(Minghui.org) [Nota del Editor] Esta serie es una publicación de la traducción al español del libro de La Gran Época - The Epoch Times titulada "Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo", del equipo editorial de Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.
Índice del libro
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Prefacio
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Introducción
Capítulo 1: Las estrategias del diablo para destruir a la humanidad
Capítulo 2: Los comienzos europeos del comunismo
Capítulo 3: Asesinatos en masa en Oriente
Capítulo 4: Exportar la Revolución
Capítulo 5: Infiltración en Occidente
Capítulo 6: La revuelta contra Dios
Capítulo 7: La destrucción de la familia
Capítulo 8: Cómo el comunismo siembra el caos en la política
Capítulo 9: La trampa económica comunista
Capítulo 10: Utilizar la ley para hacer el mal
Capítulo 11: Profanación de las artes
Capítulo 12: Sabotaje a la educación
Capítulo 13: Apropiación de los medios de comunicación
Capítulo 14: Cultura popular, una indulgencia decadente
Capítulo 15: Las raíces comunistas del terrorismo
Capítulo 16: El comunismo detrás del ambientalismo
Capítulo 17: Globalización, comunismo en esencia
Capítulo 18: Las ambiciones globales del Partido Comunista Chino
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo: Conclusión
¿Qué incluye esta publicación?
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo— Capítulo 7: La destrucción de la familia
Introducción
1. La familia tradicional establecida por Dios
2. El comunismo apunta a eliminar a la familia
3. El comunismo promueve la promiscuidad
4. La práctica de compartir esposas en el comunismo
a. Esposas compartidas en la Unión Soviética
b. La liberación sexual en Yan’an
5. Cómo el comunismo destruye a la familia en Occidente
a. Promoción de la liberación sexual
b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional
[Parte 2]
5. Cómo el comunismo destruye a la familia en Occidente (continuación)
b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional
c. Promoción de la homosexualidad para desvirtuar a la familia
d. Promoción del divorcio y del aborto
e. Utilización del sistema de prestaciones sociales para impulsar las familias monoparentales
f. Promoción de la cultura degenerada
6. Cómo el Partido Comunista Chino destruye familias
a. Separación de familias en nombre de la igualdad
b. Utilización de la lucha política para poner a esposos y esposas uno contra el otro
c. Utilización del aborto forzado para el control de la población
7. Las consecuencias del ataque del comunismo contra la familia
CAPITULO 7: LA DESTRUCCIÓN DE LA FAMILIA
Introducción
A partir de los años 60, una variedad de movimientos antitradición –incluyendo el feminismo moderno, la liberación sexual y los derechos de los homosexuales– se han vuelto prominentes en Occidente. La institución de la familia ha sido la más golpeada. En Estados Unidos, el Acta de Reforma de la Ley de Familia de 1969 dio luz verde al divorcio unilateral. Otros países no tardaron en crear leyes similares.
En Estados Unidos, la tasa de divorcios con respecto a los matrimonios ha aumentado a más del doble entre los 60 y los 80. En los años 50, alrededor de un 11% de niños nacidos en un matrimonio veía a sus padres divorciarse, y en 1970, el porcentaje se elevó al 50% [1]. De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, sus siglas en inglés), más del 40% de los recién nacidos en 2016 en Estados Unidos fueron concebidos fuera del matrimonio. En 1956, esta cifra era menor al 5%. [2]
En las sociedades tradicionales de Oriente y Occidente, la castidad en la relación entre un hombre y una mujer era considerada una virtud. Hoy se piensa que es algo inusual y hasta ridículo. El movimiento del matrimonio del mismo sexo, acompañado por el movimiento feminista, ha buscado redefinir legalmente a la familia y al matrimonio. Un profesor de derecho, que actualmente integra la Comisión Federal por la Igualdad de Oportunidades de Empleo de EE. UU., inició una declaración en 2006 titulada “Más allá del matrimonio del mismo sexo: Una nueva visión estratégica para todas nuestras familias y relaciones”. Esta proponía que la gente formara cualquier tipo de familia nueva, de acuerdo a cualquier deseo que tuvieran (incluyendo matrimonios polígamos, familias ensambladas homosexuales, etc). El profesor también argumentó que el matrimonio y la familia tradicionales no deberían tener más derechos legales que cualquier otro tipo de “familia”. [3]
En las escuelas públicas, el sexo premarital y la homosexualidad –que en la sociedad tradicional han sido considerados como algo vergonzoso durante miles de años– no solo se inculcan como algo normal, sino que en algunas escuelas incluso los alientan de manera tácita o explícita. Desde esta perspectiva, la orientación sexual de un niño debería desarrollarse y decidirse libremente, con el obvio resultado de un aumento de la homosexualidad, la bisexualidad, los transgénero, etc. Por ejemplo, en 2012 el Distrito Escolar de Rhode Island prohibió una tradición de la escuela de realizar danzas padre-hija y juegos de baseball madre-hijo, y declaró que las escuelas públicas no tenían derecho a inculcar en los niños ideas como que a las niñas les gusta bailar y que a los niños les gusta el baseball. [4]
La tendencia hacia la destrucción gradual de la familia tradicional es ahora evidente. La eliminación de la familia impulsada por el comunismo se convertirá en una realidad antes de la tan prometida eliminación de la diferencia de clases.
En las sociedades occidentales hay muchos aspectos de la destrucción de la familia. Estos incluyen el impacto no solo del feminismo, la liberación sexual y el movimiento homosexual, sino el trasfondo social más amplio de la influencia de la izquierda, el progresismo, etc., todos los cuales son colocados bajo la bandera de la “libertad”, la “justicia”, los “derechos” y la “liberación”. Estas ideas son apuntaladas de manera explícita e implícita mediante leyes, interpretaciones legales y políticas económicas apoyadas por otros ideólogos. Todo esto tiene el efecto de inducir a la gente a abandonar y transformar el concepto tradicional de matrimonio y familia.
Estas ideologías se originaron a comienzos del siglo XIX y están profundamente embebidas con factores comunistas. El malvado espectro del comunismo se distingue por su constante mutación y engaño, lo que provoca una continua confusión sobre qué es lo que la gente está apoyando exactamente cuando respaldan estas políticas e ideologías. El resultado es la inmersión en una visión del mundo cuyos parámetros fueron establecidos por ideas comunistas. La trágica situación actual –la degradación de la familia tradicional y la confusión de la gente con respecto a la verdadera naturaleza de esta tendencia– es el resultado de un plan meticuloso y una implementación gradual del espectro del comunismo en los últimos doscientos años.
La consecuencia es que la familia no solo es eliminada como una unidad básica de estabilidad social, sino que la moral tradicional establecida por Dios también es destruida, y el rol que juega la familia al transmitir y nutrir a la próxima generación en un marco de creencias tradicionales también se pierde. Es así que la generación más joven no tiene la contención de las ideas y creencias tradicionales, y así se convierten en marionetas para ser poseídos ideológicamente por el espectro comunista.
1. La familia tradicional establecida por Dios
En las culturas tradicionales de Oriente y Occidente, el matrimonio fue establecido por los dioses y se considera que está arreglado por el Cielo. Una vez formada, la unión matrimonial no puede romperse. Tanto hombres como mujeres fueron creados por los dioses a su imagen y semejanza, y son iguales ante Dios. Al mismo tiempo, los dioses también hicieron que hombres y mujeres fueran diferentes físicamente y establecieron roles respectivos para cada uno. En la tradición occidental, las mujeres son huesos de los huesos del hombre y carne de su carne [5]. Un hombre debe amar a su esposa como si fuera parte de su propio cuerpo, y de ser necesario, sacrificarse para protegerla.
A su vez, la mujer debe ayudarlo y cooperar con su esposo, haciendo así que la pareja sea algo completo e integral. Los hombres son responsables de trabajar duro y ganarse la vida para mantener a la familia, mientras que las mujeres sufren al dar a luz. Todo esto proviene de los diferentes pecados originales que cargan las personas.
De manera similar, en la cultura tradicional oriental, los hombres están asociados al yang del yin y yang, el cual está simbólicamente conectado con el sol y el cielo, y por lo tanto demanda que estén constantemente esforzándose por progresar y que carguen con la responsabilidad de cuidar a la familia en tiempos difíciles. Las mujeres pertenecen al principio yin, que simbólicamente está conectado con la tierra, y esto significa que dan vida y nutren todo con gran virtud. Deben ser complacientes y consideradas hacia los demás, y tienen el deber de apoyar a sus maridos y educar a sus hijos. Solo cuando hombres y mujeres cumplen bien sus respectivos roles podrá el yin y el yang lograr la armonía y los niños crecerán y se desarrollarán de manera sana.
La familia tradicional tiene el rol de transmitir las creencias, la moral y mantener la estabilidad de la sociedad. La familia es la cuna de la creencia y el lazo para la transmisión de valores. Los padres son los primeros maestros en la vida de un niño. Si los niños aprenden virtudes tradicionales como la generosidad, la humildad, la gratitud, la resiliencia, entre otros, a través de las palabras y las acciones de sus padres, eso los beneficiará por el resto de sus vidas.
La vida matrimonial tradicional también ayuda a hombres y mujeres a crecer juntos en cuanto a lo moral. Requiere que esposos y esposas consideren a sus emociones y deseos con una actitud diferente, y que sean considerados y tolerantes el uno con el otro. Esto es en esencia diferente a la idea de cohabitar. Las emociones humanas son inconstantes. Si la pareja está junta porque les gusta estar juntos y se separan porque ya no les gusta, la relación no es muy diferente a una amistad común que no tiene la unión del matrimonio. En última instancia, Marx deseaba que las “relaciones sexuales sin restricciones” [6] se generalizaran, lo cual por supuesto se trata de disolver el matrimonio tradicional y así, al final, eliminar la institución de la familia.
2. El comunismo apunta a eliminar a la familia
El comunismo cree que la familia es una forma de propiedad privada. Por lo tanto, para eliminar la propiedad privada, la familia también debe ser eliminada. El principio original del comunismo considera a los factores económicos como un punto clave para determinar el tipo de relaciones familiares formadas. El marxismo-freudismo contemporáneo considera al deseo sexual como la clave para las cuestiones relacionadas con la familia. La característica en común de esas dos ideologías es que desechan la moral humana básica y veneran al materialismo, al deseo y a los intereses pragmáticos. Todo esto simplemente convierte a los seres humanos en bestias. Es una ideología retorcida que tiene el efecto de destruir a la familia mediante la corrupción del pensamiento.
La delusión fantasiosa que reside en el núcleo del comunismo es la doctrina de la liberación de la humanidad. Esto no se manifiesta meramente como una supuesta liberación en el sentido económico, sino también como la liberación de la humanidad misma. Lo opuesto de la liberación, por supuesto, es la opresión. Entonces, ¿de dónde proviene la opresión que debe ser resistida? La respuesta del comunismo es que la opresión proviene de las propias nociones de la gente, las cuales son impuestas por la moral social tradicional: el patriarcado de la estructura familiar tradicional oprime a las mujeres; la moral sexual tradicional oprime a la naturaleza humana, y así sucesivamente.
En las generaciones siguientes, el feminismo y los movimientos por los derechos de los homosexuales heredaron y luego ampliaron esta teoría de la liberación inspirada en el comunismo. Esto lleva a una sarta de conceptos que se oponen al matrimonio y a la familia tradicionales, además de la liberación sexual, la homosexualidad, y demás. Todas estas ideas se han convertido en herramientas utilizadas por el diablo para socavar y destruir a la familia. El comunismo en sí mismo está en contra de todos los valores morales tradicionales y por eso desea derribarlos, tal como lo plantea claramente el Manifiesto Comunista.
3. El comunismo promueve la promiscuidad
El espectro perverso del comunismo se coloca en contra de la familia tradicional, a la cual quiere destruir. A principios del siglo XIX, Robert Owen, un representante del socialismo utópico, sembró las semillas de la ideología del diablo. Como pionero ideológico comunista, Owen estableció la comunidad utópica Nueva Armonía en Indiana en 1824 (la cual fracasó dos años después). El día del establecimiento de la comunidad, declaró:
Aquí declaro, ante ustedes y ante el mundo, que el Hombre, hasta este momento, ha sido, en todas partes del mundo, un esclavo de una Trinidad de las maldades más monstruosas que podrían ser combinadas a fin de infligir una maldad mental y física sobre toda su raza. Me refiero a la propiedad privada o individual, a sistemas absurdos e irracionales de religión, y al matrimonio, fundado sobre la propiedad individual combinada con algunos de estos sistemas irracionales de religión. [7]
Después de la muerte de Owen, otro comunista utópico influyente fue el francés Charles Fourier, cuyos pensamientos influenciaron profundamente a los marxistas y a Marx. Luego de su muerte, sus discípulos incorporaron sus pensamientos en la Revolución de 1848 y en la Comuna de París, y luego los difundieron a Estados Unidos. Fourier fue el primero en acuñar el término “feminista” (“féminisme” en francés).
En su sociedad comunista ideal (llamada falanje), la familia tradicional era despreciada, y las juergas y las orgías se alababan como una forma de liberar por completo las pasiones humanas internas. También declaró que una sociedad justa debería cuidar de quienes son rechazados sexualmente (como los ancianos o los poco atractivos) para asegurar que todos tengan el “derecho” a la satisfacción sexual. Él creía que toda forma de satisfacción sexual, incluido el sadomasoquismo, aun el incesto y la zoofilia, deberían estar permitidos siempre que sea consensuado. Fourier, por lo tanto, puede ser considerado el pionero de la teoría queer, una rama del movimiento homosexual contemporáneo (incluyendo LGBTQ y cosas por el estilo).
Debido a la influencia de Owen, y especialmente de Fourier, se establecieron docenas de comunas utópicas comunistas en el siglo XIX en Estados Unidos, aunque la mayoría no duraron mucho y terminaron siendo un fracaso. La que más duró fue la Comuna Oneida, establecida sobre la base de la teoría de Fourier, que duró 32 años. La comuna despreciaba el matrimonio monógamo tradicional y promulgaba la poligamia y el sexo grupal. Sus miembros tenían acceso sexual “justo”, ya que cada semana tenían la oportunidad de tener sexo con cualquiera que ellos quisieran. Al final, su fundador, John Humphrey Noyes, huyó por miedo a un juicio de la iglesia. La comuna fue forzada a dejar de compartir esposas, aunque Noyes luego escribió libros y se convirtió en el inventor del comunismo de la Biblia.
El gen promiscuo del comunismo es una consecuencia inevitable de su desarrollo teórico. Desde su mismo comienzo, el demonio del comunismo tentó a la gente a abandonar las enseñanzas divinas, a negar a los dioses y a negar el pecado original.
Según esta lógica, los problemas sociales causados originalmente por la degeneración de la moral humana fueron atribuidos a la propiedad privada. El comunismo lleva a la gente a creer que si se destruye la propiedad privada, la gente ya no peleará más por ella. Sin embargo, incluso si se comparte toda la propiedad, la gente también podrá tener conflictos con respecto a sus esposas. Por lo tanto, los socialistas utópicos utilizan abiertamente un sistema para compartir las esposas a fin de resolver tales problemas inherentes a la naturaleza humana.
Estos “paraísos” comunistas desafiaron directamente a la familia tradicional o promovieron un sistema de esposas en común, lo que llevó a comunidades locales, iglesias y gobiernos a considerarlos un desafío a la moral y la ética tradicionales, y tomaron acciones para suprimirlos. El escándalo de los bienes y las esposas compartidas del comunismo se conocieron ampliamente.
Las comunas utópicas fallidas enseñaron una lección a Marx y Engels: todavía no era el momento para promover abiertamente el compartir a las esposas de manera promiscua. Aunque el objetivo de eliminar a la familia en el Manifiesto Comunista no había cambiado, ellos adoptaron un enfoque más disimulado para presentar sus teorías y destruir a la familia.
Después de la muerte de Marx, Engels publicó el libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, a la luz de las investigaciones de Lewis H. Morgan para completar la teoría de Marx sobre la familia y explicar más en detalle la perspectiva marxista sobre el matrimonio: “[El surgimiento de la monogamia] se funda en la supremacía del hombre, y su propósito expreso es producir niños cuya paternidad sea indiscutible; y se exige tal paternidad porque esos niños luego estarán en posesión de la propiedad de su padre como sus herederos naturales. La familia monogámica se distingue del matrimonio sindiásmico por una solidez mucho más grande de los lazos conyugales, que ya no pueden ser disueltos por la voluntad de cualquiera de las partes”. [8]
Engels argumentaba que la monogamia estaba basada en torno a la propiedad privada, y que una vez compartida tal propiedad, habría un nuevo modelo de matrimonio basado puramente en el amor. En la superficie, suena muy noble… pero no lo es.
Los intentos de Marx y Engels por defender su teoría se vuelven débiles ante la implementación en la realidad de la teoría comunista. Los sentimientos son inestables. Si alguien ama a una persona hoy y a otra mañana, ¿acaso eso no incentiva la promiscuidad? La promiscuidad que tuvo lugar después del establecimiento de la ex Unión Soviética y del régimen comunista chino (ver la próxima sección) es de hecho el resultado de aplicar la doctrina marxista.
Las relaciones entre marido y mujer no siempre andan sobre ruedas. El voto de “hasta que la muerte nos separe” que se hace en las bodas tradicionales es un voto ante Dios. También representa la idea de que ambas partes están preparadas para enfrentar y sobrellevar todas las dificultades juntos. Lo que sostiene a un matrimonio no son meramente las emociones o los sentimientos, sino también un sentido de responsabilidad. Tratar a la otra mitad, a los hijos y a la familia con consideración transforma tanto al marido como a la mujer en un hombre y una mujer maduros y con sentido de responsabilidad moral.
En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Marx y Engels se jactan de que en una sociedad comunista, la propiedad privada se vuelve pública, los quehaceres domésticos se vuelven profesionales, y no hay que preocuparse por cuidar a los hijos ya que es responsabilidad del país cuidar de ellos y educarlos.
Esto escribieron: “Esto remueve toda la ansiedad acerca de las ‘consecuencias’, que actualmente es el factor social –tanto moral como económico– más esencial que impide que una mujer se entregue completamente al hombre que ama. ¿Acaso eso no será suficiente para ocasionar el crecimiento gradual de las relaciones sexuales sin restricciones, y con ello, una opinión pública más tolerante con respecto al honor de una señorita y la vergüenza de una mujer?” [9]
Lo que Marx y Engels promovían –aunque usaban palabras como “libertad”, “liberación” y “amor” para disimular– no era más que el completo abandono de la responsabilidad moral personal. Alentaron a la gente a actuar meramente en base a sus deseos. Sin embargo, en la época de Marx y de Fourier, la mayoría de la gente no había abandonado las enseñanzas divinas por completo y eran cautelosos ante la promoción de la promiscuidad del comunismo. Sin embargo, ni Marx mismo hubiera imaginado las racionalizaciones que aparecerían en el siglo XX y en el siglo siguiente para entregarse al caos sexual del pensamiento marxista e impulsar el objetivo de eliminar a la familia.
El demonio rojo organizó a ciertas personas para que sembraran estas semillas de lujuria y desviación. También hizo arreglos sistemáticos para tentar a la gente a que dieran rienda suelta a sus deseos y se opusieran a las enseñanzas divinas, para así pervertirlos gradualmente hasta finalmente alcanzar el objetivo de eliminar a la familia. Esto por último provoca la desviación del corazón humano y arrastra a la gente para que caiga en las garras del diablo.
4. La práctica de compartir esposas en el comunismo
El caos sexual descrito arriba es parte innata del comunismo. Se cree que Marx violó a su criada e hizo que Engels criara al niño. Engels cohabitó con dos hermanas. Lenin tuvo una aventura extramarital con una mujer llamada Inesa durante diez años, y también cometió adulterio con una francesa. También contrajo sífilis por andar con prostitutas. Stalin era igual de lascivo y se sabe que se aprovechó de las esposas de otros.
Después de que los soviéticos tomaron el poder, instituyeron la práctica de compartir esposas. Se puede considerar que la Unión Soviética fue pionera en la liberación sexual de Occidente. En la décima edición de la revista rusa Rodina, impresa en 1990, se expuso el fenómeno de las esposas compartidas de principios del régimen soviético. El artículo también describe las vidas privadas de líderes soviéticos como Trotsky, Bukharin, Antonov, Kollontai y otros, y dice que sus actividades sexuales eran tan casuales como las de los perros.
a. Esposas compartidas en la Unión Soviética
En 1904, Lenin escribió: “La lujuria puede emancipar la energía del espíritu –no es por los pseudo-valores de la familia, sino por la victoria del socialismo que hay que deshacerse de este coágulo”. [10]
En una reunión del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, León Trotsky propuso que una vez que los bolcheviques tomaran el poder, debían plantearse nuevos principios fundamentales para las relaciones sexuales. La teoría comunista demanda la destrucción de la familia y la transición a un periodo de satisfacción del deseo sexual sin restricciones. Trotsky también dijo que la responsabilidad de educar a los niños pertenece únicamente al Estado.
En una carta a Lenin de 1911, Trotsky escribió: “Sin lugar a dudas, la opresión sexual es la principal forma de esclavizar a una persona. Mientras exista tal opresión, no puede haber una verdadera libertad. La familia, como institución burguesa, ha superado su hora. Es necesario hablar más sobre esto con los trabajadores”.
Lenin respondió: “Y no solo la familia. Todas las prohibiciones relacionadas a la sexualidad deben ser abolidas. […] Tenemos algo que aprender de los sufragistas: incluso hay que levantar la prohibición sobre el amor del mismo sexo”. [11]
Después de que los bolcheviques tomaron el poder, Lenin lanzó una serie de regulaciones para efectivamente abolir el matrimonio y el castigo a la homosexualidad. [12]
En esa época también estaba el lema “¡Basta de vergüenza!” Esto era parte del intento bolchevique por crear a un “nuevo hombre” de ideología socialista, y a veces incluía deambular desnudos por la calle gritando histéricamente lemas como “La vergüenza es el pasado burgués del pueblo soviético”. [13]
El 19 de diciembre de 1918, para conmemorar el día en que el decreto efectivamente abolió el matrimonio, grupos de lesbianas celebraron. Trotsky escribió en sus memorias que la noticias de las lesbianas celebrando con un desfile pusieron muy feliz a Lenin. Lenin también incentivó a la gente a marchar desnuda. [14]
En 1923, la novela soviética El amor de tres generaciones popularizó el concepto del “vaso de agua”. La autora, la comisaria del pueblo de bienestar social Alexandra Kollontai, era una revolucionaria que provenía de una familia tradicional y luchó por tener un lugar en la facción bolchevique en busca de la “liberación de la mujer”. El “vaso de agua” que promueve la novela es, de hecho, un sinónimo de la indulgencia sexual: en la sociedad comunista, satisfacer el deseo sexual es tan normal y fácil como beber un vaso de agua. La teoría del “vaso de agua” se popularizó entre las obreras en las fábricas y especialmente entre las estudiantes adolescentes.
“La actual moralidad de nuestra juventud se resume de la siguiente manera”, escribió en el periódico Pravda el conocido comunista Smidovich (21 de marzo de 1925):
“Cada miembro, incluso un menor, de la Liga Juvenil Comunista y cada estudiante de la ‘Rabfak’ (escuela de entrenamiento del Partido Comunista) tiene el derecho a satisfacer su deseo sexual. Este concepto se ha convertido en un axioma, y la abstinencia es considerada una noción de los burgueses. Si un hombre tiene lujuria hacia una niña, ya sea una estudiante, una trabajadora o incluso una niña en edad escolar, entonces esta niña debe obedecer la lujuria del hombre, de otro modo será considerada una hija burguesa, indigna de ser llamada una verdadera comunista”. [15]
El divorcio también se normalizó y se generalizó. “El porcentaje de divorcios se disparó a niveles nunca antes vistos en la historia humana. Rápidamente, parecía que todos en Moscú se habían divorciado”, señaló Paul Kengor en su libro Desmontaje: De los comunistas a los progresistas, cómo la izquierda ha saboteado a la familia y al matrimonio. En 1926, la influyente revista norteamericana The Atlantic publicó un artículo sobre la increíble situación en la URSS, con el título “Los esfuerzos rusos para abolir el matrimonio”. [16]
El fenómeno de las “familias suecas” –que no tiene nada que ver con Suecia, sino que se refiere a un gran grupo de hombres y mujeres que viven juntos y tienen sexo casual– también apareció durante este periodo de liberación sexual. Esto abrió las puertas a la promiscuidad, el caos sexual, la homosexualidad, el colapso moral, la destrucción de la familia, las enfermedades de transmisión sexual, las violaciones, y más. [17]
Luego de la expansión de las comunas socialistas, estas “familias suecas” se difundieron por toda la Unión Soviética. Esto se conoció con el nombre de “nacionalización” o “socialización” de las mujeres. Las Mujeres Socialistas de Ekaterinburgo, en marzo de 1918, son un lamentable ejemplo: después de que los bolcheviques tomaron la ciudad, emitieron la ordenanza de que las jóvenes de entre 16 y 25 años debían ser “socializadas”. La orden fue implementada por varios funcionarios del Partido, y diez jóvenes fueron “socializadas”. [18]
Los bolcheviques reforzaron rápidamente sus políticas sobre el sexo a fines de los años 20. En una conversación con la activista feminista Clara Zetkin, Lenin deploró la filosofía del “vaso de agua”, y la calificó de “antimarxista” y “antisocial” [19]. La razón fue que la liberación sexual trajo consigo una consecuencia indeseable: muchos bebés. Muchos eran abandonados. Nuevamente, quedó demostrado que la destrucción de la familia finalmente da como resultado un colapso social.
b. La liberación sexual en Yan’an
En los primeros años del PCCh, las circunstancias eran similares a las de la Unión Soviética. Por supuesto, todos estos partidos comunistas son variedades de los frutos venenosos del mismo árbol. Chen Duxiu, uno de los primeros líderes comunistas, era conocido por su vida personal depravada. De acuerdo con las memorias de Zheng Chaolin y Chen Bilan, Qu Qiubai, Cai Hesen, Zhang Tailei, Xiang Jingyu, Peng Shuzhi y otros tenían una historia sexual algo confusa, y su actitud hacia el sexo era similar al “vaso de agua” de los primeros revolucionarios soviéticos.
La “liberación sexual” fue acogida no solo por los líderes intelectuales del Partido, sino también por los ciudadanos comunes que vivían en los primeros “soviéticos” del PCCh (enclaves revolucionarios establecidos antes del derrocamiento del Partido Nacionalista) en Hubei, Henan y Anhui. Debido a la promoción de la igualdad de las mujeres y la absoluta libertad de matrimonio y divorcio, el trabajo revolucionario se veía constantemente interrumpido para satisfacer el deseo sexual.
Los jóvenes en las zonas soviéticas a veces tenían aventuras amorosas con la excusa de conectarse con la masa. No era extraño que las jóvenes tuvieran seis o siete parejas sexuales. De acuerdo con la Colección de Documentos Históricos Revolucionarios de los distritos soviéticos de Hubei, Henan y Anhui, entre los jefes locales del Partido en lugares como Hong’an, Huangma, Huangqi, Guangshan y otros, “alrededor de tres cuartos de ellos mantenían relaciones sexuales con docenas o cientos de mujeres”. [20]
A fines de la primavera de 1931, cuando Zhang Guotao se hizo cargo de los distritos soviéticos de Hubei, Henan y Anhui, notó que la sífilis estaba tan generalizada que tuvo que reportarlo a la Central del Partido para que enviaran médicos especializados en la enfermedad. Muchos años después, en sus memorias, aún recordaba vívidamente las historias sobre mujeres en los distritos soviéticos que eran abusadas sexualmente, incluyendo algunas de las amantes de los generales de alto rango. [21]
En 1937, Li Kenong era el director de la Oficina del Ejército de la Octava Ruta del PCCh en Nanjing, y por lo tanto era el responsable de recoger estipendios, medicina y suministros para el Ejército. En una ocasión, mientras revisaba la lista de medicinas para el Ejército de la Octava Ruta, el equipo del Gobierno Nacional encontró una gran cantidad de medicamentos para tratar la enfermedad de transmisión sexual. El equipo le preguntó a Li Kenong: “¿Hay mucha gente en su ejército con esta enfermedad?” Li no sabía bien qué decir, así que mintió y dijo que era para tratar a la gente local. [22]
Sin embargo, para la década de 1930, la libertad sexual comenzó a ser percibida como una amenaza para el régimen. El mismo problema de la desintegración social que ocurrió en la Rusia soviética se hizo evidente, y los reclutas del Ejército Rojo comenzaron a preocuparse de que sus esposas tuvieran aventuras extramaritales o se divorciaran de ellos una vez que se unieran a la revolución. Esto afectó la efectividad en combate de las tropas. Aún más, la tendencia de la promiscuidad pareció reforzar la mala reputación del lema “propiedad común, esposas comunes”. Así fue que los distritos soviéticos comenzaron a implementar políticas para proteger los matrimonios militares, limitando el número de divorcios, etc.
5. Cómo el comunismo destruye a la familia en Occidente
Las tendencias ideológicas del perverso espectro tienen su origen en el siglo XIX. Después de un siglo de transformación y evolución en Occidente, finalmente entraron en acción en Estados Unidos en la década de 1960.
En los años 60, influenciados y alentados por el neomarxismo y otras ideologías radicales, aparecieron movimientos sociales y culturales manipulados por el perverso espectro. Estos incluyen la contracultura hippie, la Nueva Izquierda radical, el movimiento feminista y la revolución sexual. La turbulencia de estos movimientos sociales fue un feroz ataque contra el sistema político, el sistema de valores tradicionales y la trama social de Estados Unidos.
Los movimientos rápidamente se difundieron por Europa, alterando en poco tiempo la manera en que la gente en general pensaba sobre la sociedad, la familia, el sexo y los valores culturales. Mientras ocurría esto, el movimiento por los derechos de los homosexuales también iba en aumento. La confluencia de estas fuerzas llevó al debilitamiento de los valores tradicionales de la familia occidental y al deterioro de la institución de la familia tradicional y su posición central en la vida social. Al mismo tiempo, la agitación social provocó una serie de problemas, incluyendo la proliferación de la pornografía, la propagación de las drogadicciones, el colapso de la moral sexual, el aumento de los crímenes juveniles y la expansión de los grupos que dependían de las prestaciones sociales.
a. Promoción de la liberación sexual
La liberación sexual (también conocida como la revolución sexual) se originó en Estados Unidos en los años 60. Su rápida difusión por el mundo asestó un golpe devastador a los valores morales tradicionales, en particular los valores de la familia tradicional y la moral sexual.
El malvado espectro hizo grandes preparativos para usar la liberación sexual contra las sociedades occidentales. El movimiento del amor libre pavimentó el camino para erosionar y desintegrar gradualmente los valores tradicionales de la familia. El concepto de “amor libre” viola la moral sexual tradicional y argumenta que la actividad sexual en todas sus formas debería estar libre de regulaciones sociales. Desde esta perspectiva, las actividades sexuales individuales –incluyendo el matrimonio, el aborto y el adulterio– no deberían ser restringidas por el gobierno o las leyes, ni estar sujetas a ninguna sanción social.
Los seguidores de Charles Fourier y del socialista cristiano John Humphrey Noyes fueron los primeros en acuñar el término de “amor libre”.
En tiempos recientes, los principales promotores de las ideas del amor libre son casi todos socialistas o personas profundamente influenciadas por el pensamiento socialista. Por ejemplo, entre los pioneros del movimiento del amor libre en Gran Bretaña estaba el filósofo socialista Edward Carpenter, quien también era uno de los primeros activistas por los derechos de los gays. El promotor más famoso del movimiento de los derechos de los homosexuales, el filósofo británico Bertrand Russell, fue un socialista confeso y miembro de la Sociedad Fabiana. Él decía que la moral no debería limitar el impulso instintivo de la humanidad hacia el placer, y promovía el sexo premarital y extramarital.
El principal precursor del movimiento del amor libre en Francia fue Émile Armand, un anarco-comunista en sus primeros días que luego se basó en el comunismo utópico de Fourier, fundó el anarquismo individualista francés (que entra dentro de la categoría más amplia de socialismo) y promovía la promiscuidad, la homosexualidad y la bisexualidad. El pionero del movimiento del amor libre en Australia fue Chummy Fleming, un anarquista (otro derivado del socialismo).
El movimiento del amor libre en Estados Unidos dio un importante fruto: Playboy, la revista erótica fundada en 1953. La revista hizo uso del papel brillante para crear la impresión de que era artística y no sórdida. También hizo uso de la impresión a color, más cara, con el resultado de que el contenido pornográfico –generalmente considerado de bajo nivel y vulgar– ingresó tranquilamente a la sociedad principal, y Playboy se convirtió en una revista para el tiempo libre de “clase alta”. Durante más de medio siglo, esparció la toxina de la libertad sexual por todo el mundo, y asedió a la moral tradicional y a la percepción con respecto al sexo.
A mediados del siglo XX, con la cultura hippie aumentando su popularidad y el amor libre ganando una aceptación generalizada, la revolución sexual (también conocida como liberación sexual) hizo su debut oficial. El término “revolución sexual” fue acuñado por Wilhelm Reich, comunista alemán y fundador del psicoanálisis comunista. Él combinó al marxismo con el psicoanálisis freudiano, y creía que el primero liberaba a la gente de la “opresión económica”, mientras que el último liberaba a la gente de la “represión sexual”.
Otro fundador de la teoría de la liberación sexual fue Herbert Marcuse de la Escuela de Frankfurt. Durante el movimiento occidental de contracultura en los años 60, su lema “hacer el amor, no la guerra” insertó la noción de la liberación sexual en lo profundo de los corazones de la gente.
Desde entonces, con la publicación de Comportamiento sexual del hombre y Comportamiento sexual de la mujer de Alfred Kinsey, y con la generalización del uso de los anticonceptivos orales, la noción de liberación sexual se propagó por Occidente. Vale mencionar que intelectuales contemporáneos han descubierto datos estadísticos distorsionados en la obra de Kinsey, además de exageración, sobresimplificación y otras falacias provocadas por sus compromisos políticos e ideológicos. Kinsey pretendió mostrar que el sexo extramarital, el sexo homosexual, etc, eran algo común, y así buscó dirigir a la sociedad a aceptar la normalización de estos fenómenos, una tarea en la que tuvo mucho éxito. [23]
De repente, estar “liberado sexualmente” se puso de moda. Entre los jóvenes, la promiscuidad comenzó a considerarse algo normal. Los adolescentes que admitían ser vírgenes recibían la burla de sus pares. Los datos muestran que entre quienes cumplieron 15 años de edad entre 1954 y 1963 (la generación de los 60), el 82% tuvo sexo premarital antes de los 30 años de edad [24]. En la década de 2010, las novias que aún eran vírgenes antes del matrimonio representaban solo el 5%, mientras que el 18% de las novias habían tenido 10 o más parejas sexuales antes del matrimonio [25]. La cultura predominante se saturó de sexo, incluyendo la literatura, el cine, la publicidad y la televisión.
b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional
La ideología comunista detrás del movimiento feminista
El movimiento feminista es otra herramienta que el espectro comunista ha utilizado para destruir a la familia. Cuando comenzó en el siglo XVIII, el movimiento feminista (también conocido como el feminismo de la primera ola) comenzó en Europa y abogó por que las mujeres reciban el mismo trato que los hombres en educación, empleo y política. El centro del movimiento feminista se desplazó de Europa a Estados Unidos a mediados del siglo XIX.
Cuando se inició el feminismo de la primera ola, la noción de la familia tradicional aún tenía fuertes cimientos en la sociedad, y el movimiento feminista no desafiaba directamente a la familia tradicional. Las feministas influyentes de esa época, tales como Mary Wollstonecraft de la Inglaterra del siglo XVIII, Margaret Fuller de Estados Unidos del siglo XIX y John Stuart Mill de la Inglaterra del siglo XIX, todos postulaban que las mujeres en general debían priorizar a la familia después de casarse, que el potencial de las mujeres debía desarrollarse dentro del ámbito de la familia y que las mujeres debían enriquecerse por el bien de la familia (tal como educar a los hijos, administrar a la familia, y así). No obstante, pensaban que algunas mujeres especiales que son particularmente talentosas no deberían estar constreñidas por la sociedad y deberían tener la libertad de utilizar sus talentos, incluso al punto de competir con los hombres.
Luego de los años 20, cuando el derecho de las mujeres a votar se incorporó a la ley en muchos países, la primera ola de movimientos por los derechos de las mujeres retrocedió gradualmente. En los años siguientes, con el impacto de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, el movimiento feminista en esencia bajó su bandera.
Al mismo tiempo, el espectro comunista comenzó a sembrar las semillas para la destrucción del matrimonio tradicional y la ética sexual. Los primeros socialistas utópicos en el siglo XIX sentaron la dirección de los movimientos feministas radicales modernos. François Marie Charles Fourier, llamado “el padre del feminismo”, declaró que el matrimonio convierte a las mujeres en propiedad privada. Robert Owen maldijo al matrimonio como algo malvado. Las ideas de estos socialistas utópicos fueron heredadas y desarrolladas por feministas posteriores, entre ellos, por ejemplo, Frances Wright, que en el siglo XIX heredó las ideas de Fourier y abogó por la libertad sexual de las mujeres.
La activista feminista británica Anna Wheeler heredó las ideas de Owen, y condenó ferozmente al matrimonio por supuestamente convertir a las mujeres en esclavas. Los activistas feministas socialistas también fueron una parte importante del movimiento feminista del siglo XIX. En ese tiempo, entre las publicaciones feministas más influyentes de Francia estaban La Voix des Femmes, la primera publicación feminista de Francia, y La Mujer Libre (La Femme Libre, luego renombrada como La Tribune des Femmes), así como La Politique des Femmes, entre otras. Los fundadores de estas publicaciones eran seguidores de Fourier o de Henri de Saint-Simon, el promotor de la modernidad. Debido a la cercana conexión entre el feminismo y el socialismo, las autoridades escudriñaron al feminismo.
Cuando la primera ola de movimientos por los derechos de las mujeres estuvo en pleno auge, el diablo del comunismo también hizo arreglos para presentar una variedad de pensamientos radicales con el objeto de atacar los conceptos tradicionales de la familia y el matrimonio, pavimentando el camino para el movimiento feminista más radical que le siguió.
La segunda ola de movimientos feministas comenzó en Estados Unidos a fines de los 60, luego se propagó a Europa Occidental y del Norte y rápidamente se expandió a todo el mundo occidental. La sociedad estadounidense de fines de los años 60 pasó por un período de agitación, con el movimiento por los derechos civiles, el movimiento anti Guerra de Vietnam y varias tendencias sociales radicales. El feminismo se aprovechó de este conjunto único de circunstancias, emergió con una cepa más radical y se volvió popular.
La piedra angular de esta ola de movimientos feministas era el libro La mística de la feminidad de Betty Friedan, publicado en 1963, así como la Organización Nacional de Mujeres, que ella misma fundó. Usando la perspectiva de un ama de casa de clase media que vive en los suburbios, Friedan criticó ferozmente el rol de las mujeres en la familia tradicional y sostenía que la imagen tradicional de un ama de casa feliz, contenta y llena de alegría era un mito forjado por la sociedad patriarcal. Sostenía que las familias de clase media de los suburbios eran “un campo de concentración cómodo” para las mujeres estadounidenses y que las mujeres modernas instruidas debían rechazar el sentido de realización obtenido a través de apoyar a sus maridos y educar a sus hijos, y que en cambio debían darse cuenta de su valor fuera de la familia. [26]
Pocos años más tarde, más feministas radicales dominaron la Organización Nacional de las Mujeres, heredando y desarrollando las ideas de Friedan. Decían que la mujer había sido oprimida por el patriarcado desde tiempos antiguos y culparon a la familia como la causa raíz de la opresión a las mujeres. En respuesta, llegaron a abogar por la total transformación del sistema social y de la cultura tradicional, y a luchar en todos los aspectos de los asuntos humanos –la economía, la educación, la cultura y la familia– para lograr la igualdad femenina.
Clasificar a una sociedad entre opresores y oprimidos para alentar la lucha, la liberación y la igualdad es exactamente de lo que trata el comunismo. El marxismo tradicional clasifica a los grupos según su estatus económico, mientras que los movimientos neofeministas dividen a las personas en base a su género.
Betty Friedan, autora de La mística de la feminidad, no era, como describe su libro, un ama de casa de clase media que vivía en los suburbios y estaba aburrida de las tareas del hogar. Daniel Horowitz, profesor del Smith College, escribió una biografía sobre Friedan en 1998 titulada Betty Friedan y la elaboración de la mística de la feminidad. Su investigación revela que Friedan, bajo su nombre de soltera Betty Goldstein, había sido una activista socialista radical desde su etapa universitaria hasta los años 50. En diferentes momentos, fue periodista profesional, o propagandista para ser más precisos, para varios sindicatos radicales dentro de la órbita del Partido Comunista de EE. UU.
David Horowitz, ex izquierdista sin relación con Daniel Horowitz, revisaba sus artículos publicados para comprender el desarrollo de sus puntos de vista [27]. Ella fue miembro de la Liga Juvenil Comunista mientras estuvo en UC-Berkeley. Friedan incluso solicitó dos veces, en diferentes momentos, unirse al Partido Comunista de EE. UU. Judith Hennesee, su biógrafa autorizada, también indica que ella era marxista. [28]
Kate Weigand, académica estadounidense, señala en su libro Feminismo Rojo que el feminismo en efecto no se quedó quieto en Estados Unidos desde principios del siglo XX hasta los años 60. Durante ese período, un gran grupo de escritoras feministas rojas con trasfondos comunistas pavimentaron el camino para el posterior movimiento feminista de la segunda ola. Entre ellas se encuentran Susan Anthony, Eleanor Flex, Gerda Lerner, Eve Merriam y así. Ya por el año 1946, Anthony aplicó el método analítico marxista para trazar una analogía entre los blancos oprimiendo a los negros, y los hombres oprimiendo a las mujeres. No obstante, debido al macartismo de la época, tales escritoras ya no hablaron sobre su trasfondo rojo. [29]
En Europa, la icónica obra El segundo sexo de la escritora francesa Simone de Beauvoir, marcó el inicio de la locura de la segunda ola de feminismo. De Beauvoir era socialista. En 1941, junto con el filósofo comunista Jean-Paul Sartre y otros escritores, creó Socialiste et Liberté, una organización socialista francesa clandestina. Con el ascenso de su reputación por el feminismo en los años 60, de Beauvoir declaró que ya no creía en el socialismo, y afirmó que solo era una feminista.
Dijo: “Una no nace, más bien se convierte, en mujer”. Propugnó que a pesar de que el sexo está determinado por características fisiológicas, el género es un concepto psicológico autopercibido formado bajo la influencia de la socialidad humana. Sostenía que los temperamentos de obediencia, sumisión, afecto y maternidad derivan del “mito” cuidadosamente diseñado por el patriarcado para oprimir a las mujeres, y propuso que las mujeres rompieran con las nociones tradicionales y descubrieran su ser irrefrenable.
De hecho, esta mentalidad yace en el núcleo de las nociones dañinas de homosexualidad, bisexualidad, transgénero, y demás. Desde entonces, varios pensamientos feministas surgieron en un flujo constante, todos viendo el mundo a través de la lente de mujeres oprimidas por un patriarcado, el cual se materializa a través de la institución de la familia tradicional –convirtiendo a la familia, por lo tanto, en un obstáculo para la realización de la igualdad femenina. [30]
De Beauviour sostenía que las mujeres son restringidas por sus esposos debido al matrimonio y decía que el matrimonio era tan asqueroso como la prostitución. Se rehusaba a casarse y mantenía una “relación abierta” con Sartre. Del mismo modo, Sartre también tenía encuentros sexuales con otras mujeres. Su visión del matrimonio es la norma entre las feministas radicales contemporáneas. Relaciones y amoríos así de caóticos son precisamente el sistema de esposas comunitarias imaginadas por Charles Fourier, predecesor del comunismo utópico en el siglo XIX.
[Parte 2]
b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional
Resultados del movimiento feminista: familias rotas, relaciones degeneradas, confusión de roles sexuales
El feminismo ahora prevalece en todos los aspectos de la sociedad. Según una encuesta pública realizada por Harvard en 2016, alrededor del 59% de las mujeres expresaron su apoyo a los puntos de vista feministas.
Una de las aseveraciones principales del feminismo contemporáneo es que aparte de las diferencias fisiológicas entre los órganos reproductivos masculinos y femeninos, todas las otras diferencias físicas y psicológicas entre hombres y mujeres, incluyendo las divergencias en comportamiento y personalidad, son construcciones sociales y culturales. Según esta lógica, los hombres y las mujeres deberían ser completamente iguales en todos los aspectos de la vida y de la sociedad, y todas las manifestaciones de “desigualdad” entre hombres y mujeres son el resultado de una cultura y una sociedad que es opresora y machista.
Por ejemplo, el número de hombres trabajando como ejecutivos en grandes compañías, los académicos de alto nivel en universidades de élite y los altos funcionarios de gobierno supera por lejos la proporción de mujeres en posiciones similares. Muchas feministas creen que esto es causado principalmente por el machismo, cuando de hecho una comparación justa entre ambos sexos solo se puede hacer considerando factores tales como la habilidad, las horas, la ética laboral, y demás. El éxito en las posiciones de alto nivel suele requerir trabajo extra de alta intensidad a largo plazo –sacrificar los fines de semana y las noches, reuniones de emergencia repentinas, viajes frecuentes de negocios, y demás.
Dar a luz tiende a interrumpir la carrera de una mujer, y las mujeres tienden a reservar tiempo para pasar con sus familias e hijos en vez de dedicarse completamente a sus trabajos. Además, las personas con la aptitud de ocupar posiciones de alto nivel tienden a tener personalidades fuertes, mientras que las mujeres tienden a ser más amables y afables. Estas son las razones principales por las que las mujeres ocupan una proporción tan chica de posiciones de alto nivel. No obstante, las feministas consideran que la tendencia de las mujeres a ser más amables y a orientarse alrededor de la familia y los hijos son rasgos impuestos sobre ellas por una sociedad machista. Según el feminismo, estas diferencias deberían ser corregidas por servicios tales como guarderías públicas u otras formas de beneficios sociales. [1]
El feminismo contemporáneo no puede tolerar ninguna explicación sobre la desigualdad entre el hombre y la mujer que base su argumento en diferencias fisiológicas y psicológicas naturales entre hombres y mujeres. Toda la culpa debe echarse al condicionamiento social y a la moral tradicional.
En 2005, Lawrence Summers, presidente de la Universidad de Harvard, expuso en una conferencia académica para discutir por qué es menos probable que las mujeres enseñen en campos científicos y matemáticos en las mejores universidades. Además de las alrededor de 80 horas por semana que se requieren para estas posiciones y sus horarios de trabajo impredecibles (tiempo que la mayoría de las mujeres reservaría para la familia), Summer postuló que los hombres y las mujeres simplemente tendrían diferentes aptitudes cuando se trata de ciencia y matemática avanzada. A pesar de que respaldó sus dichos con estudios relevantes, Summers se convirtió en el blanco de protestas de la feminista Organización Nacional de Mujeres. El grupo lo acusó de machismo y exigió su destitución. Summers fue rotundamente criticado en los medios de comunicación y obligado a disculparse públicamente por sus afirmaciones. Luego dedicó U$S 50 millones para aumentar la diversidad en la facultad de Harvard. [2]
En 1980, la revista Science publicó un estudio que demuestra que los estudiantes de escuela secundaria femeninos y masculinos tenían diferencias significativas en su habilidad de razonamiento matemático, con un mejor desempeño de los varones que las mujeres. [3] Un estudio posterior que comparó los resultados de los exámenes de matemática de SAT entre varones y mujeres descubrió que era cuatro veces más probable que los varones lograran un puntaje de más de 600 en comparación con las mujeres. Esta diferencia se volvió incluso más extrema en el umbral de los 700 puntos, en el que era 13 veces más probable que los varones alcanzaran este puntaje que las mujeres. [4]
El mismo equipo de investigación hizo otro estudio en el año 2000, y descubrió que tanto los estudiantes masculinos como femeninos que tomaron el examen SAT y obtuvieron puntajes de genios matemáticos tendían a obtener títulos avanzados en campos relacionados con la ciencia y las matemáticas, y estuvieron satisfechos con sus logros. Los argumentos de Lawrence Summers estaban respaldados por datos científicos.
Algunos informes señalaron que el trato que recibió Summer luego de la conferencia de 2005 refleja las políticas de reeducación utilizadas por regímenes comunistas para suprimir disidentes. Incluso si las causas de la desigualdad aún tenían que ser determinadas, se incentivó la “diversidad” para imponer la igualdad de resultados –esto es, asegurar un número mayor de instructores de sexo femenino en los campos de matemática y ciencia.
Es simple ver los vínculos entre el feminismo y el socialismo. El diplomático y científico político francés del siglo XIX, Alexis de Tocqueville dijo: “La democracia y el socialismo no tienen nada en común excepto una palabra: igualdad. Pero note la diferencia: mientras la democracia busca la igualdad en la libertad, el socialismo busca la igualdad en la restricción y la esclavitud”. [5]
Nada de esto tiene el objeto de probar que los hombres son superiores a las mujeres en inteligencia o habilidad, dado que los talentos de los hombres y de las mujeres se manifiestan en diferentes aspectos. Los intentos deliberados por eliminar las diferencias entre los sexos van en contra del sentido común y evitan que los hombres y las mujeres alcancen su potencial.
Si bien las razones para las disparidades psicológicas e intelectuales entre hombres y mujeres pueden no ser inmediatamente obvias, negar sus diferencias físicas y reproductivas contradice la realidad. En la visión tradicional tanto de Oriente como de Occidente, los hombres son figuras protectoras. Es normal que los bomberos sean en su gran mayoría hombres. No obstante, las feministas, creyendo en la absoluta igualdad entre el hombre y la mujer, exigen que las mujeres asuman tareas tradicionalmente masculinas, con resultados inesperados.
En 2005, el Departamento de Bomberos de Nueva York permitió que una mujer se convirtiera en bombera sin pasar las pruebas físicas, que generalmente incluyen completar tareas mientras se utilizan tanques de oxígeno y otros equipos que pesan unos 22 kilogramos. Otros bomberos expresaron su preocupación al respecto, y dijeron que las colegas que no cumplieran los requisitos serían inevitablemente una carga y un peligro para el resto del equipo y para el público.
El departamento de bomberos finalmente contrató a la mujer para evitar una demanda: los grupos feministas habían culpado a las altas exigencias físicas del Departamento de Bomberos de Nueva York de la baja proporción de mujeres que ingresaban a la fuerza de bomberos [6]. El departamento de bomberos de Chicago enfrentó desafíos similares y fue obligado a bajar el estándar a fin de incrementar el número de bomberas.
En Australia, muchos departamentos de bomberos de las ciudades han implementado cupos de género. Por cada aplicante masculino contratado, también debe contratarse una mujer. A fin de cumplir este requisito, se han establecido estándares físicos muy diferentes para hombres y mujeres, a pesar de que se postulan para el mismo trabajo peligroso y de alto estrés.
Esta ilógica campaña por la igualdad de resultados no terminó allí. Los cupos crearon una fricción entre los bomberos masculinos y femeninos; las bomberas reportaron que sus colegas masculinos les reprochaban por no ser aptas ni competentes. Los grupos feministas se agarraron de esto como “bullying” y “presión psicológica” [7]. La situación creó otra batalla más para que las feministas luchasen en su aparente cruzada por la igualdad.
Pero este absurdo es un paso deliberado en los planes del espectro comunista: al desafiar al supuesto patriarcado –esto es, la sociedad tradicional– el feminismo socava la familia tradicional de la misma forma que la lucha de clases es utilizada para socavar el sistema capitalista.
En una cultura tradicional, se da por sentado que los hombres deben ser masculinos y que las mujeres deben ser femeninas. Los hombres cargan con la responsabilidad de sus familias y comunidades al proteger a las mujeres y a los niños –la misma estructura patriarcal que el feminismo desafía bajo el argumento de que confiere ventajas injustas para los hombres mientras restringe a las mujeres. El feminismo no da lugar al espíritu tradicional de comportamiento cortés o caballeresco. En el mundo feminista, los hombres a bordo del Titanic no habrían sacrificado sus lugares en los botes salvavidas para que las pasajeras pudieran tener una mejor oportunidad de sobrevivir.
La cruzada del feminismo contra el patriarcado también entró en el reino de la educación. En 1975, una sentencia judicial de Pennsylvania por una demanda contra la Federación Atlética Intercolegial de Pennsylvania ordenó que las escuelas debían incluir estudiantes tanto varones como mujeres en todas las actividades físicas, incluyendo la lucha libre y el fútbol americano. Las mujeres no tenían permitido abstenerse solo en razón de su género. [8]
En su libro de 2013, La guerra contra los chicos: cómo el feminismo está dañando a nuestros hombres, la académica estadounidense Christina Hoff Sommers argumentó que la masculinidad está bajo ataque [9]. Ella mostró el ejemplo de la Escuela Secundaria de Aviación en Queens, Nueva York, que principalmente acepta estudiantes de familias de bajos ingresos. La escuela educó a estos niños con un alto estándar de rendimiento académico y fue calificada como una de las mejores escuelas secundarias de Estados Unidos por US News and World Report.
La escuela se especializa en instruir a sus estudiantes mediante proyectos prácticos como construir un avión eléctrico y, como era de esperarse, el cuerpo de alumnos está compuesto por una abrumadora mayoría de varones. Las niñas, si bien conforman un porcentaje más pequeño de estudiantes, también se desempeñan de manera notable y se ganan el respeto de sus pares e instructores.
Sin embargo, la Escuela Secundaria de Aviación enfrentó crecientes críticas y amenazas de juicio por organizaciones feministas que exigían que admitiera más estudiantes femeninas. Al hablar en la Casa Blanca en 2010, la fundadora del Centro Legal Nacional de Mujeres apuntó específicamente a la Escuela Secundaria de Aviación como un caso de “aislamiento de género” y dijo: “Difícilmente descansemos en los laureles mientras no tengamos igualdad absoluta, y aún no estamos allí”.
Para las feministas, educar a los niños para que tengan rasgos masculinos de independencia y aventura, e incentivar a las niñas a ser amables, consideradas y orientadas a la familia no es más que opresión y desigualdad machista.
El feminismo moderno está forzando a la sociedad hacia un futuro sin géneros, atacando los rasgos psicológicos de los hombres y de las mujeres que caracterizan a sus respectivos sexos. Esto en particular tiene implicaciones severas para los niños y jóvenes que están en sus años de formación, entre los cuales se prevé que un número creciente se vuelvan homosexuales, bisexuales o transgénero.
Esto ya está en progreso en algunos países europeos, donde cada vez más niños reportan sentir que nacieron en un cuerpo equivocado. En 2009, el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS, según sus siglas en inglés), con sede en la Tavistock and Portman NHS Foundation Trust de Londres, recibió 97 pacientes derivados para transición de sexo. Para 2017, GIDS estaba recibiendo más de 2500 de tales pacientes anualmente. [10]
La sociedad tradicional considera que el nacimiento de un bebé y la educación de los niños son el deber sagrado de las mujeres, ordenado por Dios o el Cielo. En los anales tanto de Oriente como de Occidente, detrás de cada gran héroe hay una gran madre. El feminismo descarta esta tradición como opresión patriarcal y sostiene que esperar que las mujeres sean responsables de criar a sus hijos es un ejemplo clave de esta opresión.
La literatura feminista contemporánea está repleta de acusaciones a la maternidad y a la vida marital, a las cuales critica como monótonas, aburridas e insatisfactorias. La parcialidad de esta perspectiva sombría se hace evidente al considerar a las vidas personales de las feministas conocidas. Casi todas ellas sufren de relaciones rotas o matrimonios fallidos, o no tienen hijos.
El feminismo abrió la puerta a todo tipo de nociones ridículas. Están aquellos que insisten en que lo personal es político, y entonces ven a los conflictos domésticos como guerras de género. Algunos consideran que los hombres son parásitos que esclavizan las mentes y los cuerpos de las mujeres. Otros describen a los hijos como un impedimento para las mujeres que aspiran a alcanzar su máximo potencial y afirman que la raíz de la opresión yace en la estructura familiar.
El feminismo moderno proclama abiertamente que su objetivo es destruir la familia tradicional. Entre sus típicas declaraciones están las siguientes: “La precondición para la liberación de las mujeres es poner fin al sistema marital” [11]. “La elección de servir, ser protegida y planear formar una familia es una elección que no debería ser” [12]. “No podremos destruir las desigualdades entre hombres y mujeres hasta que no destruyamos el matrimonio”. [13]
Los movimientos feministas resolvieron supuestos problemas sociales promoviendo la degeneración moral y destruyendo las relaciones humanas en nombre de la “liberación”. Según Sylvia Ann Hewlett, economista y especialista en géneros estadounidense, el feminismo moderno es el factor que más contribuye a la existencia de un gran número de hogares con madres solteras, mientras que el divorcio no contencioso en realidad provee a los hombres de medios convenientes para abandonar sus responsabilidades. Irónicamente, el ataque del feminismo a la estructura familiar existente trabaja para destruir el refugio que asegura felicidad y seguridad para la mayoría de las mujeres.
El divorcio fácil no emancipó a las mujeres. Estudios descubrieron que el 27% de las mujeres divorciadas estaban viviendo por debajo de la línea de pobreza, un porcentaje tres veces mayor que el de hombres divorciados [14]. Al espectro del comunismo no le importan los derechos de las mujeres. El feminismo es meramente su herramienta para destruir familias y corromper a la humanidad.
c. Promoción de la homosexualidad para desvirtuar a la familia
El movimiento de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) ha estado estrechamente asociado al comunismo desde que los primeros utópicos comenzaron a pregonar la homosexualidad como un derecho humano. Dado que el movimiento comunista afirma emancipar a la gente de las ataduras de la moral tradicional, su ideología naturalmente exige los supuestos derechos LGBT como parte de su programa de “liberación sexual”. Muchos partidarios de la liberación sexual que apoyan la homosexualidad incondicionalmente son comunistas o comparten su visión.
Pero al espectro del comunismo no le importan genuinamente los derechos de la comunidad LGBT, sino que usa el vehículo de los derechos LGBT para sus propios fines: destruir la estructura familiar.
El primer gran movimiento LGBT del mundo fue iniciado por altas figuras del Partido Socialdemócrata de Alemania (PSA) durante la década de 1890. Liderados por Magnus Hirschfeld, este grupo promovía la homosexualidad como “natural” y “moral”. En 1897, el Comité Científico-Humanitario, conocido en alemán como “Wissenschaftlich-humanitäres Komitee” (WhK), fue fundado por Hirschfeld para abogar por causas LGBT y ese año comenzó su primera campaña pública.
En 1895, cuando el escritor británico Oscar Wilde fue investigado por su relación sexual con otro hombre, el PSA fue el único grupo que se levantó en su defensa. El líder del PSA, Eduard Bernstein, presentó un proyecto para anular la ley que prohibía la sodomía.
Uno de los ejemplos más radicales de la liberación sexual de esa época llegó luego de la Revolución de Octubre de los Bolcheviques en Rusia. Las políticas sexuales soviéticas, que fueron discutidas anteriormente en este capítulo, abolieron las prohibiciones legales a las relaciones homosexuales, convirtiendo a la Unión Soviética en el país más liberal de la Tierra según estándares izquierdistas.
En 1997, el Congreso Nacional Africano (CNA) de Sudáfrica aprobó la primera constitución del mundo que reconocía la homosexualidad como un derecho humano. El CNA, miembro de la Internacional Socialista (que anteriormente era una rama de la ahora extinta Segunda Internacional), apoyó consistentemente la homosexualidad.
Inspirado por el WhK de Hirschfeld, Henry Gerber fundó en 1924 la Sociedad para los Derechos Humanos (SDH), la primera organización estadounidense para los derechos LGBT. La SDH tuvo una corta vida, ya que varios de sus miembros fueron arrestados poco después de su establecimiento. En 1950, el comunista estadounidense Harry Hay fundó la Sociedad Mattachine en su residencia de Los Ángeles. La organización fue el primer grupo LGBT de influencia en Estados Unidos. Se expandió a otras regiones y editó sus propias publicaciones.
Al vincular los derechos LGBT con la liberación sexual, por lo tanto normalizando la promiscuidad en general, los comunistas han desvirtuado la santidad del matrimonio, sentando las bases para destruir aún más a la familia.
En la década de 1960, acompañando la ola de liberalización sexual y el movimiento hippie, la causa homosexual se hizo pública. En 1971, la Organización Nacional de Mujeres (NOW, por sus siglas en inglés), una importante organización feminista estadounidense, declaró su apoyo a los derechos de los homosexuales.
La promoción de la homosexualidad por parte del comunismo ha contribuido al crecimiento de una serie de estados insalubres que son prevalecientes en la comunidad LGBT. Muchos estudios confirman que los homosexuales tienen tasas significativamente más altas de ciertas enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el SIDA, tasas más altas de depresión, suicidio y drogadicción que la población en general, incluso en países como Dinamarca, donde los matrimonios entre personas del mismo sexo se han legalizado hace mucho tiempo y no están estigmatizados [15] [16]. La prevalencia del SIDA y la sífilis entre los homosexuales es entre 38 y 109 veces mayor que la de la población en general [17]. Antes de los avances en el tratamiento del SIDA en la década de 1990, la esperanza de vida promedio de los homosexuales era de ocho a veinte años más corta que la de la población media [18]. Estos hechos no sugieren que la homosexualidad sea saludable.
El movimiento LGBT, la liberación sexual y el feminismo han puesto bajo asedio a la estructura familiar y la moral humana.
Todos deben ser tratados con bondad y compasión. Los dioses crearon al hombre y a la mujer a su propia imagen y, por lo tanto, establecieron las condiciones para ser un humano. La verdadera compasión es recordar a las personas que deben vivir de acuerdo con los códigos morales establecidos por los dioses.
d. Promoción del divorcio y del aborto
Antes de 1969, las leyes estatales de divorcio de Estados Unidos estaban basadas en valores religiosos tradicionales. Para que un divorcio fuera considerado, requería de una denuncia legítima de culpa de uno o de ambos esposos. La religión occidental enseña que el matrimonio fue establecido por Dios. Una familia estable es beneficiosa para el esposo, la esposa, los hijos y toda la sociedad. Por esta razón, la iglesia y las leyes estatales de EE. UU. enfatizaban la importancia de preservar los matrimonios excepto en caso de circunstancias extenuantes. Pero en los años 60, la ideología de la Escuela de Frankfurt se había irradiado hacia la sociedad. El matrimonio tradicional estuvo bajo ataque y el daño más grande fue hecho por el liberalismo y el feminismo.
El liberalismo rechazó la naturaleza divina del matrimonio al reducir su definición a un contrato social entre dos personas, mientras que el feminismo ve a la familia tradicional como un instrumento patriarcal para la supresión de la mujer. El divorcio era promovido como la liberación de la mujer de la “opresión” de un matrimonio infeliz, o su camino hacia una apasionante vida de aventuras. Esta mentalidad llevó a la legalización del divorcio no contencioso, que permite que cualquiera de los esposos disuelva el matrimonio como irreconciliable por cualquier razón.
La tasa de divorcios de EE. UU. creció rápidamente en los años 70. Por primera vez en la historia estadounidense, había más matrimonios que terminaban por desacuerdo que por muerte. De todas las parejas recién casadas en los años 70, casi la mitad se divorciaron.
El divorcio tiene efectos profundos y de largo plazo en los niños. Michael Reagan, el hijo adoptivo del expresidente Ronald Reagan, describió la separación de sus padres: “El divorcio ocurre cuando dos adultos toman todo lo que le importa a un niño –su hogar, su familia, su seguridad y el sentimiento de ser amado y protegido– y lo hacen pedazos, lo dejan en ruinas en el suelo, luego se van y dejan al niño para que arregle el desastre”. [19]
Los defensores de la liberación sexual creen que el sexo no debería estar limitado a los confines del matrimonio, pero el embarazo no deseado presenta un obstáculo natural para este estilo de vida. Los anticonceptivos pueden fallar, así que los promotores del sexo sin restricciones asumieron la causa de legalizar el aborto. En la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo en El Cairo en 1994, se estipuló abiertamente que los “derechos reproductivos” son un derecho humano natural, incluido el derecho a “una vida sexual satisfactoria y segura”, que cubre el aborto a demanda. [20]
Al mismo tiempo, las feministas introdujeron “mi cuerpo, mis derechos” para argumentar que las mujeres tienen el derecho a matar a sus hijos por nacer. El debate se extendió de permitir el aborto en circunstancias especiales a dar a las mujeres el poder de terminar una vida humana unilateralmente.
Mientras tienta a la gente a entregarse a sus deseos, el diablo usa el feminismo y la libertad sexual para promover la masacre de niños por nacer. No solo impulsa a la gente a cometer crímenes monstruosos, sino que también los lleva a abandonar el entendimiento tradicional de que la vida es sagrada.
e. Utilización del sistema de prestaciones sociales para impulsar las familias monoparentales
En 1965, solo el 5% de los niños nacían de madres no casadas [21]. En esa época, se daba por sentado que los niños crecían conociendo a sus padres biológicos.
Sin embargo, para la década de 2010, las madres no casadas representaban el 40% de los nacimientos [22]. Entre 1965 y 2012, el número de familias monoparentales en Estados Unidos se disparó de 3,3 millones a 13 millones [23]. Aunque algunos padres estaban presentes, mediante el concubinato o el matrimonio posterior al nacimiento del bebé, la mayoría de los niños nacidos de estas madres solteras crecieron sin sus padres.
Los padres son ejemplos a seguir para sus hijos, ya que les enseñan a ser hombres, y les muestran a sus hijas qué se siente ser respetada como una mujer se merece.
Los niños sufren mucho por la ausencia de un padre. Investigaciones muestran que los niños que crecen sin padre suelen sufrir de baja autoestima. Son propensos a saltearse clases y abandonar la escuela en una proporción que llega al 71%. Muchos se drogan, se unen a pandillas y cometen crímenes: el 85% de los jóvenes encarcelados y el 90% de los vagabundos se criaron en hogares sin padre. Experiencias sexuales precoces, embarazo adolescente y promiscuidad son comunes. La gente que crece sin padres son 40 veces más propensos a cometer delitos sexuales comparados con el resto de la población. [24]
El Instituto Brookings ofrece tres consejos clave para los jóvenes que quieren salir de la pobreza: graduarse de la escuela secundaria, conseguir un trabajo full-time y esperar hasta cumplir los 21 años de edad para casarse y tener hijos. Estadísticamente hablando, solo el 2% de los estadounidenses que cumplen estas condiciones vive en la pobreza, y el 75% está considerado como de clase media [25]. En otras palabras, completar la educación, encontrar empleo, casarse a una edad adecuada y tener hijos dentro del matrimonio es la forma más confiable de convertirse en un adulto responsable que lleva una vida saludable y productiva.
La mayoría de las madres solteras depende de la caridad del gobierno. Un informe publicado por la Fundación Heritage utilizó datos estadísticos detallados para demostrar que la política de prestaciones sociales que tanto defienden las feministas en realidad incentiva la creación de familias de madres solteras, aun al punto de penalizar a las parejas que se casan ya que reciben menos beneficios [26]. El gobierno en efecto ha reemplazado al padre con las prestaciones sociales.
Las políticas de prestaciones sociales no han ayudado a las familias que viven en la pobreza. En cambio, han simplemente apoyado al creciente número de familias monoparentales. Con los niños de tales familias propensos a la pobreza, el resultado es un círculo vicioso que expande la dependencia en la ayuda del Estado. Esto es exactamente a lo que apunta el comunismo: controlar cada aspecto de la vida de la persona mediante altos impuestos y un gobierno omnipresente.
f. Promoción de la cultura degenerada
El Wall Street Journal publicó un informe que citaba el hallazgo del Buró de Censos de EE. UU. de que en el año 2000, el 55% de las personas entre 25 y 34 años de edad estaban casadas, y el 34% nunca había estado casada. Para el 2015, estas cifras habían cambiado al 40% y 53% respectivamente. Los jóvenes en Estados Unidos están evitando el matrimonio porque en la cultura actual, el sexo y el matrimonio son dos cosas completamente separadas. ¿Para qué casarse? [27]
En este ambiente degenerado, la tendencia va hacia las relaciones sexuales casuales y sin compromisos. El sexo no tiene nada que ver con el cariño, ni mencionar el compromiso y la responsabilidad. Aún más espantoso es la profusión de toda una variedad de orientaciones sexuales. Las opciones de los perfiles de Facebook dan 60 tipos diferentes de orientaciones sexuales. Si los jóvenes ni siquiera pueden decir si son hombres o mujeres, ¿cómo verán al matrimonio? El espectro perverso ha utilizado a la ley y a la sociedad para reformular por completo estos conceptos otorgados por los dioses.
“Adulterio” solía ser un término negativo que se refería a hábitos sexuales inmorales. Hoy en día, ha sido suavizado a “relaciones sexuales extramaritales” o “concubinato”. En La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, Hester Prynne cometió adulterio y se esforzó por recomponerse mediante el arrepentimiento, pero en la sociedad actual, el arrepentimiento no es necesario: los adúlteros pueden disfrutar de la vida con la frente en alto. La castidad solía ser una virtud tanto en la cultura oriental como en la occidental. Hoy es una broma anacrónica.
6. Cómo el Partido Comunista Chino destruye familias
a. Separación de familias en nombre de la igualdad
El lema “las mujeres sostienen la mitad del cielo” de Mao Zedong se ha abierto paso en Occidente como una frase de moda adoptada por las feministas. La ideología de que hombres y mujeres son iguales, promovida bajo el régimen del Partido Comunista Chino, en esencia no es diferente del feminismo occidental. En Occidente, la “discriminación de género” se utiliza como un arma para mantener el estado de “corrección política”. En China, aunque difiere en la práctica, la etiqueta de “machismo” se utiliza con un efecto destructivo similar.
La igualdad de género que promueve el feminismo occidental exige la igualdad de resultados entre hombres y mujeres mediante medidas como cuotas de género, compensación financiera y estándares más bajos. Con el lema del PCCh de que las mujeres sostienen la mitad del cielo, se espera que las mujeres muestren la misma habilidad en el mismo trabajo que sus contrapartes masculinos. Quienes intentaron realizar tareas para las que apenas estaban calificadas fueron elogiadas como heroínas y recibieron títulos como Poseedora de la Bandera Roja del 8 de Marzo.
Los posters de propaganda de los 60 y 70 generalmente retrataban a mujeres con físico robusto y poderosas, mientras Mao Zedong convocaba con entusiasmo a las mujeres a convertir su amor por el maquillaje en amor por sus uniformes militares. Trabajar en minas, talar árboles, fabricar acero y luchar en el campo de batalla –se les abrieron todo tipo de trabajos o roles.
En un artículo publicado el 1 de octubre de 1966, el Diario del Pueblo publicó una historia titulada “Las niñas también pueden matar cerdos”. En ella describía a una niña de 18 años que se convirtió en una celebridad local al trabajar como aprendiz en un matadero, y a la que estudiar el Pensamiento de Mao Zedong la ayudaba a reunir el coraje de matar cerdos. Ella dijo: “Si no puedes matar un cerdo, ¿cómo podrás matar al enemigo?” [28]
Aunque las mujeres chinas estaban “sosteniendo la mitad del cielo”, las feministas de Occidente todavía encontrarán que la igualdad de género en China es deficiente en muchos aspectos. El Comité Permanente del Politburó, por ejemplo, nunca ha tenido integrantes femeninas por miedo a que esto pudiera incentivar un movimiento social por más derechos políticos, como democracia, lo cual sería una amenaza para el régimen totalitario del PCCh.
Debido a preocupaciones similares, el Partido también evita apoyar públicamente a la homosexualidad, y en cambio adopta una postura neutra sobre el tema. Sin embargo, al considerarla una herramienta conveniente para la destrucción de la humanidad, el Partido promovió el crecimiento de la homosexualidad en China utilizando la influencia de los medios de comunicación y la cultura popular. Desde 2001, la Sociedad China de Psiquiatría ya no incluye a la homosexualidad entre los trastornos mentales. Los medios de comunicación reemplazaron silenciosamente la palabra “gay” por “camarada”, un término más “positivo”. En 2009, el PCCh aprobó el primer evento LGBT: la semana del orgullo de Shanghai.
La metodología puede variar, pero en todos lados el diablo persigue el mismo objetivo: abolir el ideal tradicional de la buena esposa y madre amorosa para forzar a las mujeres a abandonar su carácter suave, y así destruir la armonía entre fuerza y cuidado necesaria para crear una familia equilibrada y criar niños sensatos.
b. Utilización de la lucha política para poner a esposos y esposas uno contra el otro
Los valores tradicionales chinos están basados en la moralidad de la familia. El diablo sabe que la forma más efectiva de socavar los valores tradicionales es comenzar por sabotear las relaciones humanas. En las constantes luchas políticas comenzadas por el PCCh, los familiares se denunciaban entre sí ante las autoridades, en una competencia insana por un mejor estatus político. Al traicionar a las personas más cercanas a ellos, podían demostrar una postura más firme y leal a favor de la ortodoxia del Partido.
En diciembre de 1966, Hu Qiaomu, secretario de Mao, fue arrastrado hasta el Instituto de Hierro y Acero de Beijing, donde su propia hija subió al escenario y gritó: “¡Aplastemos la cabeza de perro de Hu Qiaomu!” Aunque ella no aplastó la cabeza de su padre, otros sí lo hicieron. En esa época, había una familia “capitalista” en el subdistrito de Dongsi de Beijing. Los Guardias Rojos golpearon a la pareja de ancianos casi hasta la muerte y obligaron a su hijo en edad escolar a golpearlos. Él utilizó mancuernas para aplastar la cabeza de su padre y luego se volvió demente. [29]
Generalmente, quienes son condenados por el partido como “enemigos de clase” desconocen a sus familias para evitar implicarlos. Aun los “enemigos de clase” que se suicidaron primero rompían sus lazos familiares para evitar que el PCCh persiguiera a sus familias después del suicidio.
Por ejemplo, cuando el teórico literario Ye Yiqun fue perseguido y empujado al suicidio durante la Revolución Cultural, su carta de despedida decía: “A partir de ahora, lo único que se requiere de ustedes es escuchar con determinación las palabras del Partido, mantenerse firmes en la posición del Partido, reconocer gradualmente mis pecados, provocar el odio contra mí y cortar sin vacilar nuestros lazos familiares”. [30]
La persecución contra la práctica espiritual Falun Dafa, que continúa desde 1999, es el mayor movimiento político iniciado por el PCCh en los tiempos modernos. Una estrategia común que las autoridades utilizan contra los practicantes de Falun Dafa es forzar a los familiares a participar en la persecución. El PCCh impone el hostigamiento administrativo, penalidades financieras y otras formas de intimidación sobre los familiares para conseguir que usen cualquier medio para presionar a los practicantes a renunciar a su fe. El PCCh culpa a las víctimas de la persecución por practicar Falun Dafa y les dice que sus familias están implicadas porque ellos se rehúsan a ceder.
Muchos practicantes de Falun Dafa tuvieron que divorciarse o fueron desconocidos por sus seres queridos debido a esta forma de persecución. Dado el gran número de personas que practican Falun Dafa, incontables familias han sido destruidas por la campaña del Partido.
c. Utilización del aborto forzado para el control de la población
Poco después de que las feministas occidentales tuvieran éxito en la batalla para legalizar el aborto, el PCCh impuso el aborto a las mujeres en la República Popular China mediante sus políticas de planeamiento familiar. El asesinato masivo de bebés por nacer ha resultado en un desastre humanitario y social de una escala inconmensurable.
El PCCh sigue el materialismo marxista y cree que el nacimiento de un niño es una forma de acción productiva similar a la producción de acero o la agricultura. Por lo tanto, resulta que la filosofía de planeamiento económico puede extenderse a la familia. Mao Zedong dijo: “La humanidad debe controlarse a sí misma e implementar el crecimiento planificado. A veces puede crecer un poco, y a veces se puede detener”. [31]
En la década de 1980, el régimen chino comenzó a implementar la política de un solo hijo con medidas extremas y brutales, tal como lo demuestran los lemas que se desplegaron por todo el país: “Si una persona viola la ley, todo el pueblo será esterilizado”. “Nacimiento del primero, ligamiento de trompas luego del segundo, ¡raspado del tercero y el cuarto!” (Una variación de este lema era simplemente “Mata, mata, mata al tercero y al cuarto”). “Es mejor ver un río de sangre que el nacimiento de muchos”. “Diez tumbas más es mejor que una vida más”. Este tipo de frases sedientas de sangre se ven por todas partes en China.
La Comisión de Planificación Familiar utiliza fuertes multas, saqueo, demoliciones, ataques, detenciones y otros castigos similares para lidiar con las violaciones de la política de un solo hijo. En algunos lugares, los funcionarios de planificación familiar lanzan bebés a los campos de arroz para ahogarlos. Mujeres con embarazos avanzados no quedan exentas. Incluso a pocos días de la fecha de parto, han sido forzadas a tener un aborto.
De acuerdo con estadísticas incompletas publicadas en el Anuario de Salud de China, el número total de abortos en China entre 1971 y 2012 fue de al menos 270 millones. Es decir, más de un cuarto de millón de bebés por nacer fueron asesinados por el PCCh en ese periodo.
Una de las consecuencias más serias de la política de un solo hijo es el número desproporcionado de bebitas abortadas o abandonadas, lo que provocó un serio desequilibrio en la proporción de géneros entre los chinos menores de 30 años de edad. Debido a la escasez de niñas, se estima que para 2020 habrá unos 40 millones de hombres jóvenes que no podrán casarse con una mujer en edad de tener hijos.
El desequilibrio de géneros provocado por el PCCh en China está provocando serios problemas sociales, como un aumento de los abusos sexuales y la prostitución, la comercialización del matrimonio, el tráfico de mujeres, entre otros.
7. Las consecuencias del ataque del comunismo contra la familia
Marx y otros comunistas alentaron la abolición de la familia señalando y exagerando la existencia de fenómenos como el adulterio, la prostitución y los hijos ilegítimos, a pesar del hecho de que los comunistas mismos son también culpables de esas cosas.
La degeneración gradual de la moral que ocurrió en la época victoriana socavó la sagrada institución del matrimonio y alejó a la gente de las enseñanzas divinas. Los comunistas alentaron a las mujeres a violar sus votos matrimoniales en pos de su supuesta felicidad personal. Pero el resultado fue lo opuesto, como beber agua de mar para remediar la sed.
La “solución” del espectro comunista para la opresión y la desigualdad no es más que arrastrar los estándares de la moral humana hasta profundidades infernales. Hizo que el comportamiento que antes se condenaba universalmente como malo e imperdonable se convirtiera en la nueva norma. En la “igualdad” del comunismo, todos marchan juntos al mismo destino de destrucción.
El espectro del comunismo fabricó la creencia errada de que el pecado no es causado por la degeneración moral, sino por la represión social. Llevó a la gente a encontrar una salida dándole la espalda a la tradición y apartándose de Dios. El espectro del comunismo promovió el feminismo, la homosexualidad, la liberación sexual, etc, utilizando la bella retórica de la libertad y la liberación. Ha despojado a las mujeres de su dignidad, ha removido a los hombres su responsabilidad, ha pisoteado la santidad de la familia. Los niños de hoy enfrentan un lóbrego futuro mientras el diablo sonríe complaciente.
Referencias
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[3] “Beyond Same-Sex Marriage: A New Strategic Vision for All Our Families and Relationships,” Studies in Gender and Sexuality, 9:2 (July1, 2006): 161–171. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15240650801935198.
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[8] Engels, Frederick, n.d. “Origins of the Family. Chapter II (4.),” accessed June 17, 2018. https://www.marxists.org/archive/marx/works/1884/origin-family/ch02d.htm.
[9] Engels, Ibid.
[10] This translation is from the Russian: Melnichenko, Alexander, 2017. “Великая октябрьская сексуальная революция [The Great October Sexual Revolution].” Russian Folk Line, August 20, 2017, http://ruskline.ru/opp/2017/avgust/21/velikaya_oktyabrskaya_seksualnaya_revolyuciya/. This and other sources draw on the work of former Menshevik Aleksandra Kollontai.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] Ibid.
[14] Ibid.
[15] Наталья Короткая,“Эрос революции: “Комсомолка, не будь мещанкой – помоги мужчине снять напряжение!” https://lady.tut.by/news/sex/319720.html?crnd=68249.
[16] Paul Kengor, Takedown: From Communists to Progressives, How the Left Has Sabotaged Family and Marriage (WND Books, 2015), 54.
[17] See Melnichenko (2017).
[18] Xia Hou, “The Promiscuous Gene of Communism: Sexual Liberation,” The Epoch Times (Chinese edition). April 9, 2017, http://www.epochtimes.com/gb/17/4/9/n9018949.htm; The Weekly Review, Volumes 4–5 (National Weekly Corporation, 1921), 232, available at https://goo.gl/QY1gBc; for the incident of Red Army commander Karaseev socializing ten girls, see Olga Greig (Ольга Грейгъ), Chapter 7 of “The Revolution of the Sexes,” or “The Secret Mission of Clara Zetkin” (Революция полов, или Тайная миссия Клары Цеткин), available at https://rutlib5.com/book/21336/p/8
[19] Clara Zetkin, “Lenin on the Women’s Question,” My Memorandum (transcribed from the Writings of V.I. Lenin, International Publishers, available at https://www.marxists.org/archive/zetkin/1920/lenin/zetkin1.htm
[20] Huang Wenzhi, “‘What Happened after Nora Left’: Women’s Liberation, Freedom of Marriage, and Class Revolution: A Historical Survey of the Hubei-Henan-Anhui Soviet Districts (1922–1932),” Open Times no. 4 (2013). Chinese: 黃文治:〈 “娜拉走後怎樣”:婦女解放、婚姻自由及階級革命——以鄂豫皖蘇區為中心的歷史考察(1922~1932)〉《開放時代》,2013年第4期.
[21] Huang Wenzhi (2013), Ibid.
[22] “Yang Ning, “Why Did the Eighth Route Army Purchase Medicines for Sexual Transmitted Diseases?” The Epoch Times (Chinese), http://www.epochtimes.com/gb/18/1/18/n10069025.htm
[23] Judith A. Reisman, Ph.D.; Edward W. Eichel, Kinsey, Sex and Fraud: The Indoctrination of a People (Lafayette, Louisiana: Lochinvar-Huntington House, 1990); “Dr. Judith A. Reisman and her colleagues demolish the foundations of the two (Kinsey) reports.”; “Really, Dr Kinsey?” The Lancet, Vol. 337 (March 2, 1991): 547.
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[29] Kate Weigand, Red Feminism: American Communism and the Making of Women’s Liberation (Baltimore, Maryland: Johns Hopkins University Press, 2002).
[30] Simone de Beauvoir, The Second Sex, trans. Constance Borde, Sheila Malovany-Chevallier (New York: Vintage Books, 2011).
[Parte 2]
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[5] Friedrich Hayek, The Road to Serfdom (Chicago: University of Chicago Press, 1994).
[6] Susan Edelman, “Woman to Become NY Firefighter Despite Failing Crucial Fitness Test,” New York Post, (May 3, 2015). https://nypost.com/2015/05/03/woman-to-become-ny-firefighter-despite-failing-crucial-fitness-test/.
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[23] Robert Rector, “How Welfare Undermines Marriage and What to Do About It,” Heritage Foundation Report, (November 17, 2014). https://www.heritage.org/welfare/report/how-welfare-undermines-marriage-and-what-do-about-it
[24] Schlafly, Who Killed The American Family?
[25] Ron Haskins, “Three Simple Rules Poor Teens Should Follow to Join the Middle Class,” Brookings, (March 13, 2013). https://www.brookings.edu/opinions/three-simple-rules-poor-teens-should-follow-to-join-the-middle-class/
[26] Rector, “How Welfare Undermines Marriage and What to Do About It.”
[27] Mark Regnerus, “Cheap Sex and the Decline of Marriage,” The Wall Street Journal (September 29, 2017). https://www.wsj.com/articles/cheap-sex-and-the-decline-of-marriage-1506690454
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[29] Yu Luowen, My Family: My Brother Yu Luoke, World Chinese Publishing, (2016).
[30] Ye Zhou, “The Last Decade of Ye Yiqun,” Wenhui Monthly no. 12 (1989).
[31] Pang Xianzhi, Jin Chongji, Biography of Mao Zedong (1949–1976), Central Party Literature Press, (Beijing 2003).
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Categoría: Opinión y análisis