(Minghui.org) Mientras los gobiernos occidentales toman medidas para hacer responsable al partido comunista chino (PCCh) por la pandemia del coronavirus, los empresarios y los líderes empresariales han acabado reconociendo que se puede aprender  de la catástrofe.

"Es bien sabido que China representa la mayor amenaza geopolítica para nuestra seguridad nacional y la libertad del próximo siglo", escribió Jay Lucas, fundador y presidente de la empresa de asesoría empresarial The Lucas Group, en su artículo publicado en The New Hampshire Union Leader el 31 de mayo y titulado "COVID-19 desenmascarando al régimen chino".

"La corrupción y el engaño del gobierno comunista quedó al descubierto como lo que es: un imperio malvado empeñado en la dominación del mundo que miente a su propio pueblo y al mundo. La máscara le ha sido retirada", explicó.

Los líderes de los grupos de expertos también comparten estas opiniones. "Mientras los EE.UU. protestaban y discutían, China intentó estrangular lo que quedaba de la débil democracia de Hong Kong. La teoría de China parecía ser que si se la va a culpar por la propagación del virus debido a su engaño de todos modos, bien podría no dejar que tal pandemia se desperdicie", escribió Victor Davis Hanson, historiador y miembro principal de la Institución Hoover, en su artículo "China no deja que una pandemia se desperdicie", publicado en National Review el 4 de junio.

Amenaza económica y moral

Lucas dijo que la pandemia puso de manifiesto el encubrimiento enorme del PCCh. Por ejemplo, la transmisión de persona a persona ya se produjo el 6 de diciembre de 2019, pero el PCCh no lo reconoció hasta seis semanas más tarde, el 20 de enero de 2020. Lucas señaló que el encubrimiento del PCCh dificultó "la respuesta del mundo al virus y provocó cientos de miles de muertes innecesarias".

Lucas advirtió que: "Vivimos en un mundo peligroso y el régimen comunista chino es realmente una fuerza para el mal, con un conjunto de valores que son antitéticos a los que consideramos sagrados. Vivimos en una sociedad libre y valoramos la vida y la dignidad humanas".

A continuación, Lucas sacó a relucir la violación de los derechos humanos básicos y la libertad personal por parte del PCCh y su vigilancia de "toda la comunicación, restringiendo el acceso como considere oportuno y castigando a los que disienten". Mencionó el sistema de "puntaje de crédito social" del PCCh para "rastrear el grado en que los ciudadanos se involucran en conductas que obedecen al gobierno totalitario y repartir recompensas y castigos de acuerdo con su obediencia".

Lucas también se refirió a la persecución del PCCh a sus minorías religiosas, incluyendo a los practicantes de Falun Dafa. Expresó su conmoción por el crimen de la sustracción de órganos, perpetrado por el PCCh: "Crearon toda una industria dedicada a la sustracción de órganos, como hígados y riñones, de personas vivas en estos campos de concentración y luego utilizan estos órganos para su reventa y trasplante. Mientras tanto, dejando que las víctimas donantes mueran. Estas son prácticas que conmocionan la conciencia humana".

"El mundo se está despertando al carácter y la intención del régimen chino. La total falta de honestidad y transparencia y las acciones egoístas del régimen durante covid-19 hicieron que nos centráramos en las mayores amenazas y peligros que plantea China en general, lo que nos llevó a una conclusión: China, gobernada por un régimen totalitario corrupto empeñado en la dominación del mundo, plantea una amenaza mortal para nuestra seguridad nacional y nuestra libertad", escribió Lucas, instando a los Estados Unidos a "tomar todas las medidas necesarias" para abordar esto en aras de la estabilidad económica y moral de las generaciones futuras.

Un villano global

No hay señales de que los daños causados por el PCCh se detengan. "La estrategia china en reacción a las revelaciones de que escondió datos vitales sobre el virus y expuso al mundo al contagio mientras ponía en cuarentena sus propias ciudades pasó de '¿Y qué?' a la actual '¿Qué vas a hacer exactamente al respecto?'", escribió Hanson en el mencionado artículo de la National Review.

"Beijing advirtió a las naciones europeas que si sus medios independientes continuaban condenando a China, podría haber represalias comerciales. Algunos periodistas europeos siguieron exponiendo el engaño chino, incluso cuando los líderes de la UE, sacudidos, dieron marcha atrás e intentaron contextualizar la mala conducta china", continuó diciendo, "Durante años, China intimidó y libró una virtual guerra comercial contra democracias asiáticas como Japón, Corea del Sur, India y Australia. Han subvertido casi todas las normas comerciales internacionales".

Hansen señaló que el PCCh "engañó a crédulos funcionarios occidentales para que eventualmente se convirtiera en un miembro útil de la familia de naciones" cuando en realidad estaba aumentando su influencia a expensas de otras naciones. Por ejemplo, con el dinero de los excedentes comerciales, el PCCh "comprometió a naciones estratégicamente importantes invirtiendo en su infraestructura a través de su iniciativa neocolonial e imperialista multimillonaria de la franja y la ruta".

"China puede verse obligada por la epidemia mundial a renunciar a su fachada de chico bueno. Pero pasó de ser un amigo global a su nuevo papel de villano global", concluyó Hanson en el artículo, "Mientras que Estados Unidos se desgarra a sí misma con interminables peleas internas y psicodramas mediáticos, mientras que Europa apacigua a sus enemigos y mientras el resto de Asia permanece muda, esperando a ver quién gana, China se encuentra ahora en movimiento, sin disculpas".