(Minghui.org) Recientemente, el sitio web Minghui informó de que el Ministerio de Seguridad Pública y el Comité de Asuntos Políticos y Jurídicos de China lanzaron una nueva campaña dirigida a los practicantes de Falun Dafa (o Falun Gong).

La campaña consistía en retirar los nombres de una lista si ya no practicaban Falun Gong, porque había demasiados practicantes en el sistema y su vigilancia Big Data no resultaba eficaz. El propósito es enfocarse en los practicantes inquebrantables.

Las autoridades locales que trabajan en la campaña coaccionarán a los practicantes amenazándolos con dejarles de pagar su pensión, con despedirlos de su trabajo o con confiscar las tierras de cultivo que han arrendado al gobierno. Las autoridades piden a los practicantes que escriban y firmen cuatro documentos copiando de plantillas preparadas que vilipendian a los practicantes de Dafa. Un representante de la unidad de trabajo, del comité de vecindario o del pueblo también debe co-firmar los documentos adjuntando fotos y una grabación en video del acto de la firma.

La policía amenazaría a los practicantes que no cumplieran, junto con sus familiares o sus hijos, con ser despedidos de sus trabajos, prohibiendo a sus hijos acceder a la universidad o solicitar un trabajo en el gobierno.

Algunos practicantes cedieron bajo la presión a la que se vieron sometidos sus hijos, mientras que otros aún se resistieron.

En nuestra zona, la campaña dio comienzo en la segunda mitad de 2017. Un día, alrededor de la hora del almuerzo, un policía nuevo de nuestra subestación local llamó a mi marido para comprobar si todavía practicaba Falun Gong. También dijo que el gobierno central quería "devolver la libertad" a algunos expracticantes quitando sus nombres del sistema de vigilancia bajo la condición de que aceptaran firmar un papel. Mi esposo dijo que no estaba interesado y colgó el teléfono.

La subestación de la policía local contrató a un nuevo policía. Él y un grupo de personas llamaron a mi puerta en julio de 2019. Aunque me encontraba en casa me negué a abrir la puerta. En ese momento, había un premio de 5000 yuanes por arrestar a practicantes de Falun Gong y un premio de 1000 yuanes para todo aquel que dijera a la policía quién era un practicante.

Como me negué a abrir la puerta, la policía notificó al comité del vecindario que me vigilara las 24 horas. Las autoridades también monitorearon Internet para asegurarse de que no compraba ningún billete de tren o autobús, para salir de la ciudad.

En nuestro edificio de apartamentos puedo escuchar el tirar de la cadena del inodoro y el lavado de la cocina de la unidad de apartamento que está encima mía. De hecho, la unidad de abajo también podía oír lo mismo. La esposa de la familia de abajo es miembro del comité de vecinos y miembro del Partido Comunista Chino (PCCh).

Fuera del edificio de apartamentos, se habían instalado cámaras de seguridad para cubrir toda la subdivisión residencial. Además, cada edificio instaló cerraduras digitales con reconocimiento facial.

Durante varios meses, siempre había uno o dos jóvenes siguiéndome a cierta distancia, a todos los lugares a los que iba.

A veces dudaba si estaba haciendo lo correcto o si había llegado al extremo.

Entonces, recordaba la enseñanza del Maestro Li (el fundador de Falun Dafa):

"No importa cuál sea la situación, no cooperen con las demandas, órdenes e instigaciones del mal. Si todos hicieran esto, el ambiente no sería así" ('Los pensamientos rectos de los discípulos de Dafa son poderosos', de Escrituras esenciales para mayor avance II)

"Hablando desde otro ángulo, mis dizi, cuando las viejas fuerzas son capaces de hacer lo que ellos desean hacer, ¿no es eso porque ustedes calladamente han consentido lo que ellos quieren hacer? Cuando ellos te dicen que vayas, tú vas, cuando ellos te dicen que escribas algo, lo escribes; cuando te dicen que hagas algo, tú simplemente lo haces, y cuando te arrestan y te sentencian, tú lo consientes sin esperanzas y en silencio" (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

La vigilancia se detuvo después de las vacaciones de octubre de 2019. El comité de vecinos le dijo a la autoridad superior que había salido de la ciudad para estar con mis hijos. Por supuesto, no era más que una excusa, porque podían oír los ruidos en mi apartamento.

Cuando el confinamiento debido al virus de Wuhan se alivió, las autoridades retomaron la campaña. Hace días, llamaron a mi hijo para preguntarle sobre mi situación y le presionaron para que cumpliera con su petición.

Comprendo que si cooperamos con el régimen comunista, los estamos alentando a cometer sus actos equivocados y convirtiendo la coacción ilegal en una acción legítima. Puede que se enfaden si oponemos resistencia y nos lleven a la comisaría, pero no debemos cooperar. Si no tenemos miedo a morir, nada puede asustarnos.

Lo único que lamento es haberme rendido y firmado un documento cuando me llevaron a una clase de lavado de cerebro en 2001. Desde entonces, siempre me digo a mí mismo que no debo cumplir con ninguna petición del Partido.

A menudo me entristecía cuando leía o escuchaba a compañeros de práctica que hacían cosas para cooperar con el mal, por su apego a las emociones, al miedo o a algunos intereses.

Escribo este intercambio para recordar a los practicantes que han tenido experiencias como la mía que se mantengan firmes. Debemos apreciar la compasión del Maestro, apreciar todo lo que ha hecho por nosotros, y apreciar el tiempo que el Maestro nos ha concedido para salvar a más gente.