(Minghui.org) Por practicar Falun Gong, la Sra. Yang Wenxiu fue torturada, inyectada y obligada a ingerir drogas desconocidas en múltiples ocasiones durante sus más de dos años de encarcelamiento en la prisión de mujeres de la provincia de Gansu.

La Sra. Yang, de unos 60 años de edad, reside en la ciudad de Baiyin, en la provincia de Gansu. Empezó a practicar Falun Gong en 1997, por recomendación de un amigo, cuando había llegado al límite de su resistencia debido a graves enfermedades de larga duración. Se recuperó de sus enfermedades después de tres meses de practicar Dafa. Sin embargo, por no abandonar su creencia, fue detenida dos veces, incluso por un año y medio de trabajo forzado, a partir de 2006.

Fue condenada a tres años de prisión después de ser arrestada en septiembre de 2014. Fue encarcelada en la cárcel de mujeres de la provincia de Gansu el 7 de abril de 2015 y liberada el 18 de septiembre de 2017. La tortura la dejó postrada en la cama durante mucho tiempo después de su liberación.

Abuso de drogas

El día de ingreso en prisión, el 7 de abril de 2015, los guardias la obligaron a tomar medicamentos desconocidos, alegando que tenía la presión arterial alta. Esa noche ella temblaba.

Les dijo a los guardias que podría ser alérgica a los medicamentos, ya que tenía un historial de alergia a muchos tipos de medicamentos. Sin embargo, los guardias continuaron obligándola a tomarlos durante más de cinco meses.

A la Sra. Yang le inyectaron un medicamento desconocido a través de la punta de un dedo en mayo de 2015. Ese dedo pronto se convirtió en un moretón y se enfrió, y la mitad de su cuerpo quedó entumecido poco después.

Más tarde, se le diagnosticó anemia y fue hospitalizada en el hospital de la prisión durante tres días. Le dieron píldoras desconocidas y dos botellas de medicamento de un líquido negro dos veces al día. También le pusieron inyecciones y goteos intravenosos durante esos tres días, produciéndole mareos, debilitando más su cuerpo cada día.

Se le administró e inyectó medicinas desconocidas después de regresar a su celda. Una vez, escupió la píldora y la tiró al suelo, y la reclusa asignada para vigilarla la denunció a un guardia. Encontraron la píldora y la obligaron a tomársela. La amenazaron con darle una descarga eléctrica si volvía a hacerlo.

Los guardias continuaron dándole medicamentos desconocidos. Se ordenó a los reclusos que le dieran los medicamentos con solo un sorbo de agua.

Humillación

Cuando se negó a renunciar a su fe después de haber sido encarcelada durante cinco meses, la reclusa Yuan Qiaohui escribió el nombre del fundador de Falun Gong en la ropa interior, mesas y taburetes de la Sra. Yang como una forma de humillación y tortura psicológica. Las reclusas también le escupían en la cara y le daban patadas en la ingle.

Cuando derramó su sopa durante la comida, Yuan y otra reclusa la obligaron a beber el agua exprimida del paño que usó para limpiar el suelo. Las reclusas también la obligaron a tragar huesos de pollo.

En una ocasión, Yuan pisó dos veces el plato de la Sra. Yang para privarla de alimentos. También la obligó a beber su propia orina en el baño y le refregó la boca con heces. Amenazó con matar a toda la familia de la Sra. Yang porque se negó a renunciar a su fe.

Lavado de cerebro y abuso mental

Para forzar a las practicantes a renunciar a Falun Gong, las reclusas trataron de abusarlas mentalmente. Bajo un tremendo temor y angustia, la Sra. Yang fue forzada a maldecir a Falun Gong y su fundador por lo menos 50 veces al día antes de que se le permitiera comer o dormir.

El guardia a cargo del pabellón de la Sra. Yang presionaba a su hijo cuando visitaba a su madre. Su hijo salía llorando de la prisión cada vez, entristeciendo a la Sra. Yang. El guardia a cargo esperaba que el hijo de la Sra. Yang la persuadiera a renunciar a su fe.

Cuando no renunció a Falun Gong después de seis meses de lavado de cerebro, el director de la prisión la amenazó airadamente con un castigo que incluía transferirla a una celda solitaria, esposarla y ponerle grilletes, y llevarla a un centro de lavado de cerebro bajo el auspicio de la oficina 610, una agencia extralegal creada específicamente para perseguir a Falun Gong.

Los guardias también obligaron a las practicantes a ver videos que difamaban a Falun Gong todas las mañanas, y luego a escribir informes de pensamiento por la tarde, para ser entregados a las 10 de la mañana. Aquellas que no entregaran los informes serían sometidas a descargas eléctricas.

Abuso físico

Durante algunas noches, la reclusa Yuan le vertía agua fría sobre las sábanas y la obligaba a dormir sobre ella. Dos veces al día, le vertía agua caliente en la ropa a la altura del cuello.

Una vez, Yuan la arrastró a una habitación, donde la pateaba y le daba puñetazos. La empujó tan fuerte que su cabeza golpeó el marco de acero de la habitación, haciéndola sangrar.

Una noche de verano de 2015, un guardia y varias reclusas rodearon a la Sra. Yang y a otra practicante, les gritaron y las maldijeron. La Sra. Yang se vio obligada a permanecer en cuclillas toda la noche hasta las 6 de la mañana.

Acoso después de la liberación

Cuando la Sra. Yang fue liberada el 18 de septiembre de 2017, estaba postrada en cama y al borde de la muerte, sin poder comer, beber o hablar.

Sin embargo, los funcionarios del comité residencial local a menudo iban a su casa para acosarla. Le ordenaron que se presentara en la comisaría local cada tres meses durante cinco años después de su liberación, aunque no tenía fuerzas para ir a ninguna parte.