(Minghui.org) [Nota del Editor] Esta serie es una publicación de la traducción al español del libro de La Gran Época - The Epoch Times titulada "Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo", del equipo editorial de Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.

Índice del libro

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Prefacio
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Introducción
Capítulo 1: Las estrategias del diablo para destruir a la humanidad
Capítulo 2: Los comienzos europeos del comunismo
Capítulo 3: Asesinatos en masa en Oriente
Capítulo 4: Exportar la Revolución
Capítulo 5: Infiltración en Occidente
Capítulo 6: La revuelta contra Dios
Capítulo 7: La destrucción de la familia
Capítulo 8: Cómo el comunismo siembra el caos en la política
Capítulo 9: La trampa económica comunista
Capítulo 10: Utilizar la ley para hacer el mal
Capítulo 11: Profanación de las artes
Capítulo 12: Sabotaje a la educación
Capítulo 13: Apropiación de los medios de comunicación
Capítulo 14: Cultura popular, una indulgencia decadente
Capítulo 15: Las raíces comunistas del terrorismo
Capítulo 16: El comunismo detrás del ambientalismo
Capítulo 17: Globalización, comunismo en esencia
Capítulo 18: Las ambiciones globales del Partido Comunista Chino
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo: Conclusión

¿Qué incluye esta publicación?

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo Capítulo 3: Asesinatos en masa en Oriente

Introducción

1. Las bases violentas del régimen comunista
I. El ascenso de los comunistas soviéticos
II. El Partido Comunista Chino toma el poder

2. La masacre de la clase trabajadora
I. Supresión de los trabajadores y campesinos soviéticos
II. Seguir el modelo soviético

3. La brutalidad absoluta del Partido Comunista

I. Atrocidades del comunismo soviético
El Gulag, inspiración para los campos de la muerte de Hitler
Matar de hambre
El gran terror ataca a la élite soviética

II. Las atrocidades del PCCh
La gran hambruna china
La masacre maniática y el genocidio cultural de la Revolución Cultural
Maldad sin precedentes: La persecución a Falun Dafa

4. Terror rojo de exportación

CAPITULO 3: ASESINATOS EN MASA EN ORIENTE

Introducción

Ha transcurrido un siglo entero desde que el Partido Comunista tomó el poder en la Unión Soviética. Según los registros compilados por el Congreso de EE. UU., los regímenes comunistas son responsables de la muerte de al menos 100 millones de personas. [1] El “Libro negro del Comunismo” detalla esta historia de matanza. [2]

De los documentos desclasificados por los gobiernos de naciones de la ex Unión Soviética y Europa del Este, así como de registros oficiales sobre las víctimas de campañas políticas comunistas en China y Corea del Norte, la gente puede obtener un buen panorama de la adicción a matar que tiene el Partido Comunista.

El totalitarismo comunista suele ser comparado con el de los nazis. Si bien hay muchos paralelismos, hay una distinción crucial que generalmente se pasa por alto: los nazis asesinaban para eliminar los cuerpos físicos de los judíos, pero la simple matanza física está lejos del propósito final del comunismo.

Los creyentes no consideran al deceso físico como la muerte verdadera, dado que el alma va al Cielo o nace nuevamente en el ciclo de reencarnación. El Partido Comunista utiliza al asesinato como un instrumento para plantar las semillas del terror en las mentes de la gente, forzándola a aceptar su perversa ideología. Mediante la destrucción de la moral, las almas de las personas están destinadas a la perdición. El Partido Comunista no solo apunta a destruir el cuerpo físico del hombre, sino también a destruir su alma.

Una característica adicional del Partido Comunista es la intensidad con la que lleva a cabo las purgas internas y selecciona a los líderes más crueles. Es difícil para muchos comprender la lógica detrás de las atrocidades infligidas por el Partido Comunista sobre sus propios miembros, incluidos aquellos que se convirtieron en víctimas simplemente por desviarse del Partido en asuntos específicos, a pesar de ser completamente leales al Partido y a sus líderes en general.

Una razón es que el Partido Comunista, en su rebelión contra los dioses y la humanidad, posee un miedo instintivo a que su ruina esté siempre a la vuelta de la esquina. A fin de reforzarse, el Partido necesita reclutar personas que no tienen consideración por el bien o el mal. Estos individuos se destacan en el proceso de asesinatos en masa y su elevación a posiciones de liderazgo permite al espectro del comunismo asegurar la perpetuación de su tiranía terrenal.

En 1989, los cuadros del Partido Comunista Chino (PCCh) que se rehusaron a participar en la Masacre del 4 de junio, fueron purgados. Jiang Zemin, que demostró su crueldad durante los eventos, fue ascendido hasta convertirse en líder del PCCh. Luego de que Jiang comenzara la persecución a Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) en 1999, ascendió a funcionarios tales como Luo Gan y Zhou Yongkang a posiciones de alto rango, dado que demostraron su habilidad para cometer los crímenes más brutales en la persecución.

Otro incentivo para asesinar es reclutar participantes de la sociedad en general, como se hizo durante la Revolución Cultural. Al cometer asesinatos y otros crímenes, las masas se convirtieron en cómplices de la brutalidad del PCCh, y los más brutales se convirtieron en los seguidores más acérrimos del Partido. Incluso hoy en día, muchos ex Guardias Rojos que cometieron abusos y asesinatos durante la Revolución Cultural no expresan remordimiento por sus crímenes, y dicen que no tienen arrepentimientos por los eventos de su juventud.

Es más, al asesinar abierta y deliberadamente a sus víctimas, el Partido Comunista amedrenta a la población en general para que sea obediente.

Todo esto nos permite explicar un principio general: a lo largo de la historia, las matanzas ocurrieron bajo gobiernos tiránicos o en tiempos de guerra porque había un enemigo para derrotar. Es característico del Partido Comunista tener un enemigo, y si no hay enemigos, debe inventarlos para que puedan ser asesinados.

En un país como China, con su larga historia y rica cultura, el Partido Comunista no podría lograr sus fines sin matar continuamente. Tradicionalmente, el pueblo chino creía y reverenciaba lo divino. Impregnado de una herencia cultural de 5000 años, de otra forma el pueblo chino no toleraría la existencia del barbárico y blasfemo Partido Comunista. El único medio por el que el PCCh mantiene su régimen –como aprendió con la prueba soviética– es la utilización del asesinato en masa.

1. Las bases violentas del régimen comunista

Siendo la encarnación de un espectro perverso, el punto de partida del comunismo no puede ser más que deshonroso. Luego de que Marx proclamara que “un espectro está acechando Europa –el espectro del comunismo”, bandidos y rufianes establecieron la Comuna de París, devastando la capital francesa y sus incomparables obras de arte y cultura. En Rusia y China, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y el PCCh tomaron el poder mediante actos despreciables de conspiración y derramamiento de sangre.

I. El ascenso de los comunistas soviéticos

En febrero de 1917, la escasez de comida y las condiciones laborales deterioradas llevaron a que los trabajadores industriales rusos hicieran huelgas. Mientras los disturbios se extendían por todo el país, el Zar Nicolás II abdicó y se estableció el Gobierno Provisional Ruso. Al enterarse de estos sucesos, Vladimir Lenin regresó inmediatamente a Rusia de su exilio en Suiza.

En ese momento, la Primera Guerra Mundial estaba en su momento más intenso. Los países entre Rusia y Suiza eran todos beligerantes. A finales de 2007, la revista alemana Der Spiegel reveló un secreto de hace 90 años: el Kaiser Guillermo II, que consideraba a Rusia como una grave amenaza, se dio cuenta de que Lenin podía traer el desastre a Rusia, por lo que permitió que Lenin viajara a través de Alemania a Suecia, luego a Finlandia y finalmente de vuelta a Rusia. Guillermo II también le dio dinero y municiones a Lenin. A finales de 1917, Lenin había recibido 2,6 millones de marcos de Alemania. [3]

Winston Churchill dijo lo siguiente sobre el papel de Alemania en el regreso de Lenin: “Usaron el arma más letal en Rusia. Enviaron a Lenin de vuelta en un camión herméticamente sellado como si enviaran un tipo de virus de la peste a Rusia”. [4]

Lenin realizó un golpe de Estado el 7 de noviembre de 1917, o el 25 de octubre por el calendario juliano tradicional. Con la Revolución de Octubre, Lenin derrocó al gobierno provisional y estableció el primer régimen comunista del mundo.

Pero en la elección democrática de la Asamblea Constituyente Rusa, el Partido Social-Revolucionario (PSR) ganó una multitud de votos nacionales por sobre el Partido Bolchevique de Lenin, que controlaba la administración pública. De un electorado de 44,4 millones de personas, el 40 por ciento votó por el PSR y los bolcheviques perdieron por un margen del 20 por ciento.

Luego de este revés, en la reunión de la Asamblea Constituyente Rusa el 5 de enero de 1918, Lenin pisoteó sus promesas y declaró a la Asamblea Constituyente como “enemiga del pueblo”. Los bolcheviques se prepararon con antelación para declarar la ley marcial el día que se reunía la Asamblea en la capital rusa de Petrogrado, y movilizaron tropas para disolver la Asamblea Constituyente por la fuerza, destruyendo el proceso democrático en Rusia.

La Revolución de Octubre y la subsecuente toma de poder leninista fue el origen de todos los movimientos comunistas violentos del siglo XX en todo el mundo. Disparó el crecimiento internacional del comunismo y las incontables catástrofes que le siguieron.

II. El Partido Comunista Chino toma el poder

Después de 1917, cuando recién se había establecido la Unión Soviética, esta exportó la revolución a China aprovechando el hecho de que la República de China se había unido a la Tercera Internacional Comunista, o Comintern.

Los bolcheviques enviaron a Grigori Voitinsky a China para establecer una organización comunista local. Luego enviaron a Mikhail Borodin para diseñar una alianza entre el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) y la Unión Soviética. Bajo este arreglo, el emergente Partido Comunista Chino tuvo la oportunidad de crecer rápidamente al socavar al Kuomintang.

En la Segunda Guerra Mundial, durante los ocho años en que el Kuomintang peleó una guerra sin cuartel contra el ejército japonés invasor, el PCCh utilizó el conflicto para encubrir sus fuerzas en expansión. Cuando los japoneses invadieron China, el Ejército Rojo estaba al borde de la derrota, pero para el momento de la victoria de China, se jactaba de tener 1,32 millones de tropas regulares y 2,6 millones de paramilitares. Seguido a la rendición de Japón, el PCCh utilizó la fachada de las negociaciones de paz con el Kuomintang para expandir sus fuerzas de manera encubierta. Mientras tanto, sus esfuerzos diplomáticos llevaron a que Estados Unidos y la Unión Soviética abandonaran sus políticas que apoyaban a los Nacionalistas. En 1949, el PCCh finalmente derrotó a las fuerzas gubernamentales del Kuomintang, fundando así el régimen comunista totalitario más perverso de la Tierra.

En este punto culminante en la historia del movimiento comunista mundial, este controlaba un tercio de la humanidad y del área territorial del mundo, dado que comprendía a Rusia y China, las naciones más grandes del mundo en tamaño y población. Los gobiernos comunistas se extendieron por grandes franjas de Europa y Asia, y muchos países de África, Sudamérica y el Sudeste Asiático se convirtieron en clientes o aliados del PCUS o del PCCh.

Incontables personas dieron sus vidas en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, no obstante, el resultado inesperado fue la meteórica expansión del comunismo totalitario.

2. La masacre de la clase trabajadora

Desde las teorías de Marx a la retórica de los regímenes comunistas totalitarios, todas estaban repletas del principio de dependencia en los trabajadores proletarios y campesinos, y promesas de representar sus intereses. Pero en la práctica, fue la clase trabajadora la que sufrió los abusos más grandes del sistema comunista.

I. Supresión de los trabajadores y campesinos soviéticos

En 1918, luego de que Lenin disolviera ilegalmente la Asamblea Constituyente, los primeros en resistir la dictadura comunista fueron los trabajadores. En protesta por la desintegración de la Asamblea Constituyente, decenas de miles de trabajadores de Petrogrado y Moscú realizaron marchas y manifestaciones. Los soldados bolcheviques acabaron con las protestas usando fuerza letal, acribillando a balazos a los manifestantes y llenando las calles de Petrogrado y Moscú con la sangre de los trabajadores.

El sindicato de trabajadores más grande del país, Ferroviario de Toda Rusia, anunció una huelga política para protestar por el golpe de Estado bolchevique, y se ganó el amplio apoyo de muchas otras organizaciones de trabajadores. Al igual que con los trabajadores de Petrogrado y Moscú, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) sofocó a los huelguistas con sus fuerzas armadas, y el Sindicato Ferroviario de Toda Rusia fue prohibido junto a otros sindicatos independientes.

Las restantes organizaciones de trabajadores fueron gradualmente puestas bajo el control del PCUS. En la primavera de 1919, trabajadores famélicos en ciudades de toda Rusia hicieron huelga muchas veces para exigir las mismas raciones que los soldados del Ejército Rojo, la abolición de los privilegios políticos de los que gozaban los comunistas, libertades básicas de expresión y elecciones democráticas. La policía secreta Cheka se encargó de todos estos movimientos, y encarceló o disparó a los huelguistas.

En el verano de 1918, Rusia enfrentó una escasez masiva de alimentos debido a la guerra civil. En junio, con el país al borde de la hambruna, Lenin envió a Josef Stalin a Tsaritsyn para tomar granos de la cuenca del Volga, un tradicional granero de la agricultura rusa.

La tiranía del PCUS provocó la resistencia de los campesinos. En agosto de 1918, los campesinos de la región de Penza se sublevaron en un levantamiento armado que rápidamente se expandió a las zonas aledañas. El PCUS envió tropas a reprimir el levantamiento, y Lenin envió un telegrama a los bolcheviques de Penza. Esta es la traducción al español de la traducción al inglés de Robert Service del telegrama original en ruso:

Ahorcar (y asegurarse de que el ahorcamiento se lleve a cabo a plena vista del pueblo) a no menos de 100 terratenientes conocidos, hombres ricos, chupasangres.

Publicar sus nombres.

Apoderarse de todos sus granos

Designar rehenes de acuerdo al telegrama de ayer.

“Hacerlo de tal manera de que a cientos de kilómetros a la redonda, la gente vea, tiemble, sepa, grite…” [5]

Antes de la Revolución de Octubre, Tambov era una de las provincias más ricas de Rusia. A fin de apoderarse de sus granos, el gobierno de la Unión Soviética organizó muchos “equipos de confiscación de granos” y los envió a la región. Más de 50.000 campesinos de Tambov formaron milicias locales para luchar contra los equipos de confiscación del PCUS, que también iban armados.

En junio de 1921, ante la tarea de suprimir la Rebelión de Tambov, el régimen soviético sugirió que el comandante militar Mikhail Tukhachevsky luchara contra los “vándalos” con gas venenoso. El uso de armas químicas por parte de Tukhachevsky, combinado con los incendios que ardieron por toda la región, dejaron a gran parte de Tambov completamente desolada. Se estima que 100.000 campesinos de Tambov que participaron de la resistencia y sus familiares fueron encarcelados o exiliados. Unas 15.000 personas murieron en el levantamiento.

La matanza generalizada en la Unión Soviética sirvió como un modelo para las persecuciones de trabajadores y campesinos chinos que cometería el PCCh más adelante.

II. Seguir el modelo soviético

China tiene una cultura amplia y profunda, con una historia de 5000 años. Su pueblo está empapado en la tradición de venerar a los dioses y reverenciar a lo divino. Incapaz de conquistar 5000 años de tradición solamente mediante la conspiración, el malvado espectro del comunismo se encargó de la cultura tradicional china usando la violencia sistemática.

El PCCh apuntó a las élites de la sociedad que funcionaban como los portadores de la cultura tradicional, destruyó los artefactos físicos de la civilización china y cortó la conexión entre el pueblo chino y sus dioses. El patrimonio tradicional de China fue reemplazado con una “cultura del Partido” que iba a ser difundida entre los supervivientes de los asesinatos en masa del PCCh, convirtiendo así a los jóvenes en “lobeznos” traicioneros que funcionaban como los peones del malvado espectro en su continua destrucción de la humanidad.

Inmediatamente después de tomar el poder, el PCCh comenzó a inventar enemigos, comenzando con el asesinato de las élites. En el campo, masacró a terratenientes y a la aristocracia. En las ciudades, asesinó a empresarios, creando una atmósfera de terror y saqueando la riqueza de la sociedad civil.

Para incitar a los campesinos a matar a los terratenientes y a los “campesinos ricos”, y a apoyar al nuevo régimen comunista, el PCCh implementó la tal llamada “reforma de la tierra”, que prometía a los campesinos tener su propia tierra. Pero después de matar a los terratenientes, el PCCh dijo que la tierra iba a ser transferida a los campesinos en la forma de “cooperativas”. En la práctica, esto significó que la tierra aún no pertenecía a los campesinos.

En marzo de 1950, el PCCh emitió la “Directiva sobre la Represión Estricta de Elementos Contrarrevolucionarios”, también conocida como la Campaña para Reprimir a los Contrarrevolucionarios, la cual se enfocó en asesinar a los terratenientes y campesinos ricos en el campo. El PCCh anunció que para fines de 1952, más de 2,4 millones de “contrarrevolucionarios” habían sido eliminados. De hecho, habían sido asesinadas más de 5 millones de personas, lo cual representaba casi el 1% de la población china.

Después de matar a los terratenientes y a los campesinos ricos en el campo, el PCCh lanzó las campañas de los “Tres Anti” y los “Cinco Anti” para masacrar a los ricos de las ciudades. Tan solo en Shanghai, 876 personas se suicidaron durante el movimiento, desde el 25 de enero a abril de 1951, según estadísticas incompletas. Entre ellos, muchos capitalistas cometieron suicidio con todos sus familiares.

El PCCh no se detuvo en el exterminio de terratenientes y capitalistas, sino que también robó la riqueza de campesinos, pequeños comerciantes y artesanos. Después de la masacre, la amplia mayoría de la clase trabajadora aún era pobre.

3. La brutalidad absoluta del Partido Comunista

I. Atrocidades del comunismo soviético

El Gulag, inspiración para los campos de la muerte de Hitler

El 5 de septiembre de 1918, Lenin ordenó el establecimiento del primer campo de concentración soviético en las Islas Solovetsky para la encarcelación, tortura y asesinato de prisioneros políticos y disidentes que se oponían a la Revolución de Octubre. El PCUS continuó con una constelación de campos de concentración por toda la Unión Soviética –los infames gulags de la era estalinista.

El sistema de gulag –una abreviatura de las palabras rusas para “Administración Principal de Campos y Establecimientos Correctivos de Trabajo”– creció a una escala monstruosa bajo el liderazgo de Josef Stalin a medida que el PCUS intensificaba su terror político y llevaba a cabo purgas aún mayores. Para el tiempo de la muerte de Stalin en 1953, había 170 administraciones de gulag que contenían más de 30.000 campos individuales esparcidos por la Unión Soviética, en lo que Aleksandr Solzhenitsyn describiría como el “Archipiélago de Gulags” en el libro que lleva ese nombre.

En su libro documental, Solzhenitsyn enumeró 31 métodos diferentes utilizados por la policía secreta soviética para agotar la fuerza de los prisioneros y forzarlos a confesar cualquier crimen. [6]

Quienes eran enviados a un gulag sufrían una constante escasez de comida y vestimenta y eran forzados a realizar labores pesadas durante 12 a 16 horas por día en el congelante frío del invierno ruso. La tasa de mortalidad era enorme. Muchas personas eran encarceladas junto con toda su familia, los maridos eran encarcelados y las esposas eran exiliadas. Incluso los ancianos, algunos de más de 80 años, no eran perdonados. Los condenados incluían desde élites de alto rango del Partido, líderes estatales y comandantes militares, a ciudadanos completamente comunes de cualquier ámbito, incluyendo creyentes religiosos, ingenieros, técnicos, médicos, estudiantes, profesores, obreros y campesinos.

Es común creer que los campos de concentración fueron inventados por los Nazi, pero en realidad, el gulag soviético fue el precursor de formas similares de represión en todo el mundo, tanto en regímenes comunistas como no comunistas. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Hitler envió oficiales de la Gestapo a Rusia para recorrer y estudiar las experiencias acumuladas por los soviéticos al construir los gulags.

Según estimaciones conservadoras, más de 500.000 prisioneros murieron en el sistema de gulag entre 1930 y 1940, durante los años de terror preguerra de Stalin. El gulag fue disuelto en 1960. En 2013, un sitio web de la prensa estatal rusa informó que más de 15 millones de personas habían sido sentenciadas y encarceladas en los campos de trabajo de los gulag, y más de 1,5 millones murieron.

Matar de hambre

Es común que los regímenes comunistas asesinen mediante hambrunas. Entre 1932 y 1933, la región ucraniana sufrió un genocidio masivo por inanición, conocido como el Holodomor, causado por el régimen soviético.

Luego de la guerra civil, el PCUS impuso el sistema de cultivos colectivos, que enfrentó una resistencia generalizada de los campesinos ucranianos. Para tratar con este asunto, el régimen soviético clasificó a la mayoría de los campesinos con habilidades como “kulaks” y los exilió a la Siberia occidental y a las repúblicas de Asia Central. La remoción de los kulaks fue una gran pérdida para la agricultura ucraniana, y en 1932 la producción cayó en picada.

En el invierno de 1932/1933, el gobierno soviético cortó las provisiones de alimentos a Ucrania y estableció barreras de seguridad a lo largo de la frontera de la república. Al principio, los ucranianos sobrevivieron gracias a los vegetales y patatas almacenadas en sus hogares, pero estos pronto fueron confiscados por las autoridades del Partido. Un gran número de campesinos murieron de inanición. En desesperación, la gente acudió al canibalismo y a comer los cadáveres desenterrados de gatos, perros y ganado.

Las autoridades impidieron a los pobladores viajar a las ciudades en búsqueda de comida. Muchas personas murieron por inanición mientras caminaban por las vías del tren.

La hambruna del Holodomor convirtió a más de 1 millón de niños ucranianos en huérfanos. Muchos de ellos se volvieron indigentes y no les quedó más opción que mendigar comida en las ciudades. Para eliminar este bochorno, Stalin firmó órdenes autorizando a la policía a disparar a niños de incluso 12 años.

Las estimaciones del número de víctimas mortales durante el Holodomor oscilan entre 2,5 millones y 4,8 millones. Durante la hambruna se podían ver los cuerpos de las víctimas por todos lados en las calles de Járkov, la capital ucraniana.

El gran terror ataca a la élite soviética

El propósito del espectro comunista es destruir a la humanidad entera, incluidos finalmente a sus propios seguidores. Esto se materializó en la era estalinista, dado que el PCUS llevó a cabo sangrientas purgas entre sus propios rangos. El Gran Terror, que Stalin comenzó en 1938, apuntó a los altos escalones de la cúpula comunista.

De los 1966 delegados del 17° Congreso del PCUS de 1934, 1108 fueron arrestados bajo acusaciones de actividad contrarrevolucionaria. De los 139 miembros del Comité Central elegidos en el 17° Congreso, cuatro de cada cinco fueron fusilados.

El Politburó Soviético había elegido 31 miembros entre 1919 y 1935, de los cuales 20 fueron asesinados en las purgas de Stalin. Lavrentiy Beria, el jefe de la policía secreta de Stalin, dijo una vez: “Muéstreme al hombre y le encontraré el crimen”. Excepto Stalin, los seis miembros del Politburó al momento de la muerte de Lenin en 1924 –Lev Kamenev, Grigory Zinoviev, Alexei Rykov, Mikhail Tomsky y Leon Trotsky– fueron ejecutados o asesinados para 1940.

Ningún sector de la sociedad quedó a salvo durante el Gran Terror –la represión en las esferas religiosa, científica, educativa, académica y artística precedió por mucho a las purgas que destriparon a la élite militar y política. Las víctimas principales del terror de Stalin fueron los ciudadanos comunes.

¿Cuántos fueron arrestados, asesinados, encarcelados o exiliados por Stalin durante el Gran Terror? Incluso hoy en día no hay registros completos o respuestas. En la víspera de la disolución de la Unión Soviética en junio de 1991, el jefe de la KGB, Vladimir Kryuchkov, dijo que entre 1920 y 1953, alrededor de 4,2 millones de personas fueron “suprimidas” y que dentro de esa cifra, más de 2 millones lo fueron durante el Gran Terror.

Alexander Yakovlev, un político reformista de las eras soviética y de Yeltsin, dijo en una entrevista en el año 2000 que las víctimas de la represión estalinista llegaban al menos a los 20 millones. [7]

b. Las atrocidades del PCCh

Desde el establecimiento del régimen del Partido Comunista Chino en 1949 y hasta 1966, decenas de millones de chinos perdieron sus vidas en la Campaña para Suprimir Contrarrevolucionarios, las campañas Tres Anti y Cinco Anti, la Campaña Antiderechistas y en la gran hambruna causada por el Gran Salto Adelante.

A esto le siguió una sangrienta lucha dentro del PCCh. A medida que una nueva generación de chinos llegó a la mayoría de edad –criados para ser “lobeznos” ateos adoctrinados con la educación y la cultura comunista del Partido–, el perverso espectro comunista lanzó una campaña de matanza y destrucción aún más desenfrenada para aniquilar los 5000 años de cultura tradicional china.

La gran hambruna china

Entre 1959 y 1962, China experimentó la hambruna más mortífera de la historia. Para engañar al mundo, el PCCh afirma que fueron “tres años de desastres naturales”. En realidad, en 1958, el PCCh se apresuró a comenzar el movimiento de Comunas Populares y la campaña del Gran Salto Adelante.

Estas salvajes estrategias no solo agotaron la reserva de granos y diezmaron la producción agrícola de China, sino que también crearon un aluvión de reportes falsos en todos los niveles de la dirigencia, desde regiones rurales hasta las ciudades. El PCCh utilizó estos reportes como base para recolectar granos de los campesinos, quienes fueron obligados a entregar al régimen sus alimentos, semillas y el alimento para sus animales.

Los órganos administrativos del PCCh en todos los niveles enviaron equipos al campo. Utilizaron tortura e interrogaciones para exprimir los últimos trozos de comida de los desafortunados campesinos. Siguiendo el ejemplo de los comunistas soviéticos, el PCCh impidió a los pobladores entrar a las ciudades en busca de comida, ocasionando la muerte masiva de familias, e incluso de pueblos enteros. El canibalismo era generalizado y los cadáveres de las víctimas de la hambruna se esparcían por el campo. Cuando los campesinos eran atrapados robando para sobrevivir, eran asesinados.

Los granos confiscados por el gobierno fueron intercambiados por grandes cantidades de armas soviéticas o por oro que el PCCh utilizó para pagar deudas mientras hacía la vista gorda hacia las vidas chinas. En solo tres años, la Gran Hambruna China había exterminado a decenas de millones de personas.

La masacre maniática y el genocidio cultural de la Revolución Cultural

El 16 de mayo de 1966, el PCCh publicó la “Notificación del Comité Central del Partido Comunista Chino” que dio inicio a la Revolución Cultural. Ese agosto, con los hijos de los cuadros de alto rango del PCCh a la cabeza, estudiantes de escuelas secundarias de Beijing formaron una banda de Guardias Rojos. Este populacho arrasó Beijing en un frenesí de saqueos, ataques y asesinatos. Para fin de mes, conocido como el “Agosto Rojo”, miles de personas en Beijing habían sido asesinadas.

En el distrito Daxing de Beijing, 325 personas fueron asesinadas entre el 27 de agosto y el 1 de septiembre en 48 brigadas de producción de 13 comunas populares. La edad de los muertos variaba entre los 80 años y los 38 días, y 22 familias fueron aniquiladas completamente. Los Guardias Rojos aporreaban, apuñalaban o estrangulaban a sus víctimas. Asesinaban infantes y bebés parándose sobre una pierna y partiendo al niño en dos.

Mientras el espectro perverso del comunismo dirigía a la gente a golpear y asesinar, borraba su compasión humana, lavándoles el cerebro con el lema de “tratar al enemigo con la insensible crueldad del duro invierno”. Con cada crimen contra la humanidad, el PCCh desplazó la cultura tradicional y la virtud moral de los chinos. Envenenadas con la cultura del Partido, muchas personas se convirtieron en herramientas para asesinar.

Cuando la mayoría de la gente ve los actos sedientos de sangre del Estado comunista totalitario, no pueden comprender cómo las personas pueden caer a una barbarie tan inhumana. La verdad detrás de esto es que estaban poseídos por los demonios podridos y espíritus degenerados controlados por el espectro comunista.

Estimar los estragos de la Revolución Cultural es una tarea abrumadora. La mayoría de los estudios sugieren un número de víctimas mínimo de 2 millones de personas. R. J. Rummel, un profesor estadounidense que investigó los asesinatos en masa, escribió en “El siglo sangriento de China” que la Revolución Cultural se cobró la vida de 7,73 millones de personas.

Dong Baoxun, profesor asociado de la Universidad de Shandong de China, y Ding Longjia, subdirector de la Oficina de Investigación de la Historia del Partido de Shandong, escribieron conjuntamente un libro publicado en 1997 titulado “Exonerar a los inocentes – Rehabilitar a los acusados y condenados erróneamente”. El libro cita a Ye Jianying, el entonces vicepresidente del Comité Central del PCCh, haciendo las siguientes declaraciones durante la ceremonia de cierre de la Conferencia Central del Trabajo el 13 de diciembre de 1978:

“Dos años y siete meses de investigación exhaustiva por el Comité Central determinaron que 20 millones de personas murieron en la Revolución Cultural, más de 100 millones sufrieron persecución política, […] y se perdieron 800 mil millones de yuanes”.

Según “Obras selectas de Deng Xiaoping”, entre el 21 y el 23 de agosto de 1980, el líder del PCCh Deng Xiaoping dio dos entrevistas a la periodista italiana Oriana Fallaci en el Gran Salón del Pueblo.

Fallaci preguntó: “¿Cuántas personas murieron en la Revolución Cultural?”. Deng respondió: “¿Cuántas personas realmente murieron en la Revolución Cultural? La cifra es astronómica y nunca podrá ser estimada”.

Deng Xiaoping describió un caso típico: Kang Sheng, jefe de la policía secreta del Partido Comunista, acusó al Secretario del Partido de la provincia de Yunnan, Zhao Jianmin, de traición y de ser un agente del Kuomintang. Zhao no solo fue encarcelado, sino que su caída también impactó a 1,38 millones de personas de la provincia, de las cuales 17.000 fueron perseguidas hasta la muerte y 60.000 fueron golpeadas hasta quedar discapacitadas.

Maldad sin precedentes: La persecución a Falun Dafa

Décadas de violencia asesina y adoctrinamiento ateo por el Partido Comunista Chino causaron pérdidas enormes en la fibra moral de la sociedad, llevándola muy por debajo de los estándares que los dioses requieren de la humanidad. Incluso muchos de quienes aún creen en los dioses ignoran la fe genuina, dado que están atrapados en organizaciones religiosas falsas controladas por el PCCh. Si la situación continúa degenerándose, la humanidad enfrentará la extinción segura, tal como se profetiza en los textos sagrados de todas las civilizaciones antiguas.

En China, durante la primavera de 1992, para restaurar la moral humana y salvar a la gente del mundo, el Sr. Li Hongzhi enseñó Falun Gong, también llamado Falun Dafa, una práctica espiritual basada en la creencia en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

Sencillo de aprender, Falun Dafa se difundió por toda China en pocos años. Dado que los practicantes, junto con sus familiares y colegas, experimentaron milagros en la salud y mejoras en el carácter, decenas de millones de personas adoptaron la práctica en China y en el mundo. Con tantas personas practicando la cultivación en Falun Dafa y exigiéndose con estándares altos, la sociedad comenzó a redescubrir su carácter moral.

Pero el espectro perverso del comunismo está empeñado en impedir que el hombre sea salvado por el Creador. Por esta razón destruyó las culturas tradicionales y corrompió los valores morales humanos. Naturalmente, ve a Falun Dafa como su adversario más grande.

En julio de 1999, el entonces cabecilla del PCCh, Jiang Zemin, ordenó unilateralmente una persecución sistemática contra Falun Dafa y sus practicantes. En una brutal campaña que cubrió cada esquina de China, el PCCh aplicó todos los métodos imaginables en sus esfuerzos por cumplir con la directiva de Jiang: “Eliminarlos físicamente, quebrarlos financieramente y arruinar sus reputaciones”.

Los portavoces del Partido sometieron al pueblo chino a una propaganda constante llena de odio y calumnias contra Falun Dafa, rechazando sus principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, optando por la falsedad, la maldad y la lucha.

El espectro perverso llevó a la sociedad a nuevas bajezas en la degeneración moral. En una atmósfera de odio y represión reactivada de un estado latente, el pueblo chino se volvió ciego hacia la persecución que ocurre alrededor de ellos, traicionando a los Budas y a los dioses. Algunos sacrificaron su conciencia y participaron en la campaña contra Falun Dafa, ignorando el hecho de que se han condenado a sí mismos a la destrucción.

El espectro comunista no limitó la persecución a China. Silenció a las naciones del mundo libre mientras el régimen chino se metía en un frenesí de encarcelamiento, asesinato y torturas contra los practicantes de Falun Dafa. Saciado con incentivos económicos, el mundo libre internalizó las mentiras del Partido, dando a los perpetradores rienda suelta para cometer los peores crímenes.

En la persecución a Falun Dafa, el PCCh introdujo una maldad nunca antes vista: la sustracción forzada de órganos a personas vivas. Siendo el grupo más grande de personas encarceladas por su fe en China, los practicantes de Falun Dafa son asesinados a demanda, viviseccionados en mesas quirúrgicas de hospitales estatales y militares, y sus órganos son vendidos por decenas o cientos de miles de dólares.

El 7 de julio de 2006, el abogado canadiense David Matas y el exmiembro del Parlamento de Canadá David Kilgour publicaron un informe titulado “Cosecha Sangrienta: El asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos”. Allí examinan 18 puntos de evidencia y arrojan luz sobre la monstruosidad del PCCh, llamándolo “una forma repugnante de maldad… nueva para este planeta”.

Trabajando con investigadores internacionales, en junio de 2016 se publicó una Actualización de “El Matadero” y “Cosecha Sangrienta”. Con más de 680 páginas y más de 2400 referencias, probó más allá de toda duda la realidad y la escala de la sustracción forzada de órganos que lleva a cabo el régimen comunista chino.

El 13 de junio de 2016, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó de forma unánime la Resolución 343 por votación oral, que exige al PCCh el fin inmediato de la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa y otros prisioneros de conciencia.

El lucrativo negocio del trasplante de órganos ha estado sosteniendo la persecución a Falun Dafa y ha atraído a clientes de China y de todo el mundo, volviéndolos cómplices de los asesinatos en masa del PCCh.

Desde que tomó el poder, el PCCh nunca descansó en la persecución a las creencias religiosas. Volveremos sobre este tema en el Capítulo 6.

4. Terror rojo de exportación

La introducción al “Libro negro del Comunismo” provee una estimación aproximada del número de víctimas mortales de los regímenes comunistas alrededor del mundo. Verificó una cifra de 94 millones, que contiene las siguientes:

20 millones en la Unión Soviética

65 millones en China

1 millón en Vietnam

2 millones en Corea del Norte

2 millones en Camboya

1 millón en Europa del Este

0,15 millones en Latinoamérica (principalmente Cuba)

1,7 millones en Etiopía

1,5 millones en Afganistán

10.000 debido al “movimiento comunista internacional y a partidos comunistas que no estaban en el poder”. [8]

Además de Rusia y China, regímenes comunistas menores ha demostrado no estar menos dispuestos a involucrarse en la maldad absoluta. El genocidio camboyano fue el asesinato en masa más extremo llevado a cabo por un gobierno comunista. Según varias estimaciones, el número de camboyanos asesinados por los Jemeres Rojos de Pol Pot oscila entre 1,4 y 2,2 millones, casi un tercio de la población camboyana en ese momento.

Entre 1958 y 1987, los comunistas norcoreanos asesinaron a más de 1 millón de personas de su propio país en campos de trabajo forzado, campos de ejecución y campos de concentración. En la década de 1990, la hambruna mató entre 240.000 y 420.000 personas. En total, se cree que murieron entre 600.000 y 800.000 norcoreanos por causas no naturales entre 1993 y 2008. Luego de que Kim Jong Un asumiera el poder, cometió asesinatos más flagrantes, con víctimas entre los funcionarios de alto rango y sus propios familiares. Kim también amenazó al mundo con una guerra nuclear.

En apenas un siglo desde el ascenso del primer régimen comunista en Rusia, el espectro perverso del comunismo asesinó a más personas en las naciones bajo su régimen que el número de víctimas combinado de ambas guerras mundiales. La historia del comunismo es una historia de matanza, y cada página está escrita con la sangre de sus víctimas.

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Referencias

[1] “Remembering the Victims of Communism,”https://www.congress.gov/congressional-record/2017/11/13/extensions-of-remarks-section/article/E1557-2

[2] Stéphane Courtois, ed., The Black Book of Communism: Crimes, Terror, Repression,trans. Jonathan Murphy (Cambridge: Harvard University Press, 1999), 4.

[3] Der Spiegel, “Revolutionär Seiner Majestät” (“Revolutionary of His Majesty”). Dec. 10, 2007. http://www.spiegel.de/spiegel/print/d-54230885.html.

[4] Winston S. Churchill, The World Crisis, Vol. 5. 1931.

[5] Robert Service, translation of “the hanging order,” Lenin, a Biography (London: Macmillan, 2000), 365.

[6] Aleksandr Solzhenitsyn, The Gulag Archipelago: 1918–1956. 1973.

[7] Interview with Alexander Yakovlev (1992–2005), translated by Chinese Academy of Social Sciences.

[8] Stéphane Courtois, ed., The Black Book of Communism: Crimes, Terror, Repression, trans. Jonathan Murphy (Cambridge: Harvard University Press, 1999), 4.