(Minghui.org) Han pasado más de seis meses desde el brote del virus (coronavirus) del partido comunista chino (PCCh). Durante este período mi estado de cultivación mejoró, y superé un grave yeli de enfermedad.

Salvando a la gente durante la pandemia

Mi familia entró en pánico con el repentino brote de la pandemia. Y no sabía cómo lidiar con aquello. Me calmé y le dije a mi familia: “Todos saben la verdad sobre Falun Dafa y que Falun Dafa es bueno. El Maestro nos ha estado protegiendo, así que estaremos bien”. También les pedí que repitieran: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”, cuando se sintieran preocupados. Toda mi familia estuvo de acuerdo y repetían lo que les dije, especialmente cuando salían a la calle.

Tenía un trabajo a tiempo completo, así que antes de la pandemia no podía aclarar la verdad todos los días. Ahora mi oficina estaba cerrada y tenía más tiempo para salir y aclarar la verdad cara a cara. Recientemente se abrió un mercado matutino cerca de mi casa, lo que me brindaba la oportunidad de encontrarme con gente a la que hablar.

Durante el encierro, continuamos con nuestro grupo de estudio local del Fa. Formamos pequeños grupos de dos o tres personas y estudiamos el Fa varias veces a la semana. Después de estudiar, compartíamos muestro entendimiento de la situación actual. Todos nos dimos cuenta de que debíamos aprovechar cada instante para salvar a más personas. No teníamos materiales de aclaración de la verdad relacionados con el virus, así que imprimimos algunos artículos de Minghui y los pusimos en circulación. También le decíamos a la gente que repitiera: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”.

Estudiaba el Fa cada mañana, memorizando dos o tres páginas antes de salir a hablar con la gente, tras pedirle al Maestro Li (el fundador) que me ayudara. Aprovechaba cada oportunidad para hablarle de la verdad a los que me encontraba. Les contaba que muchas personas perdieron su vida en Wuhan. Que para mantenerse a salvo necesitaban repetir: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. Les dije que Falun Dafa es una práctica de cultivación de cuerpo y mente. La mayoría de las personas decidían renunciar al PCCh.

Una pareja se quedó aislada de su vecindario cuando salieron a hacer la compra. Me preguntaron si sabía un camino alternativo que les permitiera volver a casa. Les dije cómo mantenerse a salvo de la pandemia. Me escucharon atentamente. Luego les indiqué un atajo para regresar a su comunidad.

También fui a la casa de mis parientes y les dije cómo protegerse. Uno incluso encontró trabajo durante la pandemia, lo cual resultó asombroso. Todos se sintieron bendecidos.

También fui capaz de eliminar mi fuerte apego a mi hijo. Perdió su trabajo debido a la pandemia. Se pasaba la mayor parte del día jugando con su teléfono celular. Me incomodaba su comportamiento y que no tuviera un trabajo. Recité el Fa del Maestro y envié pensamientos rectos para eliminar este apego.

El Maestro nos dijo:

“no eres capaz de intervenir en las vidas de los demás ni de manipular sus destinos, incluidos los destinos de tu esposa, hijos, padres, hermanos, ¿acaso eso ya cuenta porque tú lo dices?” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Después de que mi corazón se calmó, una compañía contrató a mi hijo con un buen salario. Cuando mi cultivación mejoró, la situación de mi hijo cambió en consecuencia.

Eliminando los apegos

Después del Año Nuevo Chino, experimenté yeli de enfermedad. A menudo sangraba cuando iba al baño. Esta condición fue empeorando. Al principio no lo tomé en serio ya que he tenido buena salud desde que comencé a practicar Dafa hace 20 años. En junio visité a mi hermana y le hablé de esto, ya que también es practicante. Una noche, me despertó y me dijo que el asunto de los 30.000 yuanes había causado mi yeli de enfermedad. Comentó que tal vez era una indicación del Maestro para ayudarme.

Hace varios años, mi padre me dio 30.000 yuanes en casa de mi hermana. Me dio el dinero porque luché para conseguirlo. Me quejé porque pensé que le había dado dinero a mis hermanas, pero a mí no. Como no quiso seguir escuchando mis quejas, me dio el dinero.

En ese momento tenía muchos apegos, como la envidia, el interés personal, el resentimiento y la competitividad. Tomé el dinero de mi hermana menor, e ignoré que la situación era fruto de mis apegos. No me cultivé. No pensé en mi padre ni en mi hermana menor, y les hice daño. Me comporté de forma egoísta.

A la mañana siguiente reconocí mi error ante el Maestro. Prometí devolverle el dinero a mi hermana menor y disculparme con mi padre. Me sentí más relajada.

También recordé las malas acciones que hice cuando era una niña. Lastimé a una gallina y abandoné a un gato. Prometí que nunca más abusaría de seres débiles.

Me di cuenta de que también tenía el apego a la lujuria. Cuando era joven había un chico en mi pueblo que me gustaba. Quería estar todo el tiempo con él. En la escuela secundaria me gustaba un chico de mi clase. No me di cuenta de que tenía este apego hasta que miré dentro, y entonces decidí eliminarlo.

Un día, abrí Zhuan Falun y vi esta frase: El Maestro dijo: “¿Cómo no puedes ni siquiera sobrepasar esta cosa tan pequeña? Tú puedes pasar todo” (Segunda Lección, Zhuan Falun).

Comprendí que lo que me pasaba no era una enfermedad. El Maestro estaba limpiando mi cuerpo.

Cuando regresé a casa, aún no tomaba en serio mi cultivación. Había planeado darle el dinero a mi hermana menor inmediatamente, pero después de pensarlo bien, decidí esperar hasta que me pagaran el salario en lugar de retirar el dinero de mis ahorros. El yeli de enfermedad empeoró después de este pensamiento.

Una noche me asusté, y los latidos de mi corazón se incrementaron. No podía dormir y me sentía triste. Me levanté para enviar pensamientos rectos y luego recité el Fa. También le pedí al Maestro que me ayudara. Sentí el bienestar que produce el giro del Falun. Sabía que el Maestro me salvaba de nuevo y eliminaba las cosas malas de mi cuerpo.

Al día siguiente recobré mi salud y me sentí tan bien como siempre, otra vez. Inmediatamente fui al banco y retiré el dinero para dárselo a mi hermana menor. Todo este proceso duró unos seis meses. Ahora la gente suele decir que mi cutis es perfecto, y que parezco mucho más joven que la gente de mi edad.

Tuve un sueño cuando estalló la pandemia por primera vez. Vi una pirámide blanca. No era alta, pero sí empinada. Era difícil llegar a la cima. Comprendí que ahora estamos en la etapa final de la rectificación del Fa, así que no podemos aflojar. Debemos ser estrictos y estudiar más el Fa. Debemos creer más en el Maestro y en el Fa sin importar qué tribulación atravesemos, y dar cada paso con firmeza.

Gracias, compasivo Maestro, ¡por salvarme!