(Minghui.org) En su respuesta a la epidemia del coronavirus, el partido comunista chino (PCCh) ha mostrado cómo un régimen totalitario considera más importante mantener su poder que asegurar la salud y seguridad de la población.

Cobertura inicial

De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet el 24 de enero de 2020, titulado “Características clínicas de pacientes infectados con el nuevo coronavirus 2019 en Wuhan, China”, el primer caso denunciado del nuevo coronavirus fue el 1 de diciembre de 2019.

Otro reporte del medio chino Caixin también reveló que numerosos hospitales en Wuhan enviaron nueve casos de neumonía no identificada para diagnóstico por secuenciación, antes de fines de diciembre de 2019 y los resultados indicaron que los pacientes estaban infectados con un nuevo coronavirus similar al SARS.

Poco después de que los hospitales reportaron los resultados a la Comisión de Salud de la Municipalidad de Hubei y a la Comisión Nacional de Salud, en enero de 2020 les ordenaron frenar todos los testeos y destruir las muestras. No se permitió publicar ningún dato.

Mientras unos pocos casos de infección fueron reportados en diciembre de 2019, el gobierno local afirmó en los medios que el virus no sería de transmisión entre humanos y que el virus era “prevenible y controlable”.

Ocho médicos que compartieron información sobre el virus con sus amigos en las redes sociales fueron arrestados el 1 de enero de 2020 y acusados de “difundir rumores”. El doctor Li Wenliang, uno de los denunciantes, luego contrajo el virus mortal y murió el 6 de febrero, a los 34 años.

A pesar de los casos denunciados tempranamente, varias reuniones masivas tuvieron lugar en Wuhan en enero de 2020, incluyendo la reunión del congreso popular, la conferencia consultiva política popular chino, así como un bufé de celebración con la asistencia de más de 40.000 familias.

Cuando Zhong Nanshan, un experto en vías respiratorias, finalmente confirmó la transmisión del virus de persona a persona el 20 de enero de 2020, el virus ya se había extendido por todo el país a través de personas que viajaron durante las vacaciones del Año Nuevo Chino.

Un día después del anuncio de Zhong, los casos confirmados de infección en China repentinamente aumentaron a más de 300. Para entonces, habían pasado casi 50 días desde que se informó el primer caso, pero nunca se tomaron medidas para contener el virus.

Zhou Xianwang, el alcalde de Wuhan, en una medida sin precedentes, dijo en televisión el 27 de enero de 2020 que la ciudad tuvo que esperar la autorización de Beijing antes de divulgar información confidencial. Muchos vieron su respuesta como un intento de echarle la culpa al gobierno central para protegerse.

Después del confinamiento de Wuhan, varios ciudadanos periodistas fueron arrestados por informar sobre la epidemia, y se cerraron y eliminaron más cuentas de redes sociales y mensajes en línea por publicar datos sobre nuevos casos de infección o sobre las penurias de los ciudadanos de Wuhan.

Subinformación de casos mortales

Para controlar el número de casos infecciosos y casos mortales denunciados, las autoridades de Wuhan han limitado la distribución de sets de testeo para las comunidades locales y los hospitales. A algunos residentes que presentaban fiebre no se les permitió buscar ayuda médica en un distrito diferente al de su domicilio. Algunos fallecieron incluso antes de ser testeados.

De acuerdo con una entrevista exclusiva de un cronista encubierto de La Gran Época, un alto funcionario de un crematorio en Wuhan reveló que su tasa diaria de cremaciones se había disparado desde el 22 de enero, llegando a 127 cuerpos el 3 de febrero. El funcionario agregó que era cuatro o cinco veces más que el número usual de cadáveres. Se quejó de que el personal tenía que trabajar día y noche para cremar los cuerpos.

Otras cuatro casas funerarias en Wuhan también reportaron aumentos en su actividad, según las revelaciones provenientes de llamadas encubiertas a empleados del crematorio.

Muchos observadores estimaron que los casos mortales actuales superaban en varias veces a los números oficiales.

Orden de reabrir negocios suscita un brote de coronavirus

A mediados de febrero, cuando la epidemia aún no había disminuido, el gobierno central ordenó a las empresas que reanudaran sus operaciones normales en un esfuerzo por rescatar la muy afectada economía.

Poco después de eso, se reportaron brotes de infección por coronavirus en Beijing, Chongqing, Guangdong, y la provincia de Shandong.

Rechazo de ayuda y restricción de recursos

Poco después de que algunos médicos reclamaran en Internet por la falta de equipo básico de protección personal al comienzo de la epidemia, entraron a raudales donaciones de empresas y ciudadanos privados a la Cruz Roja en China, solo para que los donantes vieran esos recursos que salvan vidas restringidos y sin ser derivados a quienes más los necesitaban.

Por otro lado, el PCCh también rechazó la ayuda de otros países y nunca permitió que expertos de los CDC de EE. UU. y otros funcionarios médicos y de salud pública ingresen a China para ayudar a evaluar la situación y contener el virus.

Disminución cuestionable de nuevos casos de infección

Si bien el número de nuevas infecciones está aumentando en países fuera de China, los casos recientemente reportados dentro de China están disminuyendo.

Según un documento interno de la Comisión de Salud en la provincia de Liaoning obtenido por La Gran Época, los hospitales locales debían destruir los datos relacionados con el brote. Otro documento confidencial obtenido por La Gran Época también muestra que las autoridades de la provincia de Shandong informaron a propósito un número menor de casos confirmados.

Un técnico de tomografía computarizada en el Primer Hospital de la Ciudad de Qiqihar, provincia de Heilongjiang, ha sido infectado con el coronavirus. Este hospital ha recibido más de 100 pacientes con coronavirus, incluido el personal médico. Ninguno de estos casos ha sido reportado o publicitado, según NTDTV, un medio de comunicación chino con sede en Nueva York.

Según un denunciante que reveló la información a NTDTV, el personal médico del hospital ha estado trabajando, sin descanso, extensos turnos durante más de 20 días. Este denunciante además escuchó que algunos trabajadores médicos en otros hospitales también habían sido infectados, pero ninguno de esos casos había sido reportado tampoco. De lo contrario, las autoridades de los hospitales serían castigadas por violar las "pautas de propaganda epidémica" emitidas por el régimen comunista.

Sin embargo, en contraste con la aparente desaceleración de la propagación viral en China, se ha enviado a más funcionarios a patrullar vecindarios y calles residenciales, día y noche, para atrapar a las personas que salen sin seguir las políticas de restricción.

Además, algunas ambulancias y vehículos policiales que transportaban pacientes sospechosos de coronavirus al hospital ya no activaban sus sirenas. La policía también mantuvo un bajo perfil al custodiar a algunos pacientes sospechosos en sus casas.

Pasar la culpa

Después de que el virus se extendió a más de 100 países y regiones, el PCCh ahora está tratando de echarle la culpa a otros países, alegando que el virus podría provenir de fuerzas extranjeras anti China. Zhong Nanshan, el experto en vías y virus respiratorios, dijo en medios estatales el 27 de febrero que "el coronavirus apareció por primera vez en China pero puede no haberse originado en China".

De acuerdo con un informe de en.people.cn, portavoz del PCCh, un usuario publicó en Sina Weibo, el equivalente a Twitter en China: “Quizás los delegados de los Estados Unidos llevaron el coronavirus a Wuhan [durante los Juegos Mundiales Militares celebrados en Wuhan en octubre] . Y se produjo una mutación en el virus, que lo hizo más mortal y contagioso, y causó un brote generalizado este año".

Glorificación del PCCh

Mientras otros países luchan una batalla cuesta arriba contra el coronavirus, el PCCh aumentó su máquina de propaganda para presumir de sus esfuerzos por contener el brote.

Un libro recién publicado, A Battle Against the Epidemic: China Combating Covid-19 in 2020 [Una batalla contra la epidemia: China y su combate contra el Covid-19 en 2020], elaborado por el departamento de propaganda y la oficina de información del consejo de estado, celebra cómo el PCCh, bajo el liderazgo "heroico" de Xi Jinping, gestionó efectivamente el control de la propagación de la epidemia; de este modo, convirtió el trágico evento en otra gran celebración. El 10 de marzo, Xi hizo su primera visita a Wuhan desde el inicio del brote de coronavirus, para reivindicar la victoria de China en su lucha contra la epidemia.

En el documento interno de las autoridades de Shanghai obtenido por La Gran Época, se les ordenó que produjeran "historias positivas" para "promover políticas gubernamentales", "monitorear la opinión pública en línea", "descubrir modelos ejemplares entre los frentes de trabajo de control de epidemias" y "crear una atmósfera fuerte de personas unidas para trabajar juntas".

En otro esfuerzo por alabar su "liderazgo supremo" y su "victoria" en la lucha contra el virus, el PCCh honró a 113 equipos médicos y 506 empleados médicos como "ciudadanos modelo" por su participación en la respuesta al brote. El personal médico que murió por el virus y por el agotamiento fueron considerados mártires, en un intento por alentar a más personas a hacer sacrificios por el país.