevo Chino de 2020, mi hospital se llenó de pacientes. Cada día sentía como si trabajara en una zona de guerra.
El Maestro dijo: "¿No les he dicho que cuando una persona practica, toda la familia se beneficia?" (Enseñando el Fa en el Fahui de Australia). Mis padres estaban bien durante la pandemia. No me preocupaba por mí, así que fui el primer voluntario en trabajar con pacientes infectados.
Fui asignado para tratar casos sospechosos de contagio. Lo que enfrentamos fue mucho peor que el peor escenario imaginable. No había suficientes suministros, la gestión era caótica, el número de casos era muy alto. Teníamos que usar trajes protectores y trabajar toda la noche. El desinfectante me dañaba la piel de las manos, las gafas me lastimaban la nariz, las orejas y la barbilla y no podía conciliar el sueño debido a una hipoxia grave.
A los pacientes no se les permitía que los cuidaran sus familiares. Estaba realmente preocupado por ellos y decidí aclarar la verdad sobre Dafa a cada persona con la que interactuaba. Les instaba a renunciar a las organizaciones del partido comunista chino (PCCh) a las que se habían afiliado.
Cuidé bien de cada uno de mis pacientes. Recogía sus muestras clínicas y les entregaba sus alimentos. Sabía que Shifu me estaba protegiendo, así que no tenía miedo de tener contacto físico. Ayudaba a los pacientes mayores a usar el baño y ayudaba a los discapacitados a sentarse y levantarse de sus sillas de ruedas. Mi amabilidad tocó a muchas personas y gané su confianza. Esto me ayudó al aclararles la verdad.
Debido a que los familiares no podían visitarlos, la mayoría de los pacientes se encontraban deprimidos y asustados. Los consolé. Señalé que la amplia propagación de esta pandemia se debe a la moral corrupta del PCCh y a su encubrimiento del brote. Comenté que la sociedad china está llena de productos falsos, incluyendo medicinas y alimentos falsos; la gente hace todo tipo de cosas terribles para obtener dinero y el ambiente ha sido arruinado porque los funcionarios del gobierno persiguen desenfrenadamente la expansión económica por encima de la salud de las personas.
Dije que el PCCh también destruyó los valores tradicionales de China y ataca creencias espirituales como Falun Dafa, que enseña a las personas a vivir con Verdad-Benevolencia-Tolerancia. En cambio, el PCCh promueve la violencia y el desprecio por la vida humana, lo que resulta en muchos desastres. Les dije que solo siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y desvinculándose del PCCh tendrían un futuro seguro y brillante.
La mayoría de los pacientes aceptaban lo que les decía, pero algunos necesitaban escuchar aún más. Aunque tardaba mucho en quitarme y ponerme el traje de protección para entrar y salir de la sala de cuarentena, nunca dejé de hacerlo. Les pedía que recordaran: “Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Enviaba pensamientos rectos para eliminar cualquier cosa que les impidiera aceptar lo que les decía.
También le clarifiqué la verdad a mis colegas. Fui voluntario en muchas tareas y obtuve la confianza y una alta estima de los administradores del hospital y de mis compañeros de trabajo. Muchos me escuchaban y abandonaban el partido.
A menudo me llenaba de lágrimas cuando miraba a todos los pacientes que se alineaban en los pasillos. Realmente esperaba poder aclararles la verdad a todos y salvarlos. Toda vida es preciosa. Sería una pena si acabaran destruidos junto con el PCCh.
Luego fui asignado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). La carga de trabajo allí era aún más pesada. Teníamos que pasar cada minuto dentro de la unidad con todo tipo de medidas de protección. Ahí también me ofrecí para hacer mucho del trabajo. Escribí informes de casos, ayudé a los pacientes a acostarse y levantarse de la cama y ayudaba a los ancianos a ir al baño.
Una señora mayor a la que había ayudado en la sala de casos sospechosos fue trasladada a la UCI. Se alegró al verme de nuevo. "Verdaderamente tenemos una relación predestinada", dijo. Conversé con ella frecuentemente. Le recordaba que dijera: “Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Se recuperó muy bien.
Su cuñado se infectó y estaba muy enfermo. Después de un mes de tratamiento intensivo, falleció. Yo estaba de guardia el día que murió. Aunque le di un masaje cardíaco no pude salvar su vida. Todos sus familiares fueron puestos en cuarentena. Las enfermeras y yo colocamos su cuerpo en la bolsa. Me sentí mal porque no tuve la oportunidad de aclararle la verdad. La vida es un bien precioso. Este caso me alertó para no aflojar al aclarar la verdad por pereza o miedo.
El amigo de mi cuñado fue enviado a la UCI. El hospital trató de averiguar con qué personas tuvo contacto durante las tres semanas antes de ser hospitalizado. El hospital prometió que su información privada nunca se filtraría, pero no cumplieron su promesa. Sus contactos fueron expuestos en sitios web, lo que le causó a él y a su familia una enorme presión. La familia sintió que habían sido exhibidos y su trabajo se vio afectado. Mi cuñado me pidió que los consolara.
Toda su familia fue puesta en cuarentena en el hospital. Cuando los visité, estaban peleando con los médicos: se negaban a recibir tratamiento debido a la filtración de su información privada. Exigían hablar con el alcalde. Los doctores me pidieron que los ayudara a convencerlos.
Cuando los médicos se fueron y nos quedamos solos, comencé diciéndoles cómo el PCCh intentó encubrir la pandemia. Luego les pedí que recordaran: “Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Les ayudé a renunciar al partido. Apreciaron mi sinceridad y sintieron mi amabilidad y compasión. Uno de ellos dijo: “La mayoría de las personas nos evitan, pero usted se arriesgó y habló con nosotros. Estamos muy agradecidos y confiamos en usted".
Me alegró tener la oportunidad de aclararles la verdad durante este período especial. Después me trataron como si fuera un amigo de confianza y a menudo hablamos por teléfono. Ahora toda la familia está a salvo. Su información privada también fue eliminada de Internet.
Muchos médicos y enfermeras de otros hospitales fueron asignados temporalmente para trabajar en nuestro hospital. El hospital nos dio un área de descanso especial y todos descansábamos allí entre nuestros turnos. Aproveché esta oportunidad para aclarar la verdad a muchos colegas. Me aseguré de estudiar el Fa, hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos todos los días. Pude convencer a muchos colegas para que renunciaran al partido al conocer la verdad sobre Falun Dafa.
Cuando los proveedores de atención médica fueron puestos en cuarentena, nos quedamos en un hotel. Llamé a todos en los que pude pensar y les clarifiqué la verdad. Una persona con la que sabía que necesitaba hablar era el jefe del comité del partido en mi departamento. No sabía cómo hacerlo. Un día envió un mensaje a todos en mi departamento: el hospital nos ordenó mantener en secreto las cifras de los casos confirmados y de las muertes porque el gobierno de la ciudad mintió a las autoridades superiores sobre las cifras. Teníamos que ayudar a la ciudad a ocultar sus mentiras.
Aproveché esta oportunidad para llamarle. Comencé hablándole de las mentiras del PCCh durante esta pandemia. Luego le dije cómo me había beneficiado al practicar Falun Dafa y cómo el partido usa mentiras para calumniar a Falun Dafa. Le dije que mucha gente se siente bendecida y segura después de renunciar al partido. Sorprendentemente, aceptó mis palabras y aceptó renunciar al PCCh.
Todos tienen un lado que no puede ser engañado por la propaganda del PCCh. Mientras intentemos salvarlos sinceramente, sentirán nuestra misericordia y tomarán la decisión correcta.
Tenía miedo de que olvidase aclarar la verdad a algunos de mis amigos y parientes, para que ellos se alejen del virus ya que sería mi mayor arrepentimiento.
Terminé el trabajo intensivo de 50 días y regresé a casa con seguridad.
Muchos trabajadores de la salud contrajeron el virus y muchos fallecieron. El PCCh mintió y las cifras reales son mucho más altas que las que le dijeron al mundo.
El PCCh prometió a todos un bono y sueldo al comienzo de este período de trabajo intensivo, pero rompieron su promesa. Muchos médicos y enfermeras jóvenes solo ganan 2.000 yuanes al mes (aproximadamente 300 dólares estadounidenses). Todavía no han recibido nada. El PCCh les requirió documentos y pruebas, como fotos, para demostrar que trabajaron en las salas de los pacientes con COVID-19, a pesar de que ya habían presentado su documentación repetidamente durante la pandemia.
Algunos proveedores de atención médica estaban enojados porque corrieron un gran riesgo al trabajar en los casos de COVID-19. Aunque su motivación no fue el dinero, dijeron que el PCCh los estaba insultando. “No tenemos fotos que demuestren que trabajamos allí. Hemos renunciado a la bonificación y al estipendio”, dijeron.
Espero que las personas despierten y reconozcan la verdadera naturaleza destructiva del PCCh para que tengan un futuro brillante.
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