(Minghui.org) El 25 de abril de 1999, unos 10.000 practicantes de Falun Dafa fueron a Beijing para apelar por el derecho a practicar su fe espiritual. El partido comunista chino (PCCh) lanzó oficialmente la persecución a Falun Dafa tres meses después. Los practicantes fuera de China conmemoran cada año esta fecha con diversos eventos que recuerdan la histórica “Apelación del 25 de abril”.
Este año, sin embargo, no pudimos realizar manifestaciones o vigilias a la luz de las velas, como lo hemos hecho durante los últimos 20 años, debido a la pandemia virus del PCCh (también conocido como virus de Wuhan).
Algunos practicantes realizaron eventos virtuales y digitales en sus propios hogares para recordarnos el coraje y la fe demostrada por 10.000 de nuestros compañeros practicantes hace 21 años.
Mientras pensaba en el camino que hemos recorrido en los últimos 21 años, de repente me di cuenta de que hay una cierta conexión entre la Apelación del 25 de abril y la actual pandemia, aunque aparenten ser dos eventos sin relación alguna.
La "Apelación del 25 de abril"
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica de cultivación de mente y cuerpo basada en los principios de "Verdad-Benevolencia-Tolerancia". Desde su presentación y enseñanza al público en mayo de 1992, ha ayudado a millones de personas a recuperar la salud y a elevar su moral. La disciplina se extendió rápidamente por China, principalmente con su difusión de persona a persona.
A medida que se volvía cada vez más popular, cuando el número de practicantes superó la membresía del PCCh, el PCCh comenzó a atacar a la disciplina. Los practicantes fueron acosados en sus sitios de práctica de ejercicios y en los periódicos comenzaron a aparecer informes difamándolos.
Cuando 45 practicantes de Falun Dafa fueron arrestados ilegalmente el 23 de abril de 1999 en Tianjin, unos 10.000 practicantes de Falun Dafa decidieron por sí mismos apelar en la oficina nacional de apelaciones y exigir la liberación de sus compañeros practicantes.
Los 10.000 practicantes se presentaron en la oficina nacional de apelaciones el 25 de abril de 1999. Se alinearon al costado del camino y se aseguraron de no bloquear el tráfico. No gritaban consignas ni exhibían carteles. Estaban de pie en silencio y algunos leían el libro Zhuan Falun, la enseñanza principal de la disciplina.
Al ver el comportamiento pacífico de los practicantes de Falun Dafa, los policías que fueron asignados para vigilarlos se relajaron y conversaban entre ellos. Algunos hablaban con los practicantes. El ambiente era pacífico, reinaba la armonía y el respeto mutuo.
Ese día, el entonces primer ministro se reunió personalmente con los representantes de Falun Dafa, aceptando investigar sus solicitudes y liberar a los practicantes arrestados.
Al escuchar las noticias de la noche, los practicantes de Falun Dafa se retiraron de la calle de la misma manera ordenada y pacífica en la que esa mañana habían llegado.
Lo más sorprendente fue que ni siquiera dejaron un poco de basura en el piso. Incluso recogieron las colillas de cigarrillos arrojadas por los policías.
La amabilidad y el buen comportamiento de los practicantes de Falun Dafa durante la Apelación, fueron muy elogiados por la gente local y por los policías. Muchos de ellos comenzaron a aprender la disciplina de Falun Dafa y se convirtieron en practicantes.
La "Apelación del 25 de abril" pudo haber sido un ejemplo para buscar soluciones con amabilidad, paz y racionalidad, algo que rara vez se ve en la historia moderna de China. En un nivel profundo, la Apelación le ofrecía a China una valiosa oportunidad para retomar su cultura y sistema de valores tradicionales y para convertirse en una nación próspera basada en valores morales.
Sin embargo, la naturaleza violenta y traicionera del PCCh no permitiría una solución pacífica. Tres meses después comenzó la persecución de Falun Dafa en toda China. Desde entonces, decenas de miles de practicantes inocentes de Falun Dafa han sido arrestados ilegalmente, detenidos, recluidos en centros para el lavado de cerebro, encarcelados y torturados. Incluso algunos han sido asesinados para sustraer sus órganos en vida.
Pandemia: un destino ineludible
Regresemos al presente. Con el brote de coronavirus, nuestras ajetreadas vidas se detuvieron y ahora estamos atrapados en casa mientras practicamos el distanciamiento social para frenar la propagación del virus.
En cierto modo, no es sorprendente que el virus haya brotado en Wuhan, ya que fue ahí donde se produjo el primer programa de televisión difamatorio contra Falun Dafa, en respuesta a la orden del PCCh para perseguir a Falun Dafa.
En coincidencia, el 23 de enero de 2020, la fecha en la que Wuhan fue cerrada, correspondió con el 19 aniversario de la transmisión del PCCh de la farsa de la autoinmolación de Tiananmen para demonizar a Falun Dafa.
La historia nos muestra que los desastres suelen ocurrir cuando predomina la corrupción en el gobierno y la decadencia moral entre las personas. Las plagas mortales que golpearon al formidable Imperio Romano por su cruel persecución a los cristianos han sido ejemplos de ello.
Con la persecución a Falun Dafa y la supresión de los valores universales de "Verdad, Benevolencia, Tolerancia", las normas sociales y la moralidad en China disminuyeron bruscamente durante los últimos 21 años; pasando desde la tóxica leche en polvo para bebés, el "aceite hecho con basura", los panecillos rellenos de cartón, hasta la falsa vacuna, la gente no se detiene ante el mal para ganar dinero, perseguir fama personal y ganancias.
Hace veintiún años, la regla totalitaria del PCCh llevó a los practicantes a arriesgar sus vidas apelando por su libertad de creencia ante la oficina nacional de apelaciones.
Veintiún años después, debido a la naturaleza opresiva y engañosa del PCCh fue encubierto el brote en sus primeras etapas, los denunciantes fueron amordazados y la investigación externa fue bloqueada, lo que permitió que la epidemia regional evolucionara rápidamente hacia una pandemia global.
A medida que los casos de infección y el número de víctimas mortales siguen aumentando día a día, la gente ha notado que los países, las ciudades y las personas que tienen vínculos estrechos con el PCCh han sido los más afectados por el virus y que muchas víctimas en China eran miembros del PCCh.
Ahora es más importante que nunca que reconozcamos que el PCCh es la causa raíz de este desastre y que practiquemos el distanciamiento social.
Recordemos y aprendamos de las lecciones que la historia nos ofrece. El PCCh debería rendir cuentas por sus horrendos crímenes contra la humanidad y ser abandonado. La persecución a Falun Dafa debe ser detenida. Cuando la humanidad en su conjunto pueda elevar su moralidad y sea capaz de distinguir el bien del mal, la virtud del vicio, lo divino podrá ofrecernos una mano de ayuda ante futuras calamidades.
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Categoría: Opinión y análisis