(Minghui.org) [Nota del Editor] Esta serie es una publicación de la traducción al español del libro de La Gran Época - The Epoch Times titulada "Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo", del equipo editorial de Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.

Índice del libro

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Prefacio
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Introducción
Capítulo 1: Las estrategias del diablo para destruir a la humanidad
Capítulo 2: Los comienzos europeos del comunismo
Capítulo 3: Asesinatos en masa en Oriente
Capítulo 4: Exportar la Revolución
Capítulo 5: Infiltración en Occidente
Capítulo 6: La revuelta contra Dios
Capítulo 7: La destrucción de la familia
Capítulo 8: Cómo el comunismo siembra el caos en la política
Capítulo 9: La trampa económica comunista
Capítulo 10: Utilizar la ley para hacer el mal
Capítulo 11: Profanación de las artes
Capítulo 12: Sabotaje a la educación
Capítulo 13: Apropiación de los medios de comunicación
Capítulo 14: Cultura popular, una indulgencia decadente
Capítulo 15: Las raíces comunistas del terrorismo
Capítulo 16: El comunismo detrás del ambientalismo
Capítulo 17: Globalización, comunismo en esencia
Capítulo 18: Las ambiciones globales del Partido Comunista Chino
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo: Conclusión

¿Qué incluye esta publicación?

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Capítulo 16: El comunismo detrás del ambientalismo

Introducción

1. Las raíces comunistas del ambientalismo
a. Las tres etapas del ambientalismo
b. Ambientalismo y marxismo: las mismas raíces
c. Marxismo ecológico
d. Socialismo ecológico
e. Política verde: el verde es el nuevo rojo
f. Ecoterrorismo
g. Greenpeace: no es una historia pacífica

2. El mito del consenso sobre el cambio climático
a. Una breve historia del ‘consenso’ en la ciencia climática
b. Establecimiento del dogma en la comunidad científica

[Parte 2]

2. El mito del ‘consenso’ sobre el cambio climático (continuación)
c. Los científicos discrepan sobre el ‘consenso’
d. Por qué los científicos ambientalistas promueven argumentos catastróficos

3. Ambientalismo: otra forma de comunismo
a. Infiltración política: construyendo un gobierno mundial
b. Culpar al capitalismo
c. Supresión de las voces opositoras en la prensa
d. Grupos ‘civiles’ manipulados para la revolución en las calles
e. Una nueva religión de antihumanismo

Conclusión

CAPITULO 16: EL COMUNISMO DETRÁS DEL AMBIENTALISMO

Introducción

La Tierra es el ambiente donde vive la humanidad, y provee de alimentos, recursos y condiciones para su desarrollo. Permitió a la humanidad prosperar durante miles de años.

La humanidad interactúa estrechamente con el entorno natural. Tanto la cultura tradicional china como la occidental enfatizan la relación simbiótica benigna entre el hombre y la naturaleza. Dong Zhongshu, antiguo filósofo chino, escribió en Rocío exuberante de los anales de primavera y otoño: “Todo en la Tierra fue creado para el beneficio del hombre” [1]. El significado es que el propósito del Creador fue ofrecer las condiciones de vida para la humanidad y que todas las cosas en la Tierra pueden ser usadas por el hombre. Al mismo tiempo, la gente debe seguir los principios del Cielo y de la Tierra en su vida, y así utilizar todo en moderación, manteniendo y salvaguardando activamente el ambiente natural en el que deben vivir los humanos.

La cultura tradicional occidental establece que el Creador ofrece el ambiente natural a los seres humanos y les pide que lo gestionen. Por consiguiente, el hombre debería atesorar y hacer un buen uso del ambiente natural. En la filosofía de la cultura tradicional china, hay un equilibrio en todo, así como un imperativo de evitar hacer daño. La Doctrina Confuciana del Medio afirma: “Es este mismo sistema de leyes por el que se producen todas las cosas creadas, donde cada una se desarrolla con su orden y sistema, sin herirse las unas a las otras, que las operaciones de la Naturaleza siguen su curso sin conflicto o confusión”. [2]

Los antiguos chinos valoraban la protección del medio ambiente. Según registros históricos, en los tiempos de Yu el Grande: “Durante los tres meses de la primavera, la gente no llevaba hachas al bosque para que el bosque pudiera florecer. Durante los tres meses del verano, la gente no ponía redes en los ríos para que los peces pudieran reproducirse”. [3]

Zengzi, un académico confuciano, escribió: “La madera solo podía ser cortada en las estaciones adecuadas y los animales solo [podían] ser matados en el momento oportuno” [4]. Esto muestra la idea tradicional china de moderación en todas las cosas y de atesorar y proteger el ambiente natural.

Después de la revolución industrial, la contaminación industrial causó un severo daño ecológico y las sociedades occidentales comenzaron a tomar conciencia del asunto. Luego de que se implementaran leyes y estándares de protección del medio ambiente, la contaminación efectivamente disminuyó y el medio ambiente mejoró mucho. En el proceso, la concientización pública sobre la protección del medio ambiente creció enormemente, y se reconoció ampliamente que la protección del medio ambiente es un objetivo adecuado.

Debemos distinguir entre varias ideas: protección del medio ambiente, movimientos ambientales y ambientalismo. La protección del medio ambiente, como indica su nombre, es la protección del ambiente de vida. Desde el comienzo de la civilización humana, la gente ha comprendido la necesidad de proteger al medio ambiente y esto no tenía nada que ver con ninguna ideología política en particular.

El movimiento ambiental es el movimiento social y político de asuntos relativos al medio ambiente. Su objetivo principal es cambiar las políticas ambientalistas, la opinión pública y los hábitos a través de movimientos masivos, influencia en la prensa y agitación política. El ambientalismo es una filosofía y una ideología que enfatiza la necesidad de proteger el medio ambiente y la coexistencia armoniosa entre la sociedad humana y la ecología natural. Las motivaciones detrás de la protección ambiental y el ambientalismo no son las mismas que las del comunismo, pero los comunistas se destacan por apropiarse de movimientos masivos y manipularlos para su beneficio. Así es que vemos que desde el comienzo del ambientalismo moderno, los comunistas han intentado cooptar el movimiento sistemáticamente.

Las cuestiones que rodean al ambientalismo hoy en día son extremadamente complejas: el movimiento utilizó una retórica sensacionalista y el deseo genuino de la gente de proteger el medio ambiente para crear un movimiento político global. Muchos participantes tienen buenas intenciones, poseen un sentido de justicia y verdaderamente se preocupan por el futuro de la humanidad.

No obstante, lo que muchos no se dan cuenta es cómo los comunistas utilizan el ambientalismo para adjudicarse una postura moralista a fin de promover sus propios fines ocultos. De esta manera, la protección ambiental se convierte en un asunto altamente politizado, extremo e incluso una pseudoreligión –pero sin cimientos morales tradicionales. Propaganda engañosa y diversas medidas políticas obligatorias se han vuelto dominantes, convirtiendo al ambientalismo en una forma de comunismo moderado.

Este artículo se enfocará en cómo el ambientalismo como ideología se vinculó con el comunismo, y cómo el movimiento ambientalista fue usurpado, manipulado y apropiado para servir a los fines del comunismo; asimismo se abordará el impacto que ocasionará si no se le pone un freno.

1. Las raíces comunistas del ambientalismo

El comunismo hizo intrincados preparativos en muchas áreas para la destrucción de la humanidad. Habiéndose originado en Europa, el comunismo lanzó revoluciones violentas y tomó el poder en dos grandes potencias de Oriente: Rusia y China. El campamento comunista y la sociedad occidental se embarcaron en una larga confrontación durante la Guerra Fría. Luego del colapso de la Unión Soviética y del bloque comunista de Europa del Este, los comunistas comenzaron a sembrar sus elementos tanto en las sociedades orientales como en las occidentales y también buscaron establecer un gobierno global fuertemente controlado.

Para lograr este objetivo, el comunismo debe crear o usar un “enemigo” que amenace a toda la humanidad e intimide al público de todo el mundo para que entregue tanto su libertad individual como su soberanía nacional. Crear pánico global sobre inminentes desastres ambientales y ecológicos parece ser una ruta casi inevitable para alcanzar ese objetivo.

a. Las tres etapas del ambientalismo

La formación y el desarrollo del movimiento ambientalista están estrechamente relacionados con el comunismo. Específicamente, su desarrollo pasó por tres etapas. La primera etapa es el período de gestación teórica, que puede contarse desde la publicación del Manifiesto Comunista por Marx y Engels en 1848 hasta el primer Día de la Tierra en 1970.

Al comienzo de esta etapa, Marx y sus discípulos no consideraban al ambientalismo como el foco de su discurso teórico, pero el ateísmo y el materialismo marxista eran naturalmente consistentes con la tendencia central del ambientalismo. Marx declaró que el capitalismo se opone a la naturaleza (esto es, el medio ambiente). Los discípulos de Marx idearon el término “ecosistema” y silenciosamente incluyeron el ambientalismo en ciertos temas donde tenía potencial para fermentar.

El la última década de esta etapa, desde 1960 hasta 1970, aparecieron en Estados Unidos dos libros bestsellers –Primavera silenciosa (1962) y La Bomba P (1968). El ambientalismo entró a la esfera pública bajo el disfraz de la “protección del medio ambiente”.

El acontecimiento que marca el comienzo de la segunda etapa fue el primer Día de la Tierra que tuvo lugar en 1970, y poco después, en 1971, se celebró la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo. En esta etapa, se formó rápidamente una batería de organizaciones y sus actividades aumentaron. En Estados Unidos y Europa, presionaron a los gobiernos con propaganda, protestas y activismo bajo el disfraz de investigación científica, legislación, reuniones, y demás.

A nivel macro, la contracultura de los años 60 funcionó casi como un desfile militar de elementos comunistas en Occidente. Tomaron el escenario apropiándose de los movimientos de derechos civiles y antiguerra, y luego se esparcieron rápidamente a otras formas de batallas anticapitalistas, como el movimiento feminista, el movimiento homosexual, etc.

Luego de los años 70, cuando decayó el movimiento antiguerra de Vietnam, las ideas comunistas comenzaron su proceso de institucionalización llamado “la larga marcha a través de las instituciones”, mientras también inundaban el feminismo y el ambientalismo –y aquí está la causa fundamental para el surgimiento de la ideología y la agitación ambientalista.

Una de las fuerzas más importantes que cargó la bandera del ambientalismo en los años 70 fueron los hippies, la espina dorsal de la contracultura. En efecto, el comunismo estaba en proceso de reinventarse bajo la bandera del ambientalismo luego de su fracaso en la Guerra Fría, con la intención de introducir el comunismo global con cualquier otro nombre.

La tercera etapa comenzó en la víspera del fin de la Guerra Fría. En 1988, Naciones Unidas creó un Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, y el concepto de calentamiento global comenzó a ingresar en el ámbito político [5]. Poco antes del colapso de la Unión Soviética en 1990, se celebró una conferencia ambiental internacional en Moscú. En su discurso, el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, abogó por el establecimiento de un sistema internacional de monitoreo ambiental, firmó un convenio para proteger “zonas ambientales únicas”, expresó su apoyo a los programas ambientales de la ONU y convocó a una conferencia de seguimiento (que tuvo lugar en junio de 1992 en Brasil). [6]

Casi todos los ambientalistas occidentales aceptaron estas propuestas. El calentamiento global se convirtió en el enemigo central de la humanidad para los ambientalistas en esta etapa. De repente hubo un incremento de la propaganda que usaba a la protección del medio ambiente como excusa para aplicar políticas de mano dura, y el número y la escala de leyes y regulaciones ambientales proliferaron rápidamente.

El ambientalismo se convirtió en la herramienta principal para restringir la libertad de los ciudadanos alrededor del mundo, privando a las naciones de su soberanía y limitando y luchando contra las sociedades libres de Occidente. El resultado fue que luego del final de la Guerra Fría, los excomunistas de la Unión Soviética, así como los comunistas y sus compañeros de viaje de Occidente, todos tuvieron un nuevo comienzo al unirse al movimiento de protección ambiental. El ambientalismo emergió como una fuerza en el escenario mundial y comenzó a tomar un color cada vez más comunista.

b. Ambientalismo y marxismo: las mismas raíces

Según lo entienden los creyentes de religiones ortodoxas tanto de Oriente como de Occidente, los seres humanos fueron creados por Dios a su imagen y semejanza, y la vida humana está entonces dotada de un valor, un propósito y una dignidad más altos que cualquier otra forma de vida en la Tierra. De igual forma, el ambiente natural es creado por Dios. El hombre tiene la obligación de cuidar la naturaleza; aunque la naturaleza existe para el hombre, y no a la inversa.

No obstante, a los ojos de los ateos y materialistas, la vida humana no tiene una cualidad especial. Engels escribe en uno de sus ensayos: “La vida es el modo de existencia de los cuerpos albuminosos [esto es, proteicos]” [7]. Desde esta perspectiva, la vida humana no es más que una configuración única de proteínas, sin ninguna diferencia esencial con los animales o las plantas –puesto así, es lógico que los humanos puedan ser privados de libertad, e incluso de sus vidas, en nombre de proteger a la naturaleza.

En 1862, en un libro de química orgánica, el químico alemán Justus von Liebig, colega de Marx, criticó a los campesinos británicos por usar excremento de ave importado como fertilizante. La agricultura británica se había beneficiado del estiércol de ave, un fertilizante eficiente, y el rendimiento de las cosechas había aumentado significativamente. Para mediados del siglo XIX, los británicos tenían abundantes fuentes alimenticias de alta calidad. El negocio de excremento de ave había beneficiado a los empresarios en varios países, así como a los campesinos y al público británico.

¿Por qué Justus von Liebig quería condenar esta práctica? Su indignación moral se debía a cuatro razones. Primero, el proceso de recolectar excremento de ave daña la naturaleza; segundo, los mercaderes explotan a los trabajadores con bajos salarios; tercero, grandes cosechas de alimentos estimulan el crecimiento de la población, que a su vez requiere de más alimentos, excediendo lo que la naturaleza puede proveer; y cuarto, más personas y ganado implican más estiércol y basura. [8]

En ese tiempo, mientras escribía El Capital, Marx estudió cuidadosamente la obra de Liebig. Lo elogió por haber “desarrollado el lado negativo, esto es, destructivo, de la agricultura moderna desde el punto de vista de la ciencia natural” [9]. Al igual que Justus von Liebig, Marx consideraba cualquier esfuerzo para crear riqueza usando recursos naturales como un círculo vicioso, con la conclusión de que “una agricultura racional es incompatible con el sistema capitalista”. [10]

Luego de que Lenin y su Partido Bolchevique lanzaron un golpe de Estado en Rusia, rápidamente promulgaron el “Decreto de las Tierras” y el “Decreto de los Bosques” para nacionalizar los recursos de la tierra, los bosques, el agua, los minerales, los animales y las plantas, e impedir que el público los utilizara sin autorización. [11]

El meteorólogo y escritor estadounidense Brian Sussman escribió en su libro Ecotiranía: Cómo la agenda verde de la izquierda desmantelará América, que las ideas de Marx y Lenin son altamente consistentes con las de los ambientalistas de hoy. Desde su punto de vista, nadie tiene el derecho a ganar dinero de los recursos naturales: “Ya sea salvar bosques, ballenas, caracoles o el clima, todo vuelve a la profunda creencia de que la búsqueda de una ganancia tal es inmoral y que, en última instancia, destruirá al planeta a menos que se lo detenga”. [12]

Este movimiento ambientalista global ha involucrado a una gran cantidad de pensadores, políticos, científicos, activistas sociales y personalidades de los medios de comunicación. Este texto no tiene suficiente espacio como para enumerar completamente sus pensamientos, discursos y acciones, pero hay una figura que no puede ser ignorada: el fundador del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Maurice Strong. Strong, originario de Canadá, también organizó la Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano de 1972, así como la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU en 1992. Es sobrino de Anna Louise Strong, una conocida periodista procomunista que se instaló en China. Maurice Strong, que fue profundamente influenciado por su tía, se describía como “un socialista en ideología y un capitalista en metodología”. [13]

Maurice Strong llegó a ocupar un lugar importante en el movimiento ambientalista global. “Comparte los puntos de vista del manifestante ambientalista más radical, pero en vez de vociferar en la calle a las barricadas de policía en una conferencia global, es el secretario general adentro, blandiendo el martillo”. [14]

Las perspectivas patrocinadas por la Agencia de Medio Ambiente de Naciones Unidas liderada por Strong parecen ser casi idénticas al marxismo: “La propiedad privada de la tierra es un instrumento principal para acumular riqueza y por lo tanto contribuye a la injusticia social. El control público del uso de la tierra es por ello indispensable” [15]. Maurice Strong eligió establecerse en Beijing luego de retirarse y falleció en 2015.

Natalie Grant Wraga, una difunta experta en la Unión Soviética, realizó un estudio en profundidad sobre este asunto y escribió: “La protección del medio ambiente puede ser usada como pretexto para adoptar una serie de medidas diseñadas para socavar la base industrial de las naciones desarrolladas. También puede servir para introducir malestar bajando su estándar de vida e implantando valores comunistas” [16]. En efecto, el ambientalismo no se origina únicamente del ex bloque comunista. Es más profundo y está relacionado con el objetivo general del comunismo: socavar la causa de libertad en todo el mundo.

c. Marxismo ecológico

En la transición entre el siglo XIX y el siglo XX, los científicos británicos Ray Lankester y Arthur Tansley desarrollaron la idea de ecología y ecosistema. Ambos eran socialistas fabianos, una variante del marxismo. Lankester, zoólogo relativamente joven, se hizo amigo del envejecido Marx. Cuando Marx era ya anciano, Lankester frecuentaba su casa y fue uno de los pocos que asistieron a su funeral. Lankester una vez le escribió a Marx que estaba estudiando El Capital “con el más grande placer y provecho”. [17]

Tansley era la figura más importante en la ecología y la botánica durante ese período en Inglaterra, y como primer presidente de la Sociedad Ecológica Británica, fue el inventor del término “ecosistema”. Mientras asistía a la Universidad de Londres, Tansley fue profundamente influenciado por Lankester. [18]

Los vínculos entre las ideas ecológicas y el marxismo parecen emerger de esta conexión entre Lankester, Tansley y Marx –aunque por supuesto, la ecología y el ambientalismo no son lo mismo. La ecología es la relación entre los seres vivos y el medio ambiente, mientras que el ambientalismo se preocupa por los desastres ecológicos. No obstante, la ecología está estrechamente relacionada con el ambientalismo porque le provee la base teórica para definir los desastres ecológicos. El marxismo ecológico, que deriva de la ecología, es un paso más allá de estas ideas.

El marxismo ecológico agrega el concepto de crisis ecológica como una intensificación de los argumentos marxistas sobre la crisis económica del capitalismo. Busca expandir el supuesto conflicto entre la burguesía y el proletariado agregando un conflicto inherente entre la producción y el medio ambiente. Esta es la teoría de la doble crisis o el doble conflicto. En la teoría marxista, el conflicto básico del capitalismo es entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, lo cual es llamado el conflicto primario. El conflicto secundario ocurre entre el ambiente de producción (el ecosistema) y las fuerzas productivas y las relaciones de producción juntas. En esta teoría, el conflicto primario lleva a la crisis económica, mientras que el conflicto secundario lleva a la crisis ecológica. [19]

El desarrollo del capitalismo a lo largo de un siglo probó que el marxismo estaba errado en cuanto a la fallida predicción de que el capitalismo colapsaría debido a una crisis económica. Por el contrario, el capitalismo continúa prosperando. En respuesta, la noción de crisis ecológica se convirtió en una herramienta del comunismo a medida que los académicos izquierdistas descubrieron que el marxismo podría servir como base teórica para el ambientalismo, radicalizando así el movimiento y la cosmovisión ambientalista.

d. Socialismo ecológico

Como lo sugiere su nombre, el socialismo ecológico es una ideología que combina la ecología y el socialismo. Sus detractores lo llamaron “sandía” –verde por fuera y rojo por dentro– por agregar los típicos reclamos socialistas, como “justicia social”, a los asuntos ecológicos en un aparente intento por avanzar con la ideología socialista por nuevos medios.

Una buena ilustración del socialismo ecológico es Un manifiesto ecosocialista, publicado por Joel Kovel y Michael Lowy en 2001. Kovel no tuvo éxito en su campaña para convertirse en el candidato presidencial de EE. UU. con el Partido Verde. Lowy es miembro de la Cuarta Internacional Trotskista. El Manifiesto afirma que el capitalismo no puede resolver la crisis ecológica y será reemplazado por el socialismo ecológico. Ellos no consideran al socialismo ecológico como una rama del socialismo, sino como el nuevo nombre del socialismo en la nueva era. [20]

En 2002, Kovel publicó un libro titulado El enemigo de la naturaleza: ¿El fin del capitalismo o el fin del mundo? El libro detalla la teoría del socialismo ecológico, critica duramente al capitalismo y sugiere un cambio en la situación actual con nuevas direcciones radicales. [21]

e. Política verde: el verde es el nuevo rojo

Cuando el ambientalismo entra en la política nace la política verde o la ecopolítica. El Partido Verde establecido en muchos países alrededor del mundo es el resultado de la política verde, que típicamente se extiende más allá de la protección ambiental, hasta la justicia social, el feminismo, el activismo antiguerra y el pacifismo. Por ejemplo, Global Greens es una organización internacional asociada con el Partido Verde, y su acta de 2001 está altamente influida por la ideología marxista, incluyendo un fuerte énfasis en una supuesta igualdad entre humanos y animales. [22]

El ambientalismo usualmente es impulsado por el socialismo y el comunismo. Luego de la caída de los regímenes comunistas en Rusia y Europa del Este, muchos exmiembros del partido comunista y fuerzas comunistas residuales establecieron o se unieron a los partidos verdes, lo que resultó en la ideología izquierdista del Partido Verde, de ahí el término Izquierda Verde.

Luego de la caída del Partido Comunista Soviético, Gorbachov, exlíder de la Unión Soviética, intentó y fracasó en volver a entrar en la política. Luego se convirtió en ambientalista y estableció la Cruz Verde Internacional. Obviamente, Gorbachov incluiría factores comunistas en sus propuestas ambientales, y promovió repetidas veces el establecimiento de un gobierno mundial a fin de detener la crisis ambiental. [23]

Muchos partidos comunistas en Occidente están directamente involucrados en movimientos de protección ambiental. Jack Mundey, uno de los fundadores del movimiento Green Ban de Australia, es miembro del Partido Comunista Australiano. Su esposa es la presidente nacional del Partido Comunista Australiano. [24]

f. Ecoterrorismo

Debido a sus influencias izquierdistas, el ambientalismo ha sido relativamente radical desde sus inicios. Hay muchas ramas radicales, entre ellas Ecología Profunda, Ecofeminismo, Ecología Social, Biorregionalismo, entre otros. Algunas de estas ramas son extremadamente radicales. Entre las más conocidas están grupos como Earth First! y el Frente de Liberación de la Tierra. Utilizan acción directa (como el uso de explosivos e incendios provocados) –conocido como Ecoterrorismo– para detener actividades que consideran dañinas para el medio ambiente.

El grupo Earth First! comenzó en 1979 y su lema es “¡No cedemos en la defensa de la Madre Tierra!”. El grupo utiliza acciones directas contra objetivos centrales como la explotación forestal, la construcción de presas y otros proyectos. Una de las tácticas conocidas del grupo se llama “sentada de árbol”: se sientan debajo o trepan árboles para evitar que los talen. Estas operaciones de Earth First! atrajeron a muchos miembros nuevos, entre ellos izquierdistas, anarquistas y otros que buscan rebelarse contra la sociedad predominante.

En 1992, algunos de los miembros más radicales comenzaron una rama llamada Frente de Liberación de la Tierra y adoptaron la provocación de incendios como su táctica. Alrededor de finales del año 2000, nueve mansiones lujosas en Long Island quedaron reducidas a cenizas de la noche a la mañana. La justificación principal era que estas mansiones habían sido construidas en un bosque natural. Luego de provocar el incendio, el Frente de Liberación de la Tierra presentó el lema “¡Si lo construyes, lo quemaremos!”.

En 2005, el FBI anunció que el Frente de Liberación de la Tierra era la amenaza terrorista más grande de Estados Unidos, y que se sospechaba su participación en más de 1200 incidentes criminales que causaron daños materiales por decenas de millones de dólares [25]. Desde entonces sus acciones excedieron por mucho los límites de la protesta política normal y de la diferencia de opiniones. La ideología comunista se aprovechó del odio para convertir a algunos ambientalistas en ecoterroristas, que no son distintos de otros terroristas.

g. Greenpeace: no es una historia pacífica

Greenpeace fue establecido en 1971 y es la organización ambiental más grande del mundo, con oficinas en cuarenta países a ingresos por más de USD 350 millones. Greenpeace es también una de las organizaciones ambientales más radicales.

El cofundador de Greenpeace, Paul Watson, que dejó la organización en 1977, dijo: “El secreto del éxito de [el exdirector] David McTaggart’s es el secreto del éxito de Greenpeace: no importa qué es verdad, solo importa lo que la gente cree que es verdad… Eres lo que la prensa define que eres. [Greenpeace] se convirtió en un mito, y en una máquina generadora de mitos”. [26]

Patrick Moore, otro cofundador de Greenpeace, estaba comprometido con la protección ambiental. Luego renunció a su puesto porque descubrió que la organización “tomó un giro brusco hacia la izquierda política” [27]. Se convirtió en una organización extremista con una agenda política, como tener hostilidad hacia toda la producción industrial y una agenda basada más en política que en ciencia sólida. [28]

La estrategia empleada por organizaciones ambientalistas radicales como Greenpeace es usar cualquier medio necesario para lograr sus objetivos. En este punto, el ambientalismo radical es muy consistente con el comunismo. En 2007, seis miembros de Greenpeace ingresaron a una planta de energía a carbón para causar disturbios. Fueron demandados por causar daños materiales por valor de unas 30.000 libras esterlinas. Ellos admitieron que intentaron hacer cerrar la planta de energía pero alegaron que lo estaban haciendo para evitar daños aún mayores (una crisis ambiental debido a los gases de invernadero). El tribunal finalmente estuvo de acuerdo en que sus acciones fueron inocentes.

Antes de esto, Greenpeace ya tenía muchos antecedentes de victorias en los tribunales, incluyendo por daños a plantas de energía nuclear, compañías automotrices y fábricas de aviones de combate [29]. Con una lógica tal, el límite entre las tácticas legítimas e ilegítimas simplemente desaparece.

El marxismo-leninismo tradicional usa la promesa de una eventual utopía para legitimar el asesinato, el incendio y el robo. De manera similar, bajo la bandera del ambientalismo, los comunistas advierten de crisis ambientales para legitimar las tácticas violentas e ilegales.

En el ejemplo de arriba, los integrantes de Greenpeace lograron persuadir al jurado para que acepte sus motivos criminales como legítimos, demostrando que un gran grupo de personas en la sociedad puede ser engañado para aceptar argumentos falaces y sin fundamento. Todo esto es parte del abandono de los valores universales, y es un signo de la decadencia moral de la sociedad.

2. El mito del consenso sobre el cambio climático

El cambio climático es un tema candente en la sociedad actual. El debate público sobre este asunto es inusualmente activo, con opiniones diferentes de la prensa, el público en general y la política. El argumento más oído es que la emisión de gases de invernadero por parte de los humanos causó el calentamiento global que provocará desastres climáticos peligrosos. Sus impulsores afirman que se llegó a esta conclusión mediante un consenso científico o que la ciencia ya lo definió. Para algunos ambientalistas, la gente que rechaza esta conclusión no solo es considerada anticiencia, sino también antihumanidad.

Los integrantes de Greenpeace mencionados más arriba, que dañaron la planta de energía, fueron absueltos de su crimen porque un famoso experto, impulsor de este “consenso”, testificó a favor de ellos, sosteniendo que la cantidad de gases de invernadero emitidos cada día por la planta de energía llevaría a la extinción de hasta cuatrocientas especies, entre otros argumentos.

¿Acaso la comunidad científica realmente llegó a un consenso? Richard Lindzen, profesor de meteorología jubilado del Instituto de Tecnología de Massachusetts, escribió un artículo expresando su perspectiva de que la ciencia climática no selló la disputa. [30]

Steven Koonin, exmiembro del Departamento de Energía de EE. UU. dependiente de la Secretaría de Ciencia y profesor de la Universidad de Nueva York, escribió en su artículo “La ciencia climática no está decidida”: “Estamos muy lejos del conocimiento necesario para elaborar una buena política climática” [31]. En otro ensayo, Koonin recordó a los lectores: “En su mayor parte, el público no está al tanto de los intensos debates dentro de la ciencia climática. En una reciente reunión nacional de laboratorio, noté que más de cien investigadores activos del gobierno y universidades se desafían los unos a los otros mientras se esfuerzan por separar los impactos humanos de la variabilidad natural del clima. Los asuntos en cuestión no son matices sino aspectos fundamentales de nuestro entendimiento [del clima], como la aparente –e inesperada– ralentización del aumento del nivel del mar a nivel mundial en las dos últimas décadas”. [32]

En general, la temperatura superficial de la Tierra ha estado en aumento desde 1880, y el dióxido de carbono y otros gases de invernadero emitidos en la atmósfera por los humanos tienen un efecto de calentamiento en el mundo. En relación a estas preguntas básicas, los científicos no difieren en opinión. No obstante, las preguntas más importantes, que son preguntas que los científicos debaten acaloradamente, son estas: ¿El calentamiento es causado principalmente por la actividad humana o por factores naturales? ¿Cuán caliente será el mundo para fines del siglo XXI? ¿Tiene la humanidad la capacidad de predecir cómo cambiará el clima en el futuro? ¿Causará desastres el calentamiento?

Sin embargo, desde otra perspectiva, la comunidad científica pareciera haber llegado a algún tipo de consenso o haber definido la ciencia del cambio climático hasta cierto punto, puesto que las voces de aquellos que se oponen al tal llamado consenso rara vez aparecen en la prensa o en las publicaciones académicas.

El físico Michael Griffin, exadministrador de la NASA, dijo en una entrevista con la Radio Pública Nacional en 2007:

No tengo dudas de que existe una tendencia de calentamiento global. No estoy seguro de que sea justo decir que es un problema con el que debamos luchar. Asumir que es un problema es asumir que el estado climático de la Tierra hoy es óptimo, [que es] el mejor clima que podríamos tener o que hayamos tenido y que necesitamos dar pasos para asegurarnos de que no cambie.

En primer lugar, no creo que esté en el poder de los humanos asegurarse de que el clima no cambie –así lo demostraron millones de años de historia– y en segundo lugar, supongo que preguntaría a qué seres humanos –dónde y cuándo– se les concedería el privilegio de decidir que este clima particular que tenemos aquí hoy es el mejor clima para todos los otros seres humanos. Creo que es una postura bastante arrogante como para que la gente asuma. [33]

Pese a que Griffin estaba tratando de expresar que la gente debería ser humilde cuando se trata de ciencia, inmediatamente recibió severas críticas de la prensa y de algunos científicos climáticos, que inclusive dijeron que sus observaciones eran ignorantes. Al día siguiente, bajo inmensa presión, fue obligado a pedir disculpas. [34]

Pocos meses después, en otra entrevista, Griffin comentó: “Personalmente creo que la gente se fue por la borda en la discusión sobre el cambio climático, al punto en que se volvió casi ilegítimo verlo como un asunto técnico. Casi adquirió un estatus religioso, lo que me parece deplorable”. Desde la perspectiva de Griffin sobre el “consenso científico”, vemos que el tal llamado consenso sobre el cambio climático no fue, de hecho, parte del proceso científico. Él sentía que el progreso científico es el resultado del debate: “Desarrollas tus teorías, publicas tu datos, avanzas sobre tu concepto, y otros lo derriban, o intentan hacerlo. El consenso científico evoluciona de esa forma” [35]. El uso de todo tipo de modalidades y medios para suprimir el debate científico viola en sí mismo el espíritu de la ciencia.

Debido a su estelar reputación y prestigio en su especialidad, el profesor Lennart Bengtsson, Miembro de la Real Sociedad Meteorológica Británica y exdirector del Centro Europeo de Pronósticos del Tiempo de Rango Medio (ECMWF), se unió a la Fundación de Políticas del Calentamiento Global (GWPF, un centro de estudios que desafía las teorías del calentamiento global). Como resultado, enfrentó un intenso escrutinio y presión de sus pares en todo el mundo. Dos semanas después, fue obligado a renunciar.

En su carta de renuncia, Bengtsson escribió: “En los últimos días he sido sometido a una presión de grupo tan enorme desde todas partes del mundo que se volvió prácticamente insoportable para mí. Si esto continúa seré incapaz de realizar mi trabajo normal e incluso comenzaré a preocuparme sobre mi salud y seguridad. (…) Colegas están quitándome su apoyo, otros colegas están retirándose de autorías conjuntas, etc. (…) Nunca habría esperado algo similar [a los tiempos del Senador McCarthy] en una comunidad originalmente pacífica como la meteorología. Aparentemente ha sido transformada en años recientes”. [36]

La observación de Bengtsson era correcta: Esta “transformación en años recientes” fue el resultado de la ideología comunista y de las tácticas de lucha que se apropiaron del campo de la meteorología.

En realidad, el supuesto consenso científico sobre el cambio climático transformó en dogma a la teoría sobre el tema. El cambio climático es también un dogma crucial del ambientalismo de hoy –sacrosanto e inviolable. Los científicos, la prensa y los activistas ambientales que aceptan este dogma trabajan juntos para propagar el miedo sobre el desastre inminente. Esta doctrina es una herramienta importante usada por el movimiento ambientalista para asustar al público y hacer que obedezca una agenda política. A través del proceso de establecer y solidificar este dogma, las técnicas de lucha política al estilo comunista se vuelven evidentes, entre ellas el engaño, el acoso, la humillación pública, la difamación y el conflicto abierto.

a. Una breve historia del ‘consenso’ en la ciencia climática

En 1988, se estableció el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Una de sus misiones importantes era evaluar las investigaciones científicas existentes cada cinco años y publicar una declaración con autoridad sobre el cambio climático. Se suponía que establecería un consenso científico sobre asuntos climáticos y ofrecería una base científica para la elaboración de políticas [37]. El informe del IPCC suele adjuntar una lista de miles de autores, coautores y críticos. De ahí que las conclusiones en los informes del IPCC suelen ser descritas como el consenso de miles de los mejores científicos del mundo.

En 1992, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) estableció como objetivo la estabilización de las concentraciones de los gases de invernadero en la atmósfera a un nivel que evite una interferencia antropogénica peligrosa con el sistema climático. Cabe señalar que ya se daba por sentado que el cambio climático era causado por los seres humanos y que era peligroso. Luego, el IPCC asumió la tarea de identificar las influencias humanas en el clima, así como los impactos ambientales y socioeconómicos peligrosos del cambio climático. [38]

Cuando la CMNUCC asume que la gente es culpable del peligroso cambio climático, limita lo que el IPCC debería identificar. Además, si el cambio climático no fuera peligroso o no fuera causado únicamente por la industria, entonces no se requeriría la elaboración de políticas, y el IPCC no tendría razón de existir. Tales conflictos de intereses también restringieron el foco de la investigación del IPCC. [39]

Los informes del IPCC quitaron declaraciones de duda

Justo antes de que el IPCC publicara su Segundo Informe de Evaluación en 1995, el Dr. Frederick Seitz, físico mundialmente reconocido, expresidente de la Academia Nacional de Ciencias y presidente de la Universidad Rockefeller de Nueva York, recibió una copia del informe. Seitz luego descubrió que el contenido del informe fue ampliamente alterado luego de que pasó por la revisión científica y antes de ser impreso. Todas las dudas sobre las actividades humanas con respecto al cambio climático fueron eliminadas.

El artículo de Seitz en The Wall Street Journal afirmaba: “En mis más de 60 años como miembro de la comunidad científica estadounidense, (…) nunca he visto una corrupción más perturbadora en el proceso de revisión por pares que los hechos que llevaron a este informe del IPCC”. [40]

Entre las declaraciones eliminadas están las siguientes: [41]

  • “Ninguno de los estudios citados más arriba mostraron evidencia clara de que podamos atribuir los cambios [climáticos] observados a la causa específica del aumento de los gases de invernadero”.
  • “Ningún estudio hasta la fecha atribuyó ciertamente todo o parte [del cambio climático observado hasta la fecha] a causas antropogénicas [producidas por el hombre]”.
  • “Cualquier afirmación de detección positiva de un cambio climático significativo probablemente continúe siendo controvertida hasta tanto se reduzcan las incertidumbres en la variabilidad natural total del sistema climático”.

Aunque luego el IPCC afirmó que todas las modificaciones fueron aprobadas por los autores, las alteraciones revelan cómo los informes del IPCC han sido influenciados por la política. El informe de evaluación no contiene investigación original alguna, sino que principalmente resume investigaciones existentes. Debido a que las investigaciones existentes contienen tantas perspectivas diferentes, a fin de “llegar a un consenso”, como se propuso, el IPCC simplemente se deshizo de las perspectivas contrarias.

En abril de 2000, el Tercer Informe de Evaluación del IPCC decía en su borrador: “Hubo una influencia humana discernible en el clima global”. La versión publicada en octubre del mismo año dice: “Es probable que las crecientes concentraciones de gases de invernadero antrópicos hayan contribuido significativamente al calentamiento observado en los últimos 50 años”. En la conclusión oficial final, la declaración fue aún más fuerte: “La mayor parte del calentamiento observado en los últimos 50 años probablemente se debe a un aumento de las concentraciones de gases de invernadero”.

Cuando se le preguntó al portavoz del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Tim Higham, sobre la base científica de los cambios discursivos, su respuesta fue honesta: “No había ciencia nueva, pero los científicos querían presentar un mensaje claro y fuerte a los legisladores”. [42]

Dicho de otro modo, la CMNUCC asignó tareas al IPCC, dejando en claro cuál era la respuesta que esperaba. El IPCC luego entregó lo que se le pidió.

El informe del IPCC exageró el “consenso sobre el desastre”

Paul Reiter, profesor del Instituto Pasteur en Francia, es un destacado experto en malaria y otras enfermedades transmitidas por insectos. Él discrepaba con las conclusiones del informe del IPCC, y tuvo que amenazar con presentar una demanda judicial contra el IPCC para que quitaran su nombre de la lista de los mejores dos mil científicos que supuestamente respaldaban el informe. Dijo que el IPCC “hace parecer que todos los mejores científicos están de acuerdo, pero no es verdad”. [43]

En su testimonio ante el Senado de Estados Unidos el 25 de abril de 2006, Reiter dijo: “Un aspecto irritante del debate es que esta ‘ciencia’ espuria es promocionada en el foro público por paneles influyentes de ‘expertos’. Me refiero particularmente al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Cada cinco años, esta organización con sede en la ONU publica un ‘consenso de los mejores científicos del mundo’ en todos los aspectos del cambio climático. Aparte del dudoso proceso por el que estos científicos son seleccionados, tal consenso es una cosa política, no científica”. [44]

Los ambientalistas han estado promoviendo la noción de que las enfermedades transmitidas por insectos, como la malaria, sembrarán el caos si continúa el calentamiento climático, lo cual también es uno de los argumentos centrales del IPCC. Como afirmó Bloomberg el 27 de noviembre de 2007: “El calentamiento global pondrá a millones de personas en riesgo de malaria o fiebre del dengue, según un informe de Naciones Unidas que insta a una urgente revisión de los peligros para la salud que conlleva el cambio climático” [45]. Pero Reiter no acepta esta simple correlación entre el calentamiento climático y la propagación de enfermedades infecciosas.

Él señaló que la malaria no está confinada a zonas tropicales. En los años 1920 hubo un enorme brote de malaria en la ex Unión Soviética, y hubo otro en la ciudad de Arcángel (Arkhangelsk) cerca del Círculo Ártico, donde hubo treinta mil casos de malaria que ocasionaron diez mil muertes [46]. Según un artículo de 2011 en Nature, los científicos descubrieron que, al contrario de la conjetura anterior, la transmisión de malaria por mosquitos se ralentiza con las altas temperaturas [47]. Esto confirma la opinión de Reiter.

Otro científico que abandonó del IPCC también evidencia que se utilizó el supuesto “consenso sobre el desastre” como parte de su cultura operativa. Christopher Landsea, investigador de huracanes de la Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. y uno de los autores principales del cuarto informe de evaluación del IPCC, abandonó el IPCC en enero de 2005. En una carta abierta, afirmó: “Personalmente no puedo continuar contribuyendo de buena fe a un proceso que percibo está motivado por agendas preconcebidas y es científicamente poco sólido”. También instó al IPCC a confirmar que el informe se acataría más a la ciencia que al sensacionalismo. [48]

Landsea está en desacuerdo con el autor central del reporte del IPCC en lo que respecta a la relación entre huracanes y el cambio climático. El autor principal del IPCC (que no es un experto en investigación de huracanes) enfatizó que el calentamiento climático causaría huracanes más intensos, sin una información fáctica sólida para apoyar su afirmación. Landsea indicó que estudios anteriores demostraron que los registros históricos no podrían verificar una correlación tal; teóricamente, incluso si hay una correlación, es insignificante e ínfima.

David Deming, geólogo y geofísico de la Universidad de Oklahoma, obtuvo datos de temperatura histórica de 150 años en Norteamérica estudiando núcleos de hielo, y publicó su artículo de investigación en Science. Los defensores del consenso luego consideraron a Deming como un exponente del consenso. En una audiencia ante el Senado de EE. UU., Deming dijo que un autor central del IPCC le envió un correo electrónico diciendo: “Tenemos que deshacernos del período cálido medieval” [49]. El período cálido medieval hace referencia al calentamiento climático en la región del Atlántico Norte entre los años 950 y 1150 aproximadamente. Borrar este período de la curva histórica del cambio climático fortalecería la afirmación de que el calentamiento actual no tiene precedentes.

Hay muchos incidentes así. En su libro Mentiras rojas calientes, cómo los alarmistas del calentamiento global usan amenazas, fraude y engaño para mantenerte desinformado, Christopher C. Horner, investigador senior del Competitive Enterprise Institute, enumeró a muchos de los autores originales del IPCC que se oponen a las conclusiones y a las operaciones politizadas del IPCC [50]. Ellos plantean preguntas razonables con datos de respaldo y desafiaron al supuesto consenso del IPCC. No obstante, en el ambiente académico y mediático actual, sus voces fueron marginadas.

b. Establecimiento del dogma en la comunidad científica

El establecimiento y la consolidación del supuesto consenso sobre el cambio climático es un paso principal en el uso del ambientalismo para manipular al público, amplificar la sensación de desastre y distorsionar los valores humanos. Si se lleva a su conclusión, la trayectoria natural es el establecimiento de un supergobierno global –esto es, comunismo. Si bien esto principalmente se desarrolló en la comunidad científica, fue apoyado por la prensa, el gobierno y las instituciones académicas.

Sin importar la reputación académica de un científico, una vez que expresa públicamente sus dudas sobre el dogma del consenso, inmediatamente enfrenta una tremenda presión de sus pares y de las instituciones académicas, obligándolo a rendirse. La gente que vivió en una sociedad comunista totalitaria ha tenido experiencias similares, la única diferencia es que ellos cuestionaron el dogma del partido comunista.

David Bellamy es un reconocido activista ambiental británico y era presidente de The Royal Society of Wildlife Trusts. Pero cuando afirmó públicamente que no creía en el dogma del consenso sobre la teoría del calentamiento global, la agencia publicó una declaración expresando su descontento [51]. Luego cesó en sus funciones como presidente y los ambientalistas que anteriormente lo respetaban comenzaron a sospechar que había perdido la razón o que recibía dinero de las grandes petroleras. [52]

Henk Tennekes, exdirector de la Real Sociedad Meteorológica Holandesa, fue despedido porque no apoyaba el dogma del consenso sobre el cambio climático. De forma similar, el funcionario de la Organización Meteorológica Mundial, Askel Winn-Nielsen, fue difamado por funcionarios del IPCC que lo llamaron “herramienta de la industria”. Luego de que los investigadores italianos Alfonso Sutera y Antonio Speranza cuestionaran la teoría del calentamiento climático antrópico, no pudieron obtener más financiamiento para su investigación. [53]

En su libro Clima de extremos: La ciencia del calentamiento global que no quieren que sepas, Patrick J. Michaels, expresidente de la Asociación Americana de Climatólogos Estatales y climatólogo de la Universidad de Virginia, enumeró numerosos casos de ambientalistas que suprimieron a científicos disidentes con el fin de llegar a su supuesto consenso. Dado que él insistía en que el clima no causaría un desastre, esta postura optimista era inconsistente con el dogma del consenso, por lo que un día el gobernador le dijo que no podía hablar más sobre el calentamiento global como climatólogo estatal. Finalmente decidió renunciar.

Otro climatólogo estatal, George Taylor de la Universidad Estatal de Oregon, enfrentó el mismo problema, y Taylor eventualmente fue obligado a renunciar. El Dr. David Legates, exdirector del Centro para Estudios Climáticos de la Universidad de Delaware, es un climatólogo estatal en Delaware. El gobernador también le dijo que no podía hablar como climatólogo estatal sobre el asunto del calentamiento global. El climatólogo adjunto del Estado de Washington, Mark Albright, fue despedido porque envió correos electrónicos a un periodista y a ciudadanos que consultaron sobre el registro total de caída de nieve en las Montañas Cascade, en vez de seleccionar registros parciales (que parecen mostrar calentamiento), a pesar de que su jefe se lo había advertido. [54]

El foco del debate aquí está en el campo de conocimiento de los climatólogos: asuntos de la ciencia del clima en vez de asuntos de política de los estados. En países comunistas, es común que haya una interferencia política explícita en la ciencia. En países occidentales, las políticas ambientalistas están siendo usadas para interferir con la libertad académica.

Es raro ver investigaciones que duden sobre dogma del consenso en publicaciones académicas, un fenómeno que comenzó en los años 1990. Michaels dijo en el documental La conspiración del invernadero del Canal 4 (Reino Unido) que si el punto de vista de una persona es políticamente inaceptable, entonces habrá problemas. Su artículo fue rechazado por más de una publicación académica. Cuando preguntó al editor de una de las publicaciones el por qué, la respuesta fue que su artículo debía pasar por un estándar de evaluación más alto que otros.

Según el informe del IPCC de 1990, en ese tiempo se entendía que el alcance del calentamiento global era equivalente a cambios naturales en el clima. Por lo tanto, aunque el punto de vista de Michaels era diferente del de muchos otros, no podía ser considerado particularmente herético. No obstante, el objetivo de establecer un consenso falso ya estaba establecido, y todos tenían que apoyarlo.

La parcialidad del financiamiento gubernamental contribuyó enormemente a la formación y consolidación del supuesto consenso. La hipótesis de que los humanos causaron el calentamiento global y trajeron desastres colocó a la investigación sobre el cambio climático en posición de asesorar sobre la elaboración de políticas. Es por ello que las investigaciones que apoyan esta hipótesis naturalmente reciben una gran cantidad de financiamiento y publican un gran número de artículos. Por otro lado, el consenso impuesto impide a los científicos explorar e investigar en otras direcciones posibles.

El Dr. William Gray, reconocido profesor, fue pionero de la investigación estadounidense sobre huracanes. Debido a que criticó el dogma del consenso en la teoría climática, repentinamente descubrió que sus solicitudes de financiamiento para investigación eran reiteradamente rechazadas. La razón era que la investigación que proponía no era el foco que se quería promover. [55]

En marzo de 2008, muchos científicos que dudaban del dogma del consenso sobre asuntos climáticos celebraron un evento académico privado en Nueva York. Estos científicos dijeron que encontraron varios obstáculos cuando intentaron publicar los resultados de sus investigaciones en publicaciones académicas. El meteorólogo Joseph D’Aleo, expresidente del Comité de la Sociedad Meteorológica Americana para el Análisis y Pronóstico del Tiempo, dijo que algunos de sus colegas no se atrevieron a asistir a la reunión por miedo a ser despedidos. Él creía que “muy probablemente” había “una mayoría silenciosa” de científicos en climatología, meteorología y ciencias relacionadas que no apoyaban la postura del “consenso”. [56]

La profesora Judith Curry, exdecana de la Escuela de Ciencias Atmosféricas y de la Tierra del Instituto de Tecnología de Georgia, declaró en un testimonio ante el Senado en 2015 que un científico empleado por la NASA le dijo: “Estuve en una pequeña reunión de científicos afiliados a la NASA y nuestro máximo director me dijo que su jefe de la NASA le comunicó que no deberíamos tratar de publicar artículos contrarios a las actuales afirmaciones sobre el calentamiento global, porque entonces él (el jefe de la NASA) tendría el dolor de cabeza de contrarrestar la publicidad ‘indeseable’”. [57]

Curry dijo además en su testimonio: Un científico climático que hace una declaración sobre tener incertidumbre o un grado de duda sobre el debate del clima es catalogado como negador o ‘mercader de la duda’, y se asume que sus motivos son ideológicos o motivados por el financiamiento de la industria de los combustibles fósiles. Mi propia experiencia al plantear públicamente mis preocupaciones sobre cómo el IPCC cataloga a la incertidumbre dio como resultado que yo sea catalogada como una ‘herética del clima’ que se puso en contra de sus colegas. (…) Hay una enorme presión sobre los científicos climáticos para que se ajusten al tal llamado consenso. Esta presión no solo proviene de políticos, sino de agencias de financiamiento federal, universidades y sociedades profesionales, y de los científicos mismos que son activistas y promotores verdes. Reforzando este consenso están los fuertes intereses monetarios, de prestigio y de autoridad. [58]

La Dra. Curry es miembro de la Sociedad Americana de Meteorología y del Comité de Investigación del Clima del Consejo Nacional de Investigación. A pesar de su éxito académico, ella decidió retirarse joven porque no estaba dispuesta a continuar viviendo bajo tanta presión. Por haber desafiado el “consenso” del IPCC en años recientes, fue estigmatizada como “anticiencia”, “negadora”, etc, tanto por la prensa como por otros científicos y un senador. Un miembro del Congreso incluso envió una carta al Decano del Instituto de Tecnología de Georgia para cuestionar los motivos de Curry [59]. Ella dijo que otra razón de su retiro temprano fue que sentía que no podía decirle a sus estudiantes e investigadores posdoctorales cómo “navegar en la LOCURA del campo de la ciencia del clima”. [60]

Roger Pielke Jr., profesor de la Universidad de Colorado, trabajó con Curry en cuestiones del cambio climático. Originalmente estaba en el Instituto Cooperativo para la Investigación de Ciencias Ambientales (CIRES). Aunque estaba de acuerdo con la mayor parte de las conclusiones del “consenso” del IPCC, fue sometido a presiones similares porque señaló que los datos no respaldaban la idea de que eventos climáticos extremos como huracanes, tornados y sequías son influenciados por el cambio climático. Eventualmente se cambió al Centro de Gobernancia del Deporte de la Universidad de Colorado. [61]

El Dr. Pielke señaló que la experiencia de Curry demuestra que “tener un puesto permanente no es garantía de libertad académica” [62]. No es de extrañar que Joanne Simpson, académica de la Academia Americana de Ingeniería y destacada excientífica atmosférica de la NASA, declaró su escepticismo sobre el “consenso” después de retirarse: “Dado que ya no estoy afiliada con ninguna organización ni recibo ningún financiamiento, puedo hablar con bastante franqueza”. Dijo: “Como científica, permanezco escéptica”. [63]

[PARTE 2]

2. El mito del ‘consenso’ sobre el cambio climático (continuación)

c. Los científicos discrepan sobre el ‘consenso’

Como mencionamos antes, los científicos tienen distintos puntos de vista sobre si la actividad humana es el factor central que afecta al cambio climático y sobre cómo el cambio climático se desarrollará en el futuro. Hay muchas razones para esta amplia gama de opiniones. En primer lugar, el cambio climático es un tema muy amplio y complejo, involucra muchos ámbitos, como la astronomía, la meteorología, la ecología, la fotoquímica, la espectroscopía, la oceanografía, y más. El clima involucra muchos subsistemas que interactúan entre sí, como la atmósfera, la hidrósfera, la biósfera y la litósfera de la Tierra. Hay muchos procesos físicos, químicos y biológicos que aún estamos lejos de comprender bien.

Si observamos la historia geológica, la Tierra nunca dejó de pasar por un cambio climático, incluyendo frecuentes episodios de calentamiento global. Hace más de 3000 años, durante la Dinastía Shang de China, la Planicie Central (parte de la Planicie del Norte de China) solía ser un paisaje subtropical. La gente cazaba elefantes, lo que se encuentra registrado numerosas veces en la escritura del oráculo de hueso de esa época. Se estima que la temperatura anual promedio era de unos 2 grados centígrados más alta que ahora. Durante la Dinastía Tang (626-907) hubo otro período de calentamiento. Crecían cítricos en el palacio imperial de Chang’an, actual noroeste de China [1]. En Occidente, los europeos emprendieron la construcción de exquisitas catedrales durante un período de calentamiento medieval que duró desde año 950 hasta el 1250 aproximadamente. [2]

Según los registros geológicos, el hemisferio norte experimentó un rápido calentamiento hace alrededor de 11.270 años, cuando la temperatura promedio creció súbitamente unos 4°C en pocos años. Otro famoso calentamiento ocurrió cerca del final del período Dryas Reciente, hace unos 11.550 años, cuando la temperatura se elevó unos 10°C por décadas [3]. Las causas de estos cambios climáticos continúan siendo tema de debate entre los científicos.

Por supuesto, si no somos capaces de explicar las razones del cambio climático en el pasado, entonces también resulta complicado explicar las causas del cambio climático en tiempos modernos. Es posible que las causas históricas de los cambios climáticos del pasado todavía estén teniendo un efecto. Muchos científicos creen que deberíamos tratar el asunto con humildad y estar dispuestos a admitir los límites de nuestro conocimiento.

El Dr. Freeman Dyson, destacado científico, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y miembro de la Real Sociedad, cree que la ciencia moderna no comprende el cambio climático:

La más cuestionable de estas creencias es la noción de que la ciencia del cambio climático está establecida y entendida. Los cambios climáticos más grandes fueron las eras de hielo, que cubrieron la mitad de Norteamérica y Europa con sábanas de hielo de kilómetros de grosor. Las eras de hielo ocurrieron reiteradamente en el pasado, y ya es tiempo de que comience otra. Una nueva era de hielo sería un desastre mucho más grande que cualquiera que podamos temer del calentamiento climático. Hay muchas teorías sobre las eras de hielo, pero no hay un entendimiento real. Mientras no comprendamos las eras de hielo, no comprenderemos el cambio climático. [4]

Debido a la complejidad de los asuntos climáticos, es imposible realizar experimentos y verificar teorías bajo las condiciones controladas en los laboratorios. Los científicos que hacen investigación en climatología hoy en día dependen de modelos climáticos digitales.

La evidencia clave utilizada en el reporte del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) para concluir que los humanos son la causa central del calentamiento global proviene de simulaciones de cambio climático. La especulación sobre cuánto aumentará la temperatura al final del siglo XXI también es el resultado de tales simulaciones. Las consecuencias catastróficas que se pronostican como resultado del cambio climático también están basadas en especulación, usando modelos computarizados.

Pero estos modelos tienen sus propias limitaciones, y muchos científicos tienen reservas sobre su fiabilidad. La profesora Judith Curry cree que los factores naturales que no se tienen en cuenta en los modelos de cambio climático juegan un gran rol [5]. En un artículo publicado en el Boletín de la Sociedad Americana de Meteorología, ella escribió que el IPCC ignoró en su mayor parte la incertidumbre de los cálculos de los modelos. [6]

Ya sea debido a la falta de entendimiento de procesos claves del cambio climático o por la ausencia de capacidad de cálculo, algunos de los datos no pueden ser representados de manera realista en los modelos climáticos. Los investigadores adoptan la parametrización, que simplifica el modelo utilizando datos incompletos para procesos como la formación de nubes (incluida su interacción con el vapor del agua), procesos de precipitación, interacciones entre las nubes y la radiación solar, los procesos químicos y físicos de los aerosoles (las partículas pequeñas líquidas o sólidas en la atmósfera), entre otros [7]. Todo esto introduce una incertidumbre significativa al modelo.

El vapor del agua es el gas de invernadero más abundante e importante en la atmósfera, pero debido a que varía enormemente por período y ubicación, la incertidumbre correspondiente también es grande [8]. A diferentes altitudes, el efecto invernadero del vapor del agua varía, y el margen de error de la distribución vertical del vapor del agua en las mediciones satelitales puede alcanzar de un 15 a un 40 por ciento. [9]

Las nubes de altitudes más bajas tienen un fuerte efecto refrescante causado por el reflejo de la luz solar, y las nubes cirrus semitransparentes a altitudes más altas tienen un efecto de calentamiento. Algunos aerosoles, como los aerosoles volcánicos, bloquean la luz solar e inducen al enfriamiento, mientras que otros, como las partículas de hollín, absorben la radiación y generan calentamiento. Mientras tanto, los aerosoles probablemente siembren nubes, ocasionando una refrigeración indirecta. La distribución espacial y geográfica de aerosoles y nubes, así como sus propiedades ópticas, también varían enormemente a lo largo del planeta. Otros factores también provocan cambios en el albedo (la reflectividad solar de la Tierra), tales como el crecimiento y la muerte de vegetación terrestre.

Ya sea debido a la falta de información de datos observacionales o a un entendimiento insuficiente de los científicos, estos importantes procesos llevan a un gran grado de libertad (esto es, arbitrariedad) en la parametrización de modelos climáticos, lo que incrementa mucho su incertidumbre. Estas incertidumbres alimentan buena parte del escepticismo que rodea la validez de los modelos. Por ejemplo, los gases de invernadero como el dióxido de carbono dan a la Tierra una radiación directa de alrededor de 2,5 watts por metro cuadrado [10], mientras que la Tierra recibe alrededor de 1366 watts [11] de energía solar radiante por metro cuadrado. Los dos milésimos de cambios en el albedo causados por la incertidumbre al calcular la actividad de nubes o de aerosol es suficiente para superar el supuesto rol de los gases de invernadero.

El científico de la Universidad de Harvard Willie Soon, entre otros, cree que los modelos climáticos no son adecuados para especular sobre futuros cambios climáticos [12]. El físico de Princeton Freeman Dyson dijo que la parametrización en el modelo es un “factor chapuza” porque estos parámetros pueden ser ajustados artificialmente. Él cree que podemos aprender del modelo, pero que no podemos usarlo para predecir: “Así que tienes una fórmula. (…) Pero si estás usándola para un clima diferente, cuando tengas el doble de dióxido de carbono, no hay garantías de que sea correcto. No hay forma de probarlo” [13]. El Dr. Dyson también criticó al IPCC por ignorar ampliamente el rol del sol en un sistema climático. Él cree que el sol, no el hombre, es el determinante principal del cambio climático.

A partir de 2002, el científico israelí Nir J. Shaviv escribió una serie de artículos académicos argumentando que en base a la correlación entre la extensión de la cobertura de nubes observada por satélites y la cantidad de radiación cósmica, las eras de hielo de la Tierra estuvieron relacionadas con rayos cósmicos. Concluyó que estos últimos llevaron al cambio climático. Al mismo tiempo, dijo que los cambios en la radiación solar jugaron el mismo rol (si no uno mayor) que las actividades humanas en el aumento de las temperaturas globales promedio en el siglo XX. Él cree que los gases de invernadero creados por el hombre juegan un rol menor en el calentamiento global que lo que generalmente se cree. [14]

Hay algunos cambios internos en el clima mismo que aún tienen que ser comprendidos completamente y por lo tanto desafían la correcta representación en el modelo digital del clima. Los modelos de clima existentes no pueden describir correctamente el fenómeno El Niño, menos aún predecirlo [15]. Desde las temperaturas más altas en el Holoceno de 7000 y 9000 años atrás, la temperatura global bajó entre 0,5°C y 1°C, pero los cálculos del modelo muestran que aumentó de 0,5°C a 1°C en los últimos 11.000 años. El hecho de que el contenido del dióxido de carbono haya aumentado en los últimos 6000 a 7000 años muestra que el modelo solo es sensible a los efectos de calentamiento de los gases de invernadero [16]. En general, entre los varios factores que afectan el cambio en el sistema climático, los modelos solo pueden reflejar los efectos de calentamiento causados por gases de invernadero, mientras que el enfriamiento causado por otros factores no está reflejado con precisión.

Además, el aumento observado en la temperatura entre 1998 y 2013 fue casi nulo. Hans von Storch, científico climático alemán y profesor de la Universidad de Hamburgo, dijo en 2013: “Estamos ante un desconcierto. Las recientes emisiones de dióxido de carbono aumentaron aún más agudamente de lo que temíamos. Como resultado, según la mayoría de los modelos climáticos, deberíamos haber visto un aumento de temperaturas de alrededor de 0,25 grados Celsius en los últimos 10 años. Eso no ocurrió. En efecto, el aumento en los últimos 15 años fue de solo 0,06 grados Celsius –un valor muy cerca de cero”. Storch cree que esto significa que el modelo probablemente sobreestimó el rol del dióxido de carbono o subestimó el impacto de cambios naturales en el clima. [17]

También hay diferencias entre los científicos sobre cómo considerar los procesos internos del sistema climático. El Dr. Richard Lindzen, miembro de la Academia Americana de Ciencias referido en la Parte I de este capítulo, cree que hay un mecanismo de autorregulación en el sistema climático que disminuye enormemente el efecto de calentamiento de los gases de invernadero. En su ensayo de 2001 escribió que según observaciones, las nubes cirrus tropicales de alta altitud (que permiten que pase la luz del sol, pero bloquean los rayos infrarrojos emitidos desde la superficie y tienen un efecto invernadero) tienen una correlación negativa con la temperatura de la superficie del mar, de manera que cuando la temperatura aumenta, la cobertura de las nubes disminuye. Esto permite que la superficie de la Tierra disipe el calor hacia el espacio exterior sin que la radiación infrarroja sea un obstáculo. Este mecanismo autorregulado se compara con la pupila del ojo humano (que se ajusta según la exposición a la luz) y compensa enormemente el efecto invernadero [18]. La teoría de Lindzen es aún tema de debate.

El excientífico de la NASA Roy Spencer, de la Universidad de Alabama, resumió las observaciones de los satélites y presentó diferentes percepciones sobre el rol de la cobertura de las nubes. Señaló que el modelo climático existente considera a la formación y disipación de nubes observada como una función de los cambios de temperatura, pero que la situación real es exactamente opuesta. Es el cambio en el volumen de las nubes lo que causa los cambios en la temperatura, lo cual lleva a la conclusión de que el efecto de calentamiento de los gases de invernadero es mucho menor que lo predicho por el modelo climático existente. [19]

Los científicos tienen diferentes opiniones sobre la confiabilidad de los datos meteorológicos observados y sobre cómo estos son interpretados. El Dr. John Christy, director del Centro de Investigación de Sistemas de la Ciencia de la Tierra de la Universidad de Alabama, es uno de los autores centrales del IPCC. Él analizó la perturbación de las reservas de gases urbanas superficiales (capas atmosféricas divisorias) cerca del observatorio meteorológico por parte de la expansión urbana y el desarrollo de la superficie (como las actividades agrícolas). Se cree que el aumento de la actividad humana incrementó la temperatura superficial registrada.

En los últimos cien años de registros que muestran el aumento de la temperatura de la superficie, la temperatura más baja en la noche aumenta más rápido que la temperatura más alta en el día. Christy cree que la expansión de la actividad humana en el suelo, y no el aumento de gases de invernadero, puede explicar este fenómeno. [20]

También hay controversia entre los científicos sobre los efectos de un calentamiento climático. Por ejemplo, David Russell Legates, director del Centro de Estudios Climáticos de la Universidad de Delaware, declaró ante el Senado de EE. UU. en 2014: “Mi conclusión general es que las sequías en Estados Unidos son más frecuentes y más intensas durante los períodos más fríos. Así, el registro histórico no garantiza la afirmación de que probablemente el calentamiento global impacte de forma negativa en las actividades agrícolas”. [21]

El Dr. William Happer, exvicerrector de la Universidad de Princeton, declaró ante el Senado de EE. UU. que el nivel actual de dióxido de carbono está en su nivel más bajo histórico y que niveles más altos de dióxido de carbono beneficiarán a las plantas y a las cosechas agrícolas –una realidad ignorada por el IPCC. El Dr. Happer fue fundador del modelo climático cuando era jefe de la Oficina de Investigación de Energía del Departamento de Energía en los años 1990. Él cree que el aumento de la temperatura pronosticado por los modelos climáticos existentes es mucho mayor que el observado porque el modelo sobreestima la volatilidad del sistema climático. [22]

d. Por qué los científicos ambientalistas promueven argumentos catastróficos

Un científico principal del IPCC una vez dijo: “Si queremos una buena política ambientalista en el futuro, tiene que haber un desastre. Es como la seguridad en el transporte público. La única forma de que los humanos actúen es que haya un accidente” [23]. Aunque luego explicó que no estaba abogando por inventar datos, su mensaje fue claro: el desastre es el factor central de acción y de elaboración de políticas.

Vincular el calentamiento global con instancias de clima extremo se convirtió en un método popular para exagerar la severidad de los problemas climáticos. Las hipótesis científicas que concuerdan con la tendencia popular también han estado apareciendo continuamente. A principios de 2014, Norteamérica experimentó un invierno extremadamente frío.

Una teoría sobre las causas del duro invierno es que el calentamiento global resultó en el derretimiento del Polo Norte, lo que luego alteró la ruta de la corriente de chorro. Como resultado, la masa de aire extremadamente fría del Polo Norte se habría dirigido hacia el sur, lo que creó un clima frío más frecuente hacia el sur. Una hipótesis tan contraria a la lógica contó con el apoyo de la prensa y los ambientalistas: incluso el frío extremo es causado por el calentamiento global, afirmaron. De hecho, los registros meteorológicos de largo plazo muestran que la ocurrencia de clima extremadamente frío en Norteamérica ha estado disminuyendo y no al revés.

En 2014, cinco prominentes meteorólogos publicaron una carta conjunta en la revista Science para ilustrar este hecho. Afirmaron que a principios de los años 1960, a fines de los 1970 (especialmente en 1977), y en 1983, cuando la capa de hielo en el Polo Norte era mucho más gruesa y amplia que ahora, hubo un clima frío mucho más severo que en 2014. Dentro de los últimos cincuenta a cien años, lo que es seguro es que la ocurrencia de climas extremadamente fríos ha disminuido. [24]

John Wallace, profesor de ciencia atmosférica, dijo: “Establecer un vínculo entre sucesos de clima extremo y el cambio climático no es tan fácil como parece. El poder de la inferencia estadística está limitado por el tamaño de la muestra. (…) Incluso cuando el nexo es estadísticamente significativo, como en el caso de las olas de calor, cuanto más extremo el suceso, menor la contribución relativa del calentamiento global a la anomalía observada. (…) Las limitaciones impuestas por el tamaño de la muestra no serían un asunto tan serio si se entendieran bien los mecanismos que vinculan los sucesos de clima extremo al cambio climático, pero desafortunadamente, no es así”. [25]

En noviembre de 2017, Steve Koonin, exsubsecretario de ciencia del Departamento de Energía de EE. UU., publicó un artículo de opinión en The Wall Street Journal titulado “Un nuevo informe engañoso sobre el clima”. Allí criticó al Informe Especial de Ciencia Climática del gobierno de EE. UU. por reforzar la mentalidad del desastre con la falsa representación del aumento del nivel del mar. [26]

El Informe Especial de Ciencia Climática afirmaba que desde 1993, el nivel del mar ha estado aumentando al doble de ritmo del registrado en el resto del siglo XX. Pero el informe ignora el hecho de que la reciente velocidad de aumento es comparable con la de principios del siglo XX, cuando la actividad humana tenía poco impacto en el medio ambiente. Esto es engañoso por omisión. El resumen ejecutivo del informe decía que desde mediados de los años 1960, las olas de calor en Estados Unidos se volvieron más frecuentes. No obstante, datos enterrados en el informe mostraron que la frecuencia de las olas de calor actuales no era mayor que la de los años 1900.

Tácticas atemorizantes similares también aparecieron en el Informe de Evaluación Climática de 2014 del gobierno de EE. UU., que enfatizó el aumento de la intensidad de los huracanes a partir de 1980, pero ignoró los registros para períodos más largos. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) afirmó recientemente que no pudo encontrar evidencia del impacto de la actividad humana en la severidad de los huracanes. [27]

En efecto, las olas de calor ocurrieron con más frecuencia en los años 30, no en el siglo XXI. El índice de olas de calor de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. muestra que en los años 30 hubo cuatro años con un índice de ola de calor anual de 0,45, mientras que el año más caluroso del siglo XXI hasta ahora tiene un índice de alrededor de 0,3 [28]. Las emisiones de gases de invernadero en los años 30 fueron solo del 10 por ciento en relación a lo que son en el siglo XXI. [29]

El profesor Mike Hulme, director del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático del Reino Unido, dijo: “A lo largo de los últimos años se construyó un nuevo fenómeno ambiental en este país: el fenómeno del cambio climático ‘catastrófico’. Parece que el mero ‘cambio climático’ no iba a ser lo suficientemente malo, así que ahora debe ser ‘catastrófico’ para ser digno de atención. (…) ¿Por qué no son solo los activistas, sino también los políticos y los científicos, quienes están abiertamente confundiendo el lenguaje del miedo, el terror y el desastre con la realidad física observable del cambio climático, ignorando activamente la cuidadosa evasiva que rodea las predicciones de la ciencia?”. [30]

El difunto Stephen H. Schneider era un defensor de la teoría climática del “consenso” y fue el autor líder que coordinó el Tercer Informe de Evaluación del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Al responder a las preocupaciones de Hulme, admitió: “Necesitamos tener un apoyo generalizado para captar la imaginación del público. Eso, por supuesto, involucra recibir una gran cantidad de cobertura en la prensa. Así que tenemos que ofrecer supuestos aterradores, hacer declaraciones simplificadas y dramáticas, y hablar poco sobre cualquier duda que podamos tener”. Él creía que los científicos debían elegir entre “ser efectivos y ser honestos”, aunque agregó que deseaba que fueran las dos cosas. [31]

La crisis climática recibió mucho despliegue publicitario. Detrás hay fuerzas siniestras que intentan no solo cimentar el camino para un gobierno global, sino destruir la ética de investigación en la comunidad científica. La climatología es una disciplina joven, con solo unas pocas décadas de historia. Sin embargo, las hipótesis en torno al calentamiento global fueron tomadas como hechos de manera prematura. La prensa también ha estado manteniendo al calentamiento global en los titulares para encubrir las imprecisiones de la ciencia subyacente. Los gobiernos asignan fondos para investigar las hipótesis del calentamiento global mientras dejan de lado otros descubrimientos. En el proceso de establecer, reafirmar y fortalecer el “consenso”, la naturaleza comunista de lucha y odio queda expuesta.

Mientras los científicos están construyendo un “consenso”, la prensa y los políticos catalogan al “consenso” sobre el cambio climático catastrófico como una doctrina “científicamente comprobada” y la difunden por todo el mundo como si fuese irrefutable. El pensamiento sobre este asunto se ha visto enormemente unificado y ha plantado nociones retorcidas sobre el bien y el mal en las mentes de las personas.

Como dijimos anteriormente, la desestimación de los crímenes de ecoterrorismo cometidos por Greenpeace en Gran Bretaña se basó exactamente en el supuesto consenso de que los gases de invernadero están causando una catástrofe climática. La multitud de regulaciones y políticas basadas en esta doctrina tienen el fin de sembrar el caos en el mundo. Destruir el mundo antiguo por cualquier medio es una estrategia básica del comunismo. Estas medidas son todas para pavimentar el camino hacia una solución falsa –un gobierno global– para una crisis inventada, con el propósito aparente de salvar a la Tierra y a la humanidad.

3. Ambientalismo: otra forma de comunismo

En las últimas décadas, con las fuerzas comunistas en retroceso y los problemas políticos y económicos de los regímenes comunistas expuestos, el comunismo se aferró al ambientalismo para continuar con sus planes.

a. Infiltración política: construyendo un gobierno mundial

Un método importante que el comunismo utiliza para establecer el control es usar al gobierno para privar a la gente de su propiedad y libertad, y expandir el poder estatal infinitamente. Es muy difícil poner tal método en práctica en el mundo occidental democrático. No obstante, el ambientalismo ofrece al comunismo un arma mágica. La gente es privada de sus derechos en nombre de la “protección ambiental”.

Primero, las ideologías ambientalistas son usadas para la redistribución de la riqueza. Tradicionalmente, los Estados comunistas reasignan la riqueza mediante una revolución. Sin embargo, a lo largo de los años, este enfoque se hizo cada vez más difícil. Por lo tanto, los ambientalistas adoptaron estrategias indirectas, obligando a la gente a renunciar silenciosamente a su libertad y propiedad en nombre de evitar la tragedia ambiental. El grupo Friends of the Earth (Amigos de la Tierra) afirma: “Una respuesta al cambio climático debe tener en su corazón la redistribución de la riqueza y de los recursos” [32]. Mayer Hillman, una prominente pensadora verde, dijo que “el racionamiento es la única forma de evitar el cambio climático desenfrenado” y que “[el racionamiento de carbón] tiene que ser impuesto a la gente, les guste o no”, porque “la democracia es un objetivo menos importante que proteger al planeta de la muerte de la vida, el fin de la vida en él”. [33]

En la “batalla” contra el cambio climático, Gran Bretaña fue la primera en presentar el concepto de cupones individuales de ración de carbón. Un científico británico consideró esto como “la introducción de una segunda moneda en la que todos tendrán la misma porción –la redistribución de la riqueza teniendo que comprar créditos de carbón a alguien menos adinerado”. [34]

Quienes vivieron en la Unión Soviética o en la China comunista pueden ver fácilmente a este tipo de racionamiento de carbón como otro método para construir un sistema totalitario. En China, los cupones de comida se solían usar para comprar productos básicos como aceite de cocina, granos y tela. Con el racionamiento de alimentos, por un lado, la riqueza era redistribuida; por otro lado, el gobierno central tenía control supremo sobre la riqueza y la libertad.

Segundo, las ideologías ambientalistas también son usadas para restringir la libertad individual. En países de Occidente, que se enorgullecen de tener una tradición de libertades personales, es extremadamente difícil que la gente automáticamente renuncie a sus derechos y acepte numerosas limitaciones en su vida privada. Para forzar a la gente a renunciar a su libertad y derechos, la catástrofe ambiental imaginaria se convirtió en una forma conveniente. “Calentamiento global” y “últimos días en la Tierra” se convirtieron en los mejores lemas para los ambientalistas. La Carbon Sense Coalition ofreció la siguiente compilación de propuestas para obligar a la gente a modificar su comportamiento en nombre de resolver el calentamiento global:

  • Prohibir las bombillas incandescentes.
  • Prohibir el agua embotellada.
  • Prohibir que los autos privados circulen en ciertas áreas.
  • Prohibir los televisores plasma
  • Prohibir la construcción de aeropuertos nuevos
  • Prohibir la construcción de extensiones a los aeropuertos existentes.
  • Prohibir el modo reposo en electrodomésticos.
  • Prohibir la energía generada por carbón.
  • Prohibir los sistemas eléctricos de agua caliente.
  • Prohibir vacacionar en auto
  • Prohibir los fines de semana de tres días
  • Cobrar impuestos por bebés.
  • Cobrar impuestos por automóviles grandes.
  • Cobrar impuestos sobre áreas de estacionamiento en los supermercados.
  • Cobrar impuestos sobre la basura.
  • Cobrar impuestos por tener una segunda vivienda.
  • Cobrar impuestos por tener dos autos.
  • Cobrar impuestos por volar en avión para vacacionar.
  • Cobrar impuestos sobre la electricidad para subsidiar la [energía] solar.
  • Cobrar impuestos sobre los salones de exhibición de grandes automóviles
  • Cobrar impuestos ecológicos a los autos que entren a las ciudades
  • Requerir permisos para conducir un auto más allá de los límites de tu ciudad.
  • Limitar las opciones de electrodomésticos
  • Emitir créditos de carbón para cada persona.
  • Dictar los estándares de eficiencia de combustible
  • Investigar cómo reducir la producción de metano de los alces de Noruega.
  • Quitar las líneas blancas de los caminos para hacer que los motoristas conduzcan con más cuidado. [35]

Tercero, el ambientalismo puede ser y es usado para expandir el tamaño y la autoridad de un gobierno grande. Varios países occidentales no solo tienen grandes agencias de protección ambiental, sino que también usan al medio ambiente como una excusa para establecer nuevas agencias gubernamentales y expandir la autoridad de las agencias existentes. Todas las agencias tienen una tendencia burocrática hacia la autopreservación y la expansión, y las agencias ambientales no son la excepción. Abusan el poder en sus manos para difundir el relato de la catástrofe ambiental al público en general a fin de obtener más financiamiento y asegurar sus puestos dentro de la estructura gubernamental. Finalmente, los contribuyentes son los que pagan la cuenta.

La ciudad de San Francisco estableció un puesto de Jefe de Clima de la Ciudad con un salario anual de USD 160.000. El vecindario más pobre en Londres (Tower Hamlets) tiene cincuenta y ocho cargos oficiales relacionados con el cambio climático [36]. La lógica es la misma que las de universidades y empresas que tienen funcionarios de “diversidad”.

El ambientalismo puede ser usado para sugerir que la democracia quedó obsoleta y así presionar por el establecimiento de un gobierno totalitario multinacional o incluso global. Los ambientalistas afirman que la democracia no puede manejar la crisis ambiental que se avecina. En cambio, sostienen que para sobrepasar los desafíos por delante, debemos adoptar formas totalitarias o autoritarias de gobierno, o al menos algunos de sus aspectos. [37]

La autora Janet Biehl resumió con precisión este tipo de mentalidad diciendo que “es necesaria una ‘ecodictadura’” [38] cuyo fundamento obvio es que ninguna sociedad libre se sometería voluntariamente a lo que requiere la agenda verde.

Paul Ehrlich, uno de los fundadores del ambientalismo, escribió en el libro Cómo ser un sobreviviente: un plan para salvar la astronave Tierra:

“1. Debe incorporarse el control poblacional tanto en países sobredesarrollados como subdesarrollados;

2. Los países sobredesarrollados deben ser menos desarrollados;

3. Los países subdesarrollados deben ser semidesarrollados;

4. Deben establecerse procedimientos para monitorear y regular el sistema mundial en un esfuerzo continuo por mantener un balance óptimo entre población, recursos y medio ambiente”. [39]

En la práctica, excepto por un gobierno totalitario global, ningún gobierno u organización podría acumular tanta autoridad. En efecto, esto equivale a usar el ambientalismo para fomentar un gobierno totalitario global.

En última instancia, el programa ambientalista sugiere que el sistema comunista es superior y glorifica el totalitarismo comunista. Dado que el crecimiento poblacional lleva a un mayor consumo de recursos, más emisiones de carbón y más desperdicio de productos, los ambientalistas promueven el control poblacional o incluso la reducción de la población. Esto llevó a que muchos ambientalistas occidentales promuevan el control poblacional del Partido Comunista Chino (PCCh).

Reuters estimó en un artículo que debido a la política de un solo hijo implementada en los años 80, el régimen del PCCh fue capaz de limitar su población a 1300 millones; sin el tope, la población china habría alcanzado los 1600 millones. El autor del artículo señaló que la política del PCCh tenía el efecto secundario de contribuir a la reducción de las emisiones globales de carbón. Lo que ignoró es la eliminación de cientos de millones de vidas y el gran sufrimiento que implicó para las familias afectadas.

Uno de los asuntos más relevantes que afectan al medio ambiente es la contaminación, inclusive la del aire y la del agua. El modelo económico del PCCh consume energía a un ritmo enorme, convirtiendo a China en el contaminador más grande del mundo, con la peor contaminación de aire en grandes ciudades y severa contaminación del agua. La mayoría de los ríos en China ya no tienen agua potable. Las tormentas de arena de China soplan a lo largo del mar hasta Corea y Japón, cruzando incluso el Océano Pacífico y llegando a la Costa Oeste de Estados Unidos.

Lógicamente, los verdaderos ambientalistas deberían hacer de China el blanco principal de sus críticas, pero curiosamente, muchos ambientalistas elogian al PCCh, e incluso lo ven como la esperanza de la protección ambiental. El sitio web del Partido Comunista de EE. UU., People’s World, reportó extensamente sobre noticias ambientales. El tema central de sus artículo es que las políticas ambientalistas del gobierno de Trump destruirán el país e incluso el mundo, mientras que el PCCh es la fuerza de su salvación. [40]

El expresidente de la República Checa, Václav Klaus, economista, escribió en el libro Planeta azul en cadenas verdes: ¿Qué está en peligro, el clima o la libertad?: “El ambientalismo es un movimiento que intenta cambiar radicalmente el mundo sin importar las consecuencias (a costa de vidas humanas y severas restricciones a la libertad individual). Intenta cambiar a la humanidad, el comportamiento humano, la estructura de la sociedad, el sistema de valores, ¡simplemente todo!” [41]

Klaus cree que la actitud de los ambientalistas hacia la naturaleza es análoga al enfoque de Marx hacia la economía: “El objetivo en ambos casos es reemplazar la evolución libre y espontánea del mundo (y la humanidad) por lo que sería un planeamiento óptimo, central o –usando el adjetivo de moda– global del desarrollo mundial. Al igual que el comunismo, este enfoque es utópico y llevaría a resultados completamente diferentes de los deseados. Como otras utopías, esta nunca podrá materializarse, y los esfuerzos para que se materialice solo pueden ser llevados a cabo restringiendo la libertad, a través de la dictadura de una minoría pequeña de elitistas por sobre la abrumadora mayoría”. [42]

“Esta ideología predica sobre la Tierra y la naturaleza, y bajo las consignas de su protección –de forma similar a los viejos marxistas– quiere reemplazar la evolución libre y espontánea de la humanidad mediante una suerte de planeamiento central (ahora global) del mundo entero”. [43]

Por estas razones, Klaus se opone fuertemente a los intentos de usar la causa de la protección ambiental con el fin de construir un gobierno nacional o global para dominar al público en general.

b. Culpar al capitalismo

Uno de los objetivos del comunismo es derribar al capitalismo. El ambientalismo trata al capitalismo como el enemigo natural del medio ambiente, así que comparte un rival en común con el comunismo. Cuando el comunismo sufrió un revés en los movimientos de trabajadores en los países occidentales desarrollados, hizo cambios y se apropió de la causa ambientalista. El activismo normal para la protección ambiental se transformó en un activismo que apunta a vencer el capitalismo.

La doctrina comunista originalmente describía una utopía, un “Cielo en la Tierra”, a fin de incitar a la gente pobre a rebelarse y derribar el sistema social existente. Bajo la falsa identidad del ambientalismo, el comunismo adoptó un enfoque similar, pero la visión que describe es exactamente opuesta: en vez de la maravillosa utopía de los trabajadores hay una distopía aterradora, una visión del “infierno en la Tierra”. Según este supuesto, en cien años, la misma supervivencia de la humanidad estará en riesgo debido al calentamiento global, desprendimientos de tierra, tsunamis, sequías, inundaciones y olas de calor.

Los reclutas a los que apunta este movimiento no son los pobres, sino más bien los ricos, de los que se espera que abandonen sus estilos de vida. Pero la intervención gubernamental es necesaria para obligar a la gente a renunciar a sus vidas de comodidad y conveniencia. Un gobierno obviamente no es suficiente, así que es necesaria una ONU poderosa o algún otro gobierno global. Si el movimiento es incapaz de despegar, la visión de una crisis ecológica inminente podría ser resaltada aún más, fomentando el pánico y el miedo necesario para influenciar al público y a los gobiernos a aceptar la implementación forzosa de políticas ambientales, y así lograr el objetivo de destruir el capitalismo e imponer el comunismo.

Según las doctrinas originales del comunismo, luego de tomar el poder, el primer paso es despojar a los acaudalados de su riqueza con el supuesto propósito de redistribuirla a los pobres. En realidad, los pobres continúan siendo pobres mientras que toda la riqueza termina en manos de funcionarios corruptos. El segundo paso implica establecer una economía controlada por el Estado y la abolición de la propiedad privada. Esto destruye la economía nacional y reduce a todos a una vida de dificultades.

Echemos un vistazo a los objetivos del ambientalismo. En primer lugar, convoca a los países ricos a ayudar a los países más pobres, esto es, redistribuir la riqueza a escala global. En realidad, los países pobres permanecen pobres, mientras que el dinero que estaba destinado a su desarrollo generalmente termina en manos de funcionarios corruptos de esos países.

En segundo lugar, el ambientalismo aboga por expandir el gobierno y reemplazar los mecanismos del mercado con economías planificadas, usando todo tipo de políticas ambientalistas draconianas para obstruir el funcionamiento normal del capitalismo, obligando a las empresas a cerrar o a trasladarse al extranjero, desplomando así la economía nacional. Mediante estos métodos enfocados en el mercado, el movimiento ambientalista busca incapacitar al capitalismo. En este sentido, el ambientalismo comparte una distintiva similitud con las doctrinas del comunismo clásico. Para ponerlo en términos simples, el ambientalismo es comunismo con otro nombre y sembraría el caos en el mundo.

El foco del ambientalismo es difundir el miedo a un desastre futuro y mantener al público y a los gobiernos como rehenes de este miedo. Pero entre aquellos que promueven activamente este pánico al fin del mundo, muchos viven vidas lujosas, usan grandes cantidades de energía y dejan una gran huella de carbono. Claramente, no piensan que el desastre sea inminente.

Con el fin de aprovecharse de la mentalidad de crisis, especialmente usando el “enemigo en común” del “calentamiento global” para unir diferentes fuerzas que se oponen al capitalismo, se ha vuelto imperativo para los ambientalistas enfatizar y exagerar la naturaleza de la supuesta crisis.

La forma más simple es crear un enorme y masivo miedo a usar las fuentes de energía más baratas, esto es, combustibles fósiles –carbón, petróleo, gas natural– y también energía nuclear. Los ambientalistas tuvieron éxito hace décadas en hacer que la gente tenga miedo a la energía nuclear, y ahora están intentando hacer que la gente tenga miedo de utilizar combustibles fósiles al decir que estos conducen al catastrófico calentamiento global.

Las rigurosas regulaciones ambientales se convirtieron en una importante herramienta para combatir el capitalismo, especialmente las economías capitalistas, y ahora se las conoce como mata empleos. Los programas de estímulo verde, programas de energía limpia, nuevas regulaciones de plantas de energía, regulaciones de vehículos más estrictas, el Acuerdo de París, y así, fueron todos promovidos bajo el nombre de prevenir el calentamiento global.

No obstante, en realidad la ciencia climática no concluyó que el calentamiento global haya sido causado por la actividad humana o que el calentamiento global conducirá definitivamente al desastre. Si detrás del cambio climático hay causas naturales, entonces todas estas políticas de gobierno solo sirven para impedir el desarrollo económico sin beneficiar de forma alguna a la humanidad.

Bajo la influencia del ambientalismo, la gente ciegamente hace más estrictos a los estándares de emisión de gases para los automóviles y prohíbe varias sustancias y químicos sin ninguna base científica. Esto naturalmente significa mayores costos de fabricación y menos ganancias, seguidos de un mayor desempleo y la tercerización de la industria a países en desarrollo donde los costos son menores. Incluso los partidarios de la protección ambiental tienen que admitir que aumentar la eficiencia del combustible de todos los autos a 23 kilómetros por litro para 2025 implicaría como mucho recortar la magnitud del calentamiento global en 0,02 grados Celsius para el año 2100 [44]. Esto no haría prácticamente nada para ayudar a reducir el calentamiento global. Varias restricciones de dudosa efectividad costaron los trabajos de millones de trabajadores y asestaron un fuerte golpe a las industrias manufactureras, facultades de investigación, energía innovadora y competitividad internacional en países occidentales.

Las industrias que se originan en las necesidades de protección ambiental están básicamente motivadas por subsidios gubernamentales y no siguen la demanda del mercado. Comenzar la producción masiva de productos sin avances reales en investigación es muy poco práctico. Estas compañías “verdes” apenas pueden mantenerse en el mercado, mucho menos estimular el mercado de trabajo. Con la globalización, muchas de ellas se mudan al extranjero, causando pérdidas para sus países de origen.

Los partidarios de la protección ambiental promueven con gran entusiasmo la energía verde y le dieron un empujón a la energía solar y eólica. Desafortunadamente, la contaminación que se produce al generar energía verde es subestimada o simplemente escondida de la vista. En el proceso de fabricar paneles solares, se crea el mortal veneno tetracloruro de silicio como subproducto. Un artículo del Washington Post cita a Ren Bingyan, un profesor en la Facultad de Ciencias Materiales de la Universidad Industrial de Hebei: “La tierra donde lo tires o entierres será infértil. No crecerá hierba ni árboles en en ese lugar. (…) Es como dinamita: es venenoso, es contaminante. Los seres humanos nunca pueden tocarlo”. [45]

La producción de paneles solares consume una enorme cantidad de energía convencional, inclusive carbón y petróleo. Es justo decir que la energía verde en tales casos no deja verde a la Tierra, sino contaminada.

Según el Acuerdo de París, para 2025, los países desarrollados tendrán que dar USD 100.000 millones por año para ayudar a los países en desarrollo a mejorar su estructura energética y tecnología industrial. Estados Unidos tiene que proveer el 75 por ciento del financiamiento entre los más de cien países firmantes. Al mismo tiempo, para el año 2025, se requiere que Estados Unidos recorte sus emisiones de gases de invernadero entre un 26 y un 28 por ciento en relación a los niveles de 2005. Esto significa que cada año, Estados Unidos debería recortar 1600 millones de toneladas de emisiones.

En cuanto a China, el país que sobrepasó a Estados Unidos para convertirse en el contaminador más grande del mundo, el Acuerdo de París le permite llegar a un pico de emisiones de dióxido de carbono para el año 2030. [46]

En una declaración sobre el Acuerdo de París, el Presidente Trump dijo: El cumplimiento de los términos del Acuerdo de París y las onerosas restricciones a la energía que puso sobre Estados Unidos podrían costar a América la pérdida de 2,7 millones de empleos para 2025, según [la consultora] National Economic Research Associates. (…)

Según ese mismo estudio, para 2040, el cumplimiento con los compromisos asumidos por el gobierno anterior recortaría la producción de los siguientes sectores: 12 por ciento menos en papel; 23 por ciento menos en cemento; 38 por ciento menos en hierro y acero; 86 por ciento menos (…) en carbón; 31 por ciento menos en gas natural. El costo para la economía esta vez sería de cerca de USD 3 billones en pérdidas del PIB y 6,5 millones de empleos industriales, mientras que los hogares tendrían USD 7000 menos en ingresos y, en varios casos, mucho peor que eso. [47]

Con el auge del movimiento ambientalista, los países comunistas se tomaron un respiro en su lucha contra Occidente. Regulaciones y acuerdos irracionales ahogan a las industrias, economías y tecnología en los países capitalistas occidentales. Esto es un obstáculo para que Estados Unidos cumpla su rol como bastión de Occidente en la lucha contra el comunismo.

No negamos que el medio ambiente necesite protección. Sin embargo, el objetivo de la protección ambiental debería ser servir a la humanidad, la forma de vida más elevada. La necesidad de proteger al medio ambiente debería estar balanceada con las necesidades de la humanidad. La protección ambiental sin tener en cuenta estos factores es excesiva y sacrifica a la humanidad, mientras el comunismo se la apropia. Al ambientalismo de hoy no le importa el equilibrio y se convirtió en una ideología extremista. Sin dudas, muchos ambientalistas albergan buenas intenciones. Pero en su búsqueda de movilizar y concentrar los recursos estatales en aras de su causa, se están alineando con el comunismo.

c. Supresión de las voces opositoras en la prensa

En junio de 2008, el programa “Good Morning America” de la cadena televisiva ABC emitió un episodio especial imaginando el futuro y haciendo predicciones sobre el impacto del calentamiento global en la Tierra y la humanidad durante el próximo siglo. En el programa, un “experto” afirmó que en 2015 el nivel del mar aumentaría rápidamente, ocasionando que Nueva York se inundase. Un entrevistado dijo que para esa época habría “fuego extendiéndose por cientos de kilómetros”, un galón (3,78 litros) de leche costaría USD 12,90 y un galón de gasolina costaría USD 9. Los puntos de vista presentados en el programa eran tan exagerados que un presentador del show no pudo evitar preguntar si todo esto era verdaderamente posible.

En realidad, esa no es la pregunta central que la prensa tiene que considerar. El ambientalismo utiliza la “conciencia de la crisis” para manejar al público, pero conciencia e incertidumbre sobre la crisis son dos conceptos diferentes. ¿Cómo puede ser que algo que no está confirmado por la ciencia justifique una sensación de crisis? Por lo tanto, el ambientalismo usa la bandera de proteger al futuro de la humanidad para suprimir las diferentes voces y llegar a un consenso público bajo el pretexto del consenso científico.

En su libro El ambientalista escéptico: Midiendo el estado real del mundo, el economista danés Bjørn Lomborg escribió que el calentamiento climático fue causado por la actividad humana. No obstante, él creía que la adaptabilidad humana y los avances tecnológicos mantendrían a raya el desastre. Dado que esto no estaba de acuerdo con el dogma ambientalista del cambio climático hecho por el hombre, fue entonces criticado por personas de muchas profesiones diferentes.

El presidente del Panel de Cambio Climático de la ONU comparó a Lomborg con Hitler. El Comité Danés de Deshonestidad Científica anunció luego de una investigación que Lomborg había cometido “deshonestidad científica” (pero las subsiguientes investigaciones gubernamentales probaron que Lomborg era inocente). Sus opositores intentaron usar la decisión del Comité de Deshonestidad Científica para removerlo de su cargo como director del Instituto Danés de Evaluación Ambiental. En la estación de tren, la gente ni siquiera estaba dispuesta a pararse en la misma plataforma que Lomborg. Un ambientalista le arrojó una tarta. [48]

En su libro La gran metida de pata del calentamiento global: cómo la madre naturaleza engañó a los máximos científicos climáticos del mundo, el Dr. Roy Spencer, climatólogo que fue experto en satélites para la NASA, resumió un listado de catorce técnicas de propaganda usadas por los ambientalistas, incluyendo causar el pánico, apelar a las autoridades, mentalidad de rebaño, declaración de victoria, ataques personales, sensacionalismo e inventar rumores. [49]

En 2006, el periodista británico Brendan O’Neill escribió “Un clima de censura”, un artículo que describía la represión de la opinión y la retórica burlona que enfrentan las personas en muchos países si se atreven a dudar de la teoría del cambio climático [50]. Por ejemplo, un diplomático británico dijo en un discurso público que la prensa debería tratar a quienes dudan del cambio climático igual que a los terroristas, y que no se les debería brindar una plataforma para hablar.

O’Neill señala que los escépticos de la teoría del cambio climático fueron catalogados como “negadores”. Esto incluye a varios grupos de personas, que van desde los que reconocen el calentamiento climático pero creen que somos capaces de adaptarnos a él, hasta los que niegan completamente el calentamiento como fenómeno científico. La potencia de esta etiqueta es considerable. Charles Jones, un profesor de inglés jubilado de la Universidad de Edimburgo, dijo que el término “negador” está diseñado para poner a los escépticos al mismo nivel de depravación moral que los negadores del Holocausto. Según O’Neill, algunas personas incluso afirman que los escépticos de la teoría del cambio climático son cómplices del ecoHolocausto que se avecina y que en el futuro podrían enfrentar juicios al estilo de Nuremberg.

Un conocido escritor ambientalista escribió: “Deberíamos realizar juicios de guerra sobre los cretinos [los escépticos de la teoría del cambio climático] como una versión climática de los juicios de Nuremberg”. Un autor comentó: “Solo en países autoritarios escuché este tipo de pensamiento o discurso sentenciante. (…) Demonizar a un grupo de personas y describir su discurso como tóxico y peligroso está a solo un paso de cometer niveles más rigurosos de censura” [51]. Este razonamiento es correcto. Restringir el derecho a pensar es una de las formas en que el comunismo separa a la gente del concepto de bien y mal basado en valores universales.

Un profesor de astronomía de Harvard publicó un ensayo que discute el rol del sol en el cambio climático en base a los registros de temperatura histórica del pasado. Debido a que esto desafió el dogma de que los humanos son los culpables del cambio climático, un sitio web ambientalista lo catalogó como un “asesino en masa tentativo” y a todos los otros disidentes como “criminales”. [52]

Tales ejemplos son demasiados como para contarlos. Un alto funcionario de un gran grupo ambientalista advirtió que la prensa debería pensar dos veces antes de transmitir los puntos de vista de los escépticos del cambio climático porque “permitir que se difunda tal desinformación causaría daño”. [53]

El Secretario de Relaciones Exteriores británico dijo en un discurso que al igual que los terroristas no tienen permitido aparecer en la prensa, los escépticos del calentamiento global no deberían tener el derecho a transmitir sus ideas [54]. Los principales columnistas de Australia están comenzando a considerar llevar a juicio a los que niegan el cambio climático bajo la acusación de cometer “crímenes contra la humanidad”. En una cumbre a la que asistieron políticos importantes de Australia, entre ellos el Primer Ministro, se planteó la propuesta de privar de su ciudadanía a los infractores. Una idea era reexaminar a los ciudadanos australianos y renovar la ciudadanía solo a aquellos que se verificara son “amigos del ambiente climático”. [55]

Algunos incluso intentaron usar la fuerza legal para extinguir las voces de quienes se oponen a la hipótesis del calentamiento climático. En 2015, veinte académicos enviaron una carta al presidente de EE. UU. y al fiscal general solicitando que se aplique la Ley sobre Organizaciones Corruptas e Influidas por la Extorsión (RICO) para investigar empresas y organizaciones con puntos de vista no convencionales sobre el cambio climático. Esto cuenta como intentar usar la ley para inhibir la libertad de expresión. [56]

En 2016, los fiscales generales de varios estados de EE. UU. formaron una coalición para investigar si las industrias de energía tradicional estaban engañando a los inversionistas y al público sobre el “impacto del cambio climático”, y de ser así, enjuiciarlos. Como señaló la Fundación Heritage, tales alegatos e investigaciones contra quienes tienen opiniones diferentes violan la Primera Enmienda de la Constitución de EE. UU. y reprimen el debate sobre importantes políticas públicas. [57]

d. Grupos ‘civiles’ manipulados para la revolución en las calles

Los movimientos de masas son una de las estrategias del comunismo para difundir su influencia a lo largo de las naciones y del mundo. Muchas organizaciones ambientalistas movilizan grandes cantidades de personas para realizar campañas de protección ambiental. Hicieron lobby y se apropiaron de las instituciones gubernamentales y de la ONU para formular y reforzar acuerdos y regulaciones irracionales. También crearon incidentes violentos para silenciar al público en general.

Como afirmó el representante radical izquierdista Saul Alinsky, es necesario esconder los verdaderos propósitos de un movimiento y movilizar a la gente a gran escala para que apoye objetivos locales, temporales, plausibles y benignos. Cuando la gente se acostumbra a estas formas relativamente moderadas de activismo, es relativamente fácil hacer que actúen con fines más radicales. “Recuerden: una vez que se organiza a la gente alrededor de algo tan aceptado como la contaminación, entonces la gente organizada está movilizándose. Desde ahí hay un paso corto y natural hacia la contaminación política, hacia la contaminación del Pentágono”, dijo Alinsky. [58]

El primer Día de la Tierra en 1970, más de 20 millones de estadounidenses participaron en protestas callejeras por cuestiones ambientales. El control poblacional se convirtió en el método elegido para tratar con la degradación ambiental. En ese tiempo, muchas organizaciones izquierdistas en Estados Unidos decidieron ir a donde estaba la gente. Participaron en el movimiento ambiental y abogaron por el socialismo como un medio para restringir el crecimiento de la población.

Una variedad de grupos izquierdistas usan al ambientalismo como paquete ideológico para realizar manifestaciones callejeras abogando por la revolución. Por ejemplo, si Estados Unidos tiene un “movimiento climático popular”, se puede inferir que es producto de partidos comunistas. Las organizaciones involucradas son el Partido Comunista de EE. UU., Socialismo en Acción, el Partido Comunista Revolucionario Maoísta Americano, la Sociedad Ecológica, Trabajadores Socialistas, Socialismo Alternativo, Socialismo Americano Democrático, Socialismo Libre, y así. Organizaron el Acto Climático del Pueblo y el Desfile Climático del Pueblo. Los lemas en estas manifestaciones incluyeron “reforma institucional, no cambio climático”, “el capitalismo está asesinando a Estados Unidos”, “el capitalismo está destruyendo el ambiente”, “el capitalismo está destruyendo el planeta”, y “luchando por un futuro socialista”. [59]

Estos grupos, con un mar de banderas rojas, marcharon en varias ciudades grandes de Estados Unidos, incluido Washington, D.C. [60]. Con más y más elementos comunistas y socialistas para fortalecer al ambientalismo, la “paz verde” hizo una transición completa hacia la revolución roja.

e. Una nueva religión de antihumanismo

Además de apoderarse del ambientalismo y convertirlo en un movimiento político, las influencias comunistas convirtieron al ambientalismo una secta antihumanista.

Michael Crichton, autor de Jurassic Park, una vez dijo que el ambientalismo es una de las religiones más poderosas en el mundo occidental de hoy. Él cree que el ambientalismo posee la típicas características de una religión: “Hay un Edén inicial, un paraíso, un estado de gracia y unidad con la naturaleza, hay una caída de la gracia hacia un estado de contaminación como resultado de comer del árbol del conocimiento, y como resultado de nuestras acciones hay un día de juicio final que llegará para todos. Somos todos pecadores energéticos, condenados a morir, a menos que busquemos la salvación, que ahora es llamada sustentabilidad. La sustentabilidad es la salvación en la iglesia del medio ambiente”. [61]

Crichton cree que todos los credos del ambientalismo son una cuestión de fe. “Se trata de si vas a ser un pecador, o [si serás] salvado. Si serás una de las personas del lado de la salvación, o del lado de la destrucción. Si serás uno de nosotros, o uno de ellos”. [62]

Esta perspectiva fue reconocida por un número de académicos. William Cronon, un influyente historiador ambientalista de Estados Unidos, cree que el ambientalismo es una nueva religión porque propone un complejo sistema de requisitos éticos para juzgar el comportamiento humano. [63]

El reconocido científico y mecánico cuántico Freeman Dyson, citado más arriba, dijo en un artículo en el New York Book Review de 2008 que “una religión secular mundial” de ambientalismo “reemplazó al socialismo como la religión secular líder”. Esta religión sostiene que “depredar el planeta con productos de desperdicio fruto de nuestra vida lujosa es un pecado, y que el camino de rectitud es vivir lo más frugalmente posible”. La ética de esta nueva religión, explicó, está siendo enseñada a niños en jardines de infantes, escuelas y universidades de todo el mundo. [64]

Muchos ambientalistas no evitan este tema. Rajendra Pachauri, exdirector del IPCC que renunció luego de un escándalo de acoso sexual, dijo en su carta de renuncia que el ambientalismo “es mi religión”. [65]

A medida que el ambientalismo pasó a tener una naturaleza más ideológica y religiosa, se tornó cada vez más intolerante hacia otros puntos de vista. El expresidente checo Klaus cree que el movimiento ambientalista ahora es impulsado más por la ideología que por la ciencia; en su lugar, es una cuasirreligión que apunta a destruir la sociedad existente. Esta nueva religión, como el comunismo, describe una imagen maravillosa de utopía, esto es, usar la sabiduría humana para planear el ambiente natural y rescatar al mundo. Esta “salvación” está basada en oponerse a la civilización existente. Por ejemplo, el presidente del Panel Asesor de la Universidad por la Paz de Naciones Unidas y arquitecto del Protocolo de Kyoto dijo: “¿Acaso la única esperanza para el planeta no es que las civilizaciones industrializadas colapsen?”. [66]

Klaus resumió su postura: “Si tomamos seriamente el razonamiento de los ambientalistas, descubriremos que tienen una ideología antihumana”. Concuerda con el biólogo Ivan Brezina en que el ambientalismo no es una respuesta racional y científica a una crisis ecológica, sino que se reduce a una negación generalizada de la civilización. [67]

El ambientalismo fomenta el odio entre la gente atacando a quienes tienen opiniones diferentes, todo en nombre de proteger el medio ambiente. El antihumanismo radical se hace evidente en este odio y extremismo. El crítico político canadiense Mark Steyn dice que según los ambientalistas, “Somos la contaminación; la esterilización es la solución. La mejor manera de legar un medio ambiente más sustentable para nuestros hijos es no tener ninguno”. Da el ejemplo de Toni Vernelli, una mujer británica que tuvo un aborto y se esterilizó porque creía que tener hijos era malo para el medio ambiente. [68]

Este pensamiento considera al hombre como el principal culpable de destruir a la naturaleza. Coloca al ambiente natural como una prioridad suprema, muy lejos de la posición sagrada de los seres humanos, incluso controlando la fertilidad humana y privando a la gente de su mismo derecho a existir. Esta postura no es diferente del comunismo, es antihumana en su núcleo. Esta nueva religión reemplaza la creencia tradicional de que el hombre es el amo de la Tierra. Esta combinación de religiosidad, totalitarismo y la unidad coercitiva de ideas, junto con la revolución anticapitalista, no pueden garantizar la protección de la naturaleza por parte de los seres humanos. Por el contrario, destruirá la civilización existente, las libertades y el orden existentes, y creará un pánico y un caos sin precedentes, lo que llevará a la humanidad por un camino equivocado. Este es el verdadero designio de las influencias comunistas detrás del ambientalismo.

Conclusión

Para escapar de la crisis ambiental, debemos honrar lo divino y restaurar la tradición

Dios creó a la humanidad y a la bella y próspera Tierra. Este es un ambiente en el que viven y se multiplican los seres humanos. La gente tiene el derecho a usar los recursos de la naturaleza, y al mismo tiempo, tiene la obligación de atesorar los recursos naturales y cuidar el medio ambiente. Durante miles de años, los seres humanos prestaron atención a las advertencias dejadas por los dioses en tiempos antiguos y vivieron en armonía con la naturaleza.

Los problemas ambientales que emergieron en tiempos modernos son básicamente el resultado del deterioro del corazón humano. Esta decadencia moral se vio amplificada por el poder de la ciencia y la tecnología. El ambiente natural contaminado no es más que una manifestación externa de la contaminación moral de la humanidad. Para purificar el medio ambiente, uno debe comenzar purificando el corazón.

El auge de la conciencia ambiental proviene del instinto humano de autopreservación. Por un lado, esto es natural y entendible, pero por otro lado, se convirtió en una brecha a ser explotada por el espectro comunista. El comunismo se movilizó para crear pánico a gran escala, abogar por una serie de valores torcidos, privar a la gente de su libertad, intentar expandir el gobierno, e incluso imponer un gobierno mundial. Aceptar esta forma alternativa de comunismo a fin de salvar el medio ambiente implica la amenaza de colocar a la humanidad en una situación de esclavitud y facilitar su destrucción.

Un programa político obligatorio no es la respuesta a los problemas ambientales que enfrentamos, y confiar en la tecnología moderna tampoco es una salida. Para resolver la crisis, debemos llegar a un entendimiento más profundo del universo y de la naturaleza, así como de la relación entre el hombre y la naturaleza, mientras mantenemos un estado moral recto. La humanidad debe restaurar sus tradiciones, mejorar la moralidad y encontrar la forma de regresar al camino establecido por los dioses. Al hacer eso, la gente naturalmente recibirá sabiduría divina y bendiciones. Un mundo natural bello y lleno de vida se verá restaurado. El resplandor y la prosperidad del Cielo y la Tierra acompañarán al hombre para siempre.

Referencias

[1] Dong Zhongshu, Luxuriant Dew of the Spring and Autumn Annals, Images for the regulation of dress, 14.董仲舒:《春秋繁露服制象》,第十四,https://ctext.org/chun-qiu-fan-lu/fu-zhi-xiang/zh. The line in question appears both as “天之生物也,以养人” and “天地之生萬物也以養人.” [In Chinese]

[2] Confucius, The Universal Order or Conduct of Life, a Confucian Catechism, “Being a Translation of One of the Four Confucian Books, Hitherto Known as the Doctrine of the Mean” (The Shanghai Mercury, Limited, 1906), 68. https://bit.ly/2T74Dsb

[3] Lost Book of Zhou. Da Jujie.《逸周書大聚解》, https://ctext.org/lost-book-of-zhou/da-ju/zh. [In Chinese]

[4] The Classic of Rights. Zhai Yi.《禮記祭儀》,https://ctext.org/text.pl?node=61379&if=gb&show=parallel. [In Chinese]

[5] Rupert Darwall, The Age of Global Warming: A History (London: Quartet Books Limited, 2013), Chapter 1.

[6] Wes Vernon, “The Marxist Roots of the Global Warming Scare,” Renew America, June 16, 2008, https://web.archive.org/web/20100724052619/http://www.renewamerica.com:80/columns/vernon/080616.

[7] Frederick Engels, “Notes and Fragments,” Dialectics of Nature, 1883, accessed December 28, 2018, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1883/don/ch07g.htm.

[8] Brian Sussman, Eco-Tyranny: How the Left’s Green Agenda Will Dismantle America (Washington, D.C.: WND Books, 2012), 8–9.

[9] Ibid., 10.

[10] Ibid., 11.

[11] Ibid., 14–15.

[12] Ibid., 11.

[13] Grace Baumgarten, Cannot Be Silenced (WestBow Press, 2016), Available: http://j.mp/2HgHJ0q

[14] Wes Vernon, “The Marxist Roots of the Global Warming Scare,” Renew America, June 16, 2008, https://web.archive.org/web/20100724052619/http://www.renewamerica.com:80/columns/vernon/080616.

[15] Sussman, Eco-Tyranny, 35.

[16] Vernon, “The Marxist Roots.”

[17] Lewis S. Feuer, “The Friendship of Edwin Ray Lankester and Karl Marx: The Last Episode in Marx’s Intellectual Evolution,” Journal of the History of Ideas 40 (4): 633–648.

[18] John Bellamy Foster, “Marx’s Ecology in Historical Perspective,” International Socialism Journal 96, Winter 2002,http://pubs.socialistreviewindex.org.uk/isj96/foster.htm.

[19] James O’Connor, “Capitalism, Nature, Socialism: A Theoretical Introduction,” Capitalism, Nature, Socialism 1, no. 1 (1988): 11–38, http://www.vedegylet.hu/okopolitika/O%27Connor%20-%20Capitalism,%20Nature,%20Socialim.pdf.

[20] Joel Kovel and Michael Löwy, “The First Ecosocialist Manifesto,” September 2001,http://green.left.sweb.cz/frame/Manifesto.html.

[21] Joel Kovel, The Enemy of Nature: The End of Capitalism or the End of the World? (London: Zed Books, 2002).

[22] Kevin Andrews, “The Ideological Drive Behind the Greens,” ABC News, November 11, 2010, http://www.abc.net.au/news/2010-11-12/the_ideological_drive_behind_the_greens/41010.

[23] Mikhail Gorbachev, “We Have a Real Emergency,” The New York Times, December 9, 2009, http://www.nytimes.com/2009/12/10/opinion/10iht-edgorbachev.html, and “What Role for the G-20?” The New York Times, April 27, 2009, http://www.nytimes.com/2009/04/28/opinion/28iht-edgorbachev.html.

[24] “Jack Mundey,” Sydney’s Aldermen, http://www.sydneyaldermen.com.au/alderman/jack-mundey/.

[25] Noel Moand, “A Spark That Ignited a Flame: The Evolution of the Earth Liberation Front,” in Igniting a Revolution: Voices in Defense of the Earth, eds. Steven Best and Anthony J. Nocella, II (Oakland, Calif.: AK Press, 2006), 47.

[26] Leslie Spencer, Jan Bollwerk, and Richard C. Morais, “The Not So Peaceful World of Greenpeace,” Forbes, November 1991, https://www.heartland.org/_template-assets/documents/publications/the_not_so_peaceful_world_of_greenpeace.pdf.

[27] Ted Thornhill, “Humans Are NOT to Blame for Global Warming, Says Greenpeace Co-founder, as He Insists There Is ‘No Scientific Proof’ Climate Change Is Manmade,” Daily Mail, February 27, 2014, http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2569215/Humans-not-blame-global-warming-says-Greenpeace-founder-Patrick-Moore.html#ixzz2vgo2btWJ.

[28] Patrick Moore, “Why I Left Greenpeace,” The Wall Street Journal, April 22, 2008, https://www.wsj.com/articles/SB120882720657033391.

[29] John Vidal, “Not Guilty: The Greenpeace Activists Who Used Climate Change as a Legal Defence,” The Guardian, Sept 10, 2008, https://www.theguardian.com/environment/2008/sep/11/activists.kingsnorthclimatecamp.

[30] Richard Lindzen, “The Climate Science Isn’t Settled,” The Wall Street Journal, November 30, 2009, https://www.wsj.com/articles/SB10001424052748703939404574567423917025400.

[31] Steven E. Koonin, “Climate Science Is Not Settled,” The Wall Street Journal, September 19, 2014, https://www.wsj.com/articles/climate-science-is-not-settled-1411143565.

[32] Steven Koonin, “A ‘Red Team’ Exercise Would Strengthen Climate Science,” The Wall Street Journal, April 20, 2017, https://www.wsj.com/articles/a-red-team-exercise-would-strengthen-climate-science-1492728579.

[33] “NASA Administrator Not Sure Global Warming a Problem,” Space Daily, May 30, 2007, http://www.spacedaily.com/reports/NASA_Administrator_Michael_Griffin_Not_Sure_Global_Warming_A_Problem_999.html.

[34] Alicia Chang, “NASA Chief Regrets Remarks on Global Warming,” NBC News, June 5, 2007, http://www.nbcnews.com/id/19058588/ns/us_news-environment/t/nasa-chief-regrets-remarks-global-warming/.

[35] Rebecca Wright, Sandra Johnson, Steven J. Dick, eds., NASA at 50: Interviews with NASA’s Senior Leadership (Washington, D.C.: National Aeronautics and Space Administration, 2009), 18.

[36] “Lennart Bengtsson Resigns: GWPF Voices Shock and Concern at the Extent of Intolerance Within the Climate Science Community,” The Global Warming Policy Foundation, May 5, 2014, http://www.thegwpf.org/lennart-bengtsson-resigns-gwpf-voices-shock-and-concern-at-the-extent-of-intolerance-within-the-climate-science-community/.

[37] Judith Curry, “Climate Change: No Consensus on Consensus,” CAB Reviews Vol 8, No 001, 2013, 1–9.

[38] Judith A. Curry, “Statement to the Committee on Science, Space and Technology of the United States House of Representatives,” Hearing on Climate Science: Assumptions, Policy Implications and the Scientific Method, March 29, 2017, https://docs.house.gov/meetings/SY/SY00/20170329/105796/HHRG-115-SY00-Wstate-CurryJ-20170329.pdf.

[39] Ibid.

[40] Frederick Seitz, “Major Deception on Global Warming,” The Wall Street Journal, June 12, 1996, https://www.wsj.com/articles/SB834512411338954000.

[41] Ibid.

[42] Larry Bell, “The New York Times’ Global Warming Hysteria Ignores 17 Years of Flat Global Temperatures,” Forbes, August 21, 2013, https://www.forbes.com/sites/larrybell/2013/08/21/the-new-york-times-global-warming-hysteria-ignores-17-years-of-flat-global-temperatures/.

[43] Christopher C. Horner, Red Hot Lies: How Global Warming Alarmists Use Threats, Fraud, and Deception to Keep You Misinformed (New York: Simon and Schuster, 2008), 319; quote attributed to Brendan O’Neill, “Apocalypse My Arse,” Spiked Online, March 9, 2007, https://www.spiked-online.com/2007/03/09/apocalypse-my-arse/, accessed January 19, 2019.

[44] Paul Reiter, “Malaria in the Debate on Climate Change and Mosquito-Borne Disease,” Hearing Before the Subcommittee on Global Climate Change and Impacts of the Committee on Commerce, Science, and Transportation, United States Senate, April 25, 2006, https://www.commerce.senate.gov/pdf/reiter-042606.pdf.

[45] Ibid.

[46] Ibid.

[47] Zoë Corbyn, “Global Warming Wilts Malaria,” Nature, December 21, 2011, https://www.nature.com/news/global-warming-wilts-malaria-1.9695.

[48] James Tylor, “Climate Scientist Quits IPCC, Blasts Politicized ‘Preconceived Agendas,’” The Heartland Institute, April 1, 2005, https://www.heartland.org/news-opinion/news/climate-scientist-quits-ipcc-blasts-politicized-preconceived-agendas?source=policybot.

[49] Horner, Red Hot Lies, 108; David Deming, “Statement to the U.S. Senate Committee on Environment and Public Works,” Full Committee Hearing on Climate Change and the Media, December 6, 2006, https://www.youtube.com/watch?v=u1rj00BoItw.

[50] Horner, Red Hot Lies, 329.

[51] Jonathan Leake, “Wildlife Groups Axe Bellamy as Global Warming ‘Heretic,’ Times Online, May 15, 2005, https://web.archive.org/web/20080906161240/http://www.timesonline.co.uk/tol/news/uk/article522744.ece.

[52] Christopher C. Horner, Red Hot Lies, 110–111.

[53] Ibid.

[54] Patrick J. Michaels and Robert C. Balling Jr., Climate of Extremes: Global Warming Science They Don’t Want You to Know (Washington, D.C.: Cato Institute, 2009), x–xiii.

[55] Christopher C. Horner, Red Hot Lies, 73.

[56] “Climate Skeptics Reveal ‘Horror Stories’ of Scientific Suppression,” U.S. Senate Committee on Environment and Public Works Press Releases, March 6, 2008, https://www.epw.senate.gov/public/index.cfm/press-releases-all?ID=865dbe39-802a-23ad-4949-ee9098538277

[57] Judith A. Curry, “Statement to the Subcommittee on Space, Science and Competitiveness of the United States Senate,” Hearing on “Data or Dogma? Promoting Open Inquiry in the Debate over the Magnitude of Human Impact on Climate Change,” December 8, 2015, https://curryja.files.wordpress.com/2015/12/curry-senate-testimony-2015.pdf.

[58] Ibid.

[59] Ibid.

[60] Scott Waldman, “Judith Curry Retires, Citing ‘Craziness’ of Climate Science,” E&E News, January 4, 2017, https://www.eenews.net/stories/1060047798.

[61] Rich Lowry, “A Shameful Climate Witch Hunt,” National Review Online, February 27, 2015, https://www.nationalreview.com/2015/02/shameful-climate-witch-hunt-rich-lowry/.

[62] Waldman, “Judith Curry Retires”

[63] “U. S. Senate Minority Report: More Than 650 International Scientists Dissent Over Man-Made Global Warming Claims. Scientists Continue to Debunk ‘Consensus’ in 2008,” U.S. Senate Environment and Public Works Committee Minority Staff Report (Inhofe), Dec 11, 2008, https://www.epw.senate.gov/public/_cache/files/8/3/83947f5d-d84a-4a84-ad5d-6e2d71db52d9/01AFD79733D77F24A71FEF9DAFCCB056.senateminorityreport2.pdf.

[PARTE 2]

[1] Zhu Kezhen, Preliminary Research on Climate Change Throughout Five Thousand Years of Chinese History (Kaoguxuebao, First Issue, 1972), 168–189. [In Chinese].

[2] Martin Durkin, The Great Global Warming Swindle (documentary film, 2007), Channel 4 (U.K.), March 8, 2007.

[3] Takuro Kobashi, et. al., “4 ± 1.5° C Abrupt Warming 11,270 Years Ago Identified From Trapped Air in Greenland Ice,” Earth and Planetary Science Letters 268 (2008): 397–407.

[4] Freeman Dyson, “Misunderstandings, Questionable Beliefs Mar Paris Climate Talks,” The Boston Globe, December 3, 2015, https://www.bostonglobe.com/opinion/2015/12/03/freeman-dyson-misunderstandings-questionable-beliefs-mar-paris-climate-talks/vG3oBrbmcZlv2m22DTNjMP/story.html.

[5] Scott Waldman, “Judith Curry Retires, Citing ‘Craziness’ of Climate Science,” E&E News, January 4, 2017, https://www.eenews.net/stories/1060047798.

[6] J. A. Curry and P. J. Webster, “Climate Science and the Uncertainty Monster,” Bulletin of American Meteorology Society 92, no. 12:1667–1682, https://www.google.com/url?q=https://www.ipcc.ch/report/sixth-assessment-report-working-group-i/&sa=D&ust=1548963679247000&usg=AFQjCNFxEYxHXT-38XQNgcrWpv6Tj2b_fg.

[7] IPCC, “Working Group I: The Physical Science Basis,” IPCC Fourth Assessment Report: Climate Change 2007, https://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/wg1/en/ch8s8-2-1-3.html.

[8] Ibid.

[9] Mark W. Shephard et al., “Comparison of Tropospheric Emission Spectrometer Nadir Water Vapor Retrievals with in situ measurements,” Journal of Geophysical Research 113, no D15S24, doi:10.1029/2007JD008822.

[10] “Climate Change,” APS Physics, American Physical Society Web Page, https://www.aps.org/policy/reports/popa-reports/energy/climate.cfm.

[11] “Solar Constant,” Encyclopedia Britannica Web page, https://www.britannica.com/science/solar-constant.

[12] Willie Soon, et al., “Modeling Climatic Effects of Anthropogenic Carbon Dioxide Emissions: Unknowns and Uncertainties,” Climate Research 18 (2001): 259–275.

[13] Michael Lemonick, “Freeman Dyson Takes on the Climate Establishment,” Yale Environment 360, June 4, 2009, https://e360.yale.edu/features/freeman_dyson_takes_on_the_climate_establishment.

[14] Nir J. Shaviv, “Celestial Driver of Phanerozoic Climate?”Geological Society of America Today 13, no. 7: 4–10, July 2003, https://www.geosociety.org/gsatoday/archive/13/7/pdf/i1052-5173-13-7-4.pdf.

[15] J. Emile-Geay et al., “Links between Tropical Pacific Seasonal, Interannual and Orbital Variability during the Holocene,” Nature Geoscience 9 (2) (2016): 168–173.

[16] Zhengyu Liu et al., “The Holocene Temperature Conundrum,” PNAS 111, no. 34 (August 26, 2014).

[17] Hans von Storch, “Why Is Global Warming Stagnating?” Der Spiegel, June 20, 2013, http://www.spiegel.de/international/world/interview-hans-von-storch-on-problems-with-climate-change-models-a-906721.html.

[18] Richard S. Lindzen et. al., “Does the Earth Have an Adaptive Infrared Iris?,” Bulletin of the American Meteorological Society 82 (2001): 417–432, https://doi.org/10.1175/1520-0477(2001)082%3C0417:DTEHAA%3E2.3.CO;2.

[19] Roy Spencer and William D. Braswell, “Potential Biases in Feedback Diagnosis from Observational Data: A Simple Model Demonstration,” Journal of Climate, 21 (21): 5624–5628, November 1, 2008.

[20] John R. Christy, Written Report to Senate Commerce, Science and Transportation Committee, November 14, 2007, https://www.nsstc.uah.edu/users/john.christy/christy/ChristyJR_CST_071114_written.pdf.

[21] David Russell Legates, “Statement to the Environment and Public Works Committee
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[22] William Happer, “Data or Dogma? Promoting Open Inquiry in the Debate Over the Magnitude of Human Impact on Earth’s Climate,” Hearing of the U.S. Senate Subcommittee on Space, Science and Competitiveness (U.S. Senate Committee on Commerce, Science and Transportation), December 8, 2015, https://www.commerce.senate.gov/public/_cache/files/c8c53b68-253b-4234-a7cb-e4355a6edfa2/FA9830F15064FED0A5B28BA737D9985D.dr.-william-happer-testimony.pdf.

[23] Sir John Houghton, “Moral Outlook: Earthquake, Wind and Fire,”Sunday Telegraph, October 9, 1995.

[24] Jason Samenow, “Scientists: Don’t Make ‘Extreme Cold’ Centerpiece of Global Warming Argument,” The Washington Post,February 20, 2014, https://www.washingtonpost.com/news/capital-weather-gang/wp/2014/02/20/scientists-dont-make-extreme-cold-centerpiece-of-global-warming-discussions/?noredirect=on&utm_term=.3600e477f052.

[25] John Michael Wallace, “The Misplaced Emphasis on Extreme Weather in Environmental Threat Communication,” The Washington Post, March 14, 2014, https://www.washingtonpost.com/news/capital-weather-gang/wp/2014/03/14/the-misplaced-emphasis-on-extreme-weather-in-environmental-threat-communication/?utm_term=.bf84802d4613.

[26] Steven E. Koonin, “A Deceptive New Report on Climate,” TheWall Street Journal, November 2, 2017, https://www.wsj.com/articles/a-deceptive-new-report-on-climate-1509660882.

[27] Ibid.

[28] “Climate Change Indicators: High and Low Temperatures,” United States Environmental Protection Agency, https://www.epa.gov/climate-indicators/climate-change-indicators-high-and-low-temperatures.

[29] Judith A. Curry, “Statement to the Subcommittee on Space, Science and Competitiveness of the United States Senate,” Hearing on “Data or Dogma? Promoting Open Inquiry in the Debate Over the Magnitude of Human Impact on Climate Change,” December 8, 2015, https://curryja.files.wordpress.com/2015/12/curry-senate-testimony-2015.pdf.

[30] Mike Hulme, “Chaotic World of Climate Truth,” BBC, November 4, 2006, http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/6115644.stm.

[31] Roy W. Spencer, Climate Confusion: How Global Warming Leads to Bad Science, Pandering Politicians and Misguided Policies that Hurt the Poor (New York: Encounter Books, 2008), Chapter 5.

[32] Christopher C. Horner, Red Hot Lies: How Global Warming Alarmists Use Threats, Fraud, and Deception to Keep You Misinformed (Washington. D.C.: Regnery Publishing, 2008), 214.

[33] Horner, Red Hot Lies, 215.

[34] Horner, Red Hot Lies, 211.

[35] Horner, Red Hot Lies, 212–213.

[36] Horner, Red Hot Lies, 227.

[37] David Shearman and Joseph Wayne Smith, The Climate Change Challenge and the Failure of Democracy (Westport, Conn.: Praeger, 2007).

[38] Horner, Red Hot Lies, 219–220.

[39] Paul Ehrlich, as quoted in Václav Klaus, Blue Planet in Green Shackles: What Is Endangered: Climate or Freedom? (Washington, D.C.: Competitive Enterprise Institute, 2008), 14.

[40] John Bachtell, “China Builds an ‘Ecological Civilization’ While the World Burns,” People’s World, August 21, 2018, https://www.peoplesworld.org/article/china-builds-an-ecological-civilization-while-the-world-burns/.

[41] Klaus, Blue Planet in Green Shackles, 4.

[42] Klaus, Blue Planet in Green Shackles, 7–8.

[43] Klaus, Blue Planet in Green Shackles, 100.

[44] John Fund, “Rollback Obama’s CAFE Power Grab, Give Car Consumers Freedom,” National Review, May 23, 2018, https://www.nationalreview.com/corner/fuel-standards-cafe-epa-rolls-back/.

[45] Ariana Eunjung Cha, “Solar Energy Firms Leave Waste Behind in China,” The Washington Post, March 9, 2008, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/03/08/AR2008030802595.html?referrer=emailarticle&noredirect=on.

[46] The Paris Agreement on Climate Change, Natural Resources Defense Council (NRDC), December 2015, IB: 15-11-Y, https://www.nrdc.org/sites/default/files/paris-climate-agreement-IB.pdf.

[47] Donald J. Trump, “Statement by President Trump on the Paris Climate Accord,” The White House, June 1, 2017, https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/statement-president-trump-paris-climate-accord/.

[48] Horner, Red Hot Lies, 117.

[49] Roy W. Spencer, The Great Global Warming Blunder: How Mother Nature Fooled the World’s Top Climate Scientists (New York: Encounter Books, 2010), 31.

[50] Brendan O’Neill, “A Climate of Censorship,” The Guardian, November 22, 2006, https://www.theguardian.com/commentisfree/2006/nov/22/aclimateofcensorship.

[51] O’Neill, “A Climate of Censorship.”

[52] Ibid.

[53] O’Neill, “A Climate of Censorship.”

[54] Ibid.

[55] Horner, Red Hot Lies, 107.

[56] Hans von Spakovsky and Nicolas Loris, “The Climate Change Inquisition: An Abuse of Power that Offends the First Amendment and Threatens Informed Debate,” The Heritage Foundation, October 24, 2016, https://www.heritage.org/report/the-climate-change-inquisition-abuse-power-offends-the-first-amendment-and-threatens.

[57] Ibid.

[58] Saul Alinsky, “Tactics,” Rules for Radicals: A Practical Primer for Realistic Radicals (New York: Vintage Books, 1971).

[59] “Climate Movement Drops Mask, Admits Communist Agenda,” PJ Media, September 23, 2014, https://pjmedia.com/zombie/2014/9/23/climate-movement-drops-mask-admits-communist-agenda/.

[60] “People’s Climate March: Thousands Rally to Denounce Trump’s Environmental Agenda,” The Guardian, April 29, 2017, https://www.theguardian.com/us-news/2017/apr/30/peoples-climate-march-thousands-rally-to-denounce-trumps-environmental-agenda.

[61] Michael Crichton, “Crichton: Environmentalism Is a Religion,” Hawaii Free Press, April 22, 2018, http://www.hawaiifreepress.com/ArticlesMain/tabid/56/ID/2818/Crichton-Environmentalism-is-a-religion.aspx.

[62] Ibid.

[63] Robert H. Nelson, “New Religion of Environmentalism,” Independent Institute, April 22, 2010, http://www.independent.org/news/article.asp?id=5081.

[64] Joel Garreau, “Environmentalism as Religion,” The New Atlantis, Summer 2010, https://www.thenewatlantis.com/docLib/20100914_TNA28Garreau.pdf.

[65] Damian Carrington, “IPCC Chair Rajendra Pachauri Resigns,” The Guardian, February 24, 2015, https://www.theguardian.com/environment/2015/feb/24/ipcc-chair-rajendra-pachauri-resigns.

[66] Michael Whitcraft, “A Lot of Hot Air: A Review of Václav Klaus’ Recent Book: Blue Planet in Green Shackles,” Free Republic, June 13, 2008, http://www.freerepublic.com/focus/f-news/2030948/posts.

[67] Ibid.

[68] Horner, Red Hot Lies, 228.