(Minghui.org) Una mañana, la hija de una compañera practicante corrió hasta mi casa y me dijo: "Mi madre no puede ponerse de pie. ¡Por favor, ven a ayudarla!".

Cuando llegué a su casa, vi que Jing apretaba su mano derecha formando un puño y que un lado de su boca parecía estar más caído que el otro. El lado derecho de su cuerpo estaba paralizado. La consolé: "Tienes al Maestro y al Fa. Todo saldrá bien, no llores. Además, estoy aquí para ayudarte". Mis palabras aumentaron su confianza y mejoraron su estado de ánimo.

Nos acomodamos y comenzamos a analizar con calma la causa de esta tribulación. Poco a poco, Jing comenzó a contarme su situación actual. Después de revisar las experiencias recientes, encontramos áreas en las cuales no cumplía con los principios del Fa. Por ejemplo, a menudo discutía con su hija y su marido.

Después, empezamos a estudiar el Fa. Como su casa estaba muy desordenada, sugerí que saliéramos a estudiar el Fa a su patio. Pero Jing no podía ponerse de pie. Un pensamiento súbito me llevó a pedirle que considerara las enseñanzas del Maestro en Zhuan Falun sobre el bien y el mal. Le sugerí que creyera en el Maestro y en el Fa. Entonces, la practicante logró ponerse de pie instantáneamente.

Caminamos lentamente hacia su patio y nos instalamos para estudiar el Fa. Podía controlar su mano izquierda pero con su otra mano casi no podía sostener el libro. No dejaba de babear con la boca abierta. Leímos al unísono, mientras le limpiaba la boca y le pasaba las páginas. Como tenía problemas al pronunciar, con cada frase necesitaba múltiples intentos. Aunque le dedicamos medio día, solo llegamos a leer seis páginas.

Como su condición era particularmente grave, exceptuando el tiempo de comer y dormir, consideré pasar las horas restantes estudiando el Fa. Sin embargo, después de algunas discusiones, acordamos dedicar solo las tardes al estudio del Fa. Su familia pasaba las mañanas descansando, trabajando en el campo o realizando tareas domésticas. Por lo general, cuando estudiábamos el Fa, sentía preocupación por el trabajo inacabado en los terrenos de su familia. Yo le recordaba: "Trata el estudio del Fa con seriedad. Deja tus apegos y tus pensamientos errantes. Concéntrate en entender el Fa y en corregirte".

Días después, Jing sugirió que nos turnáramos para leer, ya que su boca parcialmente paralizada le dificultaba leer tan rápido como yo lo hacía. Instantáneamente pensé: "En lugar de aprovechar la oportunidad de estudiar el Fa, está tratando de ser perezosa". Sin embargo, enseguida recordé que el Maestro nos enseñó a ser considerados con los demás. Tal vez esta practicante estaba alcanzando su límite. Debería frenar mi impaciencia y mis quejas negativas. Después de descubrir mis defectos, esta practicante sola cambió de opinión, y decidió que también leería el Fa por su cuenta. De este incidente, aprendí la importancia de mantener pensamientos rectos, de cultivarme y de seguir los principios del Fa.

Teníamos nuestras sesiones de estudio de 2:00 p. m. a 5:30 p. m. diariamente. El proceso inicial fue extremadamente duro. Jing tenía que parar con frecuencia para ir el baño. Debido a que tenía dificultad para caminar, cada viaje le tomaba cierto tiempo. Como su boca y su cuerpo permanecían débiles e insensibles, el estudio del Fa era una tarea particularmente ardua. A veces, agotada, me pedía que le leyera el resto. Yo la animaba a descansar un poco antes de continuar. Entonces se asustaba, sugería que lo dejáramos y me pedía que me fuera a casa en lugar de esperar a que se recuperara. Le decía: "Los seres perversos, no el Maestro, se regocijarán si lo hacemos. Con el apoyo del Maestro y del Fa, podemos superar esta dificultad".

Mejoramos gradualmente nuestro ritmo hasta que logramos completar 20 páginas en diez días. A medida que estudiábamos, notaba mejoras significativas en su estado. Empezó a ir al baño con menos frecuencia y su mano derecha recuperó la destreza suficiente para pasar las páginas.

Cincuenta y cinco días después, Jing se recuperó de su calvario: ¡un milagro de Dafa!

Durante el proceso de estudiar el Fa y superar esta tribulación, tratamos de aclarar nuestros pensamientos y estudiar el Fa de todo corazón. Ambas ganamos mucho con este proceso. Jing se dio cuenta de muchos errores y los eliminó conscientemente. Llegó a comprender que los conflictos continuos con su familia se debían a sus propios apegos de competir. Al darse cuenta de esto, se arrepintió mucho y visitó a su suegra con regalos y disculpas.

Durante el proceso de ayudar a Jing, yo también gané mucho. Estaba cocinando en casa un día cuando me salpicó accidentalmente aceite caliente en los ojos. En ese instante, era incapaz de ver nada. Cada día, me aseguro de leer al menos una Lección del Fa en casa. Ahora este accidente me impedía hacerlo. Me negué a aceptar esta interferencia de las viejas fuerzas y dediqué el tiempo a escuchar el audio de las conferencias del Fa del Maestro en su lugar. Cuando llegó el momento de visitar a Jing para nuestra sesión diaria de la tarde, mi vista había vuelto a la normalidad, demostrando de nuevo el poder de Dafa.

La recuperación de mi compañera de práctica fue claramente atestiguada por nuestras familias, vecinos y amigos, lo que fortaleció su creencia en Dafa.